domingo, 29 de noviembre de 2015

En Levante las potencias dirimen sus intereses petroleros

GUERRA DE GASODUCTOS EN EL CIELO SIRIO

Eduardo J. Vior 29 de Noviembre de 2015 | 12:00
El derribamiento de un Su-24 de la Fuerza Aeroespacial Rusa en la frontera entre Siria y Turquía el pasado martes 24 reavivó la lucha por el control de los gasoductos que deben llevar el fluido a Europa y está realineando los bloques internacionales.
El disparo del caza turco no sólo liquidó el proyecto de gasoducto Irán-Irak-Siria-Chipre-Grecia, sino que también hundió el Turkish Stream, la tubería rusa que atravesaría el Mar Negro, para entrar a Europa por la parte europea de Turquía.Sin embargo, por carambola acabó asimismo con el competidor árabe-turco que, partiendo de Qatar, debía pasar por Jordania, Siria y Turquía y llegar a Europa por las islas griegas. En las tres opciones el destinatario habría sido Europa. La diferencia residía en quién habría controlado el pasaje del fluido.
Por supuesto que en la guerra en Siria se dirimen cuestiones más complejas que la traza de los gasoductos, pero como el control sobre los flujos energéticos a través del país levantino influirá sobre el abastecimiento de Europa con hidrocarburos abundantes y baratos, en la nación árabe chocan los intereses de todas las potencias.
Los tres factores que ayudarán a largo plazo a mantener controlados los precios mundiales del gas y el petróleo, que los países occidentales necesitan para relanzar su crecimiento, incluyen el incremento de las exportaciones petrolíferas de Irán gracias al reciente acuerdo nuclear, la amplia y flexible oferta de petróleo y gas de esquistos bituminosos de Estados Unidos y la baja persistente de la demanda energética de los países emergentes mediante la prolongación de su crisis actual.
Este mercado del petróleo con buena oferta podría conducir a precios más elevados que los actuales 60 dólares por barril, de modo de justificar la cara producción norteamericana, pero muy por debajo de los máximos alcanzados hasta 2014. Para alcanzar este objetivo es necesario ampliar la oferta de gas y petróleo a través de Siria. Desde el punto de vista norteamericano, derrocar a Assad y evitar que Rusia controle los flujos de gas hacia Europa es un objetivo central, porque Washington se entiende con sauditas y kataríes y quiere asegurarse la obediencia europea.
Recep Tayyip Erdoğan ordenó el derribamiento del avión ruso, porque EE UU necesitaba marcar la cancha, pero las sanciones económicas que Moscú impuso a Ankara restablecieron el empate en Levante. Al mismo tiempo, como la prolongación de la guerra ya afecta a Francia y ésta, junto con otros países de Europa Continental, necesita romper su exclusiva dependencia energética de norteamericanos y sauditas, el presidente François Hollande busca el acuerdo con Alemania y Rusia. Alemania ya anunció que sus tropas remplazarán en Malí a la Legión Extranjera, que intervendría en Siria contra el Estado Islámico, si París se entiende con Damasco.
A su vez, el premier británico David Cameron apura la intervención del Reino Unido en el país árabe para evitar quedar marginado de la política europea. Sin embargo, dado que Rusia está en condiciones de impedir cualquier vuelo sobre Siria, los occidentales deben entenderse con ella para poder bombardear objetivos terroristas allí. Ante la ampliación de la alianza dirigida por Moscú, Washington deberá decidir ahora si aumenta la apuesta y arriesga allí un choque con Rusia y roces con sus aliados europeos, o si acepta las condiciones impuestas y colabora en la lucha contra el EI.
El resultado de esta pulseada decidirá si el control que Rusia hoy tiene sobre el cielo sirio se traducirá en poder sobre los gasoductos que atravesarán el suelo del castigado país una vez que la guerra termine.  «

