jueves, 31 de marzo de 2022

En Ucrania se dirime también la lucha interna en EEUU

 

¿Pueden el Pentágono y Wall Street frenar a los belicistas?

La contradictoria actitud de la delegación ucraniana en las negociaciones con Rusia expresa las diferencias entre neoconservadores y realistas dentro de EE.UU. y la alianza atlántica

Por Eduardo J Vior
Por Eduardo J. Vior
Agencia Télam
31-03-2022 | 10:37
Las diferencias entre neoconservadores y realistas dentro de EEUU y la alianza atlntica quedaron expuestas en la crisis en UcraniaFoto Xinhua
Las diferencias entre neoconservadores y realistas dentro de EE.UU. y la alianza atlántica quedaron expuestas en la crisis en Ucrania.(Foto Xinhua)

Este martes 29 pareció por un momento que la presión conjunta del Foreign Office, del dueño del Chelsea, Roman Abramovich, y del presidente turco Recep Erdoğan había persuadido al gobierno ucraniano de aceptar por primera vez en ocho años las condiciones rusas para un acuerdo de paz: neutralidad, desnuclearización, desmilitarización, incorporación de Crimea a Rusia e independencia de Lugansk y Donetsk. Sin embargo, después de que el secretario de Estado norteamericano Antony Blinken expresó su rechazo y su desconfianza hacia el anuncio ruso de que frenaba sus operaciones en las regiones de Kiev y Chernigov, el presidente ucraniano volvió a desconocer los avances hacia la paz y se multiplican las señales de que el alto mando ucraniano está buscando una batalla decisiva en la zona norte de la Cuenca del Don.

Es difícil que las idas y vueltas de Zelensky respondan a decisiones propias. Ni siquiera puede responsabilizarse a la inepta canciller británica Liz Truss, quien –según propias declaraciones- guía cada paso de los negociadores ucranianos. Las contradicciones en el liderazgo de Kiev tienen probablemente origen en Washington y están reflejando la lucha que allí se libra sobre la estrategia de confrontación con Rusia.

Durante su viaje a Europa la semana pasada el presidente de EE.UU. pidió tres veces el derrocamiento de su colega ruso, lo llamó “carnicero” y aseguró que “no puede permanecer en el poder”. Nunca antes desde 1945 ninguno de sus predecesores se atrevió a proponer el derrocamiento de los dirigentes de la vieja URSS, ni más tarde el de los líderes rusos o chinos. Nada debe cuidar más el jefe de una gran potencia que la salud de sus competidores en el exterior. Se trata de poderes nucleares y cualquier desestabilización puede ocasionar una catástrofe mundial. Sin embargo, Joe Biden insiste en evocar la posibilidad de propiciar en Rusia un cambio de régimen. La Casa Blanca parece estar buscando que el país euroasiático caiga en la anarquía, se divida y se fracture. ¿Es sólo una estrategia de guerra kissingereana (por el exsecretario de Estado Henry Kissinger) –como afirman muchos analistas- para después poder atacar a China en condiciones más ventajosas? Parece ir mucho más allá de ese objetivo geoestratégico ya de por sí enorme. Al menos sendas intervenciones públicas recientes del Pentágono y de Wall Street dan la impresión de estar tratando de frenar una locura mayor.

En una conversación con periodistas en Polonia el pasado 25 de marzo Joe Biden dijo que Vladímir Putin es un "carnicero” y, al dar un discurso ante las tropas estadounidenses emplazadas en dicho país, insinuó que éstas pronto irían a Ucrania. "Miren cómo se resisten, declaró. Y lo verán ustedes cuando estén allí. Algunos de ustedes ya han estado allí, ya lo verán. Verán a mujeres, jóvenes que hacen frente a un tanque", dijo el mandatario. Su discurso empezó con una retórica agresiva y un llamado a castigar de inmediato al "agresor", pero terminó con expresiones rebuscadas, haciendo alusión a "fuerzas inevitables" que él no puede superar y diciendo que ahora es imposible hacer algo en concreto. Todavía el día siguiente afirmó que Putin "no puede quedarse en el poder". Funcionarios de la Casa Blanca se apresuraron a relativizar sus palabras, pero el daño estaba hecho.

Que la política exterior de los neoconservadores encaramados en el gobierno es enérgicamente criticada desde el Pentágono y Wall Street es un secreto a gritos. Para los militares el secretario de Estado Antony Blinken, su segunda, Victoria Nuland, el jefe del Consejo de Seguridad Nacional Jake Sullivan y sus apoyos en el Ejecutivo y el Congreso se equivocan al atacar a Rusia. La potencia euroasiática –sostienen- supera a EE.UU. en algunas tecnologías y en el dominio del terreno dentro de Europa. Por otra parte, argumentan, el enemigo principal de EE.UU. es China y no habría que dispersar las fuerzas dando combate en varios frentes a la vez. Sin embargo, los neocons están convencidos de la debilidad de la potencia eslava y de su habilidad para desestabilizarla, generando una agitación que acabe con Vladimir Putin y les permita fracturar el país más grande del mundo. Es el sueño redivivo del Imperio Británico del siglo XIX que cada tanto enturbia las cabezas de los líderes anglosajones.

El secretario de Estado Antony Blinken, que inicialmente dijo que la OTAN había dado "luz verde" para enviar aviones desde Polonia a Ucrania, tuvo que dar marcha atrás y ahora se opone a cualquier zona de exclusión aérea que implique a la OTAN. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y el líder de la mayoría en el Senado, Chuck Schumer, también apoyaron el plan de los aviones polacos, que fue rechazado por el Pentágono porque "podría dar lugar a una reacción rusa significativa que podría aumentar las perspectivas de una escalada militar con la OTAN", según el portavoz del Departamento de Defensa (DoD), John Kirby.

Hasta ahora el presidente ha estado del lado del DoD, pero, como se ha creído la versión de los medios de comunicación corporativos que sostienen que Rusia está perdiendo la guerra, se atrevió a llamar al presidente ruso "criminal de guerra". Saliéndole al paso, el martes 22 el Pentágono filtró a los medios dos historias que contradicen estas versiones. "La conducta de Rusia en la brutal guerra cuenta una historia diferente a la opinión ampliamente aceptada de que Vladimir Putin tiene la intención de demoler Ucrania e infligir el máximo daño civil y revela el acto de equilibrio estratégico del líder ruso", informó Newsweek en un artículo titulado "Los bombarderos de Putin podrían devastar Ucrania, pero se está conteniendo. He aquí por qué".

El artículo cita a un analista anónimo de la Agencia de Inteligencia para la Defensa (DIA) del Pentágono diciendo que "el centro de Kiev apenas ha sido tocado. Y casi todos los ataques de largo alcance se han dirigido a objetivos militares". Por su parte, un oficial retirado de la Fuerza Aérea de Estados Unidos que ahora trabaja como analista para un contratista del Pentágono, añadió: "Tenemos que entender la conducta real de Rusia. Si nos limitamos a convencernos de que Rusia está bombardeando de forma indiscriminada o [que] no consigue infligir más daño, porque su personal no está a la altura de las circunstancias o porque es técnicamente inepto, no estamos viendo el conflicto real."

“Sé que es difícil de tragar que la carnicería y la destrucción podrían ser mucho peores de lo que son", dice el analista de la DIA, pero eso es lo que muestran los hechos. Esto me sugiere, al menos, que Putin no está atacando intencionadamente a los civiles, que tal vez sea consciente de que necesita limitar los daños para dejar una salida a las negociaciones". Un segundo oficial retirado de la Fuerza Aérea de Estados Unidos añadió lo siguiente: "Sé que las noticias siguen repitiendo que Putin está atacando a los civiles, pero no hay pruebas de que lo esté haciendo intencionadamente. De hecho, yo diría que Rusia podría estar matando a miles de civiles más, si quisiera".

El segundo artículo aparecido la semana pasada socavó directamente la dramática advertencia de Biden. El pasado 22 de marzo la agencia Reuters informó: "Estados Unidos no ha visto todavía ningún indicio concreto de un inminente ataque ruso con armas químicas o biológicas en Ucrania, pero está vigilando de cerca la información de inteligencia para detectarlas, dijo un alto funcionario de Defensa de Estados Unidos".

No sólo el Pentágono está preocupado por el curso que los neoconservadores encaramados en la Casa Blanca están imprimiendo a la confrontación con Rusia. También Wall Street. Este domingo 28 The Wall Street Journal (WSJ) afirmó en un artículo que “El presidente de EE.UU., Joe Biden, puede estar complicando seriamente el diálogo de Washington con Moscú con sus declaraciones sobre su homólogo ruso, Vladímir Putin, por lo que su Administración necesitaría la incorporación de nuevos asesores políticos para equilibrar su discurso”.

