martes, 23 de agosto de 2016

Aranguren es sólo un agente de la reina Máxima

La Corona Holandesa y sus negocios en la Argentina


El numerólogo de los tarifazos paralizó la explotación del yacimiento de esquistos en Vaca Muerta para concentrar los gastos en la importación de gas licuado, beneficiando a sus patrones

Por Eduardo J. Vior
macriprincesa

La presencia de Juan J. Aranguren en el Ministerio de Energía del gobierno de Mauricio Macri es un misterio: autor del peor tarifazo en los servicios de gas y electricidad de la historia del país, la semana pasada debió declarar durante once horas ante un plenario de comisiones de la Cámara de Diputados y al día siguiente, el jueves 18, la Corte Suprema de Justicia retrotrajo el aumento de las tarifas de gas para el servicio domiciliario. Probablemente haya que buscar la causa de tanta fuerza en los apoyos al ex–presidente de Shell Argentina en la casa matriz del holding Shell PLC, en sus propietarios ocultos y en la aguda necesidad de dinero que éstos tienen actualmente.
La anglo-holandesa Royal Dutch Shell plc es propietaria de 25 refinerías y tiene activos de exploración y producción en 37 países de todo el mundo. Su producción representa un 2% del total del petróleo y un 3% del gas del mundo. La compañía se concentra actualmente en perforaciones en aguas profundas en Brasil y, tras adquirir el Grupo BG en 2014/15, en la licuefacción y transporte de gas. A pesar de tener su cuartel general en Holanda, el grupo cotiza en la Bolsa de Londres como empresa británica. Con 94.000 empleados, por sus ingresos brutos en 2014 era la cuarta empresa del mundo.

Shell ya pisaba fuerte en el negocio del gas, pero al comprar BG agregó 20% a su producción y 25% a sus reservas totales de energía. Con esta incorporación se convirtió en el mayor productor de gas del mundo y en el segundo generador de energía después de Exxon. Es una de las empresas más lucrativas del mundo, pero la caída del precio del petróleo desde 2014 y los U$S 70.000 millones que gastó en British Gas le están poniendo difícil pagar dividendos y financiar la exploración de nuevos yacimientos. En esta situación el directorio decidió concentrarse en la perforación en aguas profundas frente a Brasil y en el Golfo de México así como en la producción de químicos, mientras posterga las inversiones en esquistos.

La baja del precio del crudo en 1997 y 1998 había inducido una disminución de los gastos e inversiones del sector, lo que –por un efecto de rebote- elevó los retornos de capital hacia 2005. En ese momento comenzó una década de precios altos, pero que coincidió con la crisis financiera de 2007-08 en la que los grandes inversores sufrieron pérdidas que todavía pretenden recuperar, a pesar de los bajos precios. Esta presión, combinada con las bajas cotizaciones y el gasto mencionado, fuerza a Shell a obtener recursos como sea.

Aún antes de su derrocamiento, Dilma Rousseff había intentado sumar a la norteamericana Chevron a la exploración del pre-sal, pero bajo sus propias condiciones. Con Temer en el gobiernolos estadounidenses están imponiendo a los angloholandeses y a Petrobras los términos de su participación. Simultáneamente, en Argentina, Cristina Fernández había concertado con Chevron la explotación del yacimiento de esquistos en Vaca Muerta que Juan J. Aranguren paralizó, para concentrar los gastos en la importación de gas licuado.

Estos movimientos de Shell se explican por su deliberadamente opaca estructura de propiedad. En setiembre de 2014 el 13,43% de las acciones pertenecía a inversores institucionales y el resto, a no-institucionales. Entre los primeros, el mayor accionista es el Nederlands Centraal Instituut Voor Giraal Effectenverkeer BV (conocido como Necigef), con el 44.7%. Lo siguen diversos fondos de inversión de los cuales ninguno tiene más del tres por ciento. Necigef es el instituto (privado) de control de valores y acciones de los Países Bajos que desde 2002 pertenece a Euroclear, una empresa de servicios financieros basada en Bélgica que es parte del grupo J.P. Morgan & Co y actúa en varios países europeos. De modo que la custodia y administración de acciones de importantes países europeos está en manos del Banco al que pertenece el Ministro de Hacienda argentino Alfonso de Prat Gay, entidad financiera que, a su vez, administra el paquete controlante del grupo Shell al que responde el Ministro de Energía. Detrás de todo está la casa real holandesa a la cual está incorporada desde 2002 Máxima Zorreguieta, vástago de la oligarquía argentina, con antecedentes que se remontan al siglo XVIII.