lunes, 23 de noviembre de 2015

Los negocios aúnan a servicios occidentales y terroristas

MIRADA II
DERECHO INTERNACIONAL O BARBARIE

Eduardo J. Vior 23 de Noviembre de 2015 | 12:00
Los brutales atentados del EI en París llevaron a los gobiernos y pueblos europeos a la guerra contra la milicia islamista que los EEUU y sus aliados habían demorado largamente por consideraciones tácticas, aunque sin que se definieran los objetivos, el modo y la conducción de la guerra. Un recién desclasificado documento de la Agencia de Inteligencia para la Defensa de EE UU de 2012 muestra que al principio de la guerra en Siria los gobiernos occidentales se aliaron con Al Qaeda y otros grupos islamistas para erigir un “principado salafista” en el este de Siria, derrocar al presidente Bashar al Assad y dividir el país. El informe demuestra que las potencias occidentales sabían desde el principio que la oposición siria está animada por el islamismo radical y contaban con la formación de un EI.
No se trata de un caso aislado, sino que es parte de una red de relaciones grises entre los estados occidentales, empresas, gobiernos de Levante y África y organizaciones criminales y terroristas que en las zonas controladas cobran impuestos y aranceles, rescate por secuestros y obtienen ganancias por el comercio de bienes varios, en tanto desde el exterior fluyen las donaciones del Golfo y de la propia diáspora. Para asegurar el financiamiento, los terroristas prefieren, empero, movilizar recursos internos, como los somalíes de Al-Shabab, que exportan carbón vegetal por U$S 80 millones al año. Diversas milicias de Afganistán, en tanto, exportan el 90% del opio mundial por el que ingresan U$S 150 millones al año.
A su vez, al Qaeda en el Magreb Islámico, que controla una extensa zona del Sáhara, se financia mediante secuestros de extranjeros (100 millones) y el tráfico de cocaína que desde Colombia llega a Guinea y es transportado a los puertos mediterráneos para alcanzar Europa. Además de los colombianos, de este tráfico se benefician gobiernos, empresas de transporte y milicias varias en la ruta hacia el norte. A este tráfico se añade el de las decenas de miles de migrantes que cada año atraviesan el desierto hacia los puertos libios y tunecinos.
Como las rutas son conocidas y el tráfico se concentra en pocos nodos, no debería ser difícil cercenar esas redes, pero las agencias occidentales especulan con el control de informaciones, el espionaje y las operaciones encubiertas que les permiten sus contactos con las redes terroristas, una trama de vínculos grises que abarca hasta Europa. Sin embargo, en los últimos meses la firma del acuerdo 5+1 con Irán y la masiva entrada de Rusia en la guerra en Siria apoyando al gobierno de Al Assad cambiaron la historia. EE UU y sus aliados están haciendo negocios con los ayatolas en desmedro de las monarquías árabes, en tanto que la intervención rusa en Siria obliga a los occidentales a seguirlos. En Occidente las posiciones sobre el conflicto se reparten entre el intervencionismo imperialista, el liberal y el pacifismo, pero nadie considera el acatamiento del Derecho Internacional. El desencadenamiento de la guerra obliga a las potencias occidentales a abandonar su ambivalencia hacia el terrorismo islamista y a someterse a la conducción rusa, pero solamente el camino del Derecho Internacional puede asegurar que la victoria sobre el terrorismo conduzca a un mundo más civilizado. La alternativa es Derecho o barbarie. «

