jueves, 24 de noviembre de 2022

El apoyo internacional sostiene al gobierno

 

Sólo los peruanos pueden resolver su crisis política

La visita de la misión de la OEA sirve al gobierno de Pedro Castillo para ganar tiempo, pero no traerá la superación del conflicto entre el bloque de poder y la democracia

Por Eduardo J Vior
Por Eduardo J. Vior
Agencia Télam
22-11-2022 | 20:06
Pedro Castillo junto a su Gabinete resisten la embestida de la oposicin Foto AFP
Pedro Castillo junto a su Gabinete resisten la embestida de la oposición. Foto: AFP

El presidente Pedro Castillo denunció este lunes 21 ante una misión de la OEA que visita el país que hay una amenaza a la democracia desde la oposición de derecha. La delegación panamericana se reunió en Palacio de Gobierno con Castillo, la vicepresidenta Dina Boluarte y los ministros, para escuchar su posición frente a la crisis política que enfrenta al Ejecutivo con el Congreso.

El gobierno ha denunciado reiteradamente un golpe parlamentario en marcha y por esa razón pidió la intervención de la OEA en aplicación de la Carta Democrática Interamericana. Por su parte, la oposición parlamentaria busca destituir a Castillo argumentando supuestos actos de corrupción que están en investigación. Este nuevo giro de la crisis en el país andino permite al presidente ganar algo de tiempo, pero no resuelve un conflicto que, aparentemente, sólo puede superarse con el triunfo de los pasillos del poder o de las calles.

La misión del organismo continental también se entrevistó con la mesa directiva del Congreso, controlada por la oposición de derecha, y con las autoridades judiciales. El Grupo de Alto Nivel de la OEA que visita Perú está encabezada por el excanciller de Paraguay, Eladio Loizaga. El canciller argentino Santiago Cafiero formaba también parte de este grupo, pero en su lugar llegó a Lima el secretario de Relaciones Exteriores Pablo Tettamanti. Los otros integrantes de la misión de la OEA son los cancilleres de Ecuador, Guatemala, Paraguay y Belice y los vicecancilleres de Colombia y Costa Rica.

En los últimos días en las calles de Lima hubo movilizaciones a favor y en contra del gobierno, pero con poca concurrencia. Ni el gobierno ni la oposición han mostrado hasta ahora capacidad de convocar un importante apoyo a su favor. Según una reciente encuesta, Castillo tiene un respaldo de 28 por ciento y un rechazo de 62 por ciento, pero la desaprobación al Congreso, que lo quiere destituir, llega a 81 por ciento, con sólo 13 por ciento de aprobación.

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La misión de la OEA preparará un informe sobre la situación institucional del país. Foto: AFP

El maestro rural y sindicalista Pedro Castillo, que en 2021 ganó las elecciones con apoyo de la izquierda derrotando a la derecha representada por Keiko Fujimori, ha denunciado repetidamente “un golpe parlamentario en marcha” promovido por la oposición de derecha al ritmo de los grupos de ultraderecha liderados por el fujimorismo. Como parte de la maniobra, el Congreso ha admitido a debate una acusación por corrupción de la Fiscalía contra Castillo. Supuestamente, el presidente encabezaría una organización criminal para beneficiarse de licitaciones públicas.

Los cargos se basan fundamentalmente en testimonios de excolaboradores de Castillo procesados por corrupción. El presidente niega los cargos en su contra, pero los indicios lo complican. Entre tanto, el mismo lunes el Tribunal Supremo falló autorizando a la Fiscalía a continuar las investigaciones. La defensa del Presidente había pedido el fin de la pesquisa alegando que la misma afecta la inmunidad del mandatario.

La acusación ha sido presentada por la cuestionada fiscal de la Nación, Patricia Benavides, denunciada a su vez por utilizar su cargo para destituir a la fiscal que investigaba a su hermana, que es jueza y está acusada de liberar a narcotraficantes a cambio de sobornos. El caso sigue en investigación.

La oposición parlamentaria pretende llevar adelante el proceso para destituir a Castillo por este caso, a pesar que la Constitución no permite procesar a un presidente en funciones por los cargos que la fiscalía le imputa al mandatario.

A este caso se suma una insólita acusación en el Congreso contra Castillo por “traición a la patria”, por una declaración periodística en la que opinó a favor de una salida al mar para Bolivia, aunque no propuso ceder soberanía territorial. Fue en enero de este año en una entrevista para CNN. El asunto quedó en esa declaración y no se ha dado ninguna acción del gobierno en este tema. A pesar de ser una acusación absurda que no se sostiene, la oposición logró aprobarla en la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales y el caso está avanzando. Este caso demuestra que a la derecha peruana no le interesan las instituciones, sino derrocar al presidente de izquierda.

Luis Almagro sigue de cerca la crisis en Per
Luis Almagro sigue de cerca la crisis en Perú

Estos procesos no son los únicos intentos para sacar al maestro rural de la presidencia. La oposición ha intentado dos veces destituir a Castillo acusándolo por el ambiguo cargo de “incapacidad moral”, que se resuelve en un proceso sumario, pero no alcanzó los dos tercios de votos necesarios para aprobarla. Ahora va por un tercer intento.

Castillo señaló ante la delegación de la OEA que estas acciones para sacarlo de la presidencia configuran un golpe parlamentario en marcha. A la par de las acciones para destituir a al presidente, la oposición parlamentaria busca también inhabilitar a la vicepresidenta Dina Boluarte, para que así asuma la presidencia del país el titular del Congreso, el general en retiro José Williams, que ha sido acusado de violaciones a los derechos humanos cuando estaba en actividad. Esto consumaría el golpe parlamentario de la extrema derecha que la delegación panamericana está investigando.

Por su lado, luego de reunirse con la misión de la OEA, el general Williams declaró que había señalado a la misión del organismo panamericano que no tenía intención de dar un golpe parlamentario. La delegación de la OEA también se reunió con la fiscal Benavides que acusa de corrupción a Castillo y con la presidenta de la Corte Suprema, Elvia Barrios.

Este martes lo hacía con congresistas de bancadas opositoras y oficialistas y con representantes de la sociedad civil. Luego emitirá un informe sobre la tensa situación política en el Perú. La presencia de la misión se produce un mes después de que el gobierno peruano activara la Carta Democrática Interamericana, un mecanismo que tiene como norte velar por la democracia en situaciones de inestabilidad política. Tras su visita al país, la agrupación presentará ante el Consejo Permanente de la OEA un informe de la situación.

El jueves 10 miles de personas convocadas por sindicatos y grupos de izquierda marcharon en lo que se bautizó como “la toma de Lima”, para intentar cerrar el Congreso y frenar el proceso contra Castillo. Apenas el sábado anterior, otra manifestación multitudinaria se dio cita en la capital, pero pidiendo la renuncia del presidente.

Pedro Castillo se encuentra en el ojo de la tormenta desde que comenz su mandato Foto AFP
Pedro Castillo se encuentra en el ojo de la tormenta desde que comenzó su mandato. Foto: AFP

Sin embargo, la interminable crisis política no interesa al grueso de la población. El conflicto de poderes comenzó en 2016, cuando el Congreso destituyó al presidente Pedro Kuczinsky y continúa. Cuando Pedro Castillo fue electo en segunda vuelta en 2021 y logró llegar al gobierno tras un traumático proceso de dos meses, se encontró con que el Congreso, electo en la primera vuelta de abril de ese año, estaba atomizado en una multitud de bloques, sin posibilidad de formar mayorías estables.

Los pasillos del poder, que unen a las grandes empresas financieras y extractivistas con las mafias, el poder mediático concentrado y el poder judicial, empero, se las arreglaron para aglutinar en el legislativo mayorías ocasionales suficientes como para bloquear al gobierno, destituir jefes de gabinete y ministros y llevar adelante dos juicios políticos contra el presidente que fracasaron en el último momento.