¿Por qué tratan el Pentágono y Wall Street de frenar el ímpetu belicista de la Casa Blanca? ¿No pueden detenerlos sin intervenciones públicas? ¿Tan poderosos son? Parece que sí. Detrás de los neoconservadores asoman los hipermillonarios dueños del 50% de la riqueza total de EE.UU. y su proyecto del “Great Reset” (el Gran Reajuste).

Este martes 29 en la estación de bombeo de la frontera germano-polaca dejó de fluir el gas por el ducto que lo trae desde Yamal, en la costa del Océano Ártico. Antony Blinken fracasó el miércoles 30 en su gestión ante el presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune, para que reabra el gasoducto que, a través de Marruecos, lleva el fluido a España. En julio de 2021 Argelia rompió las relaciones con su vecino occidental por las posiciones encontradas de ambos sobre la independencia del Sáhara Occidental. El país magrebí está sufriendo grandes pérdidas por no exportar el fluido a Europa, pero decidió no someterse a las presiones de la OTAN y mantener su alianza con Rusia.

También están faltando los metales y los fertilizantes de los que Rusia es un gran exportador. Las cotizaciones internacionales de los hidrocarburos y del carbón se han multiplicado. Esto no puede ocurrir, sin que cientos, quizás miles de importantes productores de materias primas, empresas comerciales y bancos sufran grandes pérdidas en los envíos a corto plazo ya pactados.
Miles, de empresas grandes y medianas que participan en la producción, el comercio y la cobertura de metales, productos petroquímicos y materiales estratégicos producidos sustancialmente en Rusia, están hoy seriamente afectadas. Y en todas partes hay efectos secundarios.

Debido a las campañas de presión financiera dirigidas por personas como Mark Carney, Sir Michael Bloomberg, BlackRock, Inc. de Larry Fink y otros, en menos de una década la inversión mundial en hidrocarburos líquidos (productos petrolíferos y gas natural) ha caído de 800.000 millones de dólares por año a 350.000 millones de dólares por año en 2020-21 y los nuevos descubrimientos han descendido de un volumen de 15 millones de barriles equivalentes de petróleo a mediados de la década pasada a menos de 5 millones en 2021.

El resultado actual es que la OPEP tiene dificultades para aumentar la producción, ya que muchos de sus miembros no pueden producir sus cuotas. Los productores de esquisto de Estados Unidos dijeron a los representantes de la Administración Biden en una conferencia en Texas hace dos semanas que no pueden aumentar la producción, porque no reciben crédito. Las empresas de carbón de Virginia Occidental, que ven que el precio del carbón ha superado sus sueños más descabellados, no pueden aumentar la producción por falta de financiación, según un informe de MetroNews, de Virginia Occidental.

La inflación internacional sigue en alza combinada con la escasez y en algunos países europeos y en vías de desarrollo se están interrumpiendo los servicios de transporte debido a los precios del combustible y a las huelgas.

Los mayores bancos europeos ya han registrado pérdidas multimillonarias como resultado de la guerra económica de la OTAN para colapsar la economía rusa. Esas pérdidas se están extendiendo también a las mayores empresas de gestión de patrimonio. Por los “impagos” rusos BlackRock habría perdido 17.000 millones de dólares y PIMCO otros 2.500 millones de dólares.
Los aliados occidentales han empujado a Rusia a una guerra que ésta puede ganar, pero con altos costos y en un plazo aún indeterminado. Alguien está empujando a los líderes ucranianos, para que den permanentes contramarchas: hoy parecen dispuestos a llegar a un arreglo pacífico con Rusia, mañana no. Sólo la elite corporativa hiperrica que domina Occidente y extiende sus tentáculos por todo el mundo está aprovechando la guerra y la consecuente conmoción de la economía internacional, porque es la oportunidad que buscaba desde hace casi una década para reorganizar el planeta. No sólo buscan la devastación del Sur Global, para poner sus recursos a disposición de los más ricos entre los ricos del Norte. También están aprovechando para hacer una “limpieza profunda” en la economía y las sociedades opulentas.

En su camino no reparan en consecuencias ni temen provocar las mayores catástrofes. Por ello es que Wall Street –mal que mal todavía ligada a la economía real- y el Pentágono –con una responsabilidad por la supervivencia del poder soberano de Estados Unidos- reaccionan. Los neoconservadores tienen el apoyo de las principales cabezas del Congreso y de los medios. Es difícil que las fuerzas sensatas que aún resisten en Washington puedan pararlos por medios legales. Por primera vez en la historia la capacidad de reacción del Pentágono y Wall Street es destinataria de la esperanza de salvación de la humanidad.

jueves, 24 de marzo de 2022

La economía mundial se transforma ante nuestros ojos

Cambia, todo cambia

Rusia replica las sanciones occidentales, hundiendo la economía europea. EEUU y China son los grandes ganadores de la crisis, pero toda la economía mundial se está transformando

Por Eduardo J Vior
Por Eduardo J. Vior
Agencia Télam
24-03-2022 | 14:15
Gracias a las medidas impulsadas por los EEUU y a la respuesta Putin la crisis econmica que deba producirse en Rusia ha recado ahora sobre la UE Foto AFP
Gracias a las medidas impulsadas por los EEUU y a la respuesta Putin, la crisis económica que debía producirse en Rusia ha recaído ahora sobre la UE. Foto: AFP

Al decidir este miércoles 23 que el pago de las exportaciones de gas a los “países no amigos” sólo puede hacerse en rublos, Vladimir Putin devolvió a los países occidentales sus sanciones contra Rusia, peor, corregidas y aumentadas. No es casualidad que el dólar inmediatamente después haya caído un 8,3% frente al rublo, ya que los analistas temen que esta contramedida rusa deje a Occidente al borde de un gran colapso económico. El presidente ruso anunció este miércoles que su país cumpliría con los contratos de largo plazo para el envío de gas a Europa, pero que los pagos deberán efectuarse en rublos y acreditarse en bancos de su país. Como resultado de la medida, la UE se ve obligada a apuntalar la moneda rusa o a cortar por completo sus importaciones de allí.

Sin embargo, lo peor podría estar todavía por llegar, si se concreta la crisis de los precios de los alimentos que el presidente francés Macron teme para dentro de varios meses. Esto podría suceder perfectamente debido a que las exportaciones agrícolas de Rusia y Ucrania se ven afectadas por la guerra y las sanciones contra Moscú. Las medidas de castigo contra Rusia y su aliado bielorruso significan, además, que ninguna de las dos grandes productoras de fosfatos podrá suministrar fertilizantes a muchos de sus clientes, lo que aumentará aún más el precio de los alimentos básicos y posiblemente también reduzca la producción.

El aspecto más controvertido del nuevo régimen de sanciones dispuesto por los aliados occidentales es, sin duda, la congelación de las reservas de oro y divisas de Rusia en el extranjero, aproximadamente la mitad de sus tenencias totales. Los expertos y comentaristas occidentales esperan que las sanciones perjudiquen la economía rusa, siembren el descontento entre el pueblo y las élites rusas y causen la caída de Putin. Sin embargo, mucho más probable es que suceda lo contrario. Rusia lleva tiempo preparándose para este momento. Tras la primera oleada de sanciones occidentales, en 2014, Putin se embarcó en lo que los analistas han denominado una estrategia de "Fortaleza Rusia", aumentando las reservas internacionales del país y diversificándolas, reduciendo su exposición externa, impulsando su cooperación económica con China y aplicando estrategias de sustitución de importaciones en varios sectores, como el alimentario, el médico y el tecnológico.

Es cierto que el gobierno ruso y su Banco Central cometieron el error de dejar alrededor de la mitad de esas reservas estacionadas en bancos centrales extranjeros, facilitando su confiscación. De todos modos, Rusia sigue teniendo acceso a más de 300.000 millones de dólares en reservas en oro y divisas, más que suficientes para amortiguar cualquier caída a corto plazo de las exportaciones y para apuntalar el rublo durante un tiempo.

Además, el banco central ruso reaccionó a las sanciones deteniendo los flujos de capital fuera de Rusia y nacionalizando los ingresos en divisas de los principales exportadores, exigiendo a las empresas rusas que conviertan el 80% de sus ingresos en dólares y euros en rublos. También subió los tipos de interés al 20% en un esfuerzo por atraer el capital extranjero. Estas medidas pretenden reforzar el valor del rublo y proporcionar al país un adecuado flujo de divisas. Como resultado, aunque el rublo ha perdido un 40% de su valor desde el inicio del conflicto, por ahora la caída libre de su valor parece haberse detenido, registrando incluso un repunte en las dos últimas semanas. Por el momento, la cuenta financiera de Rusia está lejos de ser desastrosa.