La casa de Orange-Nassau es una verdadera empresa multinacional con inversiones en varios sectores de la economía. Nadie sabe cuál es el paquete accionario de la familia real holandesa en Royal Dutch Shell, pero expertos como John Donovan aseguran que es la “principal accionista”.

Desde la fundación del primer antecedente de la empresa en 1890 la corona holandesa es la principal accionista de la firma, aunque no sea su única inversión. La Reina Beatrix (1980-2013) fue propietaria de miles de millones de dólares en acciones dispersas en numerosas empresas en todo el mundo que, de acuerdo con la ley holandesa, transfirió a su hijo Willem-Alexander (2013) junto con el trono. Según la revista Forbes, la mayor parte de esta riqueza está en Shell. La revista neerlandesa Quote 500, que publica todos los años la lista de los 500 holandeses más ricos, estimó en 2012 la fortuna de la reina en unos 1.300 millones de dólares, pero un fraude con valores en 2004 y la quiebra de Lehman Brothers en 2007 ocasionaron a la corona holandesa importantes pérdidas que ahora procura restañar.

Desde que Mauricio Macri es Presidente las inversiones holandesas en Argentina se han incrementado, especialmente en el campo de las energías renovables, un sector en el que, bajo el impulso de la Reina Consorte Máxima, Holanda es líder. Esta preferencia coincide con la del gobierno argentino actual. Shell es, asimismo, una de las empresas que tienen en mira a las Malvinas y condiciona nuestro acercamiento a Gran Bretaña.
Todo indica que Máxima puso a Juan J. Aranguren en el Ministerio de Energía para controlar los ingentes recursos energéticos argentinos, bloquear el avance de Chevron en la explotación del petróleo y gas de esquistos, extraer el máximo de ganancia posible en un plazo cortísimo para sanear la caja de la corona, transferir el peso de la matriz energética argentina hacia las energías renovables y hacer algunos negocios secundarios (pero no menores) en el campo financiero y de los seguros marítimos.

No es extraño entonces que Mauricio Macri haya recibido con beneplácito la designación de Aranguren, aceptación coherente con su propio flujo de caja en Aruba u otro de los paraísos fiscales holandeses del Caribe donde comprobadamente tiene su fortuna a salvo. Prat Gay, finalmente, se atornilla al sillón gracias a que el Banco al que reporta es el administrador de la fortuna real holandesa.

domingo, 21 de agosto de 2016

El ministro de Energía está protegido por la Reina Máxima


La supervivencia de Juan José Aranguren en el Ministerio de Energía del gobierno de Mauricio Macri es para los observadores un misterio: como autor del peor tarifazo en los servicios de gas y electricidad de la historia del país, la semana pasada debió declarar durante once horas ante un plenario de comisiones de la Cámara de Diputados y al día siguiente, el jueves 18, la Corte Suprema de Justicia retrotrajo el aumento de las tarifas de gas para el servicio domiciliario. La explicación reside en los apoyos que el ministro tiene en la casa matriz del holding Shell PLC, en sus propietarios ocultos y en la aguda necesidad de dinero de estos.

Shell es una de las empresas más lucrativas del mundo, pero la caída del precio del petróleo desde 2014 y los U$S 70 mil millones que gastó en 2014/15 para comprar British Gas la dejaron corta de caja para pagar dividendos y financiar la exploración de nuevos yacimientos, por lo que el directorio la está concentrando en la perforación en aguas profundas en Brasil y el Golfo de México así como en la producción de químicos, mientras posterga las inversiones en esquistos. 