Por el contrario, las fuerzas populares no fueron capaces de unirse y presentar una alternativa a las recurrentes ofensivas del fujimorismo y sus aliados. Aunque no pasó a la oposición, el partido Perú Libre, de Vladimir Cerrón, que dio el apoyo originario para que Castillo llegara a la presidencia, retacea su acompañamiento al mandatario, irritado por el lugar que éste dio en su gobierno a la izquierda “caviar” de Lima. El jefe de Estado, por su parte, no fue capaz de disolver el Congreso y llamar a elección constituyente, como le reclamaba Cerrón.

Es un milagro que Castillo aún se sostenga en el gobierno, aunque con el costo de haber perdido la simpatía de la mayoría de la población. La visita de la misión de la OEA le aporta un pequeño respiro, pero no una solución. Mientras tanto, la crisis económica se sigue agravando y muchos peruanos temen perder sus empleos por la falta de medidas de fondo para superarla.

Dado el equilibrio relativo de fuerzas en el continente, es probable que, a diferencia de 2019 en relación a Bolivia, esta vez la OEA se comporte con un mínimo de decencia, peor no aportará la solución a la crisis peruana. Al mismo tiempo, ante la relativa paridad de fuerzas entre los reaccionarios poderes instituidos y el apoyo popular a la continuidad del gobierno, el conflicto en el país andino depende de relaciones de fuerza coyunturales: cualquier error de uno de los bandos enfrentados puede agudizar la crisis. El final es todavía incierto, pero lo conoceremos pronto.

viernes, 18 de noviembre de 2022

La paz en el Cuerno de África es un triunfo continental

 

La paz en Etiopía es un triunfo de la unidad africana

El acuerdo entre el gobierno central y los rebeldes del Tigray no sólo suprime la base de EE.UU. en el Cuerno de África, sino que reduce fuertemente el tráfico de refugiados hacia Italia

Por Eduardo J Vior
Por Eduardo J. Vior
Agencia Télam
17-11-2022 | 20:32
Giorgia Meloni y Abiy Ahmed se reunieron en el marco de la Conferencia de la ONU sobre cambio climtico
Giorgia Meloni y Abiy Ahmed se reunieron en el marco de la Conferencia de la ONU sobre cambio climático

El llamado Cuerno de África tiene una importancia central en la política mundial. Por el estrecho de Bab el Mandeb, entre Yemen y Yibutí, pasa buena parte del comercio que une Asia con Europa. Excepto la mencionada excolonia francesa, los otros tres países de la región (Somalia, Etiopía y Eritrea) han estado durante tres décadas envueltos en guerras limítrofes o civiles que han producido millones de muertes y la emigración de centenares de miles de refugiados que, pasando por Sudán y Libia, intentan llegar a Italia. Tanto más importante es, entonces, el acuerdo de paz que el gobierno central etíope y el Frente de Liberación del Pueblo Tigriña (TPLF, por su nombre en inglés) firmaron el pasado 2 de noviembre por mediación de la Unión Africana.

El acuerdo no sólo restableció la unidad del Estado, sino que cerró una lucrativa fuente de ingresos para los traficantes de refugiados, algunas ONG que trabajan con ellos y la Organización de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR, por su nombre en inglés) e implicó una fuerte derrota para la política intervencionista de Estados Unidos. África no sólo resuelve sus problemas rechazando la interferencia de las grandes potencias, sino que también ayuda a solucionar los de Europa.

Hace unos días, al margen de la cumbre climática de la ONU "COP27", celebrada en Sharm El-Sheikh (Egipto), y a la que asistieron unos 120 jefes de Estado y de gobierno, la presidenta del Consejo de Ministros de Italia, Giorgia Meloni, mantuvo una reunión bilateral con el primer ministro de la República Democrática Federal de Etiopía, Abiy Ahmed. Además del deseo de ambas partes de "reforzar las relaciones bilaterales históricas y estrechar los lazos económicos", Italia y Etiopía están unidas desde hace años por un destino común: el coloniaje peninsular hasta 1941 y la inmigración del Cuerno de África hacia el sur de Europa.
   
Precisamente, en un momento en el que Meloni está enfrentando a las ONG europeas que presionan para que Italia tenga un puerto seguro donde desembarcar a los inmigrantes, la capitulación del Frente de Liberación del Pueblo Tigriña representa un acontecimiento histórico que descarga a Roma de un fuerte lastre. Desde 2004 esta organización había construido en su provincia cuatro campos de acogida para refugiados de la vecina Eritrea, acompañándolos hasta Sudán y gestionando su flujo hacia el Mediterráneo central. De hecho, la mayoría de las víctimas de la tragedia de Lampedusa del 3 de octubre de 2013, donde se hundió un barco lleno de refugiados que provocó la muerte de 359 personas, había salido de esos mismos campos de acogida de Tigray. En la práctica, el Tplf utilizaba a los refugiados eritreos como instrumento mediático y financiero, para derrocar al gobierno archienemigo del país vecino.

Con el acuerdo se acaba la emigracin de centenares de miles de refugiados
Con el acuerdo se acaba la emigración de centenares de miles de refugiados

Etiopía es un país en el este de África de poco más de un millón de quilómetros cuadrados, sin acceso al mar, con una antiquísima tradición cultural, habitado por 108 millones de habitantes mayoritariamente pertenecientes al pueblo oromo, pero con una importante minoría tigriña y varias otras. Probablemente, allí haya surgido el homo sapiens y de esa región provinieron influencias importantes para el surgimiento de la antigua cultura egipcia y el origen de los monoteísmos. En Etiopía se organizó también hace 2400 años el primer estado africano. Ya en el siglo IV adoptó el cristianismo como religión oficial. Este país y Liberia fueron los únicos de África que mantuvieron su independencia durante todo el período colonial, si bien Etiopía fue colonizada por Benito Mussolini entre 1936 y 1941. Como Italia tuvo colonias en Eritrea y Somalia entre fines del siglo XIX y la Segunda Guerra Mundial, toda la región permanece muy ligada a la península sureuropea.

Cuando en 1974 fue depuesto el anciano emperador Haile Selassie (1930-36 y 1941-74), se estableció una república socialista que fue derrocada en 1991 tras la caída de la URSS. Luego de la independencia de Eritrea en 1991 y hasta 2018 Etiopía estuvo gobernada por una coalición de etnias menores liderada por los tigriña.

En 2018 Abiy Ahmed restableció el gobierno de la mayoría oromo, pero en noviembre de 2020 el Frente de Liberación del Pueblo Tigriña desató una guerra contra el gobierno federal que provocó centenares de miles de muertes y millones de desplazados. Tras cinco meses de tregua, en agosto de 2021 los milicianos del Tplf atacaron al ejército etíope, capturando ciudades como Kobo y Alamata, en la región de Amhara. Sin embargo, en encarnizados combates, el ejército federal los hizo retroceder hacia Tigray y en poco tiempo consiguió liberar ciudades como Shire, Axum y Adua.

Etiopa es el Estado ms antiguo de frica y el ms importante del este del continente
Etiopía es el Estado más antiguo de África y el más importante del este del continente

La derrota militar del Tplf, especialmente la conquista de Shire, fue un duro golpe para Estados Unidos, que los había patrocinado, financiado y alentado durante 29 años. De hecho, para salvarlos, presionó fuertemente al gobierno de Abiy, imponiéndole incluso diversas sanciones. No obstante, el primer ministro etíope respondió tomando posesión de todos los aeropuertos de Tigray: "Estas medidas son necesarias no sólo por los repetidos ataques del Tplf, sino también por su activa connivencia con potencias extranjeras hostiles", declaró entonces. Es que, con el pretexto de brindar ayuda humanitaria, numerosas organizaciones financiadas por Washington aterrizaban en los aeropuertos de la región llevando pertrechos bélicos.

Finalmente, el 2 de noviembre pasado, en Pretoria, en una iniciativa promovida por la Unión Africana y presidida por el ex presidente nigeriano Olusegun Obasanjo y el expresidente de Kenia Uhuru Kenyatta, se alcanzó casi por sorpresa un acuerdo de paz entre el gobierno federal de Etiopía y el Tplf, que prevé el desarme total de los milicianos tigriña.
  