No olvidemos que la principal fuente de reservas de divisas de Rusia -las exportaciones de petróleo y gas- ha sido excluida de las sanciones, porque la mayoría de los países europeos no puede prescindir de las importaciones de petróleo y gas (y otros productos básicos) de Rusia.

En resumen, Rusia no corre el riesgo, a corto plazo, de quedarse sin reservas y no poder pagar sus importaciones. Igualmente infundados son los rumores de un inminente impago. En los últimos años Moscú ha reducido sus obligaciones con el exterior: su deuda en moneda extranjera asciende hoy a sólo unos 40.000 millones de dólares, una cantidad ínfima comparada con el tamaño de sus exportaciones anuales, que superan los 200.000 millones de dólares en petróleo y gas. Como en el caso de las exportaciones de petróleo de Rusia, perjudicar a Rusia significa inevitablemente perjudicar a sus clientes occidentales. Todo esto ayuda a explicar por qué incluso los analistas financieros occidentales, como Goldman Sachs y JP Morgan, pronostican una contracción interanual de la economía rusa de alrededor del 7%, mala, pero no catastrófica.

En la cumbre europea del 24 y 25 de marzo se enfrentan los intereses de quienes medran con la importacin de gas estadounidense y quienes necesitan energa barata para no caer en la estanflacin
En la cumbre europea del 24 y 25 de marzo se enfrentan los intereses de quienes medran con la importación de gas estadounidense y quienes necesitan energía barata para no caer en la estanflación.

Entre tanto, este 24 y 25 de marzo se reúnen los jefes de Estado y de gobierno de los 27 países miembros de la Unión Europea para acordar los precios de la energía en el bloque. Sin embargo, los intereses de las grandes distribuidoras de gas y electricidad seguramente impedirán que se llegue a una decisión. En la Unión Europea rige un axioma absurdo: el precio final de la electricidad se determina por el precio internacional de la más cara de las fuentes existentes (hidráulica, nuclear, eólica, solar, carbón o gas). Y cómo el precio del gas está disparado por las sanciones contra Rusia (a pesar de que el gas de ese país sigue fluyendo hacia Europa), todas las otras energías más baratas se cotizan a ese precio. Por lo tanto, el precio de la electricidad también se ha disparado, multiplicando los beneficios del lobby energético.

Nuevamente, en este debate los países de Europa Central y Occidental, sede de las mayores empresas energéticas, defienden las ganancias extraordinarios de sus firmas. Por el contrario, los estados del sur y del este claman por un precio promedio de los costos de las distintas formas de producción. Lamentablemente, todo indica que la cumbre terminará con grandes declaraciones, pero sin alivio alguno para los estados y consumidores.

Ya la amenaza de implementar las sanciones contra las importaciones de gas y petróleo rusos ha multiplicado su precio y está provocando un cataclismo social con epicentro en España, pero que puede extenderse por toda la Unión. Sin embargo, a pesar de la inminencia de la catástrofe, lo más probable es que la Comisión Europea vuelva a lavarse las manos y no decida nada. Europa seguirá, entonces, galopando hacia el colapso económico y el alzamiento social.

El Yuan contina fortalecindose
El Yuan continúa fortaleciéndose.

Como contrapartida de la guerra, la crisis y las sanciones llama la atención que en el último año el yuan se haya fortalecido frente al dólar, especialmente desde septiembre y que, aunque la cotización del dólar en la cesta de divisas internacionales que sirve como índice del valor de las principales monedas haya pasado en los dos últimos meses de 91 a 98, sin embargo, el yuan se haya apreciado de 6,50 a 6,37 respecto al dólar y, en definitiva, frente a todas las divisas. Esto se debe, entre otras razones, a la reciente flexibilidad de la política monetaria de China, al tiempo que sigue teniendo tipos reales positivos de alrededor de 2,1 puntos porcentuales.

La política fiscal proactiva del gigante asiático, el cuidado del Banco Popular de China (PBoC, por su nombre en inglés) de no importar inflación del exterior y, sobre todo, la enorme afluencia de capitales a la RPCh, considerada ahora como un refugio estable y seguro, contribuyen a un continuado crecimiento de dicha economía. Ya desde hace años el enorme ritmo de inversión, tanto pública como privada, que en 2021 ascendió al 47% del PBI, incrementó enormemente la productividad total de los factores, provocando una reflación salarial y un gran aumento de la productividad que resultó en precios de producción más bajos que en Occidente.

En la mayoría de los países el auge de los precios de las materias primas provocado principalmente por la inyección de liquidez durante la pandemia por parte de la Fed y el BCE (8 billones de dólares de la Fed) elevó los costos de producción y, por consiguiente, la inflación de los precios al consumidor. El conflicto ucraniano hizo el resto.

En cambio, China aprovechó que durante la pandemia los precios de las materias primas se desplomaron, almacenó una enorme cantidad y variedad de las mismas y, como tiene centrales de compra, pudo resistir sin problemas el golpe posterior. Esto ha provocado un enorme diferencial inflacionario con Occidente a nivel de producción y del índice de precios (éste en febrero aumentó el 0,9%): el índice de precios al productor chino en febrero subió un 8%, en enero en la eurozona un 25%. Esto hace que, a pesar de la fortaleza del yuan, la economía china aumente su competitividad. Además, China acaparó un enorme stock de materias primas y productos semiacabados que, a su vez, supone una ventaja no sólo para los chinos, sino para los propios rusos (este país posee una enorme cantidad de materias primas).

Por lo tanto, la estabilidad monetaria, la estabilidad de los precios y la política fiscal china llevan a los agentes económicos de todo el mundo a canalizar parte de sus ahorros hacia los mercados de ese país, lo que refuerza aún más el yuan. A nivel financiero China se ha convertido en un país refugio, como Singapur o Suiza. Tiene reservas de divisas, mucho oro, créditos internacionales y ahora está fortaleciendo el yuan y la atracción de capitales. La bolsa, que estaba en mínimos el año pasado, ahora es atractiva.

No sólo como resultado de la guerra en Ucrania y de las sanciones occidentales contra Rusia la economía mundial está cambiando aceleradamente y, sobre todo, transformando radicalmente su geografía. Lo confirma la carta que este 24 de marzo el presidente del directorio de BlackRock, Larry Fink, dirigió a sus accionistas. La invasión rusa de Ucrania, dice, reconfigurará la economía mundial e impulsará aún más la inflación al provocar la retirada de las empresas de sus cadenas de suministro globales. "La invasión rusa de Ucrania ha puesto fin a la globalización que hemos experimentado durante las últimas tres décadas", escribió el CEO del fondo de inversión que administra 10 mil millones de dólares.

"Una reorientación a gran escala de las cadenas de suministro será inherentemente inflacionaria", escribió Fink. En la carta no se menciona ningún país concreto que se vea perjudicado por los cambios, pero el presidente escribió que "México, Brasil, Estados Unidos o los centros de fabricación del sudeste asiático podrían beneficiarse". Aunque el resultado inmediato ha sido el aislamiento total de Rusia de los mercados de capitales, Fink predijo que "las empresas y los gobiernos también analizarán de forma más amplia sus dependencias de otras naciones". Esto puede llevar a las empresas a deslocalizar más sus operaciones, lo que provocará una retirada más rápida de algunos países".

En un principio, la búsqueda de alternativas al petróleo y al gas natural rusos "inevitablemente ralentizará el progreso del mundo hacia las [emisiones] netas cero a corto plazo", escribió. Sin embargo, "a largo plazo, creo que los últimos acontecimientos acelerarán el cambio hacia fuentes de energía más ecológicas", porque el aumento de los precios de los combustibles fósiles hará que una gama más amplia de energías renovables sea financieramente competitiva, sostuvo.

No obstante, Fink rechaza la alternativa de abandonar inmediatamente las energías fósiles: "BlackRock mantiene su compromiso de ayudar a los clientes a navegar por la transición energética. Esto incluye seguir trabajando con las empresas de hidrocarburos", prometió. "Para garantizar la continuidad de los precios asequibles de la energía durante la transición, los combustibles fósiles como el gas natural serán importantes".

En uno de sus primeros comentarios sobre las criptodivisas, Fink llamó la atención sobre el "impacto potencial de la guerra de Ucrania en la aceleración de las monedas digitales". Un sistema global de pagos digitales, cuidadosamente diseñado, afirmó, puede mejorar la liquidación de las transacciones internacionales al tiempo que reduce el riesgo de blanqueo de dinero y corrupción."