La presión aumenta, porque los grandes inversores no quieren rescindir ganancias, lo que explica algunas movidas políticas recientes. Al cambiar el gobierno en Brasil, Chevron entró con fuerza en el negocio del pre-sal y comenzó a imponer condiciones a Petrobras y su aliada Shell. Inversamente, en Argentina, Aranguren paralizó la explotación de Vaca Muerta, que Cristina Fernández había concertado con Chevron, y aumentó la importación de gas licuado.
Estas maniobras se explican en gran parte, si se entiende la estructura de propiedad de Shell. En septiembre de 2014 el 13,43% de las acciones pertenecía a inversores institucionales y el resto, a no-institucionales. Entre los primeros, el mayor es el Nederlands Centraal Instituut Voor Giraal Effectenverkeer BV (conocido como Necigef), con el 44,7 por ciento. De los demás accionistas, ninguno tiene más del tres por ciento. Necigef es el instituto de control de valores y acciones de los Países Bajos que desde 2002 pertenece a Euroclear, una empresa de servicios financieros basada en Bélgica que es parte del grupo JP Morgan & Co y actúa en varios países europeos. De modo que la administración de acciones de importantes países europeos está en manos del Banco al que está ligado el ministro de Hacienda argentino Alfonso de Prat-Gay. Esta entidad, a su vez, gerencia el control del grupo Shell al que responde el ministro de Energía. Detrás de todo está Máxima Zorreguieta, vástago de la más rancia oligarquía argentina y desde 2002 miembro de la casa real holandesa. 

La casa de Orange-Nassau es una empresa multinacional con inversiones múltiples y dispersas. Fuentes bien informadas la señalan como  principal accionista de Royal Dutch Shell. Junto con la corona, el rey Willem-Alexander heredó en 2013 de su madre, la reina Beatrix, propiedades por más de 1300 millones de dólares. No obstante, como la corona holandesa aún no se recuperó de las pérdidas ocasionadas por un fraude con valores en 2004 y la quiebra de Lehman Brothers en 2007, está urgida para conseguir efectivo.

Desde que Mauricio Macri es presidente, las inversiones holandesas en Argentina han aumentado especialmente en energías renovables, un sector en el que, gracias a la reina Máxima, Holanda es líder. La soberana puso a Juan José Aranguren en el Ministerio de Energía para controlar los ingentes recursos energéticos argentinos, bloquear el avance de Chevron en la explotación de esquistos, extraer el máximo de ganancia posible en un plazo cortísimo para sanear la caja de la corona, transferir el peso de la matriz energética argentina hacia las energías renovables y hacer negocios financieros. «

miércoles, 17 de agosto de 2016

Si derrocan a Dilma, se agudizará la confrontación

Brasil: del impeachment a la lucha

Mientras el mundo mira los Juegos Olímpicos, se define el futuro de Dilma
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Este martes 16 la crisis política brasileña pegó un salto más hacia la descomposición del poder político cuando en una carta a los miembros del Senado de la Unión la Presidenta suspendida Dilma Rousseff definió su eventual destitución como un golpe de estado y propuso como compromiso convocar a un referendo para adelantar las elecciones generales previstas para 2018. Al mismo tiempo, un estrecho colaborador del Presidente interino Michel Temer dio a O Estado de S. Paulo una entrevista en la que mostró las fracturas internas de la derecha. En Brasil la lucha entre la oligarquía y las fuerzas populares se complica, porque la primera está fracturada y las segundas aún no despliegan su potencial.

Dilma propone convocar a un referendo que adelante las elecciones generales y presenta el referendo como un compromiso que aseguraría el orden constitucional, al mismo tiempo que abriría la puerta para una acordada salida anticipada del cargo, pero la propuesta también indica que si la destituyen habrá confrontación. En tanto, las declaraciones de Wellington Moreira Franco, Secretario para la Asociación para Inversiones, contra el aliado Partido de la Social-Democracia Brasileña (PSDB), a quien acusa de sabotear al Ministro de Hacienda Henrique Meirelles (Partido Social-Demócrata, PSD), muestra el nivel de fractura de la alianza dominante.
El pasado jueves 11 el Senado dio el primer paso hacia la destitución de la Presidenta, cuando 59 de sus 81 miembros votaron por la destitución, superando por cinco votos los dos tercios necesarios. Si el próximo 25 de agosto se repite el resultado, Dilma será separada del cargo. El gobierno interino se convertirá en provisorio y podrá aplicar su radicalizada agenda neoliberal.

Michel Temer pretende seguir en el poder hasta las elecciones presidenciales de 2018 y más, pero el PSDB y sus padrinos en la oligarquía financiera paulista y los medios concentrados buscan eliminar su competencia. Para ello día por medio la Justicia obliga a renunciar a algún ministro, acusándolo de corrupción (lo que es rigurosamente cierto). Desde mayo pasado ya habían caído tres y este martes 16 Gilberto Kassab (presidente del PSD) debió renunciar al Ministerio de Ciencia, Tecnología y Comunicaciones. A diferencia de Argentina, Brasil nunca tuvo una oligarquía unificada. Si bien el sector financiero e industrial paulista es el más poderoso, en la coalición golpista hay grupos muy diversos con profundas contradicciones entre ellos.