Este acuerdo de paz pone fin a la era del Tplf en el Cuerno de África, a su política divisionista, al odio entre grupos étnicos y a la militarización de toda la región. Su derrota marca, además, el fin del éxodo de jóvenes procedentes del Cuerno de África y es un alivio para Italia. Con el frente tigriña, EE.UU. pierde también su principal base de operaciones en el este del continente. Se trata de un éxito inesperado de la "solución africana a los problemas africanos", un precedente que augura un buen futuro para el panafricanismo y un gran avance hacia un mundo multipolar, libre de alineamientos coloniales.

martes, 15 de noviembre de 2022

Berlín se prepara para una recesión profunda

 

Alemania marcha a la crisis sin claridad ni líderes

Ante la inevitable recesión que se aproxima, la coalición de gobierno insiste en discursos ideológicos que los empresarios desmienten en la práctica, aunque sin confrontar

Por Eduardo J Vior
Por Eduardo J. Vior
Agencia Télam
14-11-2022 | 20:16
Scholz no encuentra el rumbo y Alemania se dirige a una recesin Foto AFP
Scholz no encuentra el rumbo y Alemania se dirige a una recesión. Foto: AFP

Todos los expertos coinciden en que Alemania avanza raudamente hacia una gran recesión durante el próximo invierno boreal. La crisis en la locomotora de la economía regional en algún momento va a arrastrar al resto de la Unión Europea. Aunque lo adjudiquen a diversas causas, todos coinciden en que el mayor responsable por la debacle coyuntural es el aumento de los costos de la energía. Al mismo tiempo, mientras que los medios y los principales actores políticos apuntan hacia la “dependencia” de China como mayor problema estructural de la economía alemana, los representantes de la gran industria prosiguen pragmáticamente con sus negocios en la gran potencia oriental, al mismo tiempo que aprovechan la ayuda estatal para abrir nuevos mercados en el Sureste Asiático. Sin embargo, el predominio en la dirección del Estado de un discurso ideológico que identifica falsos adversarios y no llama a las cosas por su nombre hace muy difícil dar el golpe de timón que devuelva al gigante el liderazgo sobre la economía europeo.

El miércoles pasado el Consejo Asesor de la Economía Alemana (Sachverständigerrat der Deutschen Wirtschaft) presentó en Berlín su informe anual. El Consejo Asesor es una institución oficiosa compuesta por cinco destacados economistas del establishment que habitualmente en noviembre presenta un informe y una prognosis sobre la marcha de la economía alemana que sirven para guiar las políticas económicas y financieras del país. Como para el próximo año los expertos esperan un descenso del PBI del 0,2%, el documento se concentró en explorar los caminos para superar la crisis actual.

Otros centros de estudios y consultoras tienen una opinión similar. Por ejemplo, en el Test del Mercado Financiero del Centro Leibniz de Investigación Económica Europea (ZEW), una encuesta mensual entre 350 expertos financieros de bancos, compañías de seguros y grupos industriales sobre el mercado financiero internacional, las perspectivas económicas han vuelto a deteriorarse. Los valores actuales sólo fueron inferiores entre noviembre de 1992 y febrero de 1993 (por el peso de los costos que acarreó la fusión de ambos estados alemanes), explican los investigadores del ZEW.

También el Commerzbank apunta en la misma dirección. Su indicador cayó recientemente de 0,71 a 0,5 puntos, el mayor descenso en once años. Las razones fueron el debilitamiento de la economía mundial, la subida de los tipos de interés y la caída del índice de compras entre Estados Unidos y Europa. El aumento del comercio entre Europa y China sólo compensó parcialmente el descenso. Dadas las circunstancias, el Banco espera una recesión en los meses de invierno. A su vez, el Instituto de Investigación Económica (IWF, por su nombre en alemán) encuesta periódicamente a más de 9.000 empresas sobre cómo valoran su situación actual y sus expectativas empresariales para los próximos seis meses. En octubre, al igual que el ZEW, los encuestados afirmaron que la situación era difícil. Los sectores de la industria y la construcción, en particular, son los que más están sufriendo la situación económica. La utilización de la capacidad en el sector manufacturero ya ha caído al 84,6 por ciento y el indicador de la industria de la construcción cayó a su nivel más bajo desde enero de 2016.

Luego de que se superaran las restricciones por la pandemia de Covid19, señala el informe del IWF, en la primera mitad del año el mercado laboral estaba al rojo vivo. Sin embargo, al subir la inflación y los tipos de interés, el boom se está enfriando. En Estados Unidos en septiembre pasado las ofertas de empleo se han reducido al nivel de febrero de 2020. El panorama es similar en la eurozona, donde la disposición a contratar nuevo personal cayó a su nivel más bajo en 18 meses. Y en el Reino Unido, la tasa de desempleo prevista para 2023 se elevó por última vez del 4,1% al 4,5%. En el caso de Alemania, finalmente, los economistas suponen que la tasa de desempleo podría aumentar en 0,6 puntos, hasta el 5,5%, en el próximo año.

El índice de gestores de compras del sector privado también cayó en octubre, de 45,7 a 44,1 puntos. Impulsados principalmente por los altos costos de la energía y la débil demanda de bienes industriales, los índices se deterioraron con la misma fuerza que hace casi dos años y medio, cuando comenzó la pandemia. Sin embargo, hay un punto positivo: "A pesar del descenso del crecimiento y de las perspectivas empresariales decididamente sombrías, los niveles de empleo aún no han caído, lo que apunta a la resistencia del mercado laboral alemán", dijo el economista de S&P Phil Smith.

Foto Archivo
Foto: Archivo
     
Mientras que las consultoras y los centros de investigación alemanes son relativamente pesimistas, la Comisión Europea (CE) considera a Alemania como un freno al crecimiento de Europa. El país entrará en recesión el próximo año y arrastrará a toda la UE. En su informe de otoño la Comisión prevé que la economía germana se contraerá un 0,6% en 2023.

Según el informe de la Comisión, durante el próximo invierno el conjunto de la economía europea entrará en recesión. La razón es la elevada incertidumbre por la guerra, los altos precios de la energía y la pérdida de poder adquisitivo de los hogares por la elevada inflación. Aunque en la mayoría de los países de la UE y en la UE en su conjunto el informe prevé que en 2023 la debilidad se compensará, no será así en Alemania.

Se prevé que la inflación alcance este año un máximo del 8,5% en la zona del euro y del 9,3% en el conjunto de la UE. También se calcula que los precios subirán rápidamente el próximo año, con una inflación del 6,1% en la zona euro y del 7,0% en el conjunto de la UE. Para Alemania, también en este caso la Comisión pronostica un valor peor, con una inflación del 7,5%. Las previsiones recién vuelven a ser halagüeñas para 2024. Para entonces se espera que la economía de la UE crezca un 1,6%. Sin embargo, aunque Alemania en ese año se esté recuperando, seguirá estando rezagada, con una previsión de crecimiento del 1,4%.

En este contexto se ha desatado un debate ideológico sobre la “reorientación” de la economía alemana, que desde principios de la década de 1980 tiene una estrecha interdependencia con China. Las sinergias productivas entre ambos países son enormes y hasta el estallido de la guerra en Ucrania los ferrocarriles del país asiático transportaban cada vez más partes y productos semiterminados en ambas direcciones. No casualmente una de las primeras víctimas de la guerra fue el transporte terrestre entre ambas potencias. Luego vinieron las sanciones contra Rusia y, aunque de diferente carácter, también muy dañinas, las dispuestas por EE.UU. para castigar la industria china de semiconductores.

Hace un par de meses los medios concentrados y los cerebros de la coalición gobernante de socialdemócratas, liberales y verdes comenzaron a reflexionar en voz alta sobre que había que “redireccionar” la economía alemana y reducir su “dependencia” del país asiático. Especialmente el ministro de Economía, el verde Robert Habeck, quiere animar a la economía alemana a alejarse de China. Los apoyos anunciados para abrir nuevos mercados han sido bien recibidos, pero hace tiempo que las empresas vienen tratando de diversificar sus asociaciones estratégicas y de hallar nuevos mercados y el camino probablemente sea más largo de lo que espera el inexperto Habeck, quien hasta su nombramiento hace un año nunca había tenido que ver con la dirección de la política económica.