Cambia el mundo y cambia su economía. Delante de nuestros ojos estamos viendo el hundimiento de Europa, la reorientación de Rusia hacia Eurasia, el autoencerramiento de Estados Unidos en su área de dominio y a China ocupando todos los espacios que sus competidores dejan vacantes. Cambian los centros, pero también las periferias: a la búsqueda de petróleo y gas los europeos van a intensificar su preocupación por Oriente Medio y el norte de África. En procura de minerales y metales que Rusia y Ucrania dejan de proveer, EE.UU. va a incrementar su presencia en América del Sur y África Occidental. Muchos importadores de alimentos en el norte van a echar mano de las producciones de Argentina y Brasil. Nuevos circuitos comerciales y nuevas dependencias financieras van a surgir en pocos meses. Cambian las economías y cambian las sociedades. Si no cambian las mentalidades, las políticas y los dirigentes, el vendaval del cambio se llevará todo.

jueves, 17 de marzo de 2022

Casa de tres puertas mala es de guardar

 

Una guerra con tres vencedores anuncia una nueva contienda

EE.UU., Rusia y China están saliendo con ganancias del conflicto de Ucrania, en tanto Europa es la mayor derrotada. Cuando se silencien los disparos, la paz estará supeditada a nuevas disputas para reordenar el mundo

Por Eduardo J Vior
Por Eduardo J. Vior
Agencia Télam
17-03-2022 | 11:35
Mosc intenta resistir las sanciones de Occidente
Moscú intenta resistir las sanciones de Occidente.

Día más, día menos, Rusia va a vencer a Ucrania. Ésta va a quedar desmilitarizada, desnuclearizada, desprovista de armas bacteriológicas, desnazificada (aunque esta limpieza demore en llegar) y neutralizada. Su reconstrucción va a llevar años, pero, si sabe darse un gobierno democrático y realista, lo va a conseguir. La potencia vencedora, en tanto, va a necesitar mucho tiempo, para recuperar la credibilidad perdida en Occidente gracias a la masiva y exitosa campaña mediática de desinformación y a los propios errores. Aunque golpeada psicológica y financieramente, Moscú será una de las capitales del mundo nuevo cuyos perfiles ya se avizoran.

Estados Unidos, por su parte, ha obtenido su mayor victoria: al bloquear los suministros de hidrocarburos para Europa, derrotó a Alemania y Francia, aumentando los costos de sus industrias lo suficiente, como para que la transición energética quede relegada por décadas. Al mismo tiempo, al congelar gran parte de las reservas de oro y divisas del Banco Central de Rusia, ha propinado a su adversario una fuerte paliza financiera.

El gran ganador de la jornada, empero, es China. Con una economía robusta y en continuo crecimiento, las sanciones occidentales contra Rusia no sólo han intensificado los lazos entre ambas potencias sino que han asustado suficientemente a otros emergentes en el Sur Global, como para que aumenten el uso del yuan, para reducir el daño que eventuales sanciones y/o bloqueos pueda producir. Moviéndose con soltura en el área del yuan como en la del dólar la República Popular pisa cada vez más fuerte en el parquet económico y financiero mundial.

Rusia tendr que sostener su moneda
Rusia tendrá que sostener su moneda.

El sistema de las Naciones Unidas y TODAS las instituciones vinculadas a él han demostrado en los últimos veinte años una flagrante incapacidad para ordenar las relaciones internacionales. Sin normas consensuadas, reglas ni organizaciones con poder ordenador, es imposible sostener la paz. Si los vencedores de esta guerra no acuerdan reglas mínimas de convivencia, el próximo choque entre ellos está programado.

Los mercados del petróleo y el gas están actualmente en pánico total. Ningún agente occidental quiere comprar el fluido ruso, a pesar de que Gazprom lo sigue suministrando debidamente a los clientes que firmaron contratos con tarifas fijas entre 100 y 300 dólares (en el mercado al contado otros están pagando más de 3.000 dólares). Es que los bancos europeos temen conceder préstamos para la compra de hidrocarburos a Rusia por la histeria provocada por la ola de sanciones. Incluso el consorcio Wintershall-Dea, que debía operar el gasoducto Nord Stream 2 entre Rusia y Alemania, canceló su parte de la financiación, asumiendo de facto que el gasoducto nunca se pondrá en marcha.

Europa importa unos 400.000 millones de metros cúbicos de gas al año, de los cuales 200.000 millones corresponden a Rusia. No puede sustituir tal volumen ni desde Argelia, Catar ni Turkmenistán. Con seguridad competirá con Asia para ver quién paga más y ésta última ganará.

El ataque a las exportaciones rusas se dirige asimismo a los metales de paladio, vitales para la electrónica. Rusia controla el 50% del mercado mundial de estos metales. También están los gases nobles -neón, helio, argón, xenón-, esenciales para la producción de microchips. El titanio ha subido una cuarta parte y tanto Boeing (un tercio) como Airbus (dos tercios) dependen del titanio de Rusia.

Más que a Rusia, la reciente ola de sanciones castiga a la industria alemana y la economía europea. Tras cerrarles el intercambio con Rusia, EE.UU. buscará evitar que la UE aumente su comercio con la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por su nombre en inglés), el mayor acuerdo comercial del mundo que abarca a 15 países del Asia y el Pacífico incluida China.

Europa importa unos 400000 millones de metros cbicos de gas al ao
Europa importa unos 400.000 millones de metros cúbicos de gas al año.

Por lo pronto, el juego de sanciones y contrasanciones no parece detenerse. Si bien Moscú no ha anunciado todavía la totalidad de su réplica, un decreto oficial firmado el pasado sábado permite a las empresas rusas saldar sus deudas en rublos. Funciona así: para pagar los préstamos obtenidos de un país sancionador que superen los 10 millones de rublos al mes, la empresa rusa en cuestión no precisa hacer una transferencia en dólares o euros, sino abrir en un banco ruso una cuenta de corresponsalía en rublos a nombre del acreedor y transferir a esta cuenta el monto adeudado al tipo de cambio vigente. De este modo, la factura se considerará legalmente saldada.

Esto significa que la mayor parte de los aproximadamente 478.000 millones de dólares de la deuda externa rusa puede "desaparecer" de los balances de los bancos occidentales. El equivalente en rublos estará depositado en algún lugar, pero los bancos occidentales no podrán acceder a él, hasta que Occidente levante las actuales sanciones. Es improbable que esta sencilla estrategia haya sido propuesta por los directivos y técnicos del Banco Central de Rusia, de mentalidad tan neoliberal que depositaron dos tercios de las reservas del país (estimativamente, unos 463 mil millones de dólares) en bancos occidentales, por lo que a EE.UU. se le hizo muy sencillo bloquearlas. El distanciamiento de Rusia de la economía globalizada también deberá realizarse en la mentalidad de sus dirigentes.

Desde el otro extremo de Eurasia los analistas chinos miran con preocupación creciente el desacople ruso y el hundimiento de Europa. "Estados Unidos está pisoteando su propio ideal de libre mercado, al abusar del crédito del dólar. Si Rusia logra resistir las sanciones financieras de EE.UU., podría significar el fin de una era en la que el dólar estadounidense domina el sistema mundial de pagos y liquidación de operaciones", dijo Dong Dengxin, director del Instituto de Finanzas y Valores de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Wuhan, al Global Times.

Según Dong, las consecuencias de las medidas de sanción financiera de EE.UU. ya han aparecido, incluidas las recientes perturbaciones en los mercados bursátiles mundiales, pero eso no es nada comparado con la erosión a largo plazo del crédito estadounidense, ya que la gente se cuestionará sobre la seguridad de dejar fluir su capital hacia los mercados de EE.UU. "Los inversores globales deberían buscar un nuevo refugio seguro para almacenar sus activos", dijo. "Es probable que la tendencia a la salida de capitales [de EE.UU.] sea un fenómeno a largo plazo", afirmó.

China está jugando a crear el propio espacio económico, financiero y monetario, mientras sigue participando activamente en el área dólar. Tras una reunión virtual, la Unión Económica Euroasiática (EAEU, por su nombre en inglés) y la República Popular acordaron el viernes pasado poner en funcionamiento un sistema monetario y financiero internacional alternativo al vigente. La EAEU -formada por Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Bielorrusia y Armenia- está estableciendo acuerdos de libre comercio con otras naciones euroasiáticas y se está interconectando progresivamente con la Iniciativa del Camino y la Franja (BRI, por su nombre en inglés).

Se trata de un proyecto pensado por Sergei Glazyev, el economista independiente más importante de Rusia, antiguo asesor del presidente Vladimir Putin y actual ministro de Integración y Macroeconomía de la Comisión Económica de Eurasia, el organismo regulador de la EAEU. Ya desde que en 2014 EE.UU. decretó sanciones contra Rusia, Glazyev previó que Occidente usaría crecientemente este instrumento para dañar la economía de su país y argumentó (muchas veces infructuosamente) contra la credulidad globalista del Ministerio de Finanzas y del Banco Central de Rusia.