La oposición al golpe la conducen la todavía Presidenta y Lula da Silva, quien acaudilla en las calles la lucha de los movimientos y partidos organizados en el Frente Brasil Popular, aunque todavía no pudo arrastrar a las decenas de millones de pobres y trabajadores de la ciudad y el campo que en los pasados trece años por primera vez vencieron el hambre. Parecería que los universitarios y secundarios (estudiantes y docentes), a quienes el recorte de la gratuidad de la enseñanza y la llamada “escuela sin partidos” afecta en su derecho a la educación, se están colocando a la cabeza de la movilización, pero aún es temprano para aseverarlo.

Un sector importante de la población, pese a no apoyar el impeachment, no ha salido a las calles a defender el gobierno de Dilma. Siguen como espectadores de la telenovela, porque rechazan el golpe, pero no se identifican con la Presidenta en desgracia. Encuestas recientes muestran que un 62% de los entrevistados defiende nuevas elecciones, pero rechaza el gobierno de Dilma al que percibe como “malo” o “muy malo”.
 
Las izquierdas y los movimientos sociales, en tanto, están indecisos ante la convocatoria al referendo, porque temen que nuevas elecciones den la mayoría a la derecha. Lula, por su parte, está demasiado identificado con los empresarios de la construcción involucrados en el escándalo de corrupción y Dilma ha hecho un desastroso segundo gobierno. Deberán remar mucho, para nuevamente ser aceptados por el pueblo como sus líderes. El desarrollismo no es una bandera atractiva y no existen estructuras políticas que encuadren a las decenas de millones de pobres. Las políticas de ajuste del gobierno provisorio seguramente van a generar alzamientos diversos, pero estos bien pueden agotarse en sí mismos por falta de consignas unificadoras y de conducción política. Brasil puede caer en un profundo estancamiento en el que los de abajo se subleven y sean repetidamente reprimidos por los de arriba, sin que unos ni otros puedan consolidar una alternativa política.

En un acto heroico, el 24 de agosto de 1954 el presidente Getúlio Vargas se suicidó con un balazo en el pecho, para frenar el golpe de estado que pretendía privatizar Petrobras y acabar con los derechos sociales que él había establecido. Millones de trabajadores y pobres salieron entonces a las calles e impusieron la continuidad de la legalidad y la democracia. Durante diez años el pueblo brasileño resistió la ofensiva del imperialismo norteamericano y las oligarquías vernáculas, amplió las conquistas, impulsó el desarrollo nacional y comenzó la reforma agraria, hasta que João Goulart fue derrocado en 1964. 21 años de dictadura cívico-militar intentaron borrar de la memoria popular esta década de luchas. Una transición a la democracia pactada con las oligarquías y conducciones partidarias corruptas logró postergar la democratización del país hasta 2002. En los catorce años siguientes Lula y Dilma pusieron en marcha importantes reformas en base al apoyo popular y al pacto con un sector de la gran empresa. Tuvieron éxito durante algunos años, hasta que tocaron los límites de esa construcción. Se abre un nuevo ciclo de luchas en el que sólo la recuperación de la memoria histórica puede despertar al gigante dormido y superar el actual equilibrio catastrófico. El impeachment sólo es una etapa más.

Dr. en Ciencia Política - Analista internacional

Macri liquida la industria aeronáutica para servir a EE.UU.

La compra de aviones norteamericanos cede soberanía y bloquea integración con Brasil


El actual presidente entrega el espacio aéreo, inicia la liquidación de la industria aeronáutica nacional y confunde seguridad con defensa
Por Eduardo J. Vior

avion
El pasado 8 de agosto el diario Ámbito Financiero anunció que el gobierno nacional había iniciado negociaciones con Estados Unidos para adquirir aviones destinados al entrenamiento de los pilotos de la Fuerza Aérea Argentina (FAA) y de la Gendarmería Nacional así como a las acciones antidrogas en la frontera norte. Con esta compra el gobierno argentino profundiza el desmantelamiento de la industria aeronáutica nacional, boicotea la cooperación productiva con Brasil, involucra peligrosamente a nuestras fuerzas armadas en tareas de seguridad interior y abre las puertas a negocios espurios.

