Moscú y Ankara ocupan los espacios que Washington deja
Rusia y Turquía avanzan compitiendo lealmente
El acuerdo entre Moscú y Ankara para que Ucrania pueda exportar su
trigo fortalece su complementación en el Mar Negro, Siria y el norte de
África a costas de EE.UU. y los europeos
por Eduardo J. Vior Agencia Télam
06-06-2022 | 22:02
Al minar sus puertos sobre el Mar Negro, Ucrania impidió la salida de cientos de buques graneleros
Desde que empezó la “operación militar especial” de Rusia en Ucrania
los precios de la energía y los alimentos se han disparado. Las
sanciones económicas y comerciales contra Rusia han dejado a Europa sin
el gas ruso y disparado los costos de producción. En tanto, el minado
por Ucrania de sus puertos sobre el Mar Negro ha inflado los precios
internacionales del trigo, amenazando a los países árabes y a África con
una gigantesca hambruna.
En ambos casos los ganadores netos son
las grandes empresas norteamericanas. Por ello, el acuerdo que Rusia y
Turquía alcanzaron este lunes para facilitar el tránsito de las naves
que llevan el trigo ucraniano muestra a ambas potencias como rivales
razonables y les sirve de pie para avanzar con acuerdos sobre Siria y el
norte de África que les permitan competir disminuyendo los riesgos de
conflicto.
Según el diario moscovita Izvestia el gobierno ruso
ha acordado con Ankara un plan para liberar los envíos de grano desde
Odesa y otros puertos ucranianos. "En las aguas territoriales del país
vecino las fuerzas militares turcas se encargarán del desminado y
escoltarán los barcos hasta las aguas neutrales", dice el informe. Luego
los buques de guerra rusos acompañarían hasta el Bósforo a los barcos
que transportan el grano. Para cerrar el acuerdo, el ministro de Asuntos
Exteriores ruso, Sergei Lavrov, llega a Ankara el miércoles 8.
Por su parte, el ministro turco de Asuntos Exteriores, Mevlut Cavusoglu,
ha afirmado que se está trabajando con la ONU para alcanzar un acuerdo
sobre un corredor para las exportaciones ucranianas por el Mar Negro,
pero que los problemas entre Moscú y Kiev persisten. En una entrevista
televisada el martes desde la sede de la agencia estatal Anadolu en
Ankara, Cavusoglu aclaró que Lavrov va a Turquía acompañado por una
delegación militar. "Estamos planeando establecer un centro en Estambul
para observar el corredor", dijo el alto diplomático turco.
La
ofensiva rusa en Ucrania y las sanciones occidentales han interrumpido
el suministro de trigo y otros productos básicos de los dos países que
producen el 30 por ciento del suministro mundial de trigo, alimentando
la preocupación por el riesgo de escasez y hambre en todo el mundo.
Decenas de buques portacontenedores están bloqueados en los puertos
ucranianos, impidiendo las exportaciones de trigo, aceite de girasol y
otros alimentos, así como de fertilizantes para los cultivos.
La
navegación en el Mar Negro se ha visto obstaculizada por las minas
sobre cuyo origen se acusan recíprocamente ambas partes beligerantes.
Mientras tanto, en una conversación telefónica con el presidente turco
Recep Tayyip Erdogan el lunes, el presidente ruso Vladimir Putin dijo
que Rusia estaba dispuesta a facilitar en coordinación con Turquía la
exportación sin trabas del grano desde los puertos ucranianos.
Los presidentes de Turquía y Rusia, Recep T. Erdogan y Vladimir Putin se han reunido en varias ocasiones
En la entrevista Cavusoglu abordó un amplio abanico de cuestiones
nacionales y mundiales. Ante una pregunta sobre una posible venta de
F-16 norteamericanos a Turquía, evaluó que el Congreso estadounidense se
inclinaba por autorizar la venta. En tanto, sobre una posible operación
antiterrorista en el norte de Siria, afirmó que su país "eliminará
todas las amenazas terroristas en casa y en el extranjero, en Siria y
donde sea". En tanto, sobre la militarización de las islas orientales
del Egeo por parte de Grecia, el ministro sostuvo que Atenas violaba el
estatus de la región fronteriza y pidió a Atenas que las desmilitarice,
recordándole que "de lo contrario, comenzará un debate sobre la
soberanía".
También habló de las relaciones con Israel, diciendo
que debería haber un reparto justo entre Israel y Palestina sobre una
posible Zona Económica Exclusiva de Gaza. Cavusoglu informó asimismo que
Ankara y Riad estaban de acuerdo en que el príncipe heredero saudí
Mohammed bin Salman visite próximamente Turquía, pero que aún no se ha
fijado la fecha. En la misma entrevista opinó que sigue existiendo
la posibilidad de sentar a los líderes de Ucrania y Rusia a la mesa de
negociaciones.
El acuerdo entre Rusia y Turquía, para
restablecer el transporte de granos ucranianos a través del Mar Negro
tiene su complemento en su entendimiento sobre Siria. Como ambos
escenarios son muy importantes para la seguridad nacional de las dos
potencias, coinciden en no interferir en las operaciones de la otra,
aunque las consideren ilegítimas y no duden en decirlo públicamente.