Este sistema financiero euroasiático se basará en "una nueva moneda internacional", muy probablemente con el yuan como referencia, calculada como un índice de las monedas nacionales de los países participantes así como de los precios de las materias primas. El primer borrador se discutirá ya a finales de mes. Este sistema está llamado a convertirse en una alternativa seria al dólar estadounidense, ya que la EAEU puede atraer no sólo a las naciones que se han unido a la BRI, sino también a los principales actores de la Organización de Cooperación de Shanghai (SCO, por su nombre en inglés), así como a la ASEAN (la Asociación de Naciones del Sureste Asiático, por su nombre en inglés). Con seguridad, también los principales actores de Asia Occidental (Irán, Irak, Siria y Líbano) estarán interesados en participar.

Mientras tanto, el banco ruso Sberbank confirmó que emitirá las tarjetas de débito/crédito Mir de Rusia con la marca UnionPay de China. Alfa-Bank -el mayor banco privado de Rusia- también emitirá tarjetas de crédito y débito UnionPay. Aunque sólo se introdujo hace cinco años, el 40% de los rusos ya tiene una tarjeta Mir para uso doméstico. Ahora también podrán utilizarla a nivel internacional a través de la enorme red de UnionPay. Y sin Visa ni Mastercard, las comisiones de todas las transacciones se quedarán en el ámbito ruso-chino. La desdolarización en la práctica.

Como lo formuló el analista geopolítico norteamericano residente en Bangkok, Brian Berletic, "aunque el dólar estadounidense sigue siendo una formidable moneda de reserva en todo el mundo con un tremendo poder coercitivo, el éxito de una moneda de reserva se basa, en primer lugar, en la estabilidad, la relativa equidad y la reticencia a utilizar el poder de una moneda de reserva para coaccionar o manipular a las naciones de forma abierta".

Rusia y China son ms que aliados pero no son lo mismo
"Rusia y China son más que aliados, pero no son lo mismo"

Si bien el dólar ofrece cierta estabilidad y seguridad, cada vez se asocia más con el riesgo de sanciones, que Washington ha ido aplicando generosamente a países de todo el mundo. Ante la nueva ola de sanciones contra Rusia, este proceso de desdolarización se acelerará, afirma el economista italiano Fabio M. Parenti en diálogo con Sputnik News, aunque, según Srikanth Kondapalli, profesor de estudios chinos de la Universidad Jawaharlal Nehru de Nueva Delhi, se trata de un proceso que todavía está en su "fase inicial". El profesor explica que, a pesar de su retórica, Pekín no muestra ninguna prisa por abandonar el billete verde.

Los expertos en China y los economistas difieren en sus estimaciones sobre el futuro del dólar y las perspectivas del yuan, pero la mayoría de ellos coincide en que el billete verde se usará cada vez menos. Fabio M. Parenti, por su parte, señala que la economía mundial ya está ampliamente regionalizada, con muchos países que utilizan monedas locales para sus intercambios intrarregionales. Según el experto, es posible que el mundo acabe dividido en dos sistemas financieros, como en los tiempos de la Guerra Fría, pero con una tendencia general a la sustitución del dólar por el yuan.

Rusia y China son más que aliados, pero no son lo mismo. Moscú es el centro del país más grande del mundo, entre Europa y Asia, y el cristianismo ortodoxo es una de sus grandes fuentes de identidad. Con seguridad, el Kremlin no querrá prescindir totalmente de sus lazos históricos con Alemania y Francia ni renunciar a la parte europea de su cultura. El “conservadurismo optimista” que propugna Vladimir Putin tiene sus raíces en la intersección entre ambos continentes y de ahí no querrá moverse.

El rublo ruso resiste
El rublo ruso resiste.

A su vez, China siente nuevamente cómo el mundo gira crecientemente a su alrededor. La “comunidad de futuro para un destino común de la humanidad” es la propuesta para una nueva convivencia entre las culturas en beneficio de todos quienes se sumen. No se identifica con UNA cultura, sino con un modo armonioso de convivencia entre todas.

Ambas potencias están asociadas, pero son diferentes. Necesariamente tendrán diferencias, tiempos y caminos diversos, no importa cuán bien los conjuguen.

Estados Unidos, por su parte, festeja una victoria pírrica: ha sometido a Europa y dañado financiera y comunicacionalmente a Rusia, pero cada vez tiene menos aliados. Todos temen su deslealtad y egoísmo.

Es poco probable que la pequeña elite globalista neoconservadora que pergeñó la provocación ucraniana recapacite y acepte límites a su arbitrariedad. El próximo choque parece estar a la vuelta de la esquina. Si no se acuerdan reglas ni instituciones que arbitren, este mundo de tres puntas marcha inexorablemente hacia el colapso.

jueves, 10 de marzo de 2022

La Casa Blanca comienza a admitir sus crímenes

 Washington reconoce que en Ucrania hay armas bacteriológicas

Tras la denuncia rusa y la presión de China, EE.UU. confesó que organizó una cadena de laboratorios biotecnológicos prohibidos, aunque sigue negando su responsabilidad criminal
Por Eduardo J Vior
Por Eduardo J. Vior
Agencia Télam
09-03-2022 | 20:46
Foto AFP archivo
Foto: AFP (archivo).


La subsecretaria de Estado de EE.UU., Victoria Nuland, reconoció este martes que en Ucrania hay laboratorios biológicos cuyo contenido Washington quisiera ocultar de Moscú. La existencia de este tipo de instalaciones estaba siendo tachada de teoría conspirativa y de campaña rusa de desinformación por parte de Occidente, pero ahora Estados Unidos ha admitido finalmente que dichas instalaciones existen realmente e, implícitamente, que en los mismos se estaban fabricando armas bacteriológicas. El cambio de actitud se dio después de que la cancillería china requiriera formalmente a Washington que respondiera a la denuncia rusa sobre la documentación publicada el domingo que revela que en los laboratorios financiados por EE.UU. en Ucrania se fabricaron armas bacteriológicas prohibidas desde 1971. La importancia concedida por Washington a la declaración de China -actualmente embarcada en una iniciativa diplomática conjunta con Francia y Alemania para hallar una solución política a la crisis de Ucrania- sugiere que EE.UU. estaría dispuesto a aceptar los límites que sus principales aliados europeos quieren poner a su duelo con Rusia por la hegemonía euroasiática.

La subsecretaria Nuland debió testificar ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado norteamericano sobre el conflicto en Ucrania. Durante la audiencia el senador Marco Rubio (R., Florida) le preguntó, si Kiev tiene armas biológicas, a lo que la funcionaria respondió que "Ucrania cuenta con instalaciones de investigación biológica, de las que, de hecho, nos preocupa que las tropas rusas puedan intentar hacerse con el control, por lo que estamos trabajando con los ucranianos en cómo pueden evitar que cualquiera de esos materiales de investigación caiga en manos de las fuerzas rusas, en caso de que se acerquen", dijo.

Acto seguido Nuland refutó las afirmaciones de Moscú de que en dichos laboratorios se hayan desarrollado armas biológicas y calificó esa denuncia de "clásica técnica rusa para culpar a otros por lo que planean hacer ellos mismos". En la misma línea dijo que estaba 100% segura de que, si hay un ataque biológico, será por parte de Rusia. Si los laboratorios no tuvieran importancia militar, a Nuland no le preocuparía que caigan en manos de las tropas rusas, pero, al decir que Rusia será responsable de que se produzca un "ataque con armas biológicas o químicas", ha admitido indirectamente lo que el gobierno ruso ha estado diciendo todo el tiempo: que los biolaboratorios financiados por Estados Unidos están trabajando en el desarrollo de armas biológicas en suelo ucraniano.

Victoria Nuland es una dura funcionaria de carrera, militante del neoconservadurismo y su esposo, Robert Kagan, es uno de los principales ideólogos de esta corriente que ha orientado la política exterior de EE.UU. desde el gobierno de Ronald Reagan (1981-89), con la sola excepción del período de Donald Trump (2017-21). No es habitual que la hoy subsecretaria reconozca errores y, mucho menos, ser cómplice en la comisión de delitos de lesa humanidad. ¿Por qué lo hizo el martes?

