Páginas
jueves, 4 de diciembre de 2025
miércoles, 26 de noviembre de 2025
Detrás de Marco Rubio está Álvaro Uribe Vélez
Uribe y la conexión colombiana de la política exterior de Trump

Se hunden lanchas en el Caribe, pero una trama de sombras domina la Secretaría de Estado.
Durante las últimas semanas, el gobierno de EE.UU. ha descerrajado sus andanadas retóricas contra el gobierno colombiano de Gustavo Petro, acusándolo de medrar con el envío de cocaína a través del Caribe y del Pacífico Oriental. Éste, a su vez, no ha ahorrado epítetos contra el equipo republicano, advirtiéndole sobre las reacciones que va a despertar con su campaña militar en los mares que separan a ambas naciones.
Es que los gobiernos de EE.UU. y Colombia están enfrentados por la política de combate al narcotráfico, pero sobre todo por la influencia que Washington pretende ejercer sobre la elección presidencial de 2026 en el país andino-caribeño. Sin embargo, las imbricaciones entre ambas naciones van mucho más allá: el apoyo familiar y de negocios que el secretario de Estado Marco Rubio recibe de los colomboamericanos en Miami y de su líder, el expresidente Álvaro Uribe Vélez, es el instrumento con el cual éste último ejerce una influencia enorme sobre la política exterior estadounidense.
Álvaro Uribe advirtió el pasado 12 de noviembre que Colombia también podría ser blanco de bombardeos estadounidenses por “albergar terroristas” y estar aliado con el régimen de Nicolás Maduro. El expresidente realizó estas declaraciones durante el décimo diálogo presidencial 2025 del grupo IDEA, celebrado en el Miami Dade College, veinte días después de que el Tribunal Superior de Bogotá anulara la sentencia en primera instancia por manipulación de testigos y soborno que había sido dictada en julio de este mismo año.
Las manifestaciones se produjeron en un contexto de tensión regional marcado por los recientes ataques de Estados Unidos contra supuestas narcolanchas y la llegada del mayor portaaviones estadounidense al Caribe. El evento, realizado bajo el lema “América Latina y el fin de sus dictaduras”, reunió a expresidentes iberoamericanos, incluyendo a José María Aznar, Andrés Pastrana, Tuto Quiroga y Jamil Mahuad, entre otros.
El pasado 5 de noviembre, el presidente Gustavo Petro volvió a pronunciarse sobre la sanción política que le fuera impuesta por el gobierno Trump en represalia a sus críticas sobre lo sucedido en Gaza y la escalada militar en el Caribe, cuando lo incluyó en la lista OFAC de personas, empresas y países sancionados por el gobierno de los Estados Unidos. En el mismo mensaje, el mandatario responsabilizó al senador Marco Rubio, uno de los asesores más influyentes de Trump en política latinoamericana, de haber actuado bajo el consejo de un equipo que, a su vez, atendió a políticos colombianos vinculados con el narcotráfico cuya misión era impulsar el rompimiento de relaciones entre los dos gobiernos. El mensaje asocia las recientes decisiones del gobierno estadounidense con una red de influencia política y económica que trasciende los límites de la diplomacia y amenaza la dignidad nacional.
En un paquete de sanciones históricas Estados Unidos incluyó el pasado 24 de octubre al presidente Petro en la Lista OFAC o lista Clinton, junto a su esposa, Verónica Alcocer, su hijo Nicolás Petro y el ministro del Interior de Colombia, Armando Benedetti. La Oficina de Control de Activos Extranjeros informó que designó a Petro “en virtud de autoridades relacionadas con el narcotráfico”.
La historia poco contada de Marco Rubio
En la década de 1980 del siglo pasado, el estado de Florida era uno de los lugares más violentos del mundo. Miami era el sitio de disputa entre cárteles colombianos y bandas locales que buscaban controlar el tráfico de drogas. La ciudad estadounidense se convirtió entonces en la principal puerta de entrada de la cocaína y la marihuana al resto del país.
Era el tiempo de los llamados “jinetes de la cocaína”. Uno de ellos era Mario Tabraue, hijo de inmigrantes cubanos que combatieron en Bahía de Cochinos en 1961 y que movía los negocios de la droga tras la fachada de tiendas de animales exóticos. No fue sorpresa que la operación que lanzaron las autoridades federales en 1987 y terminó con su captura fuera llamada “Operación Cobra”, ya que Tabraue tenía docenas de estos animales en su casa.
En ese golpe contra el capo cubanoamericano también cayó uno de sus cómplices más poderosos: Orlando Cicilia, cuñado de Marco Rubio, quien participó activamente de las rutas del narcotráfico que conectaban el sur de Florida con el Cartel de Medellín de Pablo Escobar Gaviria. En ese momento Cicilia vivía con su esposa, la cubanoamericana Bárbara Rubio. Y hay evidencias periodísticas que señalan que también, entre junio y julio de 1985, el hermano menor de Bárbara, entonces de 14 años, vivía con ellos en la casa. Se trataba de la hoy “figura” de la guerra contra las drogas y secretario de Estado, Marco Rubio. En su biografía An American Son Rubio dice que sólo visitaba la casa de Cicilia semanalmente, para cuidar los perros samoyedos de su cuñado, y que no llegó a conocer las actividades mafiosas del esposo de su hermana.
Con el tiempo empezó su carrera política desde el ámbito más local. En 1993 se graduó como licenciado en Ciencia Política de la Universidad de Florida en Miami. En 1998 fue elegido comisionado de la ciudad de West Miami y en 2000 ganó la elección especial para la Cámara de Representantes de Florida con el 72% de los votos.
En el trayecto Rubio conoció a Jeanette Dousdebes, estadounidense hija de padres colombianos de madre caleña y papá bogotano. Según su madre, Jeanette prefiere mantener un perfil bajo y trabaja para “una organización judía dedicada a programas sociales”.
El cuñado de Rubio, Orlando Cicilia, fue condenado a 25 años de prisión, de los cuales solo cumplió 12, tras negociar con las autoridades y salir en libertad en noviembre de 2000 por reducción de pena. Vive hoy en la propia casa de la madre de Rubio en Miami y figura en los registros como copropietario de esa residencia. Rubio, ya entonces en ascenso político, gestionó en ese momento una recomendación para que su cuñado obtuviera una licencia en bienes raíces. Tabraue, en tanto, fue condenado a 100 años de prisión, pero resultó beneficiado con una reducción del 85 por ciento de la pena y hoy está libre. Cada vez que fue interrogado sobre las incidencias “narco” de su pasado, Rubio se negó a contestar. Según sus voceros, el tema no debe ser motivo de “escrutinio periodístico”.
Mientras estuvo en el Congreso, Rubio fue inmune a todas las requisitorias y acusaciones. Siempre protegido por Ileana Ros-Lehtinen, su madrina política y la verdadera bruja de la selva política floridana, ni sus numerosas infracciones a las reglas sobre la recaudación de los fondos de campaña ni sus relaciones con colegas corruptos lograron descarrillar a este niño lindo de la política de Miami.
En 2009 Rubio anunció su candidatura al Senado de Estados Unidos. Fue entonces cuando estalló un segundo escándalo sobre la financiación de sus campañas. Según investigaciones periodísticas, Rubio recibió miles de dólares de un PAC (Comité de Acción Política, los grupos civiles que apoyan a determinados candidatos y pueden recaudar fondos para ellos) vinculado a criminales que operaban un esquema Ponzi.
El esquema no lo involucraba sólo a él, sino también a su aliado, el cuestionado excongresista David Rivera, señalado por organizaciones civiles como uno de los congresistas más corruptos de ese periodo. La investigación que el medio The Observer realizó en esa época detalla no sólo que Rubio recibió esa donación, sino su vínculo con un lobista cercano a un criminal acusado de lavar dinero de carteles sudamericanos y de montar un esquema Ponzi en Florida.
Se trata de Joe Steinger, cabecilla de la estafa de la corporación Mutual Benefits, una red de inversiones con sede en Fort Lauderdale, que compraba pólizas de seguros de vida a personas con enfermedades terminales y luego las vendía a inversores prometiendo alta rentabilidad. Esa red estafó a más de 30.000 personas por más de 1.200 millones de dólares. Trece personas recibieron condenas, entre ellas Steinger, quien en 2014 fue sentenciado a 20 años de prisión.
Tanto Rubio como Rivera se conocían desde los años de 1990 cuando trabajaron para el congresista republicano Lincoln Díaz-Balart. Rivera, vinculado históricamente a la industria del juego y de las apuestas, ayudó en las campañas de Rubio y éste devolvió los favores votando contra un acuerdo entre el gobierno estadual y los indios Seminola que habría permitido a éstos instalar tragamonedas en su reserva, convirtiéndolos en una molesta competencia para los empresarios blancos ya establecidos.
El dinero de Steinger llegó a la campaña de Rubio a través del lobista Alan Mendelsohn, quien recaudó cerca de dos millones de dólares que distribuyó entre varios políticos de Florida a través de un comité político llamado The Ophthalmology PAC. Sobre este lobista también pesan acusaciones de lavado de dinero de cárteles de drogas sudamericanos, según pruebas recopiladas por el FBI y la DEA.
Rubio habría recibido el dinero a través del PAC Floridians for Conservative Leadership. La versión coincide con que apenas unos meses antes de la elección de 2009 votó en la Cámara de Representantes estadual una medida que favorecía a Mutual Benefits Corp. Sin embargo, nunca fue procesado judicialmente por este hecho. Como si no fuera suficiente, en otra investigación paralela contra Mutual Benefits se supo que uno de los más exitosos contratistas de la firma fue Jaime Rey Albornoz, un colombiano acusado en 2004 de pertenecer a un cartel de la droga. De acuerdo con reportes judiciales y periodísticos, Mendelsohn recaudó fondos para Marco Rubio hasta 2009, aun cuando el esquema Ponzi de Steinger ya había sido desmantelado.
En el Congreso federal Rubio tiene como aliados perennes a tres incombustibles políticos de Florida con los que ha compartido escenario en más de una ocasión. Se trata de Mario Díaz-Balart, representante por el distrito 25 de Florida, señalado por medios y analistas de promover presiones políticas contra el presidente Petro y cercano defensor de líderes reaccionarios como el expresidente Álvaro Uribe Vélez. Los otros dos son la representante por Florida María Elvira Salazar, ex periodista de CNN en Español, también cubanoamericana, y el representante Carlos Giménez, conocido por su defensa de la línea dura antimigratoria y de seguridad, quien incluso llegó a tachar de adicto a las drogas al presidente colombiano de izquierda. Este bloque de Florida ha acompañado a Marco Rubio en su meteórica carrera política y ejerce una influencia significativa sobre la estrategia de política exterior del gobierno Trump hacia América Latina.
