Objetivo cumplido: Alemania hundida, Polonia conectada
Tras la destrucción de ambos gasoductos ruso-alemanes y la inauguración
de una tubería noruego-polaca, EE.UU. ha remplazado la “Vieja” por la
“Nueva Europa”
Por Eduardo J. Vior
Agencia Télam 30-09-2022 | 15:19
Foto: AFP.
Respondiendo a las preguntas de un periodista neerlandés, el 27 de
enero de 2003 el entonces secretario de Defensa de EE.UU., Donald
Rumsfeld, diferenció entre la “Vieja Europa” (liderada por Francia y
Alemania), que sólo traía problemas a Estados Unidos, y la “Nueva” (los
países de Europa Central y Oriental que antes eran socialistas), más
interesada en cooperar con los norteamericanos. Esta escisión recorre
desde principios de este siglo la política norteamericana hacia sus
aliados. Se corresponde con el traslado del centro de gravedad de la
OTAN hacia el este, hasta las fronteras de Rusia. La destrucción esta
semana de los gasoductos Nord Stream 1 y 2, que debían proveer a
Alemania y Europa Central con el gas ruso, llevó ese desplazamiento a un
punto crítico: hundida la economía alemana y conectada Polonia al gas
noruego, Europa queda desvinculada de Rusia y sometida a los intereses
anglosajones, por lo menos, mientras sus pueblos lo toleren.
Todo comenzó la noche del domingo al lunes, cuando aviones de combate
daneses detectaron una alfombra de burbujas que surgían del agua en las
proximidades de la isla de Bornholm, por donde pasa el Nord Stream 2.
Björn Lund, del Instituto Sismológico Sueco (SNSN), dijo a la
televisión sueca SVT que “no hay duda de que se trata de explosiones“.
Sus colegas en Dinamarca también habían observado las explosiones. Una
de ellas tuvo una magnitud de 2,3 y fue registrada por 30 estaciones de
medición en Suecia. Según Lund, la primera explosión se produjo a las
2.03 de la madrugada del lunes y la segunda a las 7.04 de la tarde.
Según el canal de televisión SVT, las coordenadas de las explosiones
coinciden con las de las fugas en los dos gasoductos.
En el caso
del Nord Stream 1, una de las fugas está en aguas danesas y la otra en
aguas suecas, mientras que la del Nord Stream 2 está en aguas danesas.
Según un portavoz de Nord Stream, los daños, que ocurrieron
simultáneamente en tres hilos de gasoductos del sistema Nord Stream en
alta mar el mismo día, no tienen precedentes. De ahí que no pueda
excluirse la tesis de un sabotaje.
Entre tanto, este miércoles
la guardia costera sueca descubrió una cuarta fuga en uno de los dos
gasoductos, sin precisar aún en cuál.
Las tuberías submarinas
del Nord Stream están hechas con acero de grado DNV SAWL 485 (similar al
grado X70) para espesores de pared que van de 26,8 a 34,4 mm y fueron
fabricadas por seis productores calificados (uno en Rusia, cuatro en
Europa y uno en Japón). Los tubos están revestidos de hormigón. Están
hechos para soportar hasta el impacto de un ancla de portaaviones. Son
básicamente indestructibles sin cargas explosivas.
Inmediatamente las usinas de propaganda inundaron los medios de Europa y
el mundo con cables adjudicando la responsabilidad del incidente a
Rusia. Ahora bien, estos gasoductos eran casi la única palanca que a
Rusia le quedaba para hacer presión sobre Europa. Aunque ahora las
tuberías estuvieran fuera de servicio, es dable pensar que en cualquier
negociación Moscú las habría utilizado como carta para obtener ventajas.
Informaciones procedentes de círculos de seguridad en Alemania
sostienen que hay muchos indicios que apuntan a que los dos gasoductos
fueron dañados deliberadamente. “Nuestra imaginación ya no puede
concebir un escenario que no sea un ataque dirigido; todo habla en
contra de una coincidencia”, sostuvo un informante al diario
Tagespiegel.
En una interesante coincidencia, miles de personas
en varias ciudades alemanas han protestado recientemente contra la
política de Olaf Scholz y el gran aumento en la energía en general, pero
particularmente en los precios del gas. Los manifestantes también
exigieron el fin de las sanciones a Rusia y también pidieron el reinicio
operativo de Nord Stream 2, sin que los grandes medios se inmutaran.
Asimismo, durante las pasadas semanas circuló intensamente el rumor de
que el gobierno alemán –Scholz en particular- había iniciado
conversaciones con el gobierno ruso, para resolver a la vez el conflicto
geopolítico entre ambos países y evitar el desastre que amenaza dentro
de muy pocos meses a la industria, la economía y la sociedad alemanas.
Una resolución que, necesariamente, debía pasar por la reanudación del
suministro de gas ruso a Alemania por Nord Stream 1 y por Nord Stream 2.
Entre las aguas suecas y las danesas los gasoductos pasan a
profundidades de entre 80 y 120 metros. Si se trató de un sabotaje (todo
lo hace pensar), por lo tanto, se lo tiene que haber llevado a cabo
mediante drones submarinos lanzados desde un barco. Sólo tres países
poseen esta tecnología: EE.UU., Rusia y, posiblemente, China.