La declaración de la funcionaria sucedió casi sin pausa a la velada advertencia china de este mismo martes por la mañana (hora del este de EE.UU.). El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Zhao Lijian, declaró que China había solicitado que EE.UU. revele detalles sobre sus laboratorios biológicos en territorio ucraniano. “Estados Unidos tiene 336 laboratorios en 30 países bajo su control, incluidos 26 sólo en Ucrania. Debería dar cuenta de sus actividades militares biológicas en su país y en el extranjero y someterse a una verificación multilateral”, advirtió el portavoz. El inmediato efecto que tuvo la presión china indica la importancia que la Casa Blanca reconoce a las gestiones que Pekín, Berlín y París están llevando para resolver el conflicto en Ucrania.

En la misma dirección, este miércoles 9 Rusia instó a EE.UU. a aclarar qué actividad se estaba llevando a cabo en los biolaboratorios financiados por el Departamento de Defensa en Ucrania. Según declaró este miércoles la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zajárova, "se confirmaron las preocupaciones que hemos expresado repetidamente desde hace tiempo respecto al desarrollo por EE.UU. en territorio de Ucrania de materiales biológicos de uso militar". Además, la vocera quiso saber si los materiales producidos en esas instalaciones fueron efectivamente destruidos. "¿No cayeron en manos de extremistas, de nacionalistas? ¿Quién dará estas garantías?", preguntó.

La historia comenzó el pasado domingo 6, cuando el Ministerio de Defensa ruso publicó documentación ucraniana secuestrada por las tropas rusas en la que se informa que Estados Unidos estuvo ayudando a Ucrania a fabricar ilegalmente armas biológicas. Según el portavoz del ministerio, el general Igor Konashenkov, al filo del 24 de febrero pasado Kiev ordenó la destrucción de estos agentes patógenos y de los documentos relacionados con los experimentos realizados. Por su parte, el portal ruso Sputnik publicó un informe detallado sobre este acontecimiento.

No es la primera vez que Rusia acusa a Estados Unidos de respaldar laboratorios de armas biológicas cerca de sus fronteras. En 2018, el Kremlin alegó que Estados Unidos estaba financiando un laboratorio secreto de armas biológicas en Georgia, el que, según ellos, era uno de los varios laboratorios que EE.UU. tiene cerca de las fronteras de Rusia y China. En 2020/21, en el marco de las investigaciones sobre el origen de la pandemia de Covid-19, los gobiernos de Beijing y Moscú exigieron repetidamente –y sin resultado- que Washington abriera a observadores neutrales los numerosos laboratorios biotecnológicos próximos a las fronteras de ambas potencias desde Europa Oriental hasta Asia Meridional. Estados Unidos desmerece oficialmente estas demandas y ha mantenido sistemáticamente que sus laboratorios biológicos extranjeros no producen armas ilegales.

En su comunicado el ministerio de Defensa ruso informó que "hemos recibido documentación de los empleados de los biolaboratorios ucranianos sobre la destrucción de emergencia, el 24 de febrero, de patógenos especialmente peligrosos de la peste, el ántrax, la tularemia, el cólera y otras enfermedades mortales". El documento acusó al "régimen de Kiev" de llevar a cabo una "limpieza de emergencia", para ocultar las pruebas del supuesto programa de armas biológicas en al menos dos laboratorios de las ciudades de Poltava y Járkov, ambas escenario de intensos combates entre las fuerzas rusas y ucranianas en los últimos días.

Facsmil de una de las rdenes para la destruccin de agentes txicos hallada en uno de los laboratorios tomados por Rusia
Facsímil de una de las órdenes para la destrucción de agentes tóxicos hallada en uno de los laboratorios tomados por Rusia


Los documentos publicados por el ministerio incluyen supuestamente una orden del Ministerio de Sanidad ucraniano para destruir los patógenos, así como listas de los gérmenes en cuestión. De acuerdo a la traducción se puede leer que "el Ministro de Seguridad Sanitaria de Ucrania en relación con la introducción de la ley marcial en Ucrania el 24 de febrero de 2022, de acuerdo con la Orden Presidencial de Ucrania el 24.02.2022, Nº 64/2022 solicita asegurar la destrucción de emergencia de patógenos biológicos utilizados para asegurar el sistema de gestión de calidad de los laboratorios en la orden adjunta: apéndice en 2 hojas. en 1 aprox."

El texto hace evidentemente referencia a Viktor Liashko, Ministro de Sanidad de Ucrania, quien durante su carrera en sucesivos cargos en el ministerio siempre siguió trabajando para la USAID (Agencia norteamericana de Ayuda para el Desarrollo), participando en diversos programas para el combate de epidemias y enfermedades contagiosas.

En los anexos se dan detalladas instrucciones sobre cómo eliminar el material patogénico y cómo procesar el resultado de la eliminación:

A continuación, el documento enumera los cultivos que deben ser destruidos:

C. diphtheriae gravis tox - 0-1101
C. diphtheriae mitis tox- 203 AG
C. pseudeodipthericum 02-92 z (9-61)
C. diphtheriae tox +NCTC 10648
C. diptheriae tox - NCTC 10356
C. xerosis NCTC 12078
B. liheniformis "C"
B. stearothermophilis BKM-B-718
S.aureus.subsp.aureus ATCC 25923 
E Coli (Beta)
P.aeruginosa ATCC 27853
K. penumoniae K-56 3534.51

Lista con el detalle de las toxinas que deban ser eliminadas
Lista con el detalle de las toxinas que debían ser eliminadas


El documento parece estar firmado por el Jefe de los Laboratorios Microbiológicos, Karlivsky V.P., así como por Nadiya Kushka, Lyubov Bobritska, Tetiyana Shebchenko y Peter Vasiliev.

Ahora los archivos están siendo analizados por especialistas rusos de las tropas de protección radiológica, química y biológica, dijo el Ministerio de Defensa ruso. "En un futuro próximo presentaremos los resultados del análisis", indicó el vocero, añadiendo que cree que los documentos demostrarán que Ucrania y Estados Unidos estaban violando el artículo 1 de la Convención sobre Armas Biológicas de la ONU de 1971.

En total, según el periódico ruso Komsomol'skaja Pravda, hay 15 laboratorios biológicos en Ucrania financiados por el Departamento de Defensa estadounidense. Cuatro de ellos están cerca de la capital, Kiev, tres en la región de Lviv, y luego en Járkov, Jerson, Odessa, Vinnitsa, Ternopil, Nikolaev, Poltava y Uzhgorod. Curiosamente, con el inicio de la operación especial rusa en Ucrania, la Embajada de Estados Unidos retiró casi inmediatamente de su página web todos los documentos sobre el programa BIOWEAPON LAB de Ucrania, que se llevó a cabo en estos laboratorios biológicos secretos.

Un observador militar consultado por Sputnik, el coronel retirado Viktor Litovkin, dijo que la cuestión de los laboratorios biológicos estadounidenses en los países de la antigua Unión Soviética es muy grave. Estados Unidos se ve obligado a crear laboratorios biológicos en otros países, porque las leyes norteamericanas no le permiten hacerlo en su propio territorio. El ex militar propuso que los materiales encontrados por dichos laboratorios sean estudiados por expertos de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), además de plantear el tema en el Consejo de Seguridad de la ONU.

Tras la demanda de la República Popular China y la declaración de la subsecretaria Victoria Nuland ante el Senado puede considerarse como confirmado que en los 26 laboratorios que viene financiando en Ucrania desde 2010 el gobierno norteamericano ha desarrollado armas bacteriológicas, violando así la legislación internacional y cometiendo un crimen de Estado que debería ser juzgado por la Corte Penal Internacional.

Los documentos son congruentes con las numerosas denuncias que Rusia y China han hecho en los últimos años sobre la cadena de laboratorios biotecnológicos puestos con fondos estatales o privados (Bill Gates) desde Europa Oriental hasta Asia del Sur. Por la gravedad de sus efectos posibles la comunidad internacional debería comprometerse con una investigación científica y neutral de las sospechas manifestadas por Moscú y Beijing.

Hasta ahora las denuncias en este sentido hechas durante muchos años no solamente por los gobiernos de Rusia y China cayeron en saco roto. Sin embargo esta vez tuvieron tanta fuerza que llevaron al gobierno de Joe Biden a confesar indirectamente la comisión de crímenes de lesa humanidad. Esto indica, aunque sea momentáneamente, que EE.UU. tiene en cuenta la mediación iniciada por Alemania, China y Francia y que ha tocado un límite que no puede sobrepasar. Ojalá así sea, porque sería el comienzo de un camino hacia la paz.

