El informe de Xi Jinping ante el 20º Congreso del PCCh propone
convertir a China hasta 2035 en locomotora de la economía mundial y
garante de la paz y la cooperación internacional
Por Eduardo J. Vior
Agencia Télam 17-10-2022 | 08:45
De frente a las cámaras de televisión, con los 25 miembros del Buró
Político detrás de él, el presidente habló en el marco monumental del
salón dorado y rojo / Foto: AFP.
Este domingo
16 se abrió en Beijing el 20º Congreso del Partido Comunista de China
(PCCh) que sesionará hasta el sábado 22. Si bien las principales
resoluciones ya fueron acordadas previamente, los sucesivos discursos y
la composición que finalmente tengan sus órganos directivos indicarán el
rumbo que adoptará la República Popular para construir hasta 2035 una
sociedad “moderadamente próspera” –como propone el partido- en medio de
la guerra mundial, mientras responde a su crisis demográfica y supera el
desempleo juvenil.
Existe un consenso amplio en que Xi, de 69
años, será nuevamente designado secretario general del PCCh con miras a
que el año que viene sea reelegido presidente de China por tercera vez
aprovechando una reforma constitucional de 2018 que habilita la
reelección indefinida. En su discurso de apertura ante el 20° Congreso
del PCCh, Xi presentó un informe que repasa los logros conseguidos por
el partido en los últimos cinco años en particular y en los últimos diez
(desde que asumió) en general.
En el Gran Palacio del Pueblo,
frente a la plaza Tiananmen, en transmisión directa para los 1.400
millones de chinos, el líder mencionó como mayores acontecimientos de la
última década el centenario de la fundación del partido, celebrado en
julio de 2021, el ingreso en "el socialismo con peculiaridades chinas" y
la "liberación de la pobreza y consiguiente culminación de la
construcción integral de una sociedad modestamente acomodada".
Calificó el último logro como "una victoria histórica obtenida por el
PCCh y el pueblo chino" que "tiene una influencia de largo alcance en el
mundo". El PIB de China ha crecido hasta los 114 billones de yuanes
(unos 16 billones de dólares) desde los 54 billones de yuanes de la
última década y ha llegado a representar el 18,5% de la economía
mundial, un aumento de 7,2 puntos porcentuales, dijo.
“A partir
de este día, la tarea central del PCCh será dirigir al pueblo chino de
todos los grupos étnicos en un esfuerzo concertado para hacer realidad
el objetivo del segundo centenario de convertir a China en un gran país
socialista moderno en todos los aspectos y avanzar en el
rejuvenecimiento de la nación china en todos los frentes a través de un
camino chino hacia la modernización”, dijo Xi al exponer las misiones y
tareas del PCCh en marcha hacia la nueva era.
El presidente dijo
que desde el congreso anterior de 2017, China atravesó "un lustro
sumamente fuera de lo común" en el que debió "afrontar con eficacia la
severa y compleja situación internacional", la pandemia de Covid19, las
"turbulencias" en Hong Kong por las protestas antichinas y "las severas
provocaciones manifestadas como intervenciones en los asuntos de Taiwán
por parte de fuerzas extranjeras".
"Frente a los bruscos cambios
de la situación internacional, hemos mantenido la firmeza estratégica"
que "nos ha permitido salvaguardar en la lucha la dignidad e intereses
clave del país y tomar firmemente la iniciativa para su desarrollo y
seguridad", señaló. La interrelación entre las medidas de política
interna y la política exterior fue permanente en su discurso.
El
PCCh se propone realizar básicamente la modernización socialista desde
2020 hasta 2035 y convertir a China en “un gran país socialista moderno,
próspero, fuerte, democrático, culturalmente avanzado, armonioso y
bello desde 2035 hasta mediados de este siglo”, anunció.
El máximo evento de los comunistas chinos debatirá acerca de la tensa relación con Washington / Foto: AFP.