El presidente turco Erdogan reveló recientemente que su país tiene la
intención de cumplir pronto sus planes para establecer en el norte de
Siria una "zona segura" de 30 kilómetros de profundidad. Tanto Rusia
como EE.UU. advirtieron contra la medida, diciendo la primera que sería
ilegal sin la aprobación de Damasco y que sólo el gobierno legítimo de
la República Árabe puede garantizar de forma sostenible la seguridad a
lo largo de la parte siria de la frontera internacional, mientras que el
segundo advirtió que "actores malignos" podrían aprovechar la situación
para sembrar más inestabilidad regional.
No obstante, Ankara
sigue empeñada en fijar en ese Estado vecino sus líneas rojas de
seguridad nacional de una manera comparable con la motivación de Moscú
para su actual operación militar especial en Ucrania.
Desde las
primeras conversaciones de paz de Astana, en enero de 2017, Rusia y
Turquía han estado coordinando sus movimientos en Siria con el fin de
evitar cualquier choque involuntario entre sus fuerzas. Hasta ahora sus
líderes han logrado regular responsablemente su rivalidad, aunque siguen
compitiendo entre sí allí y en otros lugares de Afro-Eurasia, como el
norte de África y el Cáucaso meridional.
El conflicto ucraniano
es otro caso en el que sus intereses no están perfectamente alineados,
como lo demuestra la condena de Ankara a la campaña de Moscú y el envío
de drones a Kiev. Para ser justos, el armamento que Rusia proporciona al
Ejército Árabe Sirio (SAA, por su nombre en inglés) podría, en teoría,
ser utilizado contra Turquía, por lo que se trata en cierto modo de una
intervención comparable a la de Turquía en Ucrania.
Por el estrecho del Bósforo se pasa del Mar Negro al Mar Mediterraneo
A pesar de sus diferencias en Ucrania y Siria, las relaciones
ruso-turcas siguen siendo bastante estables, lo que contradice las
expectativas de muchos que esperaban un choque entre ambas. De hecho, en
el frente ucraniano Ankara se niega a sancionar a Rusia y ahora el
presidente Erdogan acordó con Putin limpiar las minas navales de Ucrania
para reabrir la navegación internacional, Asimismo Ankara pospuso o
canceló las provocadoras maniobras de la OTAN en el Mar Negro y no
autorizó el pasaje de buques norteamericanos o británicos por el
Bósforo. Estas son las acciones de un liderazgo muy pragmático que
entiende que es mejor desescalar las tensiones en pos de intereses
compartidos.
Dichos intereses podrían referirse
especulativamente a un quid pro quo sobre Siria y Ucrania, por el que
Ankara alivia la presión occidental liderada por Estados Unidos sobre
Moscú en el primer caso, a cambio de que el Kremlin corresponda en el
segundo. En la práctica, Moscú podría permanecer inactivo mientras
Ankara elimina a los grupos armados del norte de Siria, mientras
"aconseja" discretamente a Damasco que "se retire" y no responda a lo
que ambos consideran oficialmente una operación ilegal. El Kremlin
podría enviar más armas a su aliado, al igual que Turquía ha enviado a
Ucrania, pero con la seguridad de que Siria no las utilizará contra esas
fuerzas armadas extranjeras, porque Rusia no quiere tener en Siria una
guerra por delegación con Turquía.
Independientemente de la
opinión de cada uno sobre las operaciones del otro en terceros países,
no se puede negar que se están comportando entre sí de forma muy
pragmática, realista y responsable. En realidad, Turquía ha demostrado
tener una política exterior verdaderamente independiente dirigida a
maximizar la autonomía estratégica de Turquía en la Nueva Guerra Fría.
De continuarse, esta competencia controlada por el entendimiento mutuo
podría tener fuertes consecuencias en Oriente Medio y el norte de
África. Turquía es un fuerte aliado de Catar y el ministro Lavrov estuvo
la semana pasada en Riad reunido con el heredero del trono saudí y los
gobernantes de los Emiratos y de Bajrein. Rusia, en tanto, tiene una
estrecha alianza con Irán, que, a su vez, está enfrentado con los
sauditas y los jeques del Golfo y compite con Turquía.
En Libia,
por su parte, Turquía apoya al gobierno de Trípoli, mientras que Rusia y
Egipto sostienen en el este del país al general Jalifa Haftar. En Malí,
en cambio, ambas potencias coinciden en apoyar al gobierno de
transición en su lucha contra el Estado Islámico y en su esfuerzo por
neutralizar la influencia neocolonial de Francia.
En un mundo
que se reorganiza cada cual atiende su juego. Prolongando la guerra en
Ucrania, EE.UU. somete a Europa e intenta desgastar a Rusia, pero está
enfrascada en una infructuosa competencia con China. Rusia, por su
parte, expande sus fronteras hacia el oeste y el Mar Negro, disminuye la
influencia de los oligarcas ligados a la banca occidental y conquista
los mercados de Asia Central. Con sus exitosos drones Turquía conquista
mercados e influencia en el Cáucaso, Oriente Medio y África. Ankara y
Moscú tienen muchos intereses contrapuestos, pero se respetan y en
algunos casos hasta cooperan. Cada espacio que ambas ganan deja menos
margen de maniobra a europeos y norteamericanos.
Estimad@s lector@s: Este es un blog moderado. Sus comentarios serán evaluados antes de la publicación, para evitar spam. Agradezco su atención. Eduardo J. Vior
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