Sólo los peruanos pueden resolver su crisis política
La visita de la misión de la OEA sirve al gobierno de Pedro Castillo
para ganar tiempo, pero no traerá la superación del conflicto entre el
bloque de poder y la democracia
Por Eduardo J. Vior Agencia Télam
22-11-2022 | 20:06
Pedro Castillo junto a su Gabinete resisten la embestida de la oposición. Foto: AFP
El presidente Pedro Castillo denunció este lunes 21 ante una misión de
la OEA que visita el país que hay una amenaza a la democracia desde la
oposición de derecha. La delegación panamericana se reunió en Palacio de
Gobierno con Castillo, la vicepresidenta Dina Boluarte y los ministros,
para escuchar su posición frente a la crisis política que enfrenta al
Ejecutivo con el Congreso.
El gobierno ha denunciado
reiteradamente un golpe parlamentario en marcha y por esa razón pidió la
intervención de la OEA en aplicación de la Carta Democrática
Interamericana. Por su parte, la oposición parlamentaria busca destituir
a Castillo argumentando supuestos actos de corrupción que están en
investigación. Este nuevo giro de la crisis en el país andino permite al
presidente ganar algo de tiempo, pero no resuelve un conflicto que,
aparentemente, sólo puede superarse con el triunfo de los pasillos del
poder o de las calles.
La misión del organismo continental
también se entrevistó con la mesa directiva del Congreso, controlada por
la oposición de derecha, y con las autoridades judiciales. El Grupo de
Alto Nivel de la OEA que visita Perú está encabezada por el excanciller
de Paraguay, Eladio Loizaga. El canciller argentino Santiago Cafiero
formaba también parte de este grupo, pero en su lugar llegó a Lima el
secretario de Relaciones Exteriores Pablo Tettamanti. Los otros
integrantes de la misión de la OEA son los cancilleres de Ecuador,
Guatemala, Paraguay y Belice y los vicecancilleres de Colombia y Costa
Rica.
En los últimos días en las calles de Lima hubo
movilizaciones a favor y en contra del gobierno, pero con poca
concurrencia. Ni el gobierno ni la oposición han mostrado hasta ahora
capacidad de convocar un importante apoyo a su favor. Según una reciente
encuesta, Castillo tiene un respaldo de 28 por ciento y un rechazo de
62 por ciento, pero la desaprobación al Congreso, que lo quiere
destituir, llega a 81 por ciento, con sólo 13 por ciento de aprobación.
La misión de la OEA preparará un informe sobre la situación institucional del país. Foto: AFP
El maestro rural y sindicalista Pedro Castillo, que en 2021 ganó las
elecciones con apoyo de la izquierda derrotando a la derecha
representada por Keiko Fujimori, ha denunciado repetidamente “un golpe
parlamentario en marcha” promovido por la oposición de derecha al ritmo
de los grupos de ultraderecha liderados por el fujimorismo. Como parte
de la maniobra, el Congreso ha admitido a debate una acusación por
corrupción de la Fiscalía contra Castillo. Supuestamente, el presidente
encabezaría una organización criminal para beneficiarse de licitaciones
públicas.
Los cargos se basan fundamentalmente en testimonios de
excolaboradores de Castillo procesados por corrupción. El presidente
niega los cargos en su contra, pero los indicios lo complican. Entre
tanto, el mismo lunes el Tribunal Supremo falló autorizando a la
Fiscalía a continuar las investigaciones. La defensa del Presidente
había pedido el fin de la pesquisa alegando que la misma afecta la
inmunidad del mandatario.
La acusación ha sido presentada por la
cuestionada fiscal de la Nación, Patricia Benavides, denunciada a su
vez por utilizar su cargo para destituir a la fiscal que investigaba a
su hermana, que es jueza y está acusada de liberar a narcotraficantes a
cambio de sobornos. El caso sigue en investigación.
La oposición
parlamentaria pretende llevar adelante el proceso para destituir a
Castillo por este caso, a pesar que la Constitución no permite procesar a
un presidente en funciones por los cargos que la fiscalía le imputa al
mandatario.
A este caso se suma una insólita acusación en el
Congreso contra Castillo por “traición a la patria”, por una declaración
periodística en la que opinó a favor de una salida al mar para Bolivia,
aunque no propuso ceder soberanía territorial. Fue en enero de este año
en una entrevista para CNN. El asunto quedó en esa declaración y no se
ha dado ninguna acción del gobierno en este tema. A pesar de ser una
acusación absurda que no se sostiene, la oposición logró aprobarla en la
Subcomisión de Acusaciones Constitucionales y el caso está avanzando.
Este caso demuestra que a la derecha peruana no le interesan las
instituciones, sino derrocar al presidente de izquierda.