miércoles, 18 de noviembre de 2015

La secesión de Cataluña puede afectar a Argentina

TIEMPO Y SALIVA PARA SALVAR A ESPAÑA

Eduardo J. Vior 18 de Noviembre de 2015 | 12:00 

La fuga hacia adelante de las derechas española y catalana está agudizando la crisis del Estado español y favoreciendo una salida monárquico-militar con consecuencias internacionales. Con la vista puesta en las elecciones generales del 20 de diciembre próximo el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el de la Generalitat, Artur Mas, sobreactúan sus diferenciassobre la decisión del Parlement catalán del pasado lunes 9 que inauguró el proceso de secesión de Cataluña para formar una república independiente.
La doble crisis estatal y gubernamental que afecta al país y a la autonomía está empantanada. La desobediencia catalana ante la orden del Tribunal Constitucional del Estado del miércoles 11, para que suspendan la separación, los halla sin gobierno, dado que el minoritario bloque de la CUP (Candidatura de Unitat Popular, de izquierda autogestionaria e independentista) rechaza votar al nacionalista derechista Artur Mas (Convergencia Democrática de Catalunya, CDC) como presidente de la Generalitat. Sin gobierno electo, Cataluña no puede segregarse ni Madrid negociar o sancionar a alguien. Mas fracasó en un segundo intento por conseguir la mayoría parlamentaria y espera ahora alcanzar un compromiso antes del plazo legal del 10 de enero. Si para entonces no hay gobierno, se celebrarán nuevas elecciones regionales en marzo.
La CUP ha hecho públicas las bases "mínimas" para poder alcanzar un acuerdo con Junts pel Sí (JxS, Juntos por el Sí, la alianza de CDC con Esquerra Republicana de Catalunya/Izquierda Republicana, ERC) en las que exige la "ruptura democrática" hacia la independencia, un "plan de choque de emergencia y urgencia social" y un "proceso constituyente popular y no elitista". Mientras que CDC confía en que nuevas elecciones le devuelvan parte de los 20 parlamentarios perdidos en junio pasado, CUP teme los comicios, porque la intención de voto antisecesionista supera ya en un punto a la independentista.
Entre tanto, Esquerra, como tercero en discordia, se beneficia de la parálisis de las negociaciones. Aunque integra JxS, dejó que CDC y CUP se rompieran los cuernos mutuamente, para después de las elecciones generales, a las que ERC se presenta sola, proponer un gobierno de coalición que impulse la separación.
En Madrid, mientras tanto, las cosas no andan mejor. Con una intención de voto de menos del 30% en todas las encuestas, el Partido Popular (PP) ha dilapidado más de 15 puntos respecto a las generales de 2011 (44,6% y la mayoría absoluta en las Cortes) y sólo podrá gobernar en coalición, quizás con los liberales de Ciudadanos (C's), y con el apoyo parlamentario de algún partido regional, ya que no es previsible que forme una gran coalición con los socialistas del PSOE. Para reafirmar su liderazgo y movilizar a sus huestes, entonces, Rajoy se presenta como adalid del centralismo, aun con el riesgo de encender la mecha.
El rey Felipe VI, por su parte, advierte con tono calmo contra la división de España. En su declaración oficial del jueves 12 defendió la unidad del pueblo español "que es la base de su convivencia en paz y libertad" y prometió defender la Constitución.Se sabía acompañado por la cúpula militar que discretamente ya se puso a disposición de Mariano Rajoy. Curiosamente, el mensaje lo hizo directamente, saltándose al ministro de Defensa. Si el catalanismo de derecha se sigue potenciando con el PP y después del 20 de diciembre tampoco se forma gobierno en Madrid, puede desatarse una catástrofe con repercusiones en Europa y América Latina, particularmente en Argentina donde la radicalización del Partido Popular puede arrastrar al PRO. Es de esperar, por el contrario, que una Generalitat de compromiso y un gobierno central de coalición (¿sin Rajoy?) impulsen negociaciones sensatas que podrían conducir a un pacto para reordenar en sentido federal el Estado de las autonomías.Éste debería regular las condiciones para una eventual autodeterminación.Sin embargo, esta solución requiere tiempo, buena voluntad y mucha saliva, condiciones imprescindibles para evitar el choque de trenes. «