Según anunció el 29 de julio la Agencia de Cooperación en Defensa y Seguridad de EE.UU. (Defense Security Cooperation Agency), el Pentágono aprobó la venta de 24 aeronaves T6-C Texan II previa confirmación del Congreso norteamericano. El comunicado se difundió horas antes de la visita del secretario de Estado, John Kerry, el pasado miércoles3.
 
La compra se origina en una visita que en marzo pasado realizaron el jefe de la Fuerza Aérea, brigadier mayor Enrique Amreim, y el secretario de Logística del ministerio de Defensa, Walter Ceballos, a la Feria Internacional del Aire y el Espacio (FIDAE 2016) donde se decidieron por la máquina del grupo Textron. Las 24 aeronaves se compraron sin requerir ni transferencia de tecnología ni participación de la industria aeronáutica nacional.

A mediados de mayo pasado Ángel Tello, viceministro de Defensa y su segundo, el subsecretario de Asuntos Internacionales, José Vila, recabaron en el Pentágono y en el Congreso estadounidense la autorización para la operación, lo que obtuvieron sin dificultades.

Como la transacción tendrá un costo estimado en 300 millones de dólares (9 millones por avión), el gobierno argentino espera obtener un crédito para realizarla. Las dos escuadrillas de turbohélices biplazas de ataque ligero remplazarán los Tucano brasileños y el Pucará nacional como unidades de adiestramiento avanzado y de ataque, porque el arma norteamericana incluye sistemas de tiro para ametralladoras y cohetería que las versiones locales hasta ahora no tenían.
 
Si el Congreso norteamericano da su acuerdo en base a la condición de aliado extra-OTAN de la Argentina, el gobierno argentino deberá tratar directamente con la empresa fabricante del T6-C Texan, BeechcraftDefense Company, de Kansas City.

Las unidades se destinarían en parte para el entrenamiento de los pilotos de la FAA y también para la creación de un grupo de interceptación de vuelos ilegales por pilotos de la Gendarmería. Esa fuerza realiza hoy seguimientos de aviones narcos con avionetas de uso civil y desea tener la capacidad de derribarlos, como autorizó el decreto del Presidente Macri que, a poco de asumir, reimplantó por decreto esta modalidad de pena de muerte sin juicio previo. El argumento oficial reza que los Pampa no están artillados y los Pucará no pueden grabar la secuencia de disparo, algo que podría exponer a un piloto a decisiones judiciales adversas por no existir pruebas de su actuación en caso de derribo.

El T6-C Texan es un biplaza de entrenamiento y ataque desarrollado por la empresa BeechcraftDefense Company. Se trata de un turbohélice biplaza de entrenamiento avanzado y ataque liviano que cuenta con seis puntos externos en los que se puede colocar armamento. Su velocidad crucero es de 550 kilómetros por hora y puede operar hasta 1637 kilómetros, extendiéndose ese alcance a más de 2500 kilómetros con dos tanques de combustible suplementarios. Es utilizado por México para el control de fronteras y es el principal adiestrador avanzado de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF).

La compra actual tiene una prehistoria significativa. Cuando la actual Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA) era propiedad de Lockheed Martin, en 1998 participó en EE.UU. con el Pampa II de una licitación para proveer a la USAF de aviones de entrenamiento que perdió ante Texan, sólo porque su máquina estaba sobrecalificada para la tarea. Con esta operación se bloquea el desarrollo del IA-73/UNASUR I, la modernización de los Pucará y de los Tucano.

Dentro de la Fuerza Aérea Argentina (FAA) los ánimos están caldeados, porque no se ve la conveniencia de remplazar la producción nacional por la importada. No son pocos quienes creen que estos contratos se explican por las simpatías del secretario de Logística de la cartera militar, Walter Ceballos, con los representantes locales de Beechcraft.

Este acuerdo acarreará también la caída del entendimiento con Brasil para la compra de cazas de patente sueca Gripen NG y el desarrollo conjunto del superavión de transporte Embraer KC-390. Previamente ya se había obturado la compra de aeronaves a China y a Rusia.