Mientras tanto, Marco Rubio se consolida en el centro del poder en Washington. Junto a otros líderes republicanos como Ron DeSantis, Nikki Haley y el actual vicepresidente JD Vance, conforma la primera línea de postulantes a la sucesión designada para garantizar la continuidad del proyecto político de Donald Trump una vez concluya su mandato.
Detrás de todo está Álvaro Uribe Vélez
De acuerdo a datos censales, en EE.UU. vivían a fines de 2024, 1.765.862 personas de origen colombiano, de los cuales 1.153.648 habían nacido en el país suramericano, constituyendo así la primera minoría entre los suramericanos que habitan en Estados Unidos. Si bien la inmigración colombiana en EE.UU. es muy antigua, creció vertiginosamente en la década de 1980, concentrándose originariamente en Little Havana, el suburbio de Miami de origen predominantemente cubano. Allí se concentraron sobre todo colombianos adinerados que rápidamente estrecharon vínculos con la comunidad anticastrista.
Luego emigraron hacia otros barrios y formaron su propia colonia. Durante la década de 1980 esta comunidad estuvo envuelta en la llamada “Guerra contra las drogas en Miami”. En 1981 la ciudad fue responsable por el 70% del tráfico de la cocaína del país, el 70% de la marihuana y el 90% de metacualona falsificada. En esa época el tráfico estaba concentrado por el Cártel de Medellín, tras cuyo colapso la guerra contra las drogas disminuyó. Después de este pico las tasas de criminalidad en general han bajado, aunque los delitos contra la propiedad experimentaron algunas alzas y la ciudad actualmente lidera a nivel nacional el número de fraudes reportados.
El pasado 7 de agosto el comisionado de Miami-Dade, Roberto González, inauguró la Avenida Colombia, denominada así en homenaje al expresidente Álvaro Uribe Vélez. El eventotuvo entre los invitados especiales a Tomás Uribe Moreno, hijo del expresidente; y a su exvicepresidente Francisco Santos. Cuando Uribe fue condenado en primera instancia en Colombia en julio pasado, hallado culpable de soborno a funcionarios judiciales y de manipulación de testigos, en Miami se produjo una gran movilización de apoyo, que se convirtió en festejo pocos meses después, cuando el Tribunal de Apelación e Bogotá revocó la sentencia.
Uribe fue un firme aliado de Estados Unidos que gobernó Colombia entre 2002 y 2010. Durante su presidencia, hubo miles de ejecuciones extrajudiciales de civiles luego identificados fraudulentamente como combatientes rebeldes en lo que se conoció como el escándalo de los “falsos positivos”. Las ejecuciones tuvieron lugar entre 2004 y 2008, cuando el ejército colombiano, respaldado por Estados Unidos, intensificó su represión contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Como afirma el senador colombiano y actual candidato a la presidencia por el Pacto Histórico, Iván Cepeda Castro, “así como, Chile fue en su momento el laboratorio del neoliberalismo, durante los dos gobiernos de Uribe Colombia se convirtió en el laboratorio de las nuevas guerras que requería la extrema derecha transnacional para lograr la restauración conservadora que interrumpiera el ciclo progresista en la región”.
Cuando la jueza Sandra Heredia leyó el pasado julio la sentencia con la que condenaba a Uribe, Rubio fue el primero en protestar. Es que la relación entre Marco Rubio y Álvaro Uribe tiene bases mucho más sólidas que la mera afinidad ideológica. “En los años 90 Álvaro Uribe Vélez y Pablo Escobar Gaviria eran amigos cercanos y socios comerciales”, recuerdan los investigadores colombianos Norberto Emmerich y Joanna Rubio Pero. “Mientras que Escobar murió en un enfrentamiento policíaco en 1993, Uribe se convirtió en presidente de Colombia”.
También es oriundo de Antioquia el senador Álvaro Uribe Vélez, cuyo padre, Alberto Uribe Sierra, era un reconocido narcotraficante, quien les otorgó licencia a muchos de los pilotos de los narcos, cuando fue director de Aerocivil, recuerdan los dos expertos. Alberto Uribe estuvo detenido en una ocasión para ser extraditado, pero Jesús Aristizábal Guevara, entonces secretario de Gobierno de Medellín, logro que lo pusieran en libertad. Al entierro de Uribe Sierra, asesinado cerca de su finca en Antioquía, asistió el entonces presidente de la República, Belisario Betancur, y buena parte de la crema y nata de la sociedad antioqueña.
Alberto Uribe Sierra poseía la ganadería brava “La Carolina”, que heredó su hijo, el senador por Antioquía Álvaro Uribe Vélez. “Es claro que hablar de Uribe es hablar de poder y de narcotráfico”, expresan Emmerich y Joanna Rubio en su análisis del caso publicado bajo el título “Álvaro Uribe: el verdadero patrón del mal”. Según la investigación, Uribe aplicó en Colombia lo que aprendió en un curso de resolución de conflictos en una escuela afiliada a la Universidad de Harvard y terminó pactando con el líder paramilitar Carlos Castaño, gran socio y protector del narcotraficante Orlando Henao, que estaba presente en todo el nordeste del país hasta la frontera con el Ecuador.
En su libro “Colombia, laboratorio de embrujos. Democracia y terrorismo de Estado”, el periodista y escritor colombiano, residente en París, Hernando Calvo Ospina, recuerda —entre otros muchos detalles reveladores— cómo el 30 de julio del 2004 la Presidencia de Colombia rechazó públicamente un documento desclasificado de la Defense Intelligence Agency (DIA) uno de los servicios de seguridad más secretos y poderosos de Estados Unidos.
Señala Calvo Ospina que el informe dice en un aparte que “Álvaro Uribe Vélez, político y senador colombiano, colabora con el cartel de Medellín desde altos cargos en el gobierno. Uribe estuvo implicado en actividades de narcotráfico en Estados Unidos. Asesinaron a su padre en Colombia por conexiones con el tráfico de narcóticos. Uribe ha trabajado para el cartel de Medellín y es amigo personal de Pablo Escobar Gaviria…”
El comunicado de la Presidencia no da ningún desmintió tan grave señalamiento, precisa el investigador, que comenta lo siguiente: “Lo llamativo es que contra muchos de los numerosos narcotraficantes que se encuentran ahí descritos sí se utilizó esa información en investigaciones y juicios”.
En noviembre del 2014, Rubio sonaba y con fuerza para ser precandidato de los republicanos a la presidencia del 2016. Por esa fecha visitó al todo poderoso jefe de filas del Centro Democrático. En ese momento se llevaban a cabo en Colombia los diálogos de paz entre el gobierno Santos y las FARC. Rubio era miembro del Comité de Inteligencia del Senado norteamericano. En la reunión encontraron afinidades en cuanto a su oposición al gobierno venezolano y a los diálogos de paz. Más tarde, en 2015, Uribe realizó una gira por los Estados Unidos en donde expresó la preocupación por la inminencia de la firma de un acuerdo de paz entre el gobierno Santos y las FARC. Según reportó el diario El Colombiano en su momento: “Aunque los integrantes del CD (Centro Democrático, el partido de Uribe), “por respeto”, no revelaron los nombres de los congresistas con los que se entrevistaron (el expresidente y su comitiva), en redes se supo que estuvieron con el senador republicano Marco Rubio, así como los representantes republicanos Ileana Ros-Lehtinen, Mario Diaz-Balart y el demócrata Henry Cuéllar”.
En abril de 2025, en tanto, en medio del escándalo que generó el juicio en su contra, Álvaro Uribe se reunió en Washington con el ya secretario de Estado Marco Rubio, quien recalcó al expresidente la ayuda irrevocable que le brindaría el gobierno de Trump. La influencia del expresidente colombiano sobre la Casa Blanca es tan grande que fue vital la intervención de Uribe, para que en ese mismo abril no se castigara a Colombia con el tema de los aranceles, y también ha sido muy importante, para que se bajara el tono de las sanciones que Trump anunció a principios de noviembre contra Colombia, después de declarar que Petro era líder de un cartel mafioso.
Esta alianza entre Trump, Rubio y Uribe se asienta sobre el gigantesco poder financiero que la interpenetración entre la política latinoamericana y la interna de EE.UU. ha dado a Miami. Cada año se multiplican allí las inversiones especulativas de emigrados del continente que canalizan su representación parlamentaria a través de la minoría cubano-colombiana, la mayor y más antigua y con lazos más aceitados en Washington. Viceversa, esos lazos políticos y financieros repercuten sobre toda la región y España, donde la derecha del PP (Partido Popular) y la ultraderecha de Vox cuenta con un jugoso financiamiento desde el sur de Florida. Finalmente, la trama de negocios, crimen y política que ata a ambos países tiene otras aplicaciones lucrativas, como el envío a Ucrania de miles de mercenarios colombianos que allí son mandados al frente como carne de cañón.
La alianza entre Marco Rubio, su base de apoyo en Miami y otros estados y Álvaro Uribe es uno de los pilares que sostienen al trumpismo. El secretario de Estado no está en el cargo por una habilidad especial y ni siquiera por el apoyo que le brinda la comunidad cubano-colombiana de la metrópolis floridana, sino porque representa en la Casa Blanca al expresidente colombiano y su poder transnacional.
Se trata de una relación de años, anudada mucho antes de que ambos políticos se conocieran. Su relación fue canalizada desde el principio por las redes de negocios ilegales y legales que los unen en ambos rincones del Mar Caribe.
Esta trama de intereses va mucho más allá de Colombia y Estados Unidos y trasciende al vínculo entre el narcotráfico y el lavado en el estado sureño del dinero mal habido con el mismo. Se extiende al tráfico de armas, equipamiento y entrenamiento militar, ámbitos en los que el Estado de Israel es maestro y gana cuantiosas sumas. Droga, armas, tráfico de mercenarios, operaciones encubiertas y crimen son elementos estructurantes de la alianza entre el gobierno trumpista, el uribismo internacional y el Estado de Israel.
Donald Trump necesita este apoyo, porque carece de estructuras propias y requiere de los votos y el dinero que los cubano-colombianos de Florida y sus aliados en otros estados pueden poner a su disposición. Sin embargo, sabe que los intereses de esa mafia limitan su espacio de maniobra política internacional. Este angostamiento fue evidente en el caso de su postergado encuentro con Vladimir Putin en Budapest: en su diálogo telefónico ambos presidentes establecieron el marco de la reunión y acordaron reunirse pocos días después, pero Marco rubio arruinó todo en su conversación con Serguei Lavrov.