domingo, 15 de noviembre de 2015

Los atentados en París entrañan riesgos para Argentina

UN PEARL HARBOR EN EL SIGLO XXI

Eduardo J. Vior 15 de Noviembre de 2015 | 12:00
El ataque japonés a Pearl Harbor el 7 de diciembre dio al presidente Franklin D. Roosevelt el argumento deseado para vencer la resistencia del Senado y meter a Estados Unidos de cabeza en la Segunda Guerra Mundial. Como entonces, quizás los bárbaros atentados del viernes por la noche en París sirvan para que los países occidentales salgan de la ambigüedad y se comprometan junto con Siria, Irak, Rusia e Irán en la guerra contra el terrorismo del Estado Islámico (EI).
En una entrevista con parlamentarios franceses en Damasco, el presidente sirio Bashar al Assad declaró el sábado por la mañana que "Francia está sufriendo lo que Siria viene soportando desde hace cinco años". El mandatario convocó a las potencias occidentales a dejar de lado su ambivalencia y a luchar junto con su gobierno contra el terrorismo islámico.
Los yihadistas eligieron Francia como blanco por la gran población musulmana que habita allí (siete por ciento del total), porque la discriminación a la que este grupo es sometido alienta la radicalización de sus jóvenes, por la permeabilidad de sus fronteras, para castigar las intervenciones militares galas en África y Levante y para provocar el ingreso abierto de París en la guerra contra el islamismo en Siria e Irak. Obligando a Occidente a entrar en una lucha frontal, el EI espera convertirse en "abanderado de los creyentes" y eliminar a otras facciones islamistas que mantienen diversos lazos con las monarquías del Golfo y EE UU.
El atentado debería también hacer repensar a las potencias europeas sus relaciones con Washington, ya que es evidente que falló la coordinación de inteligencia entre los aliados. Un atentado de estas dimensiones tiene que haber sido detectado previamente por uno o más servicios de informaciones. ¿Por qué no lo impidieron? Una de las primeras respuestas hay que buscarla en el conflicto estratégico entre la Casa Blanca y el Pentágono: los generales no tienen interés en proteger a la población, y mucho menos a la europea, sino en mandar tropas a Siria e Irak para neutralizar la influencia rusa e iraní. Por eso les conviene que el EI siembre el terror en Europa.
Mientras Francia comenzaba su duelo y la policía buscaba a los criminales fugitivos, en Viena se reunía la ya previamente agendada conferencia de cancilleres sobre Siria. Durante la misma el ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, apeló a EE UU y sus aliados occidentales a dejar de apoyar a los grupos terroristas en Siria y a coordinarse con Rusia en la lucha tanto contra el EI como el Frente al Nusra (al Qaeda) y otras formaciones islamistas, para alcanzar una solución militar y política que traiga la paz definitiva a Levante. Ahora comenzarán las especulaciones tácticas sobre el modo y el alcance de la colaboración con Rusia, pero ni siquiera los más reticentes en el Pentágono podrán soslayarla. Los atentados de París son una bisagra histórica.
En este contexto es imprescindible que Argentina mantenga su política internacional de paz y no alineamiento. No es de excluir que en la región haya células islamistas "dormidas", pero no actuarán, si no se les da un pretexto. Por eso también debemos evitar la alianza automática con los Estados Unidos a la que Mauricio Macri nos quiere empujar. Durante la Segunda Guerra Mundial nuestro país mantuvo sabiamente su neutralidad. Aunque debemos mantenernos atentos y vigilantes ante el terrorismo, es recomendable que ahora tampoco nos involucremos en la lucha entre las potencias por el poder mundial. «