La ahora anunciada compra de 24 aviones de entrenamiento y ataque ligero a Estados Unidos está destinada a liquidar la industria aeronáutica nacional, fracturar el Mercosur aeronáutico, mezclar ilegalmente las tareas de seguridad con las de defensa y abrir la oportunidad para llenar bolsillos. Todo en un solo paquete.

martes, 9 de agosto de 2016

EE.UU. presiona para controlar las fuerzas de seguridad

Gerentes de empresas estadounidenses, la Canciller y el Presidente en la agenda de John Kerry


El Secretario de Estado de los EEUU y la Ministra Malcorra, Susana enel tratamiento que le dio el visitante durante una conferencia de prensa, pusieron en marcha una agenda sobre seguridad, comercio e inversiones

Por Eduardo J. Vior

En medio de una campaña presidencial con final abierto, cuando el dinero del narcotráfico trae problemas tanto en Estados Unidos como en Argentina, mientras en Brasil no se resuelve la crisis de gobernabilidad y la crisis diplomática con Venezuela amenaza con romper el Mercosur, la visita que el Secretario de Estado norteamericano John Kerry realizó a la Argentina el jueves y viernes pasados, antes de seguir viaje para Rio de Janeiro, tuvo visos de una inspección del gerente general en una sucursal conflictiva.

El Secretario de Estado estuvo en Buenos Aires 36 horas, el tiempo suficiente como para (en este orden) hablar ante la Cámara de Comercio Argentino-Estadounidense (el poder empresario actual), dar una conferencia de prensa con la Canciller Susana Malcorra y reunirse finalmente con el Presidente Mauricio Macri a quien anunció la entrega de un primer paquete de documentación desclasificada sobre las relaciones entre EE.UU. y Argentina en la época de la dictadura cívico-militar 1976-83.

Después de la reunión con Malcorra el Secretario de Estado norteamericano dijo que “se habló de los esfuerzos de cooperación en materia de seguridad, mantenimiento de la paz y para combatir el crimen organizado y el narcotráfico”. O sea, dos temas de seguridad interior que enmarcan una intervención en algún país. ¿En Venezuela?
Es llamativo que el Secretario haya dado una conferencia de prensa con la canciller antes de reunirse con el Presidente. Significativamente la llamó “Susana”, como para indicar el grado de confianza personal que se tienen. La calificación, en la misma conferencia, de Argentina como “líder regional” fue una cachetada a Itamaraty ante el desgobierno que azota a Brasil. Por supuesto, no faltó el respaldo a las contrarreformas neoliberales del gobierno de Cambiemos. Ante los gerentes de empresas norteamericanas advirtió en la mañana del jueves que “el pueblo debe tener paciencia.”

Como resultado institucional de su visita, Kerry y Malcorra pusieron en marcha el Diálogo de Alto Nivel con una agenda sobre seguridad, comercio e inversiones. Como parte de la misma el Secretario anunció que se otorgarán 1,5 millones de dólares para la cooperación en seguridad y la reforma de la Justicia penal, especialmente para mejorar el control de fronteras y de los aeropuertos, prevenir el lavado de dinero, para la lucha contra el terrorismo y para reducir la demanda de drogas ilegales.

Los resultados de su visita parecen haberse concentrado en “la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo”. En el contexto del Cono Sur, cada vez que ambos términos se ponen en la agenda diplomática se está pensando en las Tres Fronteras entre Argentina, Brasil y Paraguay. En esa región –donde el Acuífero Guaraní atraviesa una garganta subterránea que lo hace fácilmente controlable- viven alrededor de 80.000 inmigrantes sirio-libaneses y sus descendientes. La mayor parte de esta riquísima comunidad vive en la brasileña Foz de Iguazú y trabaja en la paraguaya Ciudad del Este y es de confesión chií, pero también hay muchos suníes y, entre ellos, algunas células “dormidas” de terrorismo islamista sostenido y apoyado por los servicios secretos de algunos países del Golfo Arábigo y tolerados por la policía paraguaya y sus tutores estadounidenses.