También puede ejemplificarse con la presente campaña militar en el Caribe: Marco Rubio y el secretario de Guerra Pete Hegeseth acumulan fuerzas frente a la costa de Venezuela y bombardean lanchas por doquier. Entonces apareció el presidente para declarar que no pensaba invadir el país caribeño.
Es evidente que las políticas internacionales de Trump y de Rubio difieren, pero el primero no puede prescindir del segundo y éste no tiene aún suficiente fuerza, como para desmentir públicamente a su jefe nominal. EE.UU. carece de política exterior. La ha privatizado y, al hacerlo, ha hipotecado su futuro dando a los sectores más criminales del capital financiero especulativo global el poder de decidir dónde se ubicará la gran nación del norte en las décadas venideras.
martes, 25 de noviembre de 2025
viernes, 21 de noviembre de 2025
jueves, 13 de noviembre de 2025
viernes, 7 de noviembre de 2025
martes, 28 de octubre de 2025
jueves, 16 de octubre de 2025
martes, 14 de octubre de 2025
viernes, 10 de octubre de 2025
sábado, 4 de octubre de 2025
viernes, 26 de septiembre de 2025
domingo, 21 de septiembre de 2025
EL petróleo y las rutas en torno al Polo Norte pueden traer paz al mundo
Un 3+1 podría ayudar a la cooperación en el Ártico

Cómo se acomodan Estados Unidos, Rusia, China y Arabia Saudita cuando miran al Ártico
Las cumbres de Alaska, Tianjin y Vladivostok han mostrado el interés convergente de EE.UU., Rusia y China en el aprovechamiento del Ártico, pero necesitan un mediador que los junte.
Durante su discurso ante el Foro Económico Oriental en Vladivostok el pasado 5 de septiembre el presidente de Rusia, Vladimir Putin, enfatizó la importancia de la Ruta Transártica. Por tercera vez en tres semanas Moscú insistió en la importancia que otorga al desarrollo del Ártico, un proyecto que presentó a Donald Trump en la cumbre de Alaska del 15 de agosto y que entusiasmó al mandatario estadounidense. Es que las dimensiones del emprendimiento y la posibilidad de que ambas superpotencias cooperen allí sería la panacea para la alicaída economía norteamericana. Claro, todo tiene un “pero”; EE.UU. tendría que entenderse con China, también interesada en desarrollar la ruta ártica para su comercio con Europa. Dadas los numerosos contenciosos que hoy enfrentan a ambas potencias parece difícil que puedan trabajar juntas en el tiempo por venir, pero ¿cómo sería si se encuentra un mediador que se lleve bien con ambos?
Tras la cumbre entre los presidentes de EE.UU. y Rusia en Anchorage, Alaska, el pasado 15 de agosto, y la reciente reunión de la Organización de Cooperación de Shamghái en Tianjin, China, quedó claro que el diseño del orden global en los próximos años estará a cargo del Sur y Este Global, eventualmente junto con Estados Unidos, si es que este país acepta su nuevo rol de gran potencia entre pares.
Tanto en Anchorage como en Tianjin la cooperación para el desarrollo económico en mutuo beneficio y en paz predominó sobre los demás puntos de la agenda. En particular, tanto en Alaska como en la cumbre del Foro Económico Oriental que se celebró en Vladivostok entre el 3 y el 6 de septiembre pasados (complemento económico de la reunión de Tianjin) el acento estuvo puesto en la exploración y explotación conjunta de la región ártica y en el desarrollo de la infraestructura para aprovechar los mares circundantes para el comercio mundial.

Durante su discurso del viernes 5 en el Foro Económico Oriental Vladimir Putin dijo que “por supuesto, un tema especialmente importante tanto para el Lejano Oriente como para todo nuestro país y para todo el continente euroasiático es el desarrollo del Сorredor de Transporte Transártico”. “Este corredor se extiende desde San Petersburgo, pasando por Múrmansk, Arcángelsk y la Ruta Marítima del Norte, hasta Vladivostok”, explicó.
El líder ruso precisó que se trata de un sistema integral que permitirá combinar el transporte acuático, ferroviario y automovilístico. El objetivo del corredor va más allá de la simple conexión de puntos geográficos, para tejer una red logística mediante la cual la mercancía que llegue a los puertos árticos pueda ser transferida fácilmente a otros medios de transporte al interior del continente. Esta red se desarrollará aprovechando las cuencas de los grandes ríos de Siberia (el Obi, el Yeniséi y el Lena) y se apoyará en la creciente infraestructura portuaria de la zona ártica.
Es la vía marítima más corta entre la parte europea de Rusia y el Lejano Oriente, así como la principal arteria de comunicación en el Ártico ruso. Esta ruta bordea la costa norte de Rusia a lo largo de 5.600 kilómetros, desde el estrecho de Kara hasta la bahía de Providéniya, Chukotka, en el extremo noroeste del Océano Pacífico. En la última década el volumen del tráfico de mercancías por la Ruta Marítima del Norte se ha multiplicado por diez, alcanzando los 38 millones de toneladas. Se estima que, para 2030 esta cifra podría elevarse a entre 70 y 100 millones de toneladas.
Para desarrollar este proyecto, el Kremlin se ha propuesto aumentar la flota de rompehielos, construir una sólida flota comercial en el Ártico, fomentar el surgimiento de operadores nacionales eficaces que se dediquen al transporte de contenedores, carbón, cargas a granel y otras, mejorar aceleradamente la capacidad y el volumen de negocios de los puertos del norte con soluciones modernas y ecológicas, desarrollar las redes ferroviarias árticas, para descargar al ferrocarril Transiberiano y mejorando la eficacia del transporte marítimo.
La Ruta Marítima del Norte es un sueño acariciado por las principales potencias desde fines del siglo XIX. La asegura una flota de rompehielos que facilita el tránsito a los cargueros que transportan recursos minerales desde el Ártico ruso hasta las plantas de procesamiento, especialmente en China. Este tráfico marítimo está aumentando aceleradamente, pero requiere la incorporación de los llamados rompehielos nucleares de tercera generación, barcazas y buques de carga especiales de 8.000 a 15.000 toneladas. Además, para asegurar el tráfico, Rusia debe fortalecer su infraestructura portuaria y sus sistemas de apoyo a la navegación.
El desarrollo de esta ruta busca abaratar los costos del transporte de mercancías entre Asia Oriental y Europa, facilitar el acceso y la salida al mercado mundial de los productos minerales del Ártico ruso, especialmente el petróleo y el gas, y mejorar la integración del territorio ruso.
En el Ártico el petróleo se encuentra hoy principalmente en tres regiones: la costa del mar de Beaufort (norte de Alaska y el delta del Mackenzie en Canadá), el Ártico canadiense nororiental (Nunavut) y el noroeste de Rusia. En 2008, el Servicio Geológico de Estados Unidos publicó una estimación de los yacimientos por descubrir en el Ártico, según la cual al norte del Círculo Polar Ártico habría unos 90.000 millones de barriles de petróleo no descubiertos y técnicamente recuperables, 1.670 billones de pies cúbicos de gas natural técnicamente recuperable y 44.000 millones de barriles de gas natural líquido técnicamente recuperable en 25 zonas geológicas definidas.
Estos recursos representan aproximadamente el 22% de los recuperables no descubiertos en el mundo. En total el Ártico contiene aproximadamente el 13% del petróleo, el 30% del gas natural y el 20% del gas natural líquido no descubierto en el mundo. Se estima que alrededor del 84% de los recursos estimados se encuentra en alta mar.
Rusia y Estados Unidos se encuentran entre las cinco naciones árticas (Rusia, Estados Unidos, Canadá, Dinamarca y Noruega), mientras que China se declaró un “estado casi ártico” en 2018. Rusia tiene la costa ártica más larga de todos los países y reclama como suya una parte importante de la región, incluido el Polo Norte. Tanto es así que en 2007 plantó allí una bandera en el lecho marino afirmando simbólicamente su reivindicación de soberanía.
Además de los intercambios de información medioambiental que se continuaron hasta 2020, la cooperación productiva ruso-norteamericana en el Ártico tiene antecedentes. En 2013 la petrolera estadounidense ExxonMobil se había asociado con la estatal rusa Rosneft para explorar en la desembocadura del río Ob, en Siberia Occidental, en busca de hidrocarburos, pero se retiró en 2018, tras la imposición de sanciones occidentales por la ocupación rusa de Crimea en 2014.
En un contexto jurídico internacional donde los límites de las plataformas continentales siguen estando mal definidos, Rusia reclama derechos de explotación sobre un área marítima de 1,2 millones de kilómetros cuadrados en el triángulo Chukotka-Múrmansk-Polo Norte. La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CNUDM), aprobada en 1982, es el único marco jurídico válido para resolver estos conflictos, pero no todos los países árticos la han ratificado. En esta región no existe otro marco legal que regule la propiedad y explotación de los recursos árticos comparable con el Tratado Antártico. En virtud de dicha Convención los cinco estados costeros del Ártico ejercen su soberanía sobre su Zona Económica Exclusiva (ZEE) dentro de una franja costera de 200 millas náuticas (370 kilómetros) y más allá, si pueden demostrar que el lecho marino reclamado constituye una extensión de su plataforma continental.
Varias compañías petroleras han explorado y perforado en el Ártico, pero no todas lo siguen haciendo actualmente. Algunas de las que continúan perforando allí son ExxonMobil, Rosneft (Rusia), Eni (Italia), Gazprom (Rusia) y Statoil (Noruega).
La indefinición de los límites nacionales en el Ártico ha sido motivo de muchas diferencias entre los estados. La tensión es especialmente alta en la zona entre Svalbard y Nueva Zembla, entre el noroeste de Rusia y el norte de Noruega, donde se encuentran los yacimientos más grandes, pero también porque se encuentran frente al complejo militar-industrial de Múrmansk. El Mar de Barents, entre ambos archipiélagos, contiene reservas equivalentes a 7.500 millones de barriles de petróleo y nueve billones de metros cúbicos de gas. Desde 2004 las empresas rusas Lukoil, Gazprom y Yukos han estado explotando yacimientos en los mares de Barents y Kara. En parte por sus riquezas, pero también por la cerrada política antirrusa actual de los países europeos, esta región marítima se ha convertido en un escenario de maniobras y demostraciones de fuerza naval.