viernes, 6 de noviembre de 2015

Se expande el escándalo por la guerra contra Irak

VIERNES
6 DE NOVIEMBRE DE 2015

El alineamiento con Estados Unidos

Si Tony Blair cae, Gran Bretaña se hunde


Si Tony Blair cae,  Gran Bretaña se hunde
Por Eduardo J. Vior
Después de que el pasado domingo 1 el conservador Mail on Sunday denunciara que poco antes de comenzar la invasión a Irak, en marzo de 2003, el entonces primer ministro Tony Blair había ordenado a sus ministros destruir el peritaje en que el Procurador General, lord Goldsmith, consideraba ilegal el ataque al país levantino, se generalizó el escándalo que envuelve a la elite británica. Si se comprobara que Blair entonces mintió y actuó ilegalmente, en teoría podría ser procesado por crímenes de lesa humanidad, pero en su caída se llevará a muchos. Por eso hay tal batahola en el reino.
La oficina de Tony Blair desmintió la versión publicada por el pasquín de Rupert Murdoch, según la cual un innombrado ex funcionario de la oficina del primer ministro habría dicho que este ordenó a sus ministros “destruir y quemar” el informe que el procurador había elevado el 7 de marzo de 2003 (tres semanas antes de la guerra) en el que advertía contra la ilegalidad de la planeada invasión a Irak.
Aún no queda claro, si esta versión está incluida en el informe que la comisión parlamentaria de investigaciones sobre la guerra contra Irak, presidida por sir John Chilcot, está elaborando desde 2009. La comisión acabó de tomar testimonios en 2011 y se supone que aún está elaborando el informe cuyo retraso se ha convertido en un escándalo nacional y da pábulo a todo tipo de conjeturas. Finalmente, el pasado jueves 29 Chilcot anunció que el informe será terminado en abril de 2016. 
Anticipándose a la publicación del mismo, en tanto, Tony Blair dio el domingo 25 de octubre una entrevista a CNN en la que se disculpó parcialmente por el modo en que se llevó la guerra contra Irak y sus consecuencias, pero no por la guerra misma. No obstante, reconoció que la guerra pudo haber conducido al surgimiento del Estado Islámico (EI). Durante la entrevista, Blair insistió en que el servicio de inteligencia exterior británico, el MI6, “se equivocó”, y lo indujo a tomar decisiones equivocadas. Sin embargo, tanto los informes del entonces embajador británico en Washington, Christopher Meyer, como los del jefe del MI6 de aquel momento, Richard Dearlove, muestran que en Washington se estaba preparando una patraña. Blair sabe que los servicios de inteligencia británicos no “erraron”, sino que –al igual que los estadounidenses– ajustaron sus informes a las decisiones políticas previamente tomadas. 
Por su parte, Bush admitió ya en 2008 que las armas de destrucción masiva no existían, aunque culpó a la inteligencia por su “error”. Sin embargo, numerosas investigaciones periodísticas han demostrado que Estados Unidos, el Reino Unido y España difundieron informes falsos para justificar la invasión a Irak. Vale decir que primero se tomó la decisión de invadir y luego se fabricaron “los informes” que “demostraban” la existencia de armas de destrucción masiva.
Luego de dejar el gobierno en 2007, Blair se dedicó a los negocios y a representar a la Unión Europea como “mediador para la paz en Medio Oriente”. En la prensa británica abundan señalamientos sobre los enormes ingresos que obtuvo de su combinación entre tareas diplomáticas y empresarias. Tuvo un papel destacado en la fusión de grandes empresas de alimentos, en la asesoría de la empresa petrolera PetroSaudí, en el gobierno de Kuwait, en fondos de los Emiratos Árabes, de Corea del Sur, de la empresa Louis Vuitton, de J.P. Morgan y de empresas de energía. Se le atribuye una fortuna de 130 millones de euros que él, empero, niega.
La Comisión Chilcot, integrada por cinco miembros, ha interrogado al propio Tony Blair, a funcionarios, diplomáticos y jefes de inteligencia. Ha prestado atención a los preparativos de la guerra y, en particular, a las conversaciones previas entre Blair y Bush. A principios de 2015 recibió la inesperada ayuda del hacker Guccifer, quien penetró y difundió la correspondencia secreta del buzón electrónico privado de Hillary Clinton, cuando esta era secretaria de Estado (2009-13). En uno de esos documentos de marzo de 2002 (un año antes de la guerra) el secretario de Estado Colin Powell informaba al presidente George W. Bush que Tony Blair apoyaba el plan de invasión a Irak.
En auxilio de Blair, empero, el pasado 2 de noviembre la televisión rusa reveló que nuevos mensajes de correo electrónico de Hillary Clinton publicados por el Departamento de Estado dan cuenta de que el ex premier intentó en 2011 detener el bombardeo de Libia y que los países occidentales negociaran con Muammar Gaddafi. Después de que estalló la guerra civil en febrero de ese año, Blair habló en repetidas ocasiones con el líder libio y afirmaba en sus mails a Clinton que “la mano derecha” de Gaddafi era un hombre razonable, instándola a no “humillar” al jefe árabe. Según el conservador Daily Mail el ex primer ministro se refería probablemente a Moussa Kussa, último ministro de Relaciones Exteriores de Gaddafi, o al ex jefe de inteligencia, Abdullá Senussi, involucrado en el atentado de Lockerbie donde en 1988 murieron 270 personas.
Con su declaración a CNN el ex primer ministro intentó anticiparse a la publicación del informe Chilcot. En cambio, su intento de culpar al servicio de espionaje parece una venganza por las denuncias sobre sus negocios en Medio Oriente. La publicación rusa sobre su intento de mediación en la crisis libia en 2011, en tanto, se dirige contra David Cameron, uno de los responsables de la invasión al país africano que llevó al caos actual y a la implantación allí del EI.
Indudablemente Tony Blair es un criminal y debería ser acusado ante la Corte Penal Internacional, si –como dijo recientemente un diplomático árabe– esta no fuera sólo para “negros y morenos”. No obstante, no es el único responsable por la masacre y el despojo de Irak. Hay muchos culpables más en los palacios reales y ministeriales de Europa, así como en los lobbies de Washington. Si el informe Chilcot culpa al ex premier, este no dudará en arrastrar a muchos otros grandes en su caída. Por eso los conservadores lo están atacando tan ferozmente. Tony Blair puede derrumbarse, pero consigo puede hundir al reino.