Esta semana el ministro viajó a Singapur acompañando al Canciller Scholz a la 17ª Conferencia Alemana de Negocios (APK, por su nombre en alemán) que se reunió el 14 de noviembre. De ahí ambos siguieron a Bali, a la reunión del G20 del 15 y 16, para finalmente aterrizar en Bangkok, para participar el 18 de noviembre en la reunión de jefes de Estado y de gobierno de la Conferencia Económica para Asia y el Pacífico (APEC, por su nombre en inglés). La maratón de encuentros y conferencias subraya la importancia que Asia Oriental y Suroriental así como los países latinoamericanos de la Cuenca del Pacífico han adquirido en la economía mundial.

A primera vista el ministro y los máximos representantes de la industria y las pequeñas y medianas empresas alemanas defienden la misma posición. Sin embargo, Habeck está señalando una dirección que muchas empresas ya han tomado hace tiempo. Casualmente la maratón de conferenciaen el Sureste Asiático llega en un momento en que todas las potencias han puesto las relaciones entre Alemania y China bajo la lupa. Los grupos dirigentes de Alemania se debaten entre la ideología y la realidad, sin identificar claramente los objetivos e intereses nacionales. Hace poco Berlín permitió a la empresa estatal china Cosco adquirir una participación minoritaria en el puerto de Hamburgo, pero rechazó una adquisición del fabricante de chips Elmos por parte de una empresa con participación estatal china. Además, el canciller Olaf Scholz hizo una visita a Beijing buscando el entendimiento con Xi Jinping, pero reclamando el fin de la guerra en Ucrania y poniendo sobre la mesa las acusaciones occidentales por violación de los derechos humanos en Xinjiang, tal como le reclamaron sus socios del FDP y los Verdes. Si el rumbo estuviera claro, se trataría de fintas diplomáticas, pero, como nadie sabe para dónde va el país, tantas idas y vueltas confunden más de lo que aclaran.

Y, por último, Habeck sigue machacando sobre las relaciones con China. Cuando inauguró la 17ª Conferencia de Negocios Alemanes para Asia y el Pacífico (APK, por su nombre en alemán) junto con el director general de Siemens, Roland Busch, éste se mostró francamente entusiasmado. En debates públicos y no públicos, Busch y Habeck subrayan repetidamente lo cercanas que son sus valoraciones. Lo que el ministro no dice, es qué ocurriría si Beijing da un corte al conflicto por Taiwán. Si Alemania pretendiera imponer contra China sanciones como las que se aplican actualmente contra Rusia, razonan, resultaría un sinfín de trastornos para las inversiones alemanas en el país asiático. Aun así, el ministro supone que la industria alemana podría desacoplarse de China en pocos años, pero el CEO de Siemens maneja otros tiempos: “reducir la dependencia de China, dice, no es cuestión de tres a cinco años. Quizá sólo veamos los efectos completos dentro de 20 años". La realidad siempre es más fuerte que los discursos.

Cuando los empresarios alemanes reunidos en Singapur hablan sobre posibles ubicaciones alternativas a China, rápidamente queda claro que ningún país de la región puede ofrecer una calidad comparable en la producción, y mucho menos una densidad de proveedores rudimentariamente comparable. La estabilidad política y la seguridad jurídica tampoco se dan en todas partes, haya o no competencia de sistemas, como existe entre China y los países occidentales.

Las empresas alemanas facturan en Asia más de 500.000 millones de euros, de los cuales sólo la República Popular China representa algo más de la mitad. Los procesos de producción están estrechamente vinculados y tienen varios niveles. Y Habeck también sabe que en los próximos años no sólo la empresa privada alemana dependerá de China, sino también el gobierno: la transición hacia las energías renovables no será posible sin materias primas, paneles solares y aerogeneradores procedentes de China. China, a su vez, necesita los productos de vanguardia que las empresas alemanas suministran, estén o no instaladas en el país asiático. La interdependencia sino-germana será imposible de disolver por muchas décadas.

La administración de Joe Biden ha adoptado de Trump el enfoque de confrontación con China y lo ha profundizado. El gobierno alemán lo ve con ojos críticos, a pesar de sus buenas relaciones con Biden, pero no lo cuestiona públicamente, porque la nación germana es muy dependiente e EE.UU. en todos los ámbitos. Si en el gobierno participara algún grupo de líderes y asesores que tuvieran en claro la situación central de Alemania en Eurasia, que la obliga a mantener buenas relaciones con el Este y el Oeste, y tuvieran en claro el interés del país por hacer negocios en todos los puntos cardinales, harían menos declaraciones altisonantes en público y más diplomacia estratégica y económica por senderos discretos.

Alemania enfrenta una crisis aún más profunda que la posterior a la reunificación del país, hacia 1992-93, porque en aquella época el mercado mundial sostenía la demanda. Hoy no es así. Las potencias anglosajonas están desacoplándose de Rusia y China para protegerse y han decretado el fin de la globalización. Como en la década de 1930 es tiempo de que cada potencia tenga “su” propio mercado, pero, para conquistarlo, hay que tener claridad de objetivos, fines e intereses. Esta claridad hoy falta en Alemania. Por lo tanto, en los próximos meses la veremos hamacarse como barquichuelo en la tormenta.

jueves, 10 de noviembre de 2022

Ni Biden ni Trump: electromovilidad

 

Los votantes de EE.UU. reclaman un proyecto de país

El empate estratégico tras la elección de medio término puede prolongar la lucha por el poder, pero también impone a la elite alcanzar un acuerdo para abrir una nueva senda de desarrollo

Por Eduardo J Vior
Por Eduardo J. Vior
Agencia Télam
10-11-2022 | 00:46
Foto AFP
Foto: AFP.


Cuando todavía falta escrutar los votos en algunos estados, el resultado general de la elección de mitad del período en Estados Unidos muestra que los republicanos han conquistado la mayoría en la Cámara de Representantes, pero por un margen menor al previsto, y al cierre de esta columna todavía están empatados en 48 senadores. Por más que el electorado patriota se haya movilizado, mientras que el woke permanecía en sus casas, los candidatos apoyados por el expresidente Donald Trump han obtenido menos victorias de las esperadas y los potentes triunfos conservadores en Texas y Florida han consagrado liderazgos alternativos entre los rojos. En general, el panorama apunta a un corrimiento hacia el centro. Da la impresión de que, frente a la urgencia para que se resuelvan los problemas económicos y sociales, las y los electores han optado por la moderación ideológica. En un panorama mundial en el que EE.UU. es la única potencia occidental que sale indemne de la crisis y la guerra, esta consolidación del bloque dominante permitiría una pronta recuperación de la superpotencia.

Se trató de una noche mejor de lo esperado para los demócratas, quienes respiraron cuando se hizo evidente que la "ola roja" republicana prevista por algunos expertos y encuestas no se había materializado. A nivel de gobernadores, las carreras que habían causado cierto nerviosismo a los demócratas en el último momento fueron ganadas cómodamente por la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, y la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul.

Por el lado republicano Ron DeSantis arrasó en Florida. Se esperaba su reelección para un segundo mandato, pero los 20 puntos de ventaja que obtuvo sobre su oponente demócrata lo proyectaron al estrellato nacional. Hace cuatro años DeSantis ganó la gobernación por menos de un punto y el ex presidente Trump venció hace dos años en el Estado del Sol por unos tres puntos. Ahora, sin el apoyo del expresidente, el gobernador multiplicó la ventaja.

También en Florida, el senador Marco Rubio (R) alcanzó una fácil victoria sobre el representante Val Demings (D). Dada la magnitud de estas dos victorias, está claro que Florida es ahora un estado rojo. Durante décadas contó en los cálculos preelectorales como un “estado péndulo” que podía oscilar entre ambos partidos, pero esta idea es cosa del pasado.