Para mantener su fuerza defensiva y ofensiva, Rusia cuenta allí con una impactante potencia militar (buques de superficie, submarinos nucleares, bombarderos estratégicos) desplegada en una red de bases ubicadas entre Múrmansk, Nueva Zembla y el archipiélago de Francisco José. La misión de la Flota del Norte es controlar el Mar de Barents y, de ser necesario, tomar el control del canal de Barents entre Svalbard y Finnmark, que está en manos de Noruega. Este riesgo de confrontación es uno de los principales obstáculos que se oponen al desarrollo del megaproyecto de la Ruta Marítima del Ártico.
Tanto Rusia como Estados Unidos están urgidos en retomar su cooperación en el Ártico aprovechando que el calentamiento del clima global lo ha hecho más accesible. En primer lugar, las sanciones occidentales ya desde 2014 (después de la incorporación de Crimea), pero sobre todo después de 2022 (comienzo de la llamada Operación Militar Especial en Ucrania) devastaron el sector energético ruso en el Ártico. Empresas como ExxonMobil y BP se retiraron de los proyectos rusos, interrumpiendo la explotación de petróleo y gas. Las sanciones también restringieron el acceso de Rusia a la tecnología occidental, ralentizando la extracción de energía. En respuesta, Rusia ha buscado nuevas asociaciones con China, pero la tecnología china no puede sustituir totalmente los conocimientos occidentales.
En segundo lugar, la expansión septentrional de la OTAN ha aumentado las tensiones militares en la región. El ingreso de Finlandia y Suecia en la Alianza Atlántica ha obligado a Moscú a reforzar su presencia militar en el Ártico, incrementando allí sus maniobras militares, ampliando sus sistemas de defensa aérea y desplegando nuevas unidades militares.
En tercer lugar, Rusia ha intensificado su cooperación con China en el marco de la “Ruta Polar de la Seda”. A medida que las compañías navieras occidentales reducen sus operaciones en el norte Rusia ha recurrido a las inversiones chinas, para sostener sus proyectos de infraestructura ártica.
Para el presidente ruso Vladimir Putin el desarrollo comercial de la Ruta Marítima Septentrional es una prioridad absoluta por la que ha hecho responsable a la agencia nuclear estatal Rosatomflot (operadora de los rompehielos nucleares rusos). La cooperación chino-rusa es uno de los principales motores del desarrollo económico de esta ruta, tanto para el transporte marítimo como para la extracción de recursos. Las empresas chinas son también los principales patrocinadores de los mayores proyectos de la región, como Arctic LNG 2, la terminal de licuefacción autorizada en el Golfo del río Ob.
¿Tiene sentido en este contexto avanzar en la cooperación económica ruso-norteamericana en el Ártico? Estados Unidos depende en gran medida de las tierras raras tanto para la tecnología de consumo como para las aplicaciones militares. Sin embargo, la producción nacional sólo cubre una parte de sus necesidades, teniendo el país que importar el resto, una parte significativa del cual procede de China.
Por su parte, Rusia se encuentra entre los cinco países con mayores reservas estimadas de tierras raras, pero las duras condiciones climáticas del Ártico y de Siberia hacen que su extracción sea costosa, lo que limita su participación en la producción mundial a sólo el 2%.
El presidente ruso Vladimir Putin aprovechó su encuentro con el presidente Donald Trump en Anchorage, Alaska, el pasado 15 de agosto, para impulsar la cooperación entre ambos países. En la realiación de la reunión cumbre tuvieron una influencia considerable el enviado especial de Trump, Steve Witkoff, y Kirill Dmitriev, Enviado Presidencial Especial para la Inversión Extranjera en Rusia quienes comenzaron a urdir este proyecto de cooperación durante la reunión entre Serguéi Lavrov y Marco Rubio celebrada en la capital saudita Riad en febrero pasado.
Precisamente, fue en Riad, la capital saudita, donde el 18 de febrero pasado comenzó a tejerse el entramado que llevó a la cumbre de Alaska. Si bien ambos cancilleres se concentraron entonces en la búsqueda de una fórmula para terminar la guerra en Ucrania y en la situación en Asia Occidental, Steve Witkoff y Kirill Dmitriev, incitados especialmente por el anfitrión saudita, aprovecharon la ocasión para comenzar a conversar sobre la posibilidad de una cooperación binacional en el Ártico.
Wittkoff es un empresario inmobiliario neoyorquino, amigo y compañero de golf del presidente Trump, con quien lo une una larga amistad. Dmitriev, por su lado, es un empresario ucraniano que se formó en EE.UU., trabajó en Goldman Sachs y en la consultora McKinsey. En 2000 volvió a Rusia y desde 2011 dirige por encargo de Putin el Fondo Ruso para el Desarrollo, un fondo soberano para inversiones productivas en nuevos mercados.
El encuentro de agosto entre ambos presidentes en Anchorage sobrevino en un momento en que los dos enfrentan grandes tensiones económicas. Rusia ha sobrevivido bien las sanciones occidentales posteriores al ingreso de su ejército en Ucrania. Sin embargo, resiente la falta de las tecnologías occidentales en algunos sectores clave de la economía (como el de los hidrocarburos), su comercio exterior se ha vuelto muy complicado tras su expulsión del sistema SWIFT y necesita recuperar los 300 mil millones de dólares en depósitos en bancos europeos que fueron incautados por la UE al comienzo de la Operación Militar Especial (OME).
Trump, por su parte, subió al gobierno en enero pasado con la clara consciencia del retraso de su país respecto a China y la necesidad de replegarse a un área geográfica suficientemente grande, pero de su exclusivo dominio, en la cual poder acumular capital, para dar el salto tecnológico que en veinte o treinta años permita a EE.UU. volver a competir con el gigante asiático. Por ello quiere cerrar todo el continente americano a la influencia de sus competidores y aprovechar el calentamiento global, para incorporar el Ártico al mercado mundial.
Rusia y EE.UU., por lo tanto, tienen intereses convergentes en el desarrollo conjunto del Ártico. El primero necesita la tecnología y la aquiescencia del segundo, para que se levanten las sanciones en su contra y pueda transitar sin riesgos la ruta del noroeste, a lo largo de la costa noruega, por donde su producción petrolera y gasífera sale al mercado mundial. Si bien la OTAN hasta ahora no ha bloqueado esta salida al Mar del Norte, puede hacerlo en cualquier momento, si la confrontación se agudiza.
El segundo, en tanto, necesita al primero tanto para que sus empresas vuelvan a invertir en la exploración del petróleo y la licuefacción de gas en Rusia como para disponer eventualmente de la gigantesca flota de rompehielos nucleares de Rusia, para aprovechar las aguas árticas, al menos hasta poder desarrollar la propia flota de la que carece.
No es casual que quien impulsó a Wittkoff y Dmitriev, para que comenzaran a tratar sobre la eventual cooperación ruso-norteamericana en el Ártico haya sido Mohammed bin Salman, el príncipe heredero del trono de Arabia Saudita. La mayor productora de petróleo del mundo viene haciendo un serio esfuerzo por superar su dependencia de la producción y explotación de petróleo y por conquistar un espacio autónomo sin chocar con Estados Unidos. Ya desde 2018 su empresa estatal Aramco exploraba la posibilidad de realizar una inversión en la licuefacción de gas siberiano junto con la estatal rusa Novotek. En ese momento el proyecto no se concretó, pero el camino para hacerlo quedaría ahora expedito, si Riad se suma a un acuerdo ártico ente Rusia y EE.UU. A la primera le conviene por la masa de inversiones que los sauditas podrían aportar y, porque los barcos gasíferos sauditas podrían sacar el gas por el Mar del Norte, sin que noruegos y británicos pudieran impedirlo; a los segundos, en tanto, porque la inversión saudita en gas licuado en el Golfo del Ob no competiría con el retorno de ExxonMobil a los campos petroleros siberianos y la inversión árabe comprometería a los rusos a ser más concesivos hacia los occidentales. A los sauditas, finalmente, la inversión les permitiría ampliar el abanico de sus inversiones no petroleras, mientras amplían su control sobre los precios mundiales de los hidrocarburos.
¿Qué tiene que ver China en esta historia? Xi Jinping anunció ya en 2014 la ambición de su país de llegar a ser una “gran potencia polar”, después de que el año anterior se le concediera el estatus de observador en el Consejo Ártico. El presidente explicó entonces que el objetivo de convertirse en una potencia polar era una condición importante para transformarse en una gran potencia marítima. Tras el corredor terrestre a través de Asia Central y la ruta marítima del Indo-Pacífico hacia el Mediterráneo europeo, China considera que por el Océano Ártico debe pasar el tercer corredor de la Ruta de la Seda.
Beijing ve el Ártico como una zona geopolíticamente importante que ganará relevancia a largo plazo. El desarrollo de la ruta polar china pretende aumentar la seguridad nacional de abastecimiento con energía fósil procedente del Ártico ruso, ya que casi el 80% de las importaciones actuales de petróleo atraviesan el angosto estrecho de Malaca entre Singapur e Indonesia, fácilmente bloqueable por las potencias occidentales. Sin embargo, esto también se aplica al más espacioso estrecho de Bering. Por esta razón China tiene un interés adicional en la cooperación ruso-norteamericana entre el Pacífico y el Ártico.
Los intereses de Rusia, EE.UU., Arabia Saudita y China confluyen en el Ártico, pero entre Washington y Beijing existe una competencia global que los norteamericanos han llevado al enfrentamiento entre sistemas incompatibles. Por ello la eventual mediación de Arabia Saudita, aliada del primero y desde hace pocos años en excelente interlocución con el segundo, sería ideal para que en el Ártico se desarrolle un 3+1 que dé un nuevo salto al desarrollo económico global y traiga la paz entre las potencias mediante los negocios compartidos.
viernes, 19 de septiembre de 2025
viernes, 12 de septiembre de 2025
domingo, 7 de septiembre de 2025
La Justicia Social y la Tercera Posición, indisolublemente unidas
Querid@s compañer@s:
En esta jornada electoral, que pueda poner en marcha nuevamente el camino hacia el poder, comparto con Uds. mi último artículo sobre "La Justicia Social y la Tercera Posición, hoy como ayer indisolublemente unidos".
Rev. Fil. Lat. Y Cs. Soc. Año L (2025) n° 39 – pp. 97-109 - ISSN 2718 7691
La Justicia Social y la Tercera Posición Justicialista, hoy como ayer indisolublemente unidas y vigentes
Eduardo J. Vior
La Justicia Social es el principio identificatorio del Justicialismo. Es el que le dio nombre y sentido. Sin embargo, hoy en día muchos dirigentes y militantes peronistas la consideran perimida. Sostienen que es un principio del siglo XX no aplicable al cambio de composición de la clase trabajadora en el siglo XXI. “A los trabajadores de hoy no les interesa el convenio colectivo de trabajo”, afirman.