lunes, 2 de noviembre de 2015

Turquía marcha hacia la polarización y la guerra

OPINIÓN
Ganó Erdoğan y perdió la paz

Eduardo J. Vior 02 de Noviembre de 2015 | 12:00
En las elecciones parlamentarias celebradas ayer, el Partido de la Justicia y el Desarrollo de Turquía (AKP, por su sigla en turco) del presidente Recip Taryip Erdogan logró la mayoría absoluta y gobernará nuevamente en solitario. El AKP obtuvo el 49,4% de los votos y 317 diputados en la Asamblea Nacional sobre un total de 550. De este modo reconquistó ocho puntos porcentuales perdidos en la elección del pasado 7 de junio y 59 bancas.
Con este resultado se resolvió la crisis generada por la imposibilidad de formar gobierno monocolor y la incapacidad de los cuatro partidos con representación parlamentaria para entenderse en una coalición. El triunfo le dio la razón a la estrategia del presidente de agudizar el conflicto con la minoría kurda (30% de la población y mayoritaria en el sureste), presionar a Europa con los refugiados sirios y afganos, aprovisionar junto con Saudi Arabia a los rebeldes islamistas en el norte de Siria, mientras bloquea a los kurdos, e intervenir en combinación con el alto mando estadounidense en Siria e Irak para frenar a Rusia e Irán.
El AKP es una formación islamista conservadora heredera de los Hermanos Musulmanes que está en el poder desde 2002. El apoyo electoral que disfruta se debe a que Turquía tuvo desde entonces un fuerte crecimiento económico de signo neoliberal que su gobierno compensó con políticas “islámicas” de asistencia a los campesinos y los pobres. Al mismo tiempo Erdogan consiguió controlar a los militares que durante décadas fueron los custodios de la laicidad del Estado en la tradición de Mustafá Kemal “Atatürk”, el fundador de la Turquía moderna. No obstante, su partido se ha visto involucrado en escándalos de corrupción y censura que afectaron su credibilidad.
En junio pasado el ingreso al parlamento del multiétnico y pluriconfesional Partido Democrático de los Pueblos (HDP), con el 13% de los sufragios (el piso es del 10%), suscitó la esperanza de que esta fuerza mediara en el conflicto interétnico y preservara a Turquía de la tormenta regional. Sin embargo, las provocaciones gubernamentales llevaron al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) a cesar el alto el fuego que regía desde 2013 y dos atentados atribuidos al Estado Islámico (EI) causaron 130 víctimas entre participantes en sendas manifestaciones por la paz. El AKP aprovechó la polarización para con el sentimiento nacionalista mayoritario y acorraló al HDP que, no obstante, mantuvo su status parlamentario con 57 diputados (contra los 80 anteriores). Además siguen en el parlamento el Partido Republicano Democrático (CHP, socialdemócrata), con 132 bancas, y el Partido de Acción Nacionalista (MHP) con 80 representantes.
La intervención de Erdogan en Siria acarreará la ampliación de la guerra a toda la región, la expansión del EI, el cierre del mercado ruso para las exportaciones turcas por un valor de 10 mil millones de dólares, la no construcción del gasoducto transanatólico por Gazprom (sin que, a cambio, los norteamericanos puedan construir su planeada tubería desde Qatar al Mediterráneo), el resurgimiento de la guerrilla del PKK y nuevos enfrentamientos étnicos y confesionales con kurdos y alevitas (otro 20% de la población) en las ciudades del oeste del país.
El triunfo también agravará la situación internacional en su conjunto, porque consolida la alianza del presidente turco con los halcones del Pentágono, Londres y París contra el intento de Vladimir Putin y Barack Obama para reequilibrar Levante, perpetúa su chantaje a Europa con los refugiados, debilita a Angela Merkel agudizando las tensiones entre los tres millones de ascendencia turca y kurda que habitan en Alemania y posterga la construcción de los gasoductos que Europa tanto necesita para asegurar su abastecimiento energético.
Lejos de traer la paz, su victoria profundiza los conflictos internos, regionales e internacionales. Erdogan ha vencido, Turquía, Levante y Europa han perdido.