En Pennsylvania, en tanto, el Dr. Mehmet Oz, elegido por Trump para representar al Partido Republicano, perdió ante el vicegobernador John Fetterman. Éste había sufrido un derrame cerebral al principio de la contienda, pero, a pesar de su movilidad limitada, venció al médico televisivo. La victoria en Pennsylvania da un gran impulso a los demócratas. Este triunfo demostró que la marca de populismo progresista del candidato podía imponerse incluso en uno de los campos de batalla más divididos del país.

En New Hampshire, en tanto, la senadora en funciones Maggie Hassan defendió su escaño contra el general Dan Bolduc, otro candidato de Trump, aunque con poca experiencia política. Bolduc fue una apuesta arriesgada que no contaba con el apoyo del aparato republicano, si bien en las últimas semanas se acercó a la meta.

En Arizona, de forma similar, el candidato al Senado Blake Masters (otro elegido por Trump) perdió ante el titular demócrata Mark Kelly. Masters también es un neófito político que remontó en las últimas semanas. Fue apoyado por otro acólito de Trump, la candidata a gobernadora Kari Lake, también derrotada por la demócrata Katie Hobbs.

Es cierto que en Ohio, J.D. Vance, otro hombre de Trump, ganó contra el demócrata Tim Ryan, y que en Georgia, Hershel Walker, igualmente respaldado por el expresidente, forzó al titular, Raphael Warnock, a una segunda vuelta. Pero ambos candidatos al Senado fueron ayudados por gobernadores populares que los impulsaron a la victoria. En resumen: no hubo una “ola roja”.

El mayor ganador de las elecciones de mitad de mandato fue sin duda Ron DeSantis. El mayor perdedor fue Donald Trump. Muchos concluirán, basándose en los resultados de estas elecciones de medio término, que el Partido Republicano está pronto a seguir adelante sin Donald Trump como líder. Sin embargo, aunque Donald Trump ha empalidecido como la alternativa patriótica y reaccionaria que supo representar, va a dar una fiera pelea por la candidatura presidencial en 2024. Casi dos años después de su derrota en la reelección, sigue siendo el político más popular e influyente del Partido Republicano y también el más exitoso recaudador de fondos, con una inmensa influencia sobre legiones de donantes de base. Y un sondeo tras otro indica que Trump partiría como el gran favorito para la nominación del Partido Republicano.

Los demócratas deben haber visto los resultados como lo máximo que podían conseguir, pero dos pérdidas en las elecciones a gobernador los afectaron mucho: Stacey Abrams (demócrata) perdió en Georgia ante el gobernador Brian Kemp (republicano) y el ex representante Beto O'Rourke (demócrata) cayó ante el gobernador Greg Abbott en Texas.

EE.UU. tiene la peor inflación en cuatro décadas (9,1%), el peor desplome de los salarios reales en 40 años, la peor ola de criminalidad desde los años 90, la peor crisis fronteriza de la historia de Estados Unidos, tiene a Joe Biden, que es el presidente menos popular desde Harry Truman, y no hubo una marea roja. ¿Qué pasó?

Ni uno ni otro partido apreciaron en su justa medida el estado de ánimo de la población. Obnubilados por la competencia entre los candidateables para 2024, los trumpistas quisieron comer el postre antes de sentarse a la mesa y el conservador aparato partidario retaceó su apoyo en muchas de las peleas clave. Cansados del boxeo en la sombra impuesto por la corrección política y alelados por el vergonzoso espectáculo que da el presidente, los demócratas tampoco se jugaron demasiado.

Fueron los votantes quienes estuvieron a la vanguardia de la decisión. Si bien el voto rural más que el urbano y los deciles de altos ingresos más que los bajos se orientaron por los republicanos, el corrimiento hacia los conservadores se dio también entre los afroamericanos y los hispanos, así como entre las mujeres y las minorías de género. En general primó una suave inclinación hacia el color rojo, pero el movimiento no ha traído ningún vuelco. Más bien, los sufragantes han hecho a la clase política una advertencia y un reclamo: dejen de lado la lucha ideológica y resuelvan los problemas concretos.

Un acuerdo interpartidario para impulsar la movilidad elctrica puede dar a EEUU un nuevo proyecto de desarrollo como el fordismo en el siglo XX
Un acuerdo interpartidario para impulsar la movilidad eléctrica puede dar a EE.UU. un nuevo proyecto de desarrollo como el fordismo en el siglo XX


El corrimiento de la representación hacia el centro convalida el poder instituido de ambos aparatos partidarios, la Justicia, los medios, las finanzas, los servicios de seguridad y de inteligencia, así como las fuerzas armadas, en suma, el establishment. Si alcanzan un gran acuerdo suprapartidario, pueden implementar el plan de infraestructura y transición ecológica de Biden, poniéndose a la vanguardia de la movilidad eléctrica en Occidente. Ya frenada la industria alemana, para ello cuentan con la enorme masa de capital financiero absorbida en los últimos meses gracias al alza de las tasas de interés, la energía barata provista por la explotación del petróleo y gas de esquistos, la disponibilidad sobre una gigantesca masa laboral proveniente del crecimiento demográfico de los 2000 y de la inmigración y, finalmente, cuentan también (junto con Canadá) con el control diplomático y militar sobre los minerales estratégicos del este de África, así como sobre el litio de Argentina y Chile. Si se ponen de acuerdo en desarrollar la movilidad eléctrica, iniciarán un ciclo virtuoso como el fordista del siglo XX. Si, por el contrario, anteponen sus anteojeras ideológicas y prolongan la fractura interna, entrarán en un ciclo interminable de luchas fraticidas y de retroceso ante las potencias competidoras.

martes, 8 de noviembre de 2022

Un río de sangre riega la minería canadiense

El saqueo anglosajón une a África con Sudamérica

Sin reparar en daños, Canadá y EE.UU. llevan a través del Atlántico una estrategia bélica, para no perder el control sobre los minerales críticos imprescindibles para la movilidad eléctrica

Por Eduardo J Vior
Por Eduardo J. Vior
Agencia Télam
07-11-2022 | 19:12
Canad no descuida su expansin minera en el continente americano
Canadá no descuida su expansión minera en el continente americano

Por más de un siglo el petróleo fue la principal fuente para la generación de energía. Muchas guerras y millones de muertos se explican por el predominio de esta fuente energética. Fue útil, mientras Occidente pudo aprovechar su control sobre las regiones productoras y se aseguró la competitividad de su industria. La globalización de las décadas de 1970 a 1990 se financió con el petróleo barato y la inversión financiera de sus propietarios en la economía atlántica, pero, cuando China superó la productividad occidental, América del Norte y Europa Noroccidental decidieron abandonar la globalización.

Las potencias occidentales decidieron, entonces, cerrar su área hegemónica a cualquier competencia euroasiática. Primero rompieron las cadenas mundiales de producción aprovechando la pandemia de Covid19 (2020-21); luego se apalancaron en la actual guerra mundial. Esta clausura se manifiesta especialmente en la competencia por los minerales críticos imprescindibles para la transición hacia la movilidad eléctrica que cada vez más es encarada con criterios militares.

Al cerrarse, Occidente dibujó un nuevo mapa de la economía atlántica determinado por los componentes de las nuevas fuentes energéticas. En las baterías recargables se utiliza en proporciones diversas, según la tecnología aplicada, litio, níquel, cobalto, grafito, manganeso, alúmina, estaño, tántalo, magnesio y vanadio. A excepción del litio, concentrado mayoritariamente en el triángulo entre Argentina, Bolivia y Chile, Brasil ocupa entre el tercero y el quinto puesto mundial por sus reservas de los demás minerales. No obstante, la anarquía y el desgobierno provocados por casi 30 años de guerra ininterrumpida hacen muy barato saquear las reservas de África Oriental. La sangre africana y el oro blanco de los Andes son piezas complementarias de la nueva estrategia trasatlántica de dominación en la que las empresas mineras canadienses cumplen un rol central.