*Analista internacional

domingo, 6 de marzo de 2022

Un mundo multipolar requiere otro sistema internacional

 

Sólo la derrota del unilateralismo puede salvar la paz

Ante la ausencia de la ONU, Rusia violó la soberanía de Ucrania para impedir la “guerra preventiva” que los neoconservadores planeaban y así poder refundar el orden mundial

Por Eduardo J Vior
Por Eduardo J. Vior
Agencia Télam
05-03-2022 | 13:44

Al invadir Ucrania el 24 de marzo pasado, Rusia no sólo mandó tropas a las repúblicas secesionistas de Lugansk y Donetsk cuyas independencias había reconocido tres días antes, sino que atacó a su vecino en todos los frentes. Indudablemente, con este acto el gobierno de Vladimir Putin trasgredió el Derecho Internacional, pero los acontecimientos desde febrero de 2014, la falta de voluntad de negociación por parte de las potencias occidentales, la amenaza de los laboratorios de guerra bacteriológica en suelo ucraniano y el anuncio de Volodymir Zelensky de que desarrollaría armas nucleares no dejaron al presidente ruso otra alternativa. Ucrania es el más reciente campo de prueba de la estrategia mundial de los neoconservadores norteamericanos. Los sectores más radicales de la derecha estadounidense amenazan la existencia misma de Rusia y el sistema internacional vigente es incapaz de mantener la paz. Por ello es que Vladimir Putin se ha atrevido a una jugada tan arriesgada. La suerte está echada y la frontera entre los mundos está trazada. Ahora es imperioso ponerle orden.

Las delegaciones de Ucrania izq y Rusia der se saludan al iniciar su segunda reunin en Brest el 3 de marzo pasado
Las delegaciones de Ucrania (izq.) y Rusia (der.) se saludan al iniciar su segunda reunión en Brest el 3 de marzo pasado.

En la madrugada del 24 de febrero fuerzas rusas entraron en Ucrania. Al anunciar lo que llamó ‎una “«operación especial”, Vladimir Putin declaró ‎que era la primera respuesta de su país a “quienes aspiran a la dominación mundial” y pretenden extender la OTAN hasta las puertas de Rusia. ‎En esa larga alocución el presidente recordó cómo las sucesivas violaciones del Derecho Internacional por parte de la OTAN desde el bombardeo de Yugoslavia (1999) hasta las invasiones a Irak (2003), Libia y Siria (ambas 2011). Como conclusión de su relato anunció el envío de tropas rusas a Ucrania, para “desmilitarizar, desnazificar, desatomizar y neutralizar” el país. ¿De qué habla el presidente Putin? ¿Contra quién está luchando? ¿Por qué se mantiene sorda ‎y muda la prensa atlantista?‎

Desde 1981 un pequeño grupo de intelectuales neoconservadores se fue encaramando en la conducción de la política exterior y la estrategia norteamericanas, pasando sin complejos de un partido a otro según quiñen tuviera el gobierno. Este equipo, unido por múltiples lazos (políticos, personales y de negocios), atravesó todos los gobiernos desde Ronald Reagan (1981-89) hasta Barack Obama (2009-17) en posiciones cada vez más altas. A partir del famoso memorando que Paul Wolfowitz (entonces subsecretario de Defensa) elevó en 1992, en el que proponía olvidarse de los acuerdos de 1990-91 y que EE.UU. asumiera en soledad el liderazgo mundial, los neoconservadores impulsaron la expansión de la OTAN hacia el este de Europa, saludaron los autoatentados del 11-9-01 como inicio del “Gran Siglo Americano”, sostuvieron el ataque contra Afganistán y desde 2003 pergeñaron todas las guerras que inició EE.UU.

En 2014 fueron los neoconservadores quienes organizaron el “cambio de régimen” en Ucrania. Victoria Nuland, entonces subsecretaria de Estado para Asuntos Europeos, viajó a Kiev para ‎respaldar a los neonazis de Pravy Sektor (Sector Derecho) y supervisar al comando israelí “Delta”. Fue en aquel momento cuando se interceptó y difundió una conversación telefónica en la que la subsecretaria ordenaba al embajador de Estados Unidos “‎cagarse en la Unión Europea” (Fuck the EU!).

También en aquella época, Jake Sullivan (entonces Consejero de Seguridad Nacional del entonces vicepresidente Joe Biden) y Antony Blinken–(en la época asesor adjunto de Seguridad Nacional) metieron a Hunter Biden (el hijo mayor de Joe Biden) en el consejo de ‎administración de Burisma Holdings, una de las principales compañías de explotación del gas ‎natural ucraniano. Este hijo de Joe Biden es literalmente un drogadicto que serviría de pantalla ‎para cubrir una monumental estafa a costa del pueblo ucraniano. Hunter Biden designó después a varios amigos (tan drogadictos como él), para ‎utilizarlos como “representantes” de varias empresas y saquear el gas ucraniano. A ellos ‎se refirió recientemente el presidente ruso Vladimir Putin, cuando mencionó la “banda de drogadictos” que gobierna Ucrania. ‎

Jake Sullivan y Antony Blinken también se apoyaron en el mafioso Íhor Kolomoiski, el tercer ‎personaje más rico de Ucrania. Kolomoiski es un empresario y político ucraniano-israelí-chipriota. Según la revista Forbes, hasta 2020 ocupaba el octavo lugar en el ranking de los más ricos del país. Es el fundador de PrivatBank y propietario del FCDnipró. Algunos de sus campos de actividad son las ferroaleaciones, las finanzas, los productos petrolíferos y los medios de comunicación. Controla el canal de televisión 1+1.
Ya durante 2014 Kolomosiki se destacó por sus altisonantes declaraciones contra el separatismo de las regiones de mayoría rusohablante. Según varias denuncias, entonces gastó fortunas, para contener el separatismo. Se creé que puso más de 10 millones de dólares en la creación del batallón Dnipró. Financió asimismo los batallones de voluntarios Azov, Donbás, Dnepr 1 y Dnepr 2 y apoyó públicamente al batallón Aidar.

Aun siendo judío, Igor Kolomoiski financia a ‎Pravy Sektor (Sector Derecho), una organización neonazi que ‎participó en los hechos de violencia en la Plaza Maidan durante el golpe de 2014. En tanto adherente al “sionismo revisionista” que lideraba Benyamin Netanyahu, Kolomoiski utilizó su influencia para asumir el control de la comunidad judía ‎europea, hasta que la mayoría de las comunidades lo expulsó. De todos modos, el magnate logró que el cabecilla de Pravy Sektor, Dimitro Yarosh, ‎fuera nombrado secretario adjunto del Consejo Nacional de Seguridad y de Defensa d‎el nuevo régimen y él mismo se hizo nombrar gobernador del oblast (provincia) de Dniepropetrovsk. Ambos duraron poco en sus cargos, pero mantuvieron su poder.

Rusia no reconoció a las repúblicas de Donetsk y Lugansk, que ya en 2014 proclamaron su independencia, para mantener abierta la vía diplomática. Insistió repetidamente en que Ucrania cumpliera el acuerdo de Minsk de 2015 retirando a sus tropas de la línea demarcación, cesando el hostigamiento permanente contra la población civil del Donbas (entre marzo de 2014 y el 24 de febrero pasado murieron allí más de 14.000 civiles), disolviendo los batallones neonazis e intercambiando los prisioneros, pero nunca tuvo éxito.

Durante el gobierno de Donald Trump (2017-21) se mantuvo el statu quo, pero no se agravó. Por el contrario, desde febrero de 2021 una misión militar británica comenzó a entrenar al ejército ucraniano y a los milicianos neonazis en el este del país.
Desde que Joe Biden es presidente los ‎neconservadores controlan todas las palancas del sistema. “Jake” Sullivan es consejero de ‎Seguridad Nacional y Antony Blinken, secretario de Estado, con Victoria Nuland como ‎subsecretaria de Asuntos Políticos. Ésta última viajó a Moscú ‎en octubre de 2021, donde amenazó con aplastar la economía de Rusia, si ese país no se somete. Fue tamaño despropósito (anti)diplomático el que desató la actual crisis.‎

En 2019 Volodimir Zelenski, hijo de judíos asquenazis y comediante de televisión, fue electo en segunda vuelta presidente de Ucrania con el 70% de los votos. Este joven cómico tuvo en 2015 en el canal 1+1 (de propiedad de Kolomoiski) una exitosa serie titulada “El siervo del pueblo”, en la que su protagonista, un simple hombre venido desde afuera de la política, asesina a todos los miembros de la Rada Supema (parlamento), para vengar su desprecio y arrogancia. Esa serie le valió una gran popularidad que permitió a su protector postularlo como candidato en la elección de 2019, que ganó con el 70% de los votos. Pero Zelenski, en realidad, sólo pudo convertirse en presidente gracias al financiamiento de George Soros. Desde principios de 1990 la tristemente célebre fundación Open Society, creada originalmente en Ucrania por el multimillonario húngaro de origen judío con el objetivo de ayudar en la “transición a la democracia y a la economía de mercado”, se convirtió en una especie de gobierno paralelo que financia una serie de proyectos en diferentes áreas. Soros y Kolomoisky son amigos estrechos.