Es cierto, pero ¿la Justicia Social se reduce a los convenios colectivos de trabajo, el aguinaldo, la indemnización por despido y las vacaciones pagas? Si todo se redujera a estas instituciones del Derecho Laboral, no podría entenderse cómo sobrevivió el peronismo 80 años ni cómo concitó y concita tanta emoción y devoción en grandes camadas de la población que nunca tuvieron ni sueñan con tener un trabajo en relación de dependencia registrado legalmente.
En la etapa formativa del movimiento, el entonces Coronel Perón enunciaba la búsqueda de la armonía social como objetivo supremo de la Revolución Nacional:
El capital debe ser creador, como que es el producto honrado del propio trabajo... El trabajo no es una mercancía, y la pobreza en cualquier lugar constituye un peligro para la prosperidad general... Cuando todo esto sea bien comprendido, cuando ambos factores, capital y trabajo, bajo la tutela del Estado, (pág. 199) actúen y desarrollen armónicamente, los símbolos de la paz social presidirán el vigoroso progreso de la Nación. (Perón J.D., Armonía necesaria, 15-10-1944, en id., Doctrina Peronista, Buenos Aires: Partido Peronista, 1948:128).
En tanto, en la primera edición de Doctrina Peronista (1947) la define del modo siguiente:
Nosotros encaramos en primer término una reforma social que anunciamos ya en el año 1943. (...) Esa reforma social nace con lo que era fundamental para nosotros. Los tiempos que vivíamos nos iban indicando el camino. A ese dolor de la tierra que tenía sublevada a la mitad de la población de la República Argentina, o a sus tres cuartas partes, durante muchos años, se había ido sumando los que llegaban de Europa, tan descontentos como los que estaban aquí, trayendo a la vez sus propios problemas sociales, trasplantando --diremos así-- el dolor de otras tierras al dolor de nuestra tierra, con lo cual el problema social había aumentado.
Señores: La reforma social se encaró casi empíricamente, sobre el camino. Se encaró en la única forma en que podía encararse una reforma social; no por el método ideal, porque todavía estaríamos planeando cómo debíamos realizarla, sino por el método real de lo que era necesario hacer y poniéndose a realizarlo inmediatamente, única manera de poner al día, sin pérdida de tiempo, el
Rev. Fil. Lat. Y Cs. Soc. Año L (2025) n° 39 – pp. 97-109 - ISSN 2718 7691
problema de la justicia social en nuestra tierra, que ya estaba en tren de provocar reacciones que quien sabe a qué extremos podían haber llegado, con pérdida para todos los argentinos, sean éstos ricos o pobres.
Ustedes saben tan bien como yo, cómo se realizó la reforma social. A ella nosotros debimos agregar la reforma económica, porque ésta sentada las bases de posibilidad para la reforma social. Una reforma social que no lleve hacia una reforma económica es siempre relativa: tiene un límite del que no se puede pasar.
La reforma económica trataba simplemente dos puntos fundamentales:mantener dentro del país la riqueza del mismo; repartir esa riqueza equitativamente, sin que hubiera hombres que de esa riqueza sacaran tanto provecho que fueran extraordinariamente ricos, ni hombres que de esa misma riqueza sacaran tan poco beneficio que fueran extraordinariamente pobres. (pág. 15)
Declaramos la independencia económica, porque era la etapa final del primer ciclo: mantener dentro del país la riqueza de los argentinos, tapando todos los agujeros e intersticios de donde se escapaba hacía ya tantos y tantos años. Queremos establecer que paulatinamente vaya completando la reforma social, de manera que los beneficios sean equitativamente distribuidos, es decir, en razón directa al esfuerzo y al sacrificio que cada uno de los argentinos realiza.
Señores: Yo podría decirles que estas dos reformas han sido ya cumplidas. Queda por cumplir la tercera etapa, que es su consolidación, porque es inútil que quisiéramos creer que esto está consolidado. En la vida de las naciones, en tres o cuatro años no se consolida nada. Es menester encarar decididamente la tercera etapa, es decir, la consolidación de estas dos reformas: la consolidación de la reforma social y la consolidación de la reforma económica, favoreciendo de esta manera la materialización de una nueva, que es casualmente la reforma política. (Perón, J.D., Discurso del 1-12-1947 ante los delegados al Congreso Constituyente del Partido Peronista, en: id., Doctrina Peronista, Buenos Aires: Partido Peronista, 1948: 5-6)
Este fragmento puede considerarse típico de la primera época del pensamiento peroneano. En primer lugar, la Justicia Social es aquí una cuestión de reforma social, pero, segundo, esta cuestión sólo puede comprenderse y realizarse en el contexto de la reforma económica, imprescindible para consolidar la reforma social, y de la reforma política, que le daría estabilidad institucional. Por consiguiente, la Justicia Social es inseparable de la Soberanía Política y de la Independencia Económica. No puede concebirse una sin la otra.
Es en Una Comunidad Organizada (2016: 156) donde el concepto de Justicia Social excede el tratamiento de las relaciones laborales, para convertirse en un principio articulador de la sociedad moderna:
Ni la justicia social ni la libertad, motores de nuestro tiempo, son comprensibles en una comunidad montada sobre seres insectificados, a menos que a modo de dolorosa solución el ideal se concentre en el mecanismo omnipotente del Estado. Nuestra comunidad, a la que debemos aspirar, es aquella donde la libertad y la responsabilidad son causa y efecto, en que exista una alegría de
Rev. Fil. Lat. Y Cs. Soc. Año L (2025) n° 39 – pp. 97-109 - ISSN 2718 7691
ser, fundada en la persuasión de la dignidad propia. Una comunidad donde el individuo tenga realmente algo que ofrecer al bien general, algo que integrar y no sólo su presencia muda y temerosa.
No obstante, en la Constitución Nacional sancionada en 1949 el principio de la Justicia Social quedó restringido al ámbito económico (Perón, 2016: 193):
Art. 40.- La organización de la riqueza y su explotación tienen por fin el bienestar del pueblo, dentro de un orden económico conforme a los principios de la justicia social. El Estado, mediante una ley, podrá intervenir en la economía y monopolizar determinada actividad, en salvaguardia de los intereses generales y dentro de los límites fijados por los derechos fundamentales asegurados en esta Constitución. Salvo la importación y exportación, que estarán a cargo del Estado de acuerdo con las limitaciones y el régimen que se determine por ley, toda actividad económica se organizará conforme a la libre iniciativa privada, siempre que no tenga por fin ostensible o encubierto dominar los mercados nacionales, eliminar la competencia o aumentar usurariamente los beneficios.
De todos modos, en Las Veinte Verdades Peronistas(1950) el principio de la Justicia Social es interpretado como motor del equilibrio social:
“15ª) Como doctrina política, el Justicialismo realiza el equilibrio del derecho del individuo con el de la comunidad.
16ª) Como doctrina económica, el Justicialismo realiza la economía social, poniendo el capital al servicio de la economía y ésta al servicio del bienestar social.
17ª) Como doctrina social el Justicialismo realiza la justicia social, que da a cada persona su derecho en función social.
18ª) Queremos una Argentina socialmente Justa, económicamente Libre y políticamente Soberana.”
La Justicia Social es, entonces, el principio regulador que equilibra los derechos individuales con los de la comunidad libremente organizada, independiente y soberana. Se plantea, pues, una tensión entre la organización institucional del Estado Justicialista y la palabra del Líder, que indudablemente está a la vanguardia de la Revolución.
El General no cejó en su esfuerzo por ampliar la influencia de este principio. La vinculación entre la aplicación del principio de la Justicia Social y la búsqueda de la armonía social en todas las relaciones entre “los de arriba” y “los de abajo” es un aspecto permanente de su pensamiento.
Nosotros no creemos, como suelen decir los de máximo arrepentimiento, que suelen coincidir con los momentos máximos de miedo frente al avance progresivo del colectivismo; no creemos repito que la justicia social consista solamente en un buen equilibrio de precios y salarios, más unas cuantas conquistas sindicales.
Tampoco creemos en la justicia social colectivista, que no distribuye nada so pretexto de que todos los bienes del Estado son comunes y a nadie benefician..., y a nadie dignifican.
Rev. Fil. Lat. Y Cs. Soc. Año L (2025) n° 39 – pp. 97-109 - ISSN 2718 7691
La justicia social del peronismo es otra cosa. Su objetivo supremo es la dignificación de los trabajadores. Los salarios, las mejores condiciones de trabajo, la salud física, la seguridad, el bienestar material, son los medios de que nos valemos para llegar a nuestro gran objetivo, pero ni siquiera son medios esenciales.
(...) nuestra justicia social no desea solamente una equitativa distribución de valores materiales, sino también una correspondiente y justa distribución de bienes espirituales y morales.
Todo lo que es o puede ser un bien de la sociedad ha de llegar al pueblo, que es el destinatario final de todos los bienes que Dios ha puesto en manos de los hombres. Por eso luchamos contra todos los privilegios, en cualquiera de sus formas..., económicas, sociales y políticas, porque todo privilegio significa, en alguna forma, el injusto acaparamiento individual de valores que deben ser distribuidos equitativamente en beneficio del pueblo.
La justicia social del peronismo se opone a todo privilegio..., así se trate de un monopolio económico, de una oligarquía política o de cualquier otra fuerza material o espiritual que no tenga, como ideal de sus afanes, el bien del pueblo y su felicidad. (Perón, J.D., Revista Mundo Peronista, 23: 3, 15-06-1952)
Estas características del concepto peronista de Justicia Social se sintetizan en Sociología Peronista (ESP, 1954: 74):
Pero a partir de esa fecha [1943], sobre los tres postulados básicos de la Justicia Social: a) elevación de la cultura social; b) humanización del capital; c) dignificación del trabajo, el General Perón fue dando a los argentinos una verdadera consciencia de Pueblo.
En la concepción peronista, entonces, la Justicia Social es un principio para la dignificación de las personas y de las relaciones jerárquicas, al mismo tiempo moderando el afán de lucro del capital y dándole al capital y al trabajo el sentido de realización del bienestar común. Pero, fundamentalmente, la aplicación del principio de la Justicia Social procura elevar la consciencia social. ¿Hacia dónde? Hacia el autogobierno democrático del pueblo en una comunidad organizada. En el pensamiento de Perón el Estado, como órgano de la dominación, debe irse disolviendo en el seno del pueblo. En el futuro no puede haber separación entre la Comunidad Organizada y el Estado. El Gobierno, por su parte, tenderá a ser una función meramente técnica.