El presidente de la República Democrática del Congo (RDC, capital Kinshasa), Félix Tshisekedi, convocó el pasado jueves 3 a la movilización general y a la juventud a formar milicias, para enfrentar la amenaza de los terroristas del M23. Se trata de un grupo guerrillero tutsi que desde hace años opera en el este del país con apoyo de la vecina Ruanda y que en los últimos meses ha retomado su actividad con especial virulencia.

La semana pasada los rebeldes tomaron el control de otros dos grandes asentamientos en el este del Congo, duplicando así la zona bajo su control. El contingente de la ONU ubicado en la provincia de Kivu del Norte (fronteriza con Ruanda y Uganda) se retiró sin intervenirl provocando el pánico de la población civil que luego se convirtió en protestas espontáneas en muchas ciudades del país con banderas rusas y retratos de Vladimir Putin.

Ahora los destacamentos del M23 se encuentran a sólo 30 km de la ciudad de Goma, la capital provincial. Para el grupo se trata de un objetivo importante por su proximidad a Ruanda, de donde recibe suministros, y por la posición de fuerza que adquiriría ante el gobierno central, pero éste ya ha anunciado que no piensa negociar y el conflicto va para largo.

Con 3,6 millones de toneladas (el 70% del total), la República Democrática del Congo tiene las mayores reservas de cobalto del mundo, un mineral esencial para la fabricación masiva de baterías eléctricas. Es, asimismo, el tercer mayor productor de cobre, con 1,8 millones de toneladas al año. Casi todo el cobalto del país procede de los yacimientos de cobre. Además, hay grandes reservas que aún no han sido exploradas con tecnología moderna, por lo que las existencias pueden ser mucho mayores.

Si bien también influyen otros factores, estas riquezas naturales explican buena parte de los enfrentamientos entre grupos armados que desde hace casi 30 años azotan la parte oriental del país. A pesar de reiterados ceses del fuego, especialmente en los últimos meses se ha agudizado en la región lo que el presidente congoleño llama "guerra económica por los recursos".

Por primera vez desde la independencia en 1960 en enero de 2019 tuvo lugar un traspaso pacífico del poder pacífico. Como resultado de unas elecciones consideradas por los observadores como amañadas, Félix Tshisekedi sucedió a Joseph Kabila (2001-19). Tras un año de luchas intestinas en la coalición de gobierno entre los bloques parlamentarios del antiguo y del nuevo presidente, desde mediados de 2020 el nuevo mandatario logró reducir la influencia de su predecesor.

El M23 (por "Movimiento 23 de Marzo"), en tanto, es un antiguo grupo rebelde tutsi que retomó las armas a finales del año pasado culpando a Kinshasa de no haber respetado los acuerdos que permitieron su desmovilización en 2013. A su vez, el gobierno congoleño acusa a su vecino ruandés de apoyar a los rebeldes.

Los presidentes de la Repblica Democrtica del Congo Flix Tsisekedi izq y de Ruanda Paul Kagam der
Los presidentes de la República Democrática del Congo, Félix Tsisekedi (izq.), y de Ruanda, Paul Kagamé (der.)
         

Tras diversos picos de ataques y desplazamientos forzados a principios de 2021, el gobierno central declaró el estado de sitio en el este del país, sustituyendo a los administradores civiles de Kivu del Norte e Ituri por gobernadores militares. Mientras tanto, en Kivu del Sur se libra una guerra en la que participan fuerzas de Burundi y Ruanda así como grupos rebeldes congoleños. Por último, desde principios de 2022, el regreso del M23 ha desestabilizado aún más la región.

Detrás del conflicto asoma el robo de los recursos minerales de Congo. El principal sindicado es el gobierno de Ruanda, sostenido por EE.UU. y estrechamente asociado a empresas mineras occidentales. Este año un informe de Global Witness estimó que el 90% del coltán (principal fuente de tantalio), el estaño y el wolframio que exporta Ruanda entran de contrabando desde la RDC. Muchos sindican como principal responsable por el saqueo de las riquezas congoleñas al presidente ruandés Paul Kagamé, un saqueo que se ve facilitado por el intenso intercambio entre ambos países en los sectores agrícola, comercial y de servicios, a veces en una sola dirección, porque la RDC no está en condiciones de satisfacer sus necesidades básicas.

Con una economía en expansión (6,4% de crecimiento anual promedio entre 2012 y 2021), aunque dependiente de la inversión extranjera y de las subvenciones, Según datos oficiales, las subvenciones internacionales representan el 16,1% de los ingresos en el presupuesto de 2021-22. Ruanda rechaza las acusaciones vertidas contra ella por la RDC y busca mantener relaciones sólidas con la comunidad internacional. Por ello Kigali espera que la mediación de la Comunidad de África Oriental (EAC, por su nombre en inglés) impida que el conflicto se agrave e interrumpa el funcionamiento de las industrias extractivas en la RDC.

No obstante, el gobierno ruandés parece haber perdido el apoyo incondicional de sus aliados occidentales. El Presidente Paul Kagamé (en el gobierno desde 2000) es muy criticado por la prensa africana. Este fundador del Frente Patriótico Ruandés (FPR), ex guerrillero entrenado por el US Army en los años 1970 en Fort Leavenworth, Kansas, provocó en 1994 la masacre en la que fueron asesinados 800.000 miembros de su pueblo tutsi, para, luego de participar en 1998 en la Segunda Guerra del Congo, hacerse con el poder en Kigali. Desde 2000 gobierna dictatorialmente su país y, gracias al apoyo occidental, sus propios negocios y el saqueo de las riquezas de Congo, ha mantenido una economía en crecimiento del PBI y un país ordenado.

El fin de la globalización y la guerra mundial en curso están cambiando vertiginosamente los alineamientos en África. Las naciones del oeste y centro del continente se alejan crecientemente de las antiguas potencias coloniales Francia y Reino Unido y se acercan a Rusia y China. Como, al mismo tiempo, Occidente corre detrás de China en la transición hacia las energías limpias, las potencias occidentales, sobre todo EE.UU. y Canadá, defienden ferozmente su dominio sobre los minerales estratégicos de África y no dudan en agudizar los enfrentamientos.

El precio de muchos minerales importantes se disparó tras el comienzo de la guerra en Ucrania. La economía rusa posee el 7% del suministro mundial de níquel, el 10% del platino, el 20% del titanio y el 25% del paladio. El precio de estos metales y otros, como el aluminio, el cobalto y el cobre, subió en marzo de 2022, para estabilizarse en los meses siguientes, aunque en muchos casos con precios superiores a los normales.

En su Estrategia de Minerales Críticos, Canadá ha incorporado algunos de los minerales más fluctuantes. Con un presupuesto de 3.800 millones de dólares, fue anunciada por el gobierno de Justin Trudeau en 2021, para asegurar insumos para "aplicaciones de energía renovable y tecnologías limpias" y garantizar la primacía económica de Canadá en los campos de "tecnologías de defensa y seguridad, electrónica de consumo, agricultura, aplicaciones médicas e infraestructura crítica."

Aunque el gobierno canadiense sigue apoyando la extracción de estos minerales a nivel nacional, en las últimas décadas la industria minera de Canadá ha asumido una orientación cada vez más global. América Latina ha sido históricamente la región más rentable para las empresas mineras canadienses, pero recientemente, tanto el gobierno de Biden como el de Trudeau han destacado el rol de África como un proveedor cada vez más importante.

En el continente africano la extendida falta de normativas medioambientales adecuadas abarata los proyectos mineros y los políticos canadienses están ávidos por mantener y ampliar el acceso a los minerales críticos en esa región del globo. Además de asegurarse su aprovisionamiento, también aprovechan la neutralidad de la mayor parte de África para incrementar sus reservas minerales y obtener ventajas comaprativas ante Rusia y China.

El capital canadiense financia o explota proyectos mineros en más de 100 países y la extracción crece cada año. Para 2025 se estima que el mercado mundial de la minería y los minerales alcanzará un valor de 2,4 mil millones de dólares, lo que supone una tasa de crecimiento anual compuesto del 7%. Este crecimiento sólo se logrará con un amplio apoyo gubernamental, por lo que los gobiernos occidentales están concediendo subvenciones y fomentando las inversiones extranjeras directas (IED) en la industria minera.