En relación con estas especulaciones se comentaron mucho los tuits que
el ex canciller polaco y eurodiputado Radek Sikorski subió el lunes. El
primero muestra el mar revuelto tras las deflagraciones submarinas de
uno de los gasoductos con el comentario "Gracias América". En el segundo
escribe que "Ucrania y todos los Estados del Mar Báltico se han opuesto
a la construcción de Nord Stream durante 20 años. Ahora 20.000 millones
de dólares de chatarra yacen en el fondo del mar, otro costo pagado por
Rusia por su decisión criminal de invadir Ucrania. Alguien ha realizado
una operación especial de mantenimiento". Entre tanto los borró, pero
el responsable por los atentados quedó señalado.
No hay pruebas,
pero los indicios se acumulan. Buques de guerra y un submarino de la
Armada de EE.UU. estuvieron activos en esas mismas zonas hace unos días.
El semanario alemán Der Spiegel informa esta semana que en el verano
pasado EE.UU. notificó a Alemania sobre un posible ataque ucraniano a
los oleoductos Nord Stream. Esta descarga de responsabilidad se debe a
que Washington no puede reclamar el bombardeo de una infraestructura
rusa, porque implicaría una declaración de guerra a Moscú, y porque las
tuberías fueron instaladas por un consorcio internacional al que varias
empresas europeas aportaron miles de millones que, además, no serán
compensados.
Por su parte, a pesar del ataque directo a una de
sus instalaciones, Rusia mantiene un perfil bajo, para no verse obligada
a responder.
Da la casualidad de que ambas explosiones se
registraron el mismo día en que se inauguró el gasoducto Baltic Pipe que
conecta a Noruega con Polonia, país llamado a reemplazar a Alemania
como distribuidor del gas a Europa. Al dar la noticia la agencia Reuters
tituló: “Baltic Pipe: El gasoducto Noruega-Polonia se abre en un
movimiento clave para reducir la dependencia de Rusia”.
El
Primer Ministro polaco, Mateusz Morawiecki, dijo que con el nuevo
oleoducto se abre "una nueva era de soberanía energética y mayor
seguridad, en el sentido más amplio del término". Un concepto que
también subrayó el responsable de la Dirección General de Energía de
Dinamarca, Jorgensen, quien recordó cómo la guerra rusa en Ucrania ha
hecho incierto el suministro de gas desde Moscú. "El mensaje que
enviamos es que Rusia no tendrá éxito", dijo el funcionario.
Varsovia ya había rescindido su contrato con Gazprom en 2019, pero fue
con las sanciones contra Moscú tras el comienzo de la guerra de Ucrania,
cuando el gigante energético ruso cerró completamente los grifos. Hasta
el año pasado, los suministros del este seguían representando casi la
mitad del consumo polaco. El gasoducto recién inaugurado suministrará
2.400 millones de metros cúbicos al año, aproximadamente el 15% del
consumo nacional.
La destrucción de los dos gasoductos hace casi
inevitable el desastre de la economía alemana y europea y su
dependencia y sometimiento a las corporaciones norteamericanas. A la
vez, se evita el temido desmarque geopolítico de Alemania y se asegura
la subordinación de Europa Occidental a la elite corporativa
norteamericana y su alejamiento del bloque de los países emergentes y en
desarrollo.
Ya en enero pasado el presidente Joe Biden amenazó
con destruir el Nord Stream 2, si Rusia entraba en guerra con Ucrania.
“Somos capaces de hacerlo y lo haremos”, anunció entonces. El gobierno
de Biden pretende una escalada bélica a costa de los europeos. Ésta fue,
al menos, la opinión del ex presidente Donald Trump en un posteo que
realizó el miércoles en su propia red social, Truth Social. El ex
mandatario vinculó las explosiones en las tuberías con el conflicto en
Ucrania, reprodujo la mencionada declaración de Joe Biden y afirmó que
un enfrentamiento militar entre Moscú y Kiev nunca habría ocurrido si él
estuviera en la Casa Blanca. Además, instó a Washington a ayudar a
solucionar el conflicto y "no empeorar las cosas con la explosión de los
gasoductos".
La destrucción de los gasoductos Nord Stream sitúa
a Alemania –y con ella a toda Europa- ante una encrucijada histórica,
mantener su alianza estratégica con Estados Unidos y sucumbir o romperla
y recuperar soberanía. Se trata de una encrucijada cuyo desenlace va a
corresponder fundamentalmente al gobierno alemán y a la presión que al
respecto puedan ejercer los agentes sociales y el propio pueblo alemán.
Esta reacción inmediata es, a la vez, necesaria y complicada.
Fundamentalmente, porque la clase política alemana lleva generaciones
sometida a los dictados de las corporaciones norteamericanas y liberarse
de esa sumisión de un día para otro no es sencillo en absoluto.
Preguntado en la década de 1950 para qué servía la OTAN, un político
francés respondió “para mantener a los rusos afuera, a los
norteamericanos adentro y a los alemanes abajo”. Desde 1992 la alianza
atlántica se ha expandido hasta incluir 30 países. Gracias a la guerra
en Ucrania está activa como nunca antes. Una OTAN más grande y más
activa implica –si seguimos el proverbio citado- más intromisión de
EE.UU. en Europa, más exclusión de Rusia y más sometimiento de Alemania.
La “Nueva Europa” (Polonia, los países bálticos, Chequia, Eslovaquia,
Rumania, Bulgaria y los países ex yugoslavos) carece de espalda
suficiente como para sostener a la vez el enfrentamiento contra Rusia y
la destrucción de los “viejos” líderes del continente. Hay demasiada
presión en la olla y la tapa puede saltar pronto.
Estimad@s lector@s: Este es un blog moderado. Sus comentarios serán evaluados antes de la publicación, para evitar spam. Agradezco su atención. Eduardo J. Vior
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