Como en Paraguay rige el más absoluto libre comercio, es muy fácil comprar armas (hasta de guerra) en los centros comerciales de Ciudad del Este y recibirlas a domicilio en cualquier ciudad de la región. Tampoco hay restricciones al lavado de dinero ni al tráfico de drogas. El intercambio con Brasil por el Puente de la Amistad está garantizado y de allí a Sao Paulo son sólo 1100 km. Buenos Aires, en tanto, dista 1400. Desde hace años funciona en las Tres Fronteras el llamado Comité 3+1 (los tres países linderos más un delegado estadounidense) que se reúne mensualmente para intercambiar información de inteligencia. En la zona comprobadamente operan tropas norteamericanas. Desde que asumió Macri se habla de formalizar su presencia con una base en territorio argentino.
Dos temas más de la agenda suramericana urgieron la visita del Secretario. De acuerdo a la normativa del Mercosur, a Venezuela le habría correspondido a principios de julio asumir por seis meses la Presidencia del bloque. Sin embargo, la resistencia sectaria de Argentina, Brasil y Paraguay, con la sola objeción de Uruguay, se niega a conferirle ese derecho. Paraguay propone que el mandato pase a Argentina, mientras que el (des)gobierno de Michel Temer pretende excluirla de la asociación. Más sensatamente, la Canciller Susana Malcorra propone la formación de un triunvirato con un representante de la presidencia anterior, presidido por el nuevo (Venezuela) y flanqueado por el próximo. Se trata también de una violación de las reglas, pero más suave que la posición brasileña.

En segundo lugar, la inestabilidad interna de Brasil deja vacante el liderazgo regional. Después del golpe institucional contra la Presidenta Dilma Rousseff el gobierno reaccionario carece del el apoyo de varios factores de poder, entre ellos el Ejército, que, si bien no es precisamente pro-PT, mantiene reservas nacionalistas contra la política ultraneoliberal de los golpistas, en primer lugar contra la proyectada privatización de Petrobrás.
 
En plena campaña electoral y con perspectivas indecisas, el Presidente norteamericano aprieta el acelerador para crear hechos que un eventual Presidente Trump no pueda revertir. La ocupación de las Tres Fronteras tiene importancia estratégica, para regular los flujos internacionales de drogas y armas y las ganancias que las mismas producen. Al mismo tiempo Washington quiere mantener el control directo sobre las células islamistas “dormidas” que están refugiadas entre Foz do Iguazú y Ciudad del Este. Para ello, las instalaciones del Regimiento 12 de Infantería de Monte, en las afueras de Puerto Iguazú, son un buen atalaya. Hay demasiados tornillos flojos. Para ajustarlos vino John Kerry.

jueves, 4 de agosto de 2016

EE.UU. está dividido por el temor recíproco



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Unidos por el miedo mutuo

El temor atraviesa y se apodera de la campaña presidencial en los Estados Unidos
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Después de que la Convención Nacional del Partido Demócrata (DNC, por su sigla en inglés) nominó el pasado jueves 28 en Filadelfia a Hillary Rodham Clinton como candidata a la presidencia de los Estados Unidos, el miedo que demócratas y republicanos se tienen sobrevuela todas las discusiones. La mayor potencia del mundo está profundamente fracturada y, contra el miedo, echa mano a sus armas dentro y fuera del país.

En el discurso con el que el pasado jueves 28 aceptó su candidatura, Hillary Clinton dibujó mediante sus advocaciones, felicitaciones y declaraciones los contornos de un programa muy claro: juró fidelidad al Estado de Israel, prometió fortalecer la OTAN, fustigó a Rusia, aseguró que destruirá al Estado Islámico, elogió a los generales y a las fuerzas armadas en general, saludó a las tropas, proclamó la grandeza y la bondad de los Estados Unidos, los defendió de la acusación de ser pendencieros, reafirmó la doctrina del “Destino Manifiesto” que confiere a EE.UU. la misión divina de proclamar la libertad en todo el mundo y terminó con el tradicional “Dios bendiga a América”.

La Convención se había visto previamente opacada por la revelación por Wikileaks de 20.000 mensajes de correo electrónico en los que la Presidenta del Comité Nacional Demócrata, Deborah Wasserman-Schultz, incitó durante meses a activar contra la candidatura de Bernie Sanders. Para premiar el fraude, Clinton incorporó a Wasserman-Schultz a la dirección de su campaña.
“La mayor potencia del mundo está profundamente fracturada y, contra el miedo, echa mano a sus armas dentro y fuera del país”
Julian Assange, el fundador de Wikileaks, refugiado desde hace cuatro años en la embajada ecuatoriana en Londres para evitar su deportación a EE.UU., reconoció en una entrevista con un periodista británico que la publicación de los emails podría dañar la candidatura de Hillary Clinton, pero, afirmó, mientras que Donald Trump es “completamente impredecible”, Clinton es conocida y objetable, porque, como Secretaria de Estado (2009-13), impulsó la intervención militar en Libia y trató de destruir Wikileaks. Si el contenido de los mensajes es verdadero, ¿qué importa si, como afirman los servicios de inteligencia norteamericanos, salieron a la luz gracias a la infiltración de los servicios rusos en las computadoras del Partido Demócrata?

