La confrontación China-EE.UU. afecta a todo el mundo
La ley antiinflación de EE.UU. agudiza la lucha por el litio
Si las fábricas automotrices quieren recibir subsidios, deben completar
su producción dentro del país, romper las cadenas internacionales y
llevar una puja por el mineral que afectará a Argentina
Por Eduardo J. Vior Agencia Télam
17-08-2022 | 20:22
Biden firmó promulgó su ley contra la inflación.
Tan desprestigiado está el el presidente Joe Biden que este miércoles
17 hasta la propia prensa demócrata sólo publicó en líneas inferiores la
promulgación de la nueva ley sobre el clima, la atención sanitaria y
los impuestos (IRA, por su nombre en inglés) que prevé una inversión de
370 mil millones de dólares para la reconversión ecológica de la
economía norteamericana. Con una combinación de incentivos fiscales y
castigos la medida intenta relanzar la producción y el consumo
reorientándolos hacia tecnologías sostenibles. Sin embargo, no podía
faltar la mano subrepticia de los estrategas de la guerra
ininterrumpida: la norma contiene disposiciones proteccionistas que
quiebran las cadenas transnacionales de producción –especialmente las de
la industria automotriz- cerrando el mercado a las baterías de litio
chinas. La lucha entre las potencias por la apropiación del oro blanco
se incentivará, con consecuencias mundiales que afectarán seriamente a
Argentina.
El presidente Joe Biden sancionó el martes 16 la ley de lucha contra la inflación, conocida como IRA.
"Con esta ley, el pueblo estadounidense ganó y los intereses especiales
perdieron", dijo Biden este martes 16 durante la ceremonia en la Casa
Blanca en la que sancionó la IRA. El rpesidente presentó la nueva ley
como una oportunidad histórica para combatir el cambio climático y
mejorar la vida de los estadounidenses. Enumeró una lista de
disposiciones que, según él, acelerarían el impulso de las energías
limpias en el país, reducirían los costes sanitarios y recuperarían la
economía.
El paquete limita los precios de los medicamentos con
receta e impone un nuevo impuesto a las grandes empresas. También se
prevé que la legislación reduzca el déficit federal, como una medida que
los demócratas presentaron como clave para frenar la inflación. La
Cámara de Representantes aprobó el proyecto de ley el viernes en una
votación de 220-207, días después de que el Senado lo votara 51-50
gracias a que la vicepresidenta Kamala Harris desempató. La aprobación
de la ley marcó uno de los mayores éxitos legislativos de los demócratas
en este período de sesiones, justo antes de las elecciones de
noviembre próximo.
La Ley de Reducción de la Inflación introduce
incentivos para que las empresas privadas produzcan más energía
renovable y los hogares transformen su consumo de energía. La norma
también permite a Medicare negociar el precio de los medicamentos
recetados y amplía los subsidios a los seguros de salud para millones de
habitantes. Para financiar estas medidas, se crearon nuevos impuestos
sobre las mayores empresas del país. También otorga al Servicio de
Impuestos Internos (muy desfinanciado) el mayor aumento presupuestario
de su historia, lo que le permitiría cumplir efectivamente su misión de
vigilancia.
La nueva ley incluye créditos fiscales para el
desarrollo de energías limpias, créditos para promover la eficiencia
energética de las viviendas y los edificios y una serie de medidas para
limitar la liberación de metano en las explotaciones de petróleo y gas.
No obstante, el texto vincula el desarrollo de energías limpias en
tierras y aguas de propiedad pública con la continuación de la
extracción de combustibles fósiles y exige al Departamento de Interior
que subaste más parcelas en el Golfo de México para la perforación.
Estas disposiciones se introdujeron, para conseguir el apoyo del senador
Joe Manchin (demócrata), de Virginia Occidental (una zona de gran
producción de carbón), quien ya antes restó su apoyo a un proyecto más
ambicioso que así fracasó.
Como se sabe, el diablo se esconde en
los detalles. Según la IRA, para tener derecho a la desgravación
fiscal, los fabricantes de nuevos vehículos eléctricos (NEV, por su
nombre en inglés) deben completar el montaje de los mismos en Estados
Unidos y obtener un porcentaje significativo de los principales
componentes de las baterías, incluidos metales como el litio, el níquel y
el cobalto, en el país o en países con los que éste tenga acuerdos de
libre comercio. Ahora bien, China, el mayor productor mundial de esos
componentes vitales, no tiene ese tipo de contrato con Estados Unidos.
"La mayoría de las condiciones vinculadas a las subvenciones para los
fabricantes de automóviles estipulan los lugares de ensamblaje de los
nuevos vehículos eléctricos, pero es raro que también se mencionen los
lugares donde deben procesarse los minerales y las unidades de las
baterías. Esta extralimitación deja al descubierto la intención de
suprimir toda la cadena industrial de alta tecnología en China", denuncó
el martes al Global Times Feng Shiming, analista de la industria
automotriz en la consultora Menutor, de Shanghai. Feng afirmó que la
ofensiva de EE.UU. contrasta con la política industrial china, según la
cual todos los fabricantes de vehículos eléctricos nuevos,
independientemente de su origen, como Tesla, tienen derecho a recibir
subvenciones industriales siempre que cumplan las normas legales.