En las últimas décadas la inversión minera canadiense en el extranjero ha aumentado considerablemente, hasta el punto de que los activos mineros en el extranjero comprenden ahora el 70% del valor total de todas las operaciones mineras canadienses, es decir, 188.000 millones de dólares. En África, el valor total de dichos activos mineros canadienses asciende a 36.500 millones de dólares.

En 2020, 106 empresas mineras de propiedad canadiense operaban en África. Sus inversiones abarcan todo el continente, pero se concentran principalmente en un puñado de países: Malí, Mauritania, Burkina Faso, Ghana, la República Democrática del Congo, Tanzania, Zambia y Sudáfrica. De todos estos países, Zambia es el más valioso para las empresas canadienses, con activos valorados en unos 10.000 millones de dólares.

Proyectos de minera canadiense en la regin
Proyectos de minería canadiense en la región

     
Proyectos mineros canadienses en América Latina
Mientras mantiene el control sobre sus reservas en la minería africana, Canadá no descuida su expansión en el continente americano y la exclusión de competidores. El 28 de octubre pasado el gobierno federal publicó un lineamiento político aclarando cómo se aplicará la Ley de Inversiones de Canadá (ICA) a las inversiones de empresas estatales extranjeras (SOE, por su nombre en inglés) en el sector de los minerales críticos. Esta política indica que las inversiones de las sociedades estatales extranjeras en las empresas canadienses de minerales críticos serán severamente supervisadas bajo criterios de seguridad nacional.

Dichas inversiones ya vienen siendo muy supervisadas y desde 2009 el gobierno canadiense ha tenido el poder discrecional de bloquear o cancelar dichos emprendimientos -y, de hecho, cualquier inversión- utilizando sus poderes de seguridad nacional. Por lo tanto, la reciente declaración debe entenderse más como una manifestación de voluntad política que como una novedad legal.
En los últimos años el gobierno de Canadá ha prestado una atención especial a los minerales críticos. Ya en enero de 2020 Canadá y Estados Unidos acordaron un Plan de Acción Conjunto sobre la Colaboración en Minerales Críticos y Ottawa publicó en marzo de 2021 la Lista de Minerales Críticos, que incluye 31 minerales.

Muchos de ellos se producen ya en Canadá, pero otros pueden ser extraídos por empresas canadienses en el extranjero sobre cuya actividad en otros países el Estado también legisla. El pasado mes de enero, por ejemplo, el ministro de Industria fue citado ante el comité del ramo en el Parlamento Federal, para aclarar por qué el gobierno permitió la adquisición de una empresa canadiense con activos de litio en Catamarca, Argentina (Neo Lithium) por parte de una empresa minera estatal china (Zijin Mining), sin llevar a cabo una revisión completa de las implicaciones de seguridad nacional. Debe subrayarse que el legislativo canadiense se arroga por criterios de “seguridad nacional” el derecho de autorizar o no la venta de una empresa canadiense en territorio argentino y nuestro gobierno no ha dicho nada al respecto.

De acuerdo con la declaración política del 28 de octubre, la supervisión sobre la toma de control de un negocio canadiense en minerales críticos por parte de una empresa pública extranjera sólo se producirá de forma "excepcional". Esto no significa que nunca se apruebe, sino que muy probablemente requerirá que se proporcionen amplias garantías de seguridad.

Ya en virtud de la ICA todas las inversiones de extranjeros en empresas canadienses, incluidas las inversiones minoritarias e indirectas, independientemente de su valor, están sujetas a un posible examen de seguridad nacional. La declaración política también aclara que las disposiciones de seguridad nacional se aplican ampliamente a toda la cadena de suministro, para incluir a las entidades que participan únicamente en la exploración.

El miércoles pasado Canadá ordenó a tres empresas chinas que se desprendieran de sus inversiones en minerales críticos canadienses. En respuesta, Beijing acusó a Ottawa de utilizar la seguridad nacional como pretexto y de infringir las normas internacionales de comercio y mercado. Las tres empresas afectadas son Sinomine  Rare Metals Resources Co Ltd (de Hong Kong), Chengze Lithium International Ltd, también con sede en Hong Kong, y Zangge Mining Investment Co Ltd. (con sede en Chengdu).

La competencia mundial por los recursos minerales y metálicos vitales para las tecnologías de energía limpia ha adquirido ribetes estratégicos, es mundial y, como tal, forma parte de la guerra en curso entre las potencias atlánticas y las euroasiáticas. Especialmente en el campo de la movilidad eléctrica las potencias occidentales están retrasadas respecto a China e intentan recuperar terreno bloqueando el acceso de las empresas orientales a los yacimientos de minerales estratégicos. En este campo bélico las corporaciones canadienses tienen un rol central. Ya tomaron el control de los recursos argentinos y brasileños y los manejan como propios, pero, para evitar el avance de China, intentan también mantener su control sobre las reservas africanas.
Para ello no ahorran en sangre. Un solo río de sangre une los minerales estratégicos de África con el oro blanco de los Andes.

¿Se convertirá alguna vez en un lazo de cooperación para la ayuda mutua?

 

martes, 1 de noviembre de 2022

Brasil supera sus limitaciones con protagonismo mundial

 

Con un envión, Lula salta al lomo de la Historia

Cercado por sus enemigos de adentro y afuera, el líder brasileño busca en la política exterior el apoyo, para recuperar la economía brasileña y sacar a su pueblo del hambre y la violencia

Por Eduardo J Vior
Por Eduardo J. Vior
Agencia Télam
01-11-2022 | 11:07
Foto Leo Vaca
Foto Leo Vaca.

“Uno no puede crear nada por sí mismo; sólo puede esperar hasta escuchar el paso de Dios resonando a través de los acontecimientos; entonces salta hacia adelante y agarra la punta de su manto. Eso es todo.” (Otto von Bismarck, Canciller de Prusia y de Alemania, 1862-90)

Este domingo 30 Luis Inácio Lula da Silva ganó la segunda vuelta de la elección presidencial brasileña por una ínfima diferencia, su contrincante venció en la mitad sur, la más rica y poderosa del país y todavía tendrá durante dos meses oportunidad suficiente de hacer daño desde el Planalto. El próximo gobierno estará apoyado en el Congreso por diez partidos que muchas veces estuvieron enfrentados entre sí, mientras que el legislativo estará conducido por el mayoritario Centrão (el gran centro), que viene de sostener a Jair Bolsonaro y, con seguridad, cobrará cara cada ley que apruebe. El vicepresidente electo, Geraldo Alkmin, es un dirigente de centroderecha que en 2014 inició el juicio político contra Dilma Rousseff. El futuro presidente, a su vez, tiene 77 años, hace pocos años superó un cáncer y durante su prisión perdió a la compañera de su vida, a un hermano y a un nieto. Tantos golpes acumulados dejan rastros.

Estas circunstancias personales y políticas se ven empeoradas por el contexto económico y social. En Brasil hay hambre y millones de brasileños duermen en las calles. En la Amazonía los fazendeiros queman una cancha de fútbol por día. Las policías, las milicias y los civiles armados asesinan cotidianamente a negros, indios y pobres. El narcotráfico controla el sur del país con la benevolencia del alto mando militar y ramificaciones en Paraguay. La Bolsa paulista ya avisó que no tolerará el mínimo desvío de la política de estabilidad macroeconómica imperante.

Foto Julin lvarez
Foto Julián Álvarez.

No obstante tanta adversidad, Lula vio la puerta abierta y entró. La Historia mundial está dando un salto gigantesco: se acabó el orden atlántico del último milenio y uno nuevo está surgiendo. Brasil y Argentina juntos pueden reconducir el Mercosur. En cooperación con México liderarían la CELAC y desde esta plataforma podrían negociar en bloque con China y con EE.UU. La Unasur reconstruida ofrecería el sustento político para pacificar y organizar el subcontinente, el BRICS+, en tanto, puede brindar un escenario privilegiado para que Brasil participe en el liderazgo mundial. La iniciativa de la Franja y la Ruta, finalmente, interconectaría a Brasil con la nueva economía mundial. Lo que su país no da, Lula lo busca en la nueva arquitectura internacional.