Justicia Social y Tercera Posición
Al mismo tiempo que con la profundización de la Revolución Justicialista se ampliaba el significado del principio de la Justicia Social hacia la búsqueda del equilibrio entre los poseedores de bienes materiales y simbólicos y quienes carecen de ellos, evolucionaba el principio de la Tercera Posición.
Al principio se trataba tan sólo de la aplicación de un principio de Justicia a las relaciones internacionales:
26 julio 1947
Rev. Fil. Lat. Y Cs. Soc. Año L (2025) n° 39 – pp. 97-109 - ISSN 2718 7691
“Creemos que los pueblos débiles en el mundo, hoy no tienen garantías. Somos, como el caso de los hombres, jurídicamente iguales todos, pero en la realidad de los hechos, la concepción jurídica no se cumple, porque no todos los pueblos de la tierra, fuertes y débiles, son iguales ni tienen los mismos derechos; porque, si jurídicamente los tienen, en la realidad no se los respeta. El mundo ha de aprender algún día que, si a los débiles no se les da una compensación, a los efectos de que se defiendan como en el coso de los hombres, los débiles se han de unir todos para formar un grupo fuerte para poder defenderse contra los poderosos.
Esto no es doctrina, esto es realidad, es ver, descaradamente, el panorama del mundo frente a las injusticias que se cometen contra los débiles. Y podemos decirlo porque no se comete ninguna injusticia contra nosotros. Es triste decir que se cometen injusticias de pueblos contra pueblos cuando se es atacado y humillado. Hay que decirlo, cuando vivimos felices y respetados; nosotros podemos hacerlo y debemos decirlo, porque los pueblos indefensos que sufren el ataque de los poderosos no pueden hacer oír su voz.” (Perón, J. D., 2016 162)
Nótese la similitud que el General establece entre la necesidad de la Justicia Social para hacer efectiva la igualdad jurídica entre las personas con la necesidad de que los pueblos débiles tengan garantías y seguridades frente a los poderosos. Si no reciben estas seguridades, dice, deberán unirse para enfrentar a los poderosos. Se destaca el gesto de solidaridad, cuando subraya que los argentinos podemos enarbolar este principio, porque a nosotros no nos somete nadie.
Ya en su discurso de cierre del Primer Congreso Nacional de Filosofía, integrado después en Una Comunidad Organizada (2014), Perón ubica a la Tercera Posición como más allá de las dos posiciones ideológicas entonces en pugna a nivel mundial:
Nuestra “tercera posición” es –precisamente– la alimentada por la certeza de que el hombre tiene un destino superior al de su mero desenvolvimiento como resorte productor. (Perón, 2014: 280)
Y ambos principios se integran en la evolución de la humanidad:
XIII. Superación de la lucha de clases por la colaboración social y la dignificación humana La lucha de clases no puede ser considerada hoy en ese aspecto que ensombrece toda esperanza de fraternidad humana. En el mundo, sin llegar a soluciones de violencia, gana terreno la persuasión de que la colaboración social y la dignificación de la humanidad constituyen hechos, no tanto deseables cuanto inexorables. La llamada lucha de clases, como tal, se encuentra en trance de superación. Esto en parte era un hecho presumible.
La situación de lucha es inestable, vive de su propio calor, consumiéndose hasta obtener una decisión. Las llamadas clases dirigentes de épocas anteriores no podían sustraerse al hecho poco dudoso de sus crisis. La humanidad tenía que evolucionar forzosamente hacia nuevas convenciones vitales y lo ha hecho. La subsistencia de móviles de violenta inducción ofrece el espectáculo de un avance hacia la descomposición por el desgaste o hacia la adopción de fórmulas estériles. La aspiración de progreso social no tiene que ver con su bulliciosa
Rev. Fil. Lat. Y Cs. Soc. Año L (2025) n° 39 – pp. 97-109 - ISSN 2718 7691
explotación proselitista, ni puede producirse rebajando o envileciendo los tipos humanos. La humanidad necesita fe en sus destinos y acción, y posee la clarividencia suficiente para entrever que el tránsito del yo al nosotros no se opera meteóricamente como un exterminio de las individualidades, sino como una reafirmación de éstas en su función colectiva. El fenómeno, así, es ordenado y lo sitúa en el tiempo una evolución necesaria que tiene más fisonomía de Edad que de Motín. La confirmación hegeliana del yo en la humanidad es, a este respecto, de una aplastante evidencia.” (Perón, 2014: 123)
Así como la Justicia Social realiza la dignificación del individuo libre y consciente como parte de una comunidad de hombres libres y conscientes de su destino, la coincidencia entre todas las formas de organización social y cultural que apunten en esa dirección es el camino que la humanidad debe recorrer para dignificarse en su conjunto. Se trata de un doble movimiento: del individuo hacia la comunidad y de los agrupamientos menores (familia, clase, pueblo) hacia los mayores (naciones, continentalismo, universalismo) que se desarrollan simultáneamente en el tiempo y en el espacio.
Durante los primeros diez años de su exilio ambos temas siguieron presentes en su pensamiento, pero sin mayores desarrollos conceptuales. La nueva formulación estuvo influenciada por las múltiples relaciones que el Líder estableció durante los años 1960 con otros conductores del llamado “Tercer Mundo”. En una entrevista que le hizo la revista Dang Dai (No 20) en septiembre de 2017, Alcira Argumedo lo describió del modo siguiente:
Perón veía en China una pieza clave para fortalecer al tercermundismo y en La Hora de los Pueblos hablará del “gran Mao”. A su vez, Mao reivindicaba el liderazgo de Perón, como lo expresara ante militantes argentinos que lo visitaron en Pekín. Lo mismo sucedió con otros militantes que conocieron a líderes de estos movimientos de liberación, donde no todos eran marxistas, pero muchos sí lo eran. Fue el caso del líder albano Enver Hoxha, quien le preguntó a dirigentes de Vanguardia Comunista -que se habían definido como “marxistas, leninistas, maoístas y pro-Albania”- por qué en Argentina no eran peronistas. Por su parte, Floreal Ferrara contaba que cuando fue a un encuentro de médicos en Ghana, lo citó el líder Kwane N ́Krumah para que le hablara del peronismo: le dijo que ellos eran peronistas y también Lumumba del Congo había sido peronista. Para ellos, ser revolucionario en Argentina era sinónimo de ser peronista, dado los lazos del pueblo con Perón y la lealtad que le demostraban los trabajadores con la Resistencia durante los largos años de exilio y proscripción.
La reformulación maoísta del marxismo, con la idea de contradicción principal y contradicciones en el seno del pueblo, fue incorporada en los debates de los años ’60 y ’70 en el peronismo, junto a la de otros líderes como Ho Chi Minh, así como la de escritores como Franz Fanon. Fue un gran movimiento cultural e intelectual del Tercer Mundo, que incluso llegó a influir en los países centrales -como los casos de Sartre, Simone de Bouvoir o Herbert Marcuse- así como el movimiento de la negritud africano influye en el movimiento negro en Estados Unidos, donde los afro-descendientes recién conquistan el derecho al voto en 1965.
Rev. Fil. Lat. Y Cs. Soc. Año L (2025) n° 39 – pp. 97-109 - ISSN 2718 7691
Para Perón, Mao era un líder revolucionario que estaba construyendo un socialismo nacional, claramente diferenciado de los socialismos impuestos por la Unión Soviética en los países del Este europeo y consideraba que, si el mundo marchaba hacia el socialismo, cada país habría de definir su propio modelo, que él llamaba socialismo nacional y debía dar cuenta de sus peculiaridades sociales y culturales: nuestros “cabecitas negras” eran muy diferentes a los proletarios europeos del pensamiento marxista clásico y se emparentaban mucho más con los campesinos chinos, los negros africanos o los explotados de siempre en las colonias dominadas a lo largo de siglos por el Occidente central.
Efectivamente, la articulación entre los dos principios advino en La Hora de los Pueblos (2017 [1968]):
A lo largo de todos los tiempos la historia demuestra también que la evolución ha llevado paulatinamente al mundo hacia integraciones mayores en el orden territorial como en el humano. Desde el hombre aislado de la caverna, pasando por la familia, la tribu, las ciudades, los estados medievales y las nacionalidades, fueron diversas formas de integración y hoy ya se habla de las formaciones continentales. (Perón, 2017: 12)
En lo económico, casi todo el mundo ha emprendido el camino francamente comunitario. El individualismo liberal capitalista es un lujo que ya no se puede dar un mundo superpoblado y, en lo social, todo se encamina hacia comunidades más acordes con las necesidades de los pueblos y de los hombres de hoy. (Perón, 2017: 81)
(...) los tiempos que vivimos son definitorios de nuestro destino, porque si quedamos rezagados en la evolución o retrasados en el desarrollo que es consustancial con el tiempo, no podremos pretender otro futuro que el que merecen los retardados. (Perón, 2017: 41)
(...) cuando la evolución se impone, el juego de acciones y reacciones está decidido de antemano: es necesario entonces que la comprensión se produzca para evitar males mayores. (Perón, 2017: 117)
Por un lado, el General sostiene una concepción evolucionista en la que, impulsadas por el desarrollo científico-tecnológico, las sociedades humanas se van agregando progresivamente en unidades cada vez mayores. Al mismo tiempo, según él, esa integración va forzando la modificación de las formas de producción y distribución hacia instancias cada vez más comunitarias. El capitalismo individualista resulta superado por la fuerza de la evolución. Sin embargo, ese proceso integracionista puede estar comandado por las oligarquías o por los pueblos.
Esta tendencia de la evolución no se impone, empero, de igual modo por doquier: los hombres, los grupos y las sociedades actúan e interactúan dentro de este proceso guiados por su situación, sus intereses, sus pasiones y sus convicciones. Algunos están en condiciones de entender el sentido de la evolución en un momento dado y de tomar las medidas adecuadas para adaptarse a ella. Otros, en cambio, pueden dormirse y estar tan cegados por sus problemas circunstanciales o
Rev. Fil. Lat. Y Cs. Soc. Año L (2025) n° 39 – pp. 97-109 - ISSN 2718 7691
por convicciones ideológicas que persisten en modos y formas de actuar que corresponden a épocas pasadas. Éstos son los perdedores de la evolución.