El 2 de noviembre de 2021 Victoria Nuland trajo de regreso a Dimitro Yarosh y lo impuso ‎al presidente ucraniano como consejero especial del jefe de las fuerzas armadas. ‎El líder derechista aporta desde entonces todo su respaldo al “Fuhrer ‎blanco”, el ahora coronel Andrei Biletsky, y al batallón Azov, la tropa de Biletsky. El batallón ‎Azov es una copia de la división SS Das Reich y desde el verano de 2021 está bajo las órdenes ‎de mercenarios estadounidenses de la antigua Blackwater.‎

Es bien conocido que Íhor Kolomoiski financia a los neonazis ucranianos y que todos son apoyados por los neocons norteamericanos. Sin embargo, estos lazos entre distintas facciones de la oligarquía ucraniana y la extrema derecha encaramada en Washington todavía no justifican el temor ruso que llevó a la invasión de Ucrania. Como lo explica un informe de la revista india GreatGameIndia, el gobierno ruso, además de protestar por el desarrollo de la OTAN en la región, acusa a EE.UU. de tener instalaciones de armas biológicas cerca de su frontera. Según un usuario de Twitter llamado @WarClandenstine, es posible que Rusia tenga como objetivo los Biolabs:

De acuerdo al tuit de FestusmcGilicu1 ubicacin de los ocho laboratorios norteamericano productores de armas bacteriolgicas que se encuentran en Ucrania
De acuerdo al tuit de @FestusmcGilicu1: ubicación de los ocho laboratorios norteamericano productores de armas bacteriológicas que se encuentran en Ucrania.

En otro tuit del mismo día quien firma como @FestusmcGilicu1, en respuesta al mensaje del presidente Joe Biden condenando la entrada de las tropas rusas en Ucrania, preguntaba “Creo que he descubierto por qué están tan interesados en Ucrania. ¿Qué es exactamente un error? [Que un] laboratorio de armas biológicas se encuentre en cualquier lugar cerca de allí, por no hablar de 8 de ellos.”

Posteo de WarClandestine en Twitter el pasado 243 en el que menciona la sospecha de que Rusia tenga tambin como objetivo a los laboratorios norteamericanos para la produccin de armas bacteriolgicas en Ucrania
Posteo de @WarClandestine en Twitter el pasado 24-3 en el que menciona la sospecha de que Rusia tenga también como objetivo a los laboratorios norteamericanos para la producción de armas bacteriológicas en Ucrania.

Según los documentos oficiales de Washington, el Programa de Reducción de la Amenaza Biológica del Departamento de Defensa de EE.UU. (BTRP) ha estado colaborando con países asociados para "contrarrestar la amenaza de brotes (deliberados, accidentales o naturales) de las enfermedades infecciosas más peligrosas del mundo”. De acuerdo al comunicado oficial, “el objetivo del programa en Ucrania es concentrar y salvaguardar los agentes patógenos y las toxinas de interés para la seguridad, así como ayudar al país a reconocer y notificar los brotes de agentes patógenos dañinos antes de que supongan un riesgo para la estabilidad o la seguridad". Estados Unidos no sólo ayudó a crear los laboratorios, sino que también financia iniciativas de investigación en Ucrania en las que colaboran científicos ucranianos y estadounidenses.

En múltiples ocasiones Rusia ha acusado a Estados Unidos y a Ucrania de producir armas biológicas. Mientras se discutía la incapacidad de la Organización Mundial de la Salud para determinar el origen del virus Covid-19 en 2021, el secretario del Consejo de Seguridad ruso, Nikolai Patrushev, declaró al periódico Kommersant que Moscú sospechaba que Washington estaba desarrollando armas biológicas cerca de sus fronteras.

Dijo que "se presta atención al hecho de que en el mundo cada vez más nuevos laboratorios biológicos bajo el control de los Estados Unidos están creciendo a pasos agigantados. Además, por una extraña coincidencia, principalmente en las fronteras de Rusia y China". Continuó diciendo que no está claro lo que ocurre en esos laboratorios. Y añadió "por cierto, hay que prestar atención al hecho de que en los alrededores de los mismos se registran brotes de enfermedades que no son típicas de estas regiones". Cuando se le preguntó si quería decir que en esos Biolabs los estadounidenses estaban trabajando en armas biológicas, respondió: "Tenemos buenas razones para creer que es así".

Hasta hace poco, la existencia y los detalles de estos laboratorios de armas biológicas eran de dominio público. La embajada de EE.UU. había revelado previamente la ubicación y los detalles de estos laboratorios en una serie de archivos PDF en línea. Sin embargo, el 26 de febrero de 2022 el sitio web oficial de la embajada cerró los enlaces. Todos los documentos asociados a estos laboratorios han sido retirados de Internet. Afortunadamente, estos archivos han sido guardados y todavía se puede acceder a ellos. ¿Qué trata de ocultar la embajada estadounidense?

A esta altura del conflicto puede concluirse que Rusia tiene la iniciativa en el campo militar y ya alcanzó uno de sus objetivos: desmilitarizar Ucrania. Sin embargo, Rusia insiste en no dar batalla en las ciudades y confía en rendiciones pactadas. Una confianza que se demostró dañina en Járkov.

Las sanciones económicas occidentales, aparte de ser parciales y de estar acompañadas por un discurso hipócrita (no fueron retirados del sistema Swift, por ejemplo, los bancos mediante los cuales los europeos pagan el gas ruso), a mediano plazo van a volver como un búmerang, ya que la combinación del sistema chino de intercambios bancarios con el ruso de mensajería financiera va a multiplicar el número de operaciones que se realicen fuera del área dólar y va a atraer a cada vez más países.
Hasta ahora el vencedor neto de la guerra es EE.UU., quien obligó a Alemania a renunciar al gasoducto Nord Stream 2 y a depender de las importaciones del mucho más caro GNL norteamericano. Esta dependencia va a incidir negativamente en la transición energética en la que la RFA estaba hasta hace poco a la vanguardia. Efectivamente, durante el tiempo que demande el pasaje de las energías fósiles a las renovables se triplicará el consumo de gas. Al tener que pagarlo dos o tres veces más caro, Alemania –y con ella toda Europa- perderá la ventaja que le daba su desarrollo tecnológico. Por otra parte, la economía europea quedará en gran parte desacoplada de la euroasiática.

Washington está ganando también la batalla mediática. Con brutal eficacia impuso en las redes sociales una censura nunca antes vista contra medios rusos o simpatizantes de Rusia, persigue con tono maccartista a periodistas y corresponsales e impone un discurso único denigratorio de los líderes de ese país. Moscú va a necesitar varios años para recuperar la confianza perdida entre el público occidental.

El gobierno ruso no es responsable por la guerra actual: Durante ocho años realizó todos los intentos posibles por entablar negociaciones, no tanto sobre Ucrania como sobre la situación general de inseguridad que la acción conjunta de oligarcas, mafiosos y neonazis implica y, más ampliamente, sobre una vuelta al status quo europeo anterior a 1997, cuando comenzó la expansión de la OTAN hacia el este. Amenazando con incorporar Ucrania a la alianza, impulsando una cadena de laboratorios que, probablemente, produzcan armas biotecnológicas, alentando el delirio de V. Zelensky de querer fabricar armas atómicas, acumulando tropas en la línea de demarcación y hostigando a la población civil del este para que emigre a Rusia, Occidente consiguió lo que quería: que Rusia inicie una guerra contra Ucrania y quede internacionalmente como agresora.

Durante estos ocho años todos los mecanismos del sistema internacional han ido fallando: la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) fue cooptada por EE.UU. e incumplió su misión de vigilancia del cese del fuego en la línea de demarcación en el este de Ucrania. La Organización Internacional para la Proscripción de las Armas Químicas y Bioquímicas (AIPAC) omitió controlar los laboratorios financiados por EE.UU. en Ucrania. La AIEA rechazó investigar las denuncias rusas sobre la utilización de material atómico ucraniano para fines no pacíficos. Y, finalmente, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) brilló por su ausencia durante toda la crisis.

Desde el punto de vista político y estratégico la invasión rusa está justificada, pero se trató de una intervención militar en un país soberano, así que Rusia violó el Derecho Internacional vigente. Si todos los argumentos de la realidad dicen una cosa y el orden jurídico dice lo contrario, obviamente, el que falla es el último de los nombrados. El orden mundial multipolar y pluralista en construcción requiere un sistema internacional de regulación de conflictos muy diferente al imperante.