La hoja de ruta para el próximo quinquenio confirma y profundiza
vectores en los que el PCCh ya trabajó, con un fuerte énfasis en lo que
el gobierno chino llama "seguridad nacional" y que implica el reaseguro
del funcionamiento de todos los factores de la economía con
independencia de los avatares del frente externo, básicamente la
alimentación, las cadenas de suministro y la "soberanía tecnológica". Es
que, ante un horizonte de guerra mundial de amplio espectro, prolongada
y que se extiende a todo el planeta, China no quiere depender de
cadenas de suministros inseguros que puedan cortarse por una crisis o
ser saboteadas por Estados Unidos.
El informe presentado por el
primer mandatario también pone proa a un "desarrollo de alta calidad",
que implica mejorar la "economía de mercado socialista", un sistema
industrial más sofisticado, la "vigorización de las zonas rurales", una
mayor coordinación entre las regiones y una "apertura al exterior de
alto nivel". Es necesario a la vez esforzarse por un lado por aumentar
la fuerza motriz endógena y la confiabilidad de la gran circulación
nacional y mejorar la calidad y nivel de la circulación internacional
por el otro, puntualizó.
También se impulsará la apertura al
exterior de alto nivel. China ampliará a paso seguro la apertura en
sistemas referentes a las normas, regulaciones, gestión y estándares, y
promoverá el desarrollo de alta calidad de la construcción conjunta de
la iniciativa de la Franja y la Ruta, concluyó. Cuando comenzaron las
reformas modernizadoras, hace cuatro décadas, China recibió muchas
inversiones extranjeras, pero con la condición de que compartieran sus
patentes. Desde la pandemia las líneas de producción que unen a China
con las principales potencias occidentales se vienen rompiendo.
Construir otras, con regiones más confiables, requiere sistematizar
nuevamente las normas de producción.
En su mensaje Xi se refirió
al tema de Taiwán señalando que impulsará "invariablemente la gran
causa de la reunificación de la patria" y que "la rueda histórica de la
reunificación del país y la revitalización de la nación gira veloz hacia
adelante". Aseguró que "siempre con respeto, afectuosa atención y
beneficio a los compatriotas taiwaneses, continuaremos dedicándonos a la
promoción de los intercambios y la cooperación económica y cultural
entre ambos lados del estrecho (de Taiwan)", pero advirtió que "nunca
renunciaremos al uso de la fuerza armada". Sostuvo que tal restricción
"no va dirigida de ninguna manera contra los numerosos compatriotas
taiwaneses, sino contra la intromisión de fuerzas externas".
El
informe presentado por Xi reafirmó que entre los objetivos de China
persiste la propuesta de una "comunidad de destino compartido" para la
humanidad, en momentos en que "el mundo se encuentra otra vez en una
encrucijada histórica y el rumbo que tome dependerá de la elección de
los pueblos de los diversos países", dijo. China ha persistido siempre
en el propósito de su política exterior de salvaguardar la paz mundial y
fomentar el desarrollo en común, señaló Xi.
Tras destacar que
la sociedad humana afronta desafíos nunca vistos antes, el secretario
general exhortó a los diversos países del mundo a desplegar los valores
comunes a toda la humanidad (paz, desarrollo, equidad, justicia,
democracia y libertad) y promover el conocimiento mutuo y acercamiento
entre los pueblos.
Su país participará también activamente en la
reforma y vertebración del sistema de la gobernanza global, se atendrá a
un multilateralismo genuino y promoverá la democratización de las
relaciones internacionales.
China se prepara para participar en
la Cumbre del G-20 a realizarse en Indonesia los próximos 15 y 16 de
noviembre, primer evento tras el inicio de la operación militar especial
rusa en Ucrania en el que posiblemente participen de forma presencial
los líderes de Estados Unidos y Rusia y en el cual se espera que Beijing
juegue un papel determinante.