Perón lo sintetizó con una frase magistral:
Como hombre del destino creo que nadie puede escapar de él, pero también creo que podemos ayudarlo, fortalecerlo, tornarlo favorable hasta el punto de que sea sinónimo de Victoria. (El hombre del Destino, 40, 1973: s/p)
La Justicia Social y la Tercera Posición, pues, son dos principios complementarios e inseparables, para restablecer el equilibrio social adaptándose a la evolución (Perón, 2013):
La concepción justicialista que nace en 1945, es una concepción simple, con una base filosófica firme, y que obedece a un concepto cristiano y humanista de la política. Indudablemente que el mundo ha venido desarrollando una evolución que hay que captar si queremos darle una continuidad congruente en el futuro. Es ahí de donde parte el justicialismo. Es indudable que el capitalismo que se instaura como sucesor del medioevo, trae consigo la empresa, la máquina que modifica extraordinariamente la actividad de la comunidad.
(...)
No podemos negar que, en los dos siglos de acción del capitalismo, el mundo -técnica y científicamente- ha progresado más que en los diez siglos precedentes. Aunque, indudablemente, ese progreso ha gravitado sobre las espaldas de los pueblos, que han vivido sacrificados y miserables durante esos dos siglos.
(...)
Indudablemente que hoy los pueblos están muy esclarecidos en razón de los medios de comunicación; de la televisión, de la radio, los diarios, las revistas, en fin... Eso ha esclarecido las masas populares que han llegado a darse cuenta de que se prepara para el futuro otro sacrificio semejante, para también obtener un progreso parecido. Y ya no quieren los pueblos que eso se realice sobre el sacrificio, el dolor, el hambre y la miseria de ellos. Así es como nosotros lo concebimos. Entonces es necesario que ofrezcamos a los pueblos la posibilidad de que trabajen felices, con un grado suficiente de dignidad, para un progreso técnico y científico de la humanidad, que quizá no sea tan grande como el que ha venido asegurando el capitalismo, pero, por lo menos, que no sea sobre el sacrificio de nadie. Pueblos felices, trabajando por la grandeza de un mundo futuro, pero sin sacrificios y sin dolor. Que eso es lo humano, que eso es lo natural, y que es también lo científico.
(...)
Entonces debe haber una tercera posición que es la que concibe el justicialismo, donde el hombre, en una comunidad que se realiza, pueda también realizarse como ente humano. Esa es la verdadera concepción justicialista que venimos expresando desde hace veinticinco años. Las dos terceras partes de los habitantes del mundo y sus comunidades están pujando por colocarse en esa tercera posición.
Rev. Fil. Lat. Y Cs. Soc. Año L (2025) n° 39 – pp. 97-109 - ISSN 2718 7691
(...)
Tan distante de uno como del otro de los imperialismos dominantes, lógicamente, el Tercer Mundo está en la tercera posición. La evolución de la humanidad ha ido hacia integraciones mayores: del hombre a la familia, la tribu, el estado primitivo, el estado feudal, la nacionalidad -que hemos vivido los de mi generación-. Ahora ustedes vivirán la etapa que sigue: continentalismo. Y es posible que sus nietos y sus bisnietos lleguen a la futura y última integración, que es el universalismo como aspiración de una humanidad realizada.
(...)
Si nuestra liberación es inseparable de la liberación continental, ¿debemos coordinar también esta lucha con la de Asia y África? ¿Es esta lucha del Tercer Mundo la que puede universalizar la liberación del hombre? ¡Natural!, es el Tercer Mundo, y hoy nosotros, los que trabajamos dentro de esta línea, estamos en el Tercer Mundo y trabajamos en el Tercer Mundo, y estamos conectados todos los dirigentes populares de América con ese Tercer Mundo, como estamos conectados con la idea de la liberación del continente, trabajando para eso. Y creemos que la juventud, la gente del futuro, debe aferrarse a esa posición, porque ésa será la posición del futuro.
Esta extensa cita resume el ideal justicialista: si la evolución es ineluctable, los pueblos deben aprovecharla, para alcanzar el fin de la explotación. Para ello, deben orientarse por los principios de la Justicia Social y la Tercera Posición. De este modo podrán restablecer el equilibrio social e internacional. En la etapa posterior a la descolonización de África y Asia la forma de esa evolución era el socialismo nacional. Cada uno, de acuerdo a sus características culturales y a su experiencia histórica, debía hallar la forma de socialismo que más le conviniera. Pero este objetivo sólo podía alcanzarse uniéndose en lo que entonces se llamaba Tercer Mundo y hoy denominamos Sur Global. Nadie puede liberarse solo.
La universalización de la Justicia Social y la Tercera Posición se completó por la Justicia Ambiental al año siguiente en el Mensaje a los Pueblos y Gobiernos del Mundo (Perón, 1973: 7):
Hace casi treinta años, cuando aún no se había iniciado el proceso de descolonización contemporáneo, anunciamos la Tercera Posición en defensa de la soberanía y autodeterminación de las pequeñas naciones, frente a los bloques en que se dividieron los vencedores de la Segunda Guerra Mundial.
Hoy cuando aquellas pequeñas naciones han crecido en número y constituyen el gigantesco y multitudinario Tercer Mundo, un peligro mayor-que afecta a toda la humanidad y pone en peligro su misma supervivencia- nos obliga a plantear la cuestión en nuevos términos, que van más allá de lo estrictamente político, que superan las divisiones partidarias o ideológicas, y entran en la esfera de las relaciones de la humanidad con la naturaleza.
Creemos que ha llegado la hora en que todos los pueblos y gobiernos del mundo cobren conciencia de la marcha suicida que la humanidad ha emprendido a través de la contaminación del medio ambiente y la biosfera, la dilapidación de los recursos naturales, el crecimiento sin freno de la población y
Rev. Fil. Lat. Y Cs. Soc. Año L (2025) n° 39 – pp. 97-109 - ISSN 2718 7691
la sobre-estimación de la tecnología, y la necesidad de invertir de inmediato la dirección de esta marcha, a través de una acción mancomunada internacional.
Claramente, el General expone en este texto de qué modo la soberanía y autodeterminación de los pueblos estará incompleta, si no se restablece el equilibrio entre las sociedades humanas y el medio ambiente. No se trata de un medio ambiente “externo” a nuestras sociedades sino producto de las mismas (id., 7): “El ser humano ya no puede ser concebido independientemente del medio ambiente que él mismo ha creado “.
Todo el diagnóstico que el Líder realiza a continuación está organizado en torno a dos ejes: por un lado, el creciente despilfarro de recursos imprescindibles para la vida por parte de la minoría de la población mundial concentrada en las naciones más ricas; por el otro, el empobrecimiento creciente de la mayoría por el agotamiento de los recursos y por la sobreexplotación. Estos dos ejes conjugan la problemática de la Justicia Social con la de la Tercera Posición ambiental: ni conservacionismo ni sobreexplotación de los recursos. La solución, para Perón, se encuentra en adecuar los modos y tiempos de explotación de los recursos a su capacidad de renovación natural y a las necesidades reales de la mayoría de la población mundial. Rechaza la falsa antinomia entre el lujo y la pobreza, para proponer un moderado bienestar para todos dentro de las posibilidades que ofrece el restablecimiento del equilibrio con el medio ambiente.
Consecuentemente, el General propone (id., 10-11):
1. Son necesarias y urgentes: una revolución mental en los hombres, especialmente en los dirigentes de los países más altamente industrializados; una modificación de las estructuras sociales y productivas en todo el mundo, (...) y el surgimiento de una convivencia biológica dentro de la humanidad y entre la humanidad y el resto de la naturaleza.
2. (...)
3. Cada nación tiene derecho al uso soberano de sus recursos naturales. Pero, al mismo tiempo, cada gobierno tiene la obligación de exigir, a sus ciudadanos el cuidado y utilización racional de los mismos. El derecho a la subsistencia individual impone el deber hacia la supervivencia colectiva, ya se trate de ciudadanos o pueblos.
4. La modificación de las estructuras sociales y productivas en el mundo implica que el lucro y el despilfarro no pueden seguir siendo el motor básico de sociedad alguna. y que la justicia social debe exigirse en la base de todo sistema, (...)
5. Necesitamos un hombre mentalmente nuevo en un mundo físicamente nuevo. (...)
Recuérdese que uno de los aspectos de la concepción peronista de Justicia Social es “la elevación de la consciencia cívica del pueblo”. Aquí se aplica a toda la humanidad. Más adelante sintetiza (id., 11-12):
(...)
8. Todos estos problemas están ligados de manera indisoluble con la justicia social, el de la soberanía política y la independencia económica del Tercer Mundo, y la distensión y la cooperación internacional.
Rev. Fil. Lat. Y Cs. Soc. Año L (2025) n° 39 – pp. 97-109 - ISSN 2718 7691
Para el “Tercer Mundo” plantea tareas especiales (id., 12):
1) Debemos cuidar nuestros recursos naturales con uñas y dientes de la voracidad de los monopolios internacionales que los buscan para alimentar un tipo absurdo de industrialización y desarrollo, en los centros de alta tecnología a donde rige la economía de mercado. Ya no puede producirse un aumento en gran escala de la producción alimenticia del Tercer Mundo sin un desarrollo paralelo de las industrias correspondientes. (...)
2) De nada vale que evitemos el éxodo de nuestros recursos naturales si seguimos aferrados a métodos de desarrollo, preconizados por esos mismos monopolios, que significan la negación de un uso racional de aquellos recursos.
3) En defensa de sus intereses, los países deben propender a las integraciones regionales y a la acción solidaria.
4) No debe olvidarse que el problema básico de la mayor parte de los países del Tercer Mundo es la ausencia de una auténtica justicia social y de participación popular en la conducción de sus destinos. (...)
Con este mensaje se cierra el ciclo de generalización y universalización de los principios de Justicia Social y Tercera Posición en vida del General. Todavía aparecen plasmados en la propuesta para el futuro de Argentina que él realizó dos años más tarde en Modelo Argentino para el Proyecto Nacional (Perón, 2015: 208):
El mundo será universalista; la organización de los países del «tercer mundo» constituye una forma de tránsito necesario hacia un universalismo justo; la etapa del continentalismo, a su vez, es un camino para ambas cosas. Nuestra Argentina tiene que tener un papel activo y relevante en todo este proceso y no debe seguir resignadamente lo que elaboren los demás.