Llamó la atención que el domingo por la noche Lula leyera un discurso medido y cuidadosamente preparado. No es su hábito. Fue un texto programático en el que hizo hincapié en la defensa de la democracia; la lucha contra el hambre, el impulso del desarrollo sostenible con inclusión social y en una "lucha implacable contra el racismo, los prejuicios y la discriminación". Invitó también a la cooperación internacional para preservar la selva amazónica y anunció que luchará por un comercio mundial justo.

La tarea de Sísifo de Lula comienza ahora. Hereda una nación devastada: al menos 33 millones de brasileños están sumidos en el hambre, otros 115 millones luchan contra la "inseguridad alimentaria" y el 79% de las familias son rehenes de altos niveles de endeudamiento personal. Deberá enfrentarse a un Congreso y un Senado profundamente hostiles e incluso a gobernadores bolsonaristas, por ejemplo, en el estado más poderoso de la federación, São Paulo, que concentra más poder de fuego industrial que muchas latitudes del Norte Global.

Foto Leo Vaca
Foto Leo Vaca.

El vector absolutamente clave es que el sistema financiero internacional y el "Consenso de Washington", que ya controlan la agenda de Bolsonaro, han capturado el gobierno de Lula incluso antes de que comience. No es casualidad que la revista neoliberal británica The Economist ya haya "advertido" al presidente electo que se desplace hacia el centro, es decir, que permita que su gobierno sea dirigido por la mafia financiera internacional. Probablemente Lula designe a Henrique Meirelles como ministro de Economía. Este ex director general de FleetBoston (el segundo mayor acreedor externo de Brasil después del CitiGroup) ya ha expresado un apoyo irrestricto a Lula, para quien trabajó anteriormente como jefe del Banco Central. Si es nombrado, seguramente Meirelles mantendrá la política de estabilización macroeconómica del actual ministro Paulo Guedes, confirmando así la línea que el propio Meirelles trazó en 2016, durante el gobierno de Michel Temer, tras el golpe institucional contra Dilma Rousseff.

El cerco internacional en torno a Lula se viene construyendo desde hace meses. El pasado mes de abril la subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos de Estados Unidos, Victoria Nuland, la autora del golpe de estado de 2014 en Ucrania, visitó Brasil "extraoficialmente". Se negó a reunirse con Bolsonaro y alabó el sistema electoral brasileño. Más tarde, Lula prometió a la UE una especie de "cogobernanza" de la Amazonía y condenó públicamente la "Operación Militar Especial" rusa en Ucrania. Todo esto después de que en 2021 hubiera elogiado a Joe Biden. La "recompensa" por la actuación fue una portada de la revista Time.

Todo lo anterior puede sugerir que el entrante gobierno del Partido de los Trabajadores se alineará en una pseudoizquierda (neoliberalismo con rostro humano) y estará infiltrado por todo tipo de vectores de derecha al servicio de Wall Street y del Departamento de Estado. Los puntos clave serían, entonces, la adquisición de activos económicos clave por parte de los sospechosos globalistas habituales y el estrangulamiento del espacio soberano de Brasil.

Lula, por supuesto, es demasiado inteligente para ser reducido al papel de mero rehén del capital financiero internacional especulativo y concentrado, pero su margen de maniobra interno es extremadamente limitado.

Foto Leo Vaca
Foto Leo Vaca.

En el exterior, Lula jugará una partida totalmente diferente. Habiendo sido fundador del BRICS en 2006, es muy respetado por Xi Jinping y Vladimir Putin. Ha prometido cumplir un solo mandato, hasta finales de 2026, pero ése es precisamente el tramo clave para atravesar la década que Putin describió en su reciente discurso en la conferencia anual del Club Valdai como la más peligrosa e importante desde la Segunda Guerra Mundial.

El impulso hacia un mundo multipolar, representado institucionalmente por una congregación de organismos que van desde los BRICS+ hasta la Organización de Cooperación de Shangai y la Unión Económica Euroasiática, se beneficiará enormemente de tener a Lula a bordo como líder natural del Sur Global.

Por supuesto, su política exterior inmediata se centrará en América del Sur: ya ha anunciado que su primera visita presidencial lo traerá a Argentina. Efectivamente, en enero se celebrará en nuestro país la cumbre anual de la CELAC en la que la Casa Rosada espera obtener nuevamente la presidencia pro tempore. En la reunión seguramente Brasil se reintegrará al bloque. Allí Lula tendrá oportunidad de conversar con sus pares de todos los colores, desde Nicolás Maduro y Daniel Ortega hasta Guillermo Lasso y Luis Lacalle Pou.

Luego visitará Washington. Tiene que hacerlo. Mantené a tus amigos cerca y a tus enemigos aún más cerca, dice el refrán. Nadie duda en el Sur Global de que bajo Barack Obama y Joe Biden se orquestó la compleja operación para derrocar a Dilma en 2014 y expulsar a Lula de la política, pero al mal tiempo hay que ponerle buena cara.

Por cierto, en la cumbre del G20 que se celebrará en Bali dentro de dos semanas Brasil tendrá una representación meramente formal, pero seguramente el mandatario electo enviará una delegación extraoficial a la que Argentina abrirá la puerta. Ya en enero próximo, en la próxima cumbre del BRICS en Sudáfrica, los roles se invertirán y será Brasil quien dé la bienvenida a Argentina. Allí también se sumarán Arabia Saudí y, probablemente, Irán y Turquía.

Lula ya ha declarado que el BRICS será el instrumento central de su política exterior. Se explica, primero, por una razón lógica: esta plataforma intercontinental reúne potencias emergentes de Asia, África y América Latina con distintos regímenes y orientaciones, pero concordantes en construir un orden internacional paritario. Sobre todo, empero, pesa el antecedente histórico: desde el principio de su gobierno, en 2003, Lula apostó por una asociación estratégica con China y consideró su primer viaje a Beijing en 2004 como su máxima prioridad en política exterior. Desde 2009 Brasil ha sido el socio comercial clave de China en América Latina, absorbiendo aproximadamente la mitad de las inversiones de la potencia asiática en la región y más inversión que cualquier otro destino latinoamericano en 2021. Se sitúa también como el quinto mayor exportador de crudo para el mercado chino, el segundo de hierro y el primero de soja. Lula es considerado por China como un viejo amigo y ese capital político le abrirá prácticamente todas las puertas rojas.

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Foto Julián Álvarez.

Esto puede incluir que Lula inscriba formalmente a Brasil como socio de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por su nombre en inglés) de una manera que no moleste a Estados Unidos. El presidente electo, después de todo, es un maestro en este arte.

El tiempo es corto: no se sabe cuánto tiempo de vida resta a Lula y el líder no tiene sucesor. En algún momento de esta década EE.UU. va a haber saldado su lucha interna e intentará volver por sus fueros. Nadie sabe cuándo ni cómo se resolverá la guerra mundial en curso ni se conoce cómo será el orden de la posguerra. Por eso no hay un minuto que perder. En la noche de la elección Lula leyó un discurso programático, para iniciar al día siguiente las tratativas con las distintas facciones políticas y económicas y no dejar el más mínimo resquicio por donde pueda colarse la violencia reaccionaria. Alberto Fernández viajó inmediatamente a Brasil, para acordar la agenda regional e internacional. Las cumbres del G20, de la CELAC y del BRICS+ están a la vuelta de la esquina y la coordinación brasileño-argentina es imprescindible. Sólo juntos podemos tapar en Mercosur el agujero bajo la línea de flotación que ha abierto Uruguay al iniciar negociaciones para un acuerdo de libre comercio con China. Cuando la Historia da un salto, hay que montarla sin titubear, pero con el impulso justo, porque, si uno falla el envión, quedará por mucho tiempo con las piernas para arriba y la espalda rota.