Hillary Rodham Clinton nació en Chicago en 1947 en una buena familia metodista de clase media. Junto a su estudio de Derecho y su consagración a los temas de niñez y adolescencia, desde muy temprano se involucró en política, pasando ya en 1968 del Partido Republicano al Demócrata, donde rápidamente se vinculó al aparato partidario en Washington. Siempre combinó con gran provecho económico su carrera jurídica con la política. Sólo la retrasó cuando Bill Clinton, con quien está desde 1971 y se casó en 1975, entró en ese último año en la carrera judicial en su natal estado de Arkansas que luego gobernaría por tres períodos entre 1979 y 1991. No obstante, Hillary supo aprovechar el poder de su marido para avanzar con su estudio de abogada.

En la campaña presidencial de 1992, Bill acuñó la consigna “compre uno y se lleva dos”. Debe haber sido la única vez que dijo la verdad, ya que ambos son inseparables, a pesar de las situaciones comprometidas en las que se han metido recíprocamente. Son parte indisoluble de la elite de poder en la que se han movido durante 40 años y, quizás, los últimos líderes que pueden restaurar hasta un cierto punto la unidad del grupo dirigente.

Aquí sería imposible pasar una revista exhaustiva al equipo que acompaña a Hillary, pero vale la pena concentrarse por un momento en su candidato a Vicepresidente: Tim Kaine. Timothy Michael Kaine nació en 1958 en una familia católica de Minnesota, creció y estudió Derecho en un entorno liberal con inquietudes sociales que impregnaron la orientación reformista de centro que impuso como alcalde de Richmond (Virginia) entre 1998 y 2001, cuando fue electo Teniente de Gobernador del Estado, y en 2005 Gobernador, cargo que ejerció entre 2006 y 2010. Entre 2009 y 2011 fue presidente del Comité Nacional Demócrata, lo que le dio un inmejorable conocimiento del aparato partidario y parlamentario. Senador federal desde 2013, participa en las comisiones de Relaciones Exteriores y de Fuerzas Armadas, con lo que suma un profundo conocimiento del Pentágono y la diplomacia. Como habla y escribe fluidamente el castellano, es el mediador ideal para que Hillary pueda comunicarse con los 45 millones de hispanohablantes de EE.UU. Se trata evidentemente del timonel que Clinton necesita para que el barco sobrelleve las tormentas que se avecinan.
“Julian Assange reconoció que la publicación de los emails podría dañar la candidatura de Hillary Clinton”
El New York Times informó el sábado 30 que, después de haberse escondido durante meses, los megamillonarios donantes habituales de la familia Clinton han salido a la luz. Buitres, ejecutivos de empresas de seguros, lobbystas de los grandes laboratorios y comisionistas de Bolsa vuelven a invitar al equipo de Hillary y Bill (el orden de los factores no altera el producto) a sus costosas cenas.

Ante el empate técnico entre ambos candidatos el gobierno de Barack Obama tiene prisa por crear hechos irreversibles. Casi seguramente intente hacer aprobar el Tratado de Asociación Transpacífico (TPP, por su sigla en inglés) antes de fin de año, especulando con que, aunque Donald Trump gane las elecciones, no cuente con una mayoría parlamentaria propia como para revertir la votación en el Senado. Igualmente apresurará la firma del Tratado Transatlántico de Comercio e Integración (TTIP, por su sigla en inglés). La venida de John Kerry a Argentina para acelerar nuestra integración a la Alianza del Pacífico y la instalación de dos bases militares va en la misma dirección.

Aunque cada paso hacia el libre comercio implica un trabajador blanco más que vota a Trump, los líderes demócratas esperan que la promesa de crear muchos puestos de trabajo en la educación, la asistencia social y la atención sanitaria les sume dos mujeres por cada hombre que pierdan.

El Viejo Gran Partido (GOP, por su sigla en inglés) como los republicanos gustan llamarse, no existe más. Sobre el miedo antiliberal, racista, xenófobo y misógino, Donald Trump está construyendo una nueva fuerza. Por su parte, el aparato especulativo, militar y securitario, sionista y liberal universalista que se adueñó del Partido Demócrata hace treinta años está tratando de mantenerlo unido mediante el miedo a Trump. Ambos venden miedo, pero el salario del miedo lo pagamos los demás.