Este fragmento del Prólogo del documento enmarca la propuesta que se va a hacer dentro de la evolución general de la humanidad que, a su vez, se retoma en el “Concepto del Modelo Argentino” enraizando la Justicia Social en la tradición profunda de la historia nacional (Perón, 2015: 211):
El pueblo, fuente de permanente creación y autoperfeccionamiento, estaba preparado hace tres décadas para conformar una ideología nacional, social y cristiana. Sin embargo, no fuimos comprendidos cuando, respondiendo a esa particular exigencia histórica, propugnamos la justicia social como inmanente al ser nacional, a pesar de que la justicia social está en la base de la doctrina cristiana que surgió en el mundo hace dos mil años.
En una sola frase la historia de Argentina se entronca en la mejor tradición de la historia occidental. No obstante, este principio es irrealizable en una sociedad en la que hay opresores y oprimidos (id., 212): “Ni la justicia social ni la libertad —recíprocamente apoyadas— son comprensibles en una comunidad integrada por hombres que no se han realizado plenamente en su condición humana.”
Así como la aplicación de los principios básicos del Justicialismo llevará a la liberación del pueblo argentino y de la humanidad toda, su avance estará condicionado por la evolución de la consciencia social del pueblo. No se pueden implantar la Justicia Social y la Tercera Posición en
Rev. Fil. Lat. Y Cs. Soc. Año L (2025) n° 39 – pp. 97-109 - ISSN 2718 7691
una comunidad imbuida de odio, racismo, aporofobia, xenofobia y patriarcalismo. El avance social necesita de la revolución cultural y vice versa. Sólo la fusión progresiva y voluntaria del yo en el nosotros hará posible la implantación definitiva del amor y la igualdad, como reza la Marcha.
Esta aspiración integral queda formulada como propósito (Perón, 2015: 212-13):
Es por eso que el Justicialismo quiere para el hombre argentino:
- Que se realice en sociedad, armonizando los valores espirituales con los materiales, y los derechos del individuo con los derechos de la sociedad;
- Que haga una ética de su responsabilidad social;
- Que se desenvuelva en plena libertad, en un ámbito de justicia social;
- Que esa justicia social esté fundada en la ley del corazón y la solidaridad del pueblo, antes que en una ley fría y exterior;
- Que tal solidaridad sea asumida por todos los argentinos, sobre la base de compartir los beneficios y los sacrificios equitativamente distribuidos;
- Que comprenda a la nación como unidad abierta generosamente con espíritu universalista, pero consciente de su propia identidad.
A partir de estos postulados se formula a continuación la propuesta justicialista de Modelo Argentino. Sobre su implementación, repite en los Objetivos lo siguiente (id., 216):
Alguna vez prediqué la armonía como categoría fundamental de la existencia humana; sigo creyendo en ella como condición inalienable para la configuración de la Argentina que todos anhelamos. Esa básica consonancia excluye la violencia e implica comprender que el único camino para la construcción fértil es partir de ideas, valores y principios, cuya práctica concreta no cercene el cauce de la paz. Esto no distorsiona en absoluto la vocación de cambio del Justicialismo, concretado en este Modelo Argentino: ya he afirmado que la doctrina es revolucionaria en su concepción, pero pacífica en su realización.
Siguen las propuestas para las distintas áreas. Es esta promesa de restauración de la armonía, que forzosamente debe renovarse periódicamente, la que da al Justicialismo su arraigo en el alma popular.
Actualidad del vínculo entre la Justicia Social y la Tercera Posición
En el actual proceso de fragmentación y recolonización de Argentina se evidencia el fracaso total del sistema político instaurado en la transición a la democracia. La democracia que hoy vivimos dejó que la Soberanía Nacional se degradara, desde el momento mismo de su nacimiento hace casi 42 años, cuando la dirigencia política argentina aceptó pasivamente las leyes de Inversiones Extranjeras y de Entidades Financieras impuestas por la dictadura cívico-militar, consintió en no discutir el endeudamiento fraudulento realizado por el Estado y las grandes corporaciones en esos años y acató los términos de la rendición en Malvinas desmontando progresivamente nuestras capacidades defensivas e industriales. Las leyes de Obediencia Debida y de Punto Final fueron los instrumentos con los que el alfonsinismo “se ganó” la adhesión al Plan Brady y al Consenso
Rev. Fil. Lat. Y Cs. Soc. Año L (2025) n° 39 – pp. 97-109 - ISSN 2718 7691
de Washington. La entrega de la soberanía monetaria, financiera y defensiva sentó las bases para una política de injusticia social basada en la maximización de los beneficios del capital financiero internacional.
Este marco de dependencia explícito fue institucionalizado por los tratados de Madrid y Londres de 1990, en los que Domingo F. Cavallo concedió que nuestra derrota en las Islas Malvinas otorgaba al Reino Unido derechos perennes de segregación de las islas del Atlántico Sur, desmilitarización de la Patagonia, desnacionalización de sus tierras, entrega de las principales empresas estatales a empresas españolas propiedad de fondos de inversión británicos y otros privilegios que desconocemos, porque ambos tratados contienen cláusulas que permanecen secretas.
Este estatuto colonial fue cimentado institucionalmente por el Pacto de Olivos entre Carlos S. Menem y R. Alfonsín, que permitió la degradación por fragmentación de la Argentina, en especial de las políticas nacionales de salud, educación y Seguridad Social y en la propiedad de los recursos del subsuelo y las aguas. Por más que la Ley Cafiero de 1999 puso un cierto freno, el derecho de autogobierno entregado a la Ciudad de Buenos Aires fue el inicio de un proceso de provincialización de la Capital que amenaza reeditar los conflictos constitucionales del siglo XIX.
Sin embargo, esta política de entrega colonial no hubiera podido perpetuarse sin el colateral proceso de concentración y monopolización de los medios de comunicación masiva que tuvo un doble efecto: por un lado, realiza cotidianamente una colonización pedagógica que siembra en grandes sectores de la población el odio antiperonista, la ignorancia sobre el despojo cotidiano, el sometimiento al amo imperial y el desmerecimiento de las propias capacidades.
Por el otro, el control de los medios se ha convertido en una poderosa palanca de presión con la que la nueva oligarquía financiera especuladora ha sometido al poder judicial, convirtiéndolo en un instrumento tan eficaz de su poder como antes fue el Partido Militar. El Partido Judicial, instrumento de la oligarquía y el imperialismo sionista anglonorteamericano, tiene hoy el verdadero poder de la Argentina.
Estas políticas tuteladas y auditadas por el FMI y el Banco Mundial, amputaron la capacidad de decisión de políticas nacionales. Al cercenarse la Soberanía Nacional y la Independencia Económica, se redujo la democracia al mínimo y se canceló la Justicia Social y Ambiental.
Por la fragmentación de la soberanía se entregó a múltiples actores –sobre todo privados- la capacidad de tomar decisiones sobre cuestiones colectivas, abandonando el objetivo justicialista de buscar permanentemente la armonía necesaria para el bien común. Cuando el sistema político abandona la búsqueda de la armonía entre sus partes, se agudizan las contradicciones políticas, económicas, culturales, sociales y en la relación con el medio ambiente. El sistema político se evidencia, entonces, como incapaz para resolver las necesidades y demandas de la población. Pierde legitimidad y el pueblo se aleja de él. Esto pasó en 2001 y está pasando nuevamente, casi sin interrupciones, desde 2015.
El funcionamiento pleno del sistema requiere equilibrios que han sido barridos por una nueva lógica, según la cual la política nacional ha sido denostada, los valores patrióticos ignorados y la defensa del patrimonio nacional abandonada. Mientras tanto, los partidos políticos han perdido su función de canalizar la opinión de los ciudadanos, para dirimir las grandes cuestiones nacionales.
Rev. Fil. Lat. Y Cs. Soc. Año L (2025) n° 39 – pp. 97-109 - ISSN 2718 7691
Si éstas se resuelven fuera del país o en pequeños cenáculos a espaldas del pueblo, la política deja de ser interesante.
Efectivamente, la participación electoral sigue bajando dramáticamente, porque el pueblo no ve en el sistema político una alternativa superadora a los males actuales. ¿Qué hacer para recuperar la credibilidad de la política? Sólo la vuelta a la Justicia Social y la Tercera Posición pueden ofrecer una alternativa. Es necesario cuestionar el sometimiento al imperialismo y exigir la plena vigencia de la democracia, con una Justicia sometida al control popular y sin proscripciones. El Estado nacional debe recuperar el control de la moneda, el crédito y el comercio exterior. Sólo así será posible retomar una política de Justicia Social y Solidaridad que saque al pueblo de la pobreza y comience a restablecer los equilibrios sociales y ambientales.
Pueden cambiar las formas y los instrumentos, pero no la filosofía y la Doctrina. La Justicia Social y la Tercera Posición siguen siendo hoy, como hace 80 años, los pivotes de la Revolución y no hay alternativa a ellas. No se trata de buscar la vuelta a un pasado idealizado, sino restaurar un orden que nunca debió romperse. Esta promesa de armonía trasciende a cualquier forma e instrumento político. Y si el Movimiento Peronista incumple su misión revolucionaria, la promesa tomará cuerpo en otro movimiento, pero la búsqueda de la Justicia Social y Ambiental en una Tercera Posición de equilibrio más allá de los extremos es inherente a la cultura argentina y no desaparecerá nunca.
Referencias
Escuela Superior Peronista (ESP), 1954, Sociología Peronista, Buenos Aires: Ed. Mundo Peronista.
Perón el hombre del Destino, 1973, colección de 40 fascículos, Buenos Aires: Abril Ed.
Perón, Juan D., 1973, Mensaje a los pueblos y gobiernos del mundo, Hechos e Ideas (tercera época), año 1, N.o 1, 7-12.
Perón, Juan D., 2015 {1974}, Modelo Argentino para el Proyecto Nacional, en JDP, Los trabajos y los días, Tomo 20, Volumen 1, Buenos Aires: Biblioteca del Congreso de la Nación.
Perón, Juan D., 20161 [1949], La Comunidad Organizada, 2a ed. Incluye texto de la Reforma Constitucional de 1949, en JDP, Los trabajos y los días, Tomo 10, Volumen 1, Buenos Aires: Biblioteca del Congreso de la Nación.
Perón, Juan D., 2013 [1971], Actualización política y doctrinaria para la toma del poder, Buenos Aires: Villa Manuelita, https://www.youtube.com/watch?v=WM17R7BaiBg
Perón, Juan D., 20162, Doctrina Peronista, Buenos Aires: Fabro.
Perón, Juan D. 2017 [1968], La Hora de los Pueblos, en JDP, Los trabajos y los días, Tomo 17, Volumen 1, Buenos Aires: Biblioteca del Congreso de la Nación.