Desde el punto de vista
económico, el cónclave hará una evaluación de la lucha contra la
pandemia de Covid19 y las implicaciones que ha tenido para la vida
nacional en particular para la economía. Otros problemas que se
analizarán en el Congreso serán los de la crisis demográfica y el
desempleo juvenil que ha estado aumentando en los últimos años.
Para 2049, cuando la República Popular celebre su centenario, China
deberá convertirse en una potencia líder en todos los aspectos, dijo Xi.
Aprovechando el impulso, China se esforzará por convertirse en una
potencia mundial de primer orden a mediados de siglo. Esta potencia no
sólo se medirá por el tamaño de la economía china, sino también por sus
logros en los campos de la ciencia y la tecnología y la cultura, señaló
el presidente.
Quizás por condescendencia con los ancianos
líderes anteriores que acompañaron el discurso desde la tribuna, Xi
Jinping no leyó la totalidad del informe del Buró Político que, empero,
fue dado a conocer inmediatamente después de su alocución.
Aunque el mandatario no mencionó a Estados Unidos en su discurso,
advirtió contra la mentalidad de guerra fría (un eslogan para describir
los intentos de Washington de aislar a China), así como contra el doble
rasero occidental, mientras afirmaba que el país no se dejaría
intimidar. Los críticos norteamericanos apostrofan el discurso de Xi
como “autoritario y agresivo”. Como reacción ante el menor crecimiento
económico alcanzado debido a las paralizaciones ordenadas para contener
los brotes de Covid19, dicen, el líder chino habría concentrado el
poder, prolongado su mandato al frente del partido y del país y
proyectado su poder militar hacia el exterior. Sin embargo, a pesar de
los problemas –que Estado y partido no niegan- el país mantiene una
envidiable tasa de crecimiento de 5,5% (previsto) para 2022, tiene el
segundo PBI del mundo y no participa en guerra alguna (contra 27
intervenciones norteamericanas en curso).
Que la República
Popular tiene intereses y los defiende duramente, es indudable. Pero
también es indiscutible que sabe ceder, cuando sus interlocutores hacen
valer sus necesidades. Los líderes chinos han entendido hace tiempo que
nadie en el mundo puede salvarse solo ni vivir duraderamente sometiendo a
los demás. Por ello la República Popular encara sus relaciones
internacionales bajo el principio de “win/win” (todos ganan). En 2017
introdujo la “economía de doble circulación”: la inserción en el mercado
mundial y el desarrollo del mercado interno se retroalimentan. Por ello
es tan importante para Beijing tener cadenas de suministro
internacionales y mercados consumidores seguros. Ante la ofensiva
occidental, que ha roto las cadenas de suministro mediante la pandemia
de Covid19 y la guerra en Ucrania, la República Popular busca circuitos
seguros. Una parte la está organizando mediante las distintas
asociaciones de cooperación euroasiática, otras mediante el BRICS+ (al
que ahora se incorpora Argentina), y otras gracias a la asociación
comercial con el Sureste de Asia.
Esas asociaciones reúnen a
países de sistemas e ideologías diferentes y, a veces, contrastantes
(como es el caso de India). La permanencia de las mismas depende de que
todos sus miembros ganen y del establecimiento de normas y reglas
consensuadas que den seguridad al conjunto. Construir estas redes es el
gran desafío que China afronta en el futuro inmediato frente a la
agresión occidental.
La guerra mundial en curso tiende a
prolongarse, expandirse y agudizarse. Más y más regiones del globo se
verán envueltas en sus torbellinos. Sería deseable que muchos poderes
regionales estuvieran en condiciones de poner un freno al expansionismo
occidental. China es uno de los más importantes y busca precaverse para
cumplir con su responsabilidad, pero es sólo uno. Por ello es deseable
que redes regionales surjan y se desarrollen, para frenar el hegemonismo
occidental y asegurar la paz, el desarrollo y la cooperación
internacional.
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