Luis Almagro sigue de cerca la crisis en Perú
Estos procesos no son los únicos intentos para sacar al maestro rural
de la presidencia. La oposición ha intentado dos veces destituir a
Castillo acusándolo por el ambiguo cargo de “incapacidad moral”, que se
resuelve en un proceso sumario, pero no alcanzó los dos tercios de votos
necesarios para aprobarla. Ahora va por un tercer intento.
Castillo señaló ante la delegación de la OEA que estas acciones para
sacarlo de la presidencia configuran un golpe parlamentario en marcha. A
la par de las acciones para destituir a al presidente, la oposición
parlamentaria busca también inhabilitar a la vicepresidenta Dina
Boluarte, para que así asuma la presidencia del país el titular del
Congreso, el general en retiro José Williams, que ha sido acusado de
violaciones a los derechos humanos cuando estaba en actividad. Esto
consumaría el golpe parlamentario de la extrema derecha que la
delegación panamericana está investigando.
Por su lado, luego de
reunirse con la misión de la OEA, el general Williams declaró que había
señalado a la misión del organismo panamericano que no tenía intención
de dar un golpe parlamentario. La delegación de la OEA también se reunió
con la fiscal Benavides que acusa de corrupción a Castillo y con la
presidenta de la Corte Suprema, Elvia Barrios.
Este martes lo
hacía con congresistas de bancadas opositoras y oficialistas y con
representantes de la sociedad civil. Luego emitirá un informe sobre la
tensa situación política en el Perú. La presencia de la misión se
produce un mes después de que el gobierno peruano activara la Carta
Democrática Interamericana, un mecanismo que tiene como norte velar por
la democracia en situaciones de inestabilidad política. Tras su visita
al país, la agrupación presentará ante el Consejo Permanente de la OEA
un informe de la situación.
El jueves 10 miles de personas
convocadas por sindicatos y grupos de izquierda marcharon en lo que se
bautizó como “la toma de Lima”, para intentar cerrar el Congreso y
frenar el proceso contra Castillo. Apenas el sábado anterior, otra
manifestación multitudinaria se dio cita en la capital, pero pidiendo la
renuncia del presidente.
Pedro Castillo se encuentra en el ojo de la tormenta desde que comenzó su mandato. Foto: AFP
Sin embargo, la interminable crisis política no interesa al grueso de
la población. El conflicto de poderes comenzó en 2016, cuando el
Congreso destituyó al presidente Pedro Kuczinsky y continúa. Cuando
Pedro Castillo fue electo en segunda vuelta en 2021 y logró llegar al
gobierno tras un traumático proceso de dos meses, se encontró con que el
Congreso, electo en la primera vuelta de abril de ese año, estaba
atomizado en una multitud de bloques, sin posibilidad de formar mayorías
estables.
Los pasillos del poder, que unen a las grandes
empresas financieras y extractivistas con las mafias, el poder mediático
concentrado y el poder judicial, empero, se las arreglaron para
aglutinar en el legislativo mayorías ocasionales suficientes como para
bloquear al gobierno, destituir jefes de gabinete y ministros y llevar
adelante dos juicios políticos contra el presidente que fracasaron en el
último momento.
Por el contrario, las fuerzas populares no
fueron capaces de unirse y presentar una alternativa a las recurrentes
ofensivas del fujimorismo y sus aliados. Aunque no pasó a la oposición,
el partido Perú Libre, de Vladimir Cerrón, que dio el apoyo originario
para que Castillo llegara a la presidencia, retacea su acompañamiento al
mandatario, irritado por el lugar que éste dio en su gobierno a la
izquierda “caviar” de Lima. El jefe de Estado, por su parte, no fue
capaz de disolver el Congreso y llamar a elección constituyente, como le
reclamaba Cerrón.
Es un milagro que Castillo aún se sostenga en
el gobierno, aunque con el costo de haber perdido la simpatía de la
mayoría de la población. La visita de la misión de la OEA le aporta un
pequeño respiro, pero no una solución. Mientras tanto, la crisis
económica se sigue agravando y muchos peruanos temen perder sus empleos
por la falta de medidas de fondo para superarla.
Dado el
equilibrio relativo de fuerzas en el continente, es probable que, a
diferencia de 2019 en relación a Bolivia, esta vez la OEA se comporte
con un mínimo de decencia, peor no aportará la solución a la crisis
peruana. Al mismo tiempo, ante la relativa paridad de fuerzas entre los
reaccionarios poderes instituidos y el apoyo popular a la continuidad
del gobierno, el conflicto en el país andino depende de relaciones de
fuerza coyunturales: cualquier error de uno de los bandos enfrentados
puede agudizar la crisis. El final es todavía incierto, pero lo
conoceremos pronto.
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