China teme que EE.UU. repita con los productores de celdas y baterías
de litio la represión que ejerció contra los fabricantes de paneles
solares en la región autónoma de Xinjiang, en el noreste del país, a
quienes Washington acusó de someter a sus trabajadores a "trabajos
forzados" como excusa para excluirlos del mercado norteamericano, dijo
el martes al Global Times Lin Bochiang, director del Centro de
Investigación de Economía Energética de la Universidad de Xiamen. Por su
parte, Gao Lingyun, de la Academia China de Ciencias Sociales en Pekín,
declaró también el martes al órgano oficioso del gobierno chino que
tras la consigna de “lucha contra la inflación” la nueva ley expresa el
consenso entre demócratas y republicanos para ahogar el ascenso
tecnológico chino. Sin embargo, “las normas discriminatorias también
ponen a EE.UU. en riesgo de violar las normas de la OMC", dijo Gao.
Por el contrario, en una declaración tras la aprobación de la IRA en el
Senado el viernes la Representante de Comercio de EE.UU., Katherine
Tai, manifestó que "con esta legislación, la Ley CHIPS, la Ley de
Ciencia y una serie de acciones ejecutivas EE.UU. está en una posición
más fuerte para mantener nuestra ventaja competitiva global en los
próximos años".
Haiku, en la provincia de Hainan, en el sur de
China, acogió el viernes pasado la feria de vehículos de nueva energía
(NEV). En la feria se exponen cerca de 300 vehículos de nueva energía y
vehículos inteligentes interconectados. Las autoridades dijeron que
China aumentará la proporción del sector de los NEV al 20% del total de
las ventas de automóviles nuevos para 2025.
Auto de www.autosinnovate.org
En realidad, los observadores de la industria no son tan optimistas.
Según algunos de ellos, la nueva ley podría infligir un gran daño a
EE.UU. así como a la industria mundial de los NEV y aumentar aún más su
inflación, mientras que su potencia para afectar a los fabricantes
chinos de NEV es "insignificante y está dentro de control". De acuerdo a
un informe del sitio web del sector, autosinnovate.org,
actualmente el 70 por ciento de los 72 modelos de vehículos eléctricos a
la venta en el mercado estadounidense no podría optar a las
subvenciones. Prácticamente ninguno podría acceder al incentivo
financiero, porque incluyen un alto porcentaje de partes importadas. "Es
una oportunidad perdida en un momento crucial que pondrá en peligro
nuestro objetivo colectivo de alcanzar un 40-50% de ventas de vehículos
eléctricos para 2030", dijo John Bozzella, presidente y director general
de la Alianza para la Innovación en la Automoción, en un blog publicado
en la web oficial de la alianza el 5 de agosto pasado.
Coincidentemente, en un informe de Fortune que cita a Simon Moores,
director ejecutivo del analista del mercado del litio Benchmark se lee
que "es casi imposible que algún país de la Alianza pueda llenar de aquí
a 2024 el vacío de materia prima de China para la demanda de NEV en
EE.UU.". Los principales fabricantes chinos de baterías, como CATL y
BYD, representan conjuntamente cerca de la mitad de la cuota de mercado
mundial. Para los fabricantes de automóviles de EE.UU., Europa, Japón y
Corea del Sur, como Tesla, BMW, Toyota, Kia y Hyundai, cortar los lazos
con los proveedores chinos implica aumentar los costos en "un porcentaje
significativo", explicó Feng. Y, aunque EE.UU. ha ejercido una fuerte
presión sobre sus aliados, para unirlos y excluir a China de la cadena
de suministro global, los analistas también predicen que pocas empresas
se sumarían a ese plan, teniendo en cuenta el aumento de costos que
implicará.
Por su parte, un representante de un fabricante de
paneles solares líder en el mundo declaró el martes al Global Times que
"todavía no tenemos planes de construir una fábrica en Estados Unidos.
Aparte de las subvenciones, tenemos que evaluar la situación del mercado
y la dotación de recursos", dijo, indicando que la empresa tiene que
sopesar si estos supuestos incentivos pueden compensar el costo de
construir una nueva cadena industrial en el país del norte. "La
relocalización siempre conlleva un enorme gasto inicial. Por ejemplo, el
rendimiento es clave para la fabricación de baterías y pueden ser
necesarios años de ajuste y adaptación para lograr una tasa de
rendimiento relativamente alta, por no hablar de la construcción de una
cadena de suministro de NEV desde cero", dijo Feng, al tiempo que
cuestionó que el mercado norteamericano sea "suficientemente grande"
como para atraer a los fabricantes de NEV. "Es innegable que si los
fabricantes de coches extranjeros se alejan de los proveedores chinos,
las ventas de éstos caerán, pero esa pérdida podría compensarse pronto
por las dimensiones y dinámica del mercado interior chino", advirtió
Feng.
Es también dudoso que estas medidas proteccionistas puedan
aplicarse, dada la gran dependencia de EE.UU. de los componentes
chinos, su enorme deuda externa y los graves problemas económicos
internos. Además, Washington se caracteriza por la discontinuidad de sus
políticas por causa de la competencia entre los partidos.
Todo
indica que, al menos en este aspecto de la IRA, han metido la mano los
estrategas de la confrontación con China. Los antiguos campeones del
globalismo (los clanes Clinton, Obama y cia.) de repente han decidido
romper las cadenas productivas que enlazan al mundo y están aplicando
una política proteccionista intempestiva que daña más al propio país que
al pretendido objetivo.
Ha estallado la guerra del litio entre
las grandes potencias. Estados Unidos carece del oro blanco y China
tiene sólo 20% del mineral relevado en el planeta, pero el triángulo que
forman Argentina, Bolivia y Chile concentra las mayores reservas
mundiales. Por las buenas o por las malas vendrán por él. Sin la
integración de los procesos productivos entre los tres países y el
desarrollo de tecnologías propias que permitan avanzar en las cadenas
productivas de celdas y baterías, seremos impunemente saqueados. Un
pasaje secundario en una ley antiinflacionaria de Estados Unidos basta
para afectar seriamente nuestro futuro.
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