miércoles, 27 de noviembre de 2019

EE.UU. abarca muchos frentes y no aprieta

De Buenos Aires a Tel Aviv: Trump busca recuperar el control



Los más recientes desarrollos en Argentina, Bolivia, Brasil, Israel y Paraguay están entrelazados por una lucha por el poder dentro del Imperio que se va a agudizar en los próximos meses

Eduardo J. Vior
Son demasiadas coincidencias, como para que el analista internacional no mire atentamente. Las derivaciones del “caso D’Alessio en Argentina, el pedido brasileño de extradición del ex presidente paraguayo Horacio Cartes en una causa conexa con el Lava Jato, la vuelta de la DEA a Bolivia y el procesamiento del primer ministro israelí Benyamin Netanyahu por corrupción atruenan por su conexión.
La causa que se sigue en Dolores a Marcelo D’Alessio por espionaje contra empresarios y políticos tuvo la semana pasada un giro, cuando el imputado pidió ser reconocido como “arrepentido” y el canal de noticias C5N mostró el pasado viernes 22 un diálogo por WhatsApp que evidencia que el editor de Política de Clarín, Ricardo Roa, apañaba ya a mediados de 2018 las maniobras del espía, para quebrar una empresa petrolera en Santa Cruz. Lo curioso de la denuncia es que se haya producido ahora, cuando el sitio web El Destape ya la había publicado en abril pasado. Entonces trascendió también que el ex agente de la AFI Hugo Rolando “Rolo” Barreiro en su declaración en Dolores había identificado como miembros del servicio de inteligencia israelí a algunos participantes en reuniones celebradas en 2017 en el Senado.
Para completar el desnudamiento repentino de la trama sionista en Argentina, en los últimos días se hizo pública la declaración que el pasado 11 de septiembre diera ante Ramos Padilla Dov Kilinsky. Se trata de un empresario israelí, representante de firmas proveedoras de equipos de seguridad e inteligencia, que estuvo relacionado con Marcelo D’Alessio y participó en la más arriba mencionada reunión en el despacho del senador correntino Carlos “Camau” Espínola. Muchos de los equipos que promociona Kilinsky sólo los pueden comprar organismos de seguridad e inteligencia y su venta requiere la autorización del Ministerio de Defensa israelí. En la declaración de Kilinsky quedó claro que él y D’Alessio conocen bien a Mario Montoto, el presidente de la Cámara de Comercio Argentino Israelí a la que Kilinksy pertenece. Curiosamente, en su declaración en Dolores Kilinsky mencionó como contacto con D’Alessio a Dan Alterson, sobre quien no se sabe nada.
Entre tanto, en las vísperas del ascenso al gobierno del Frente de Todos, se multiplican las operaciones de inteligencia y las señales provocativas. El anuncio del presidente de que la ministra de Seguridad Patricia Bullrich sería la próxima presidente del PRO no sólo se adelanta al intento de sus competidores internos por conducir el partido conservador, sino que avisa que la Gendarmería, y con ella la Mossad, conducirán a la oposición.
Según el portal Infobae (de Daniel Haddad y Mario Montoto) del 22-11-19, “Alberto Fernández comunicó a la embajadora de Israel que analiza derogar el decreto que declaró a Hezbollah como agrupación terrorista. Fue durante la reunión que el presidente electo mantuvo con Galit Ronen hace diez días en su oficina de Puerto Madero.” Conociendo su prudencia y astucia, es sumamente dudoso que Alberto Fernández haya adelantado ante una interlocutora tan peligrosa una jugada internacional de estas dimensiones. Lo más probable es que el trascendido sea parte de la presión israelí, para arrancar concesiones al futuro presidente.
Todas las huellas de esta mafia llevan hacia las Tres Fronteras entre Argentina, Brasil y Paraguay. En julio de 2018 se vendió el Shopping de Puerto Iguazú, en el corazón de la zona. Se estima que el precio pagado estuvo por encima de los 10 millones de dólares. Lo más interesante del centro comercial es que desde Brasil se accede a él antes de pasar por la aduana argentina. O sea, que allí es posible comprar cualquier producto, cruzar el puente binacional e ingresarlo al país vecino evadiendo la aduana, que recién está a 2 km más atrás del límite. En la compra participaron el ingeniero Carlos De La Fuente (propietario del edificio Terrazas del Puerto de Posadas) y dos socios porteños: Néstor Ceida y Mario Montoto.
Como un rayo caído del cielo, mediante el “Operativo Patrón” (nomen is omen) la Justicia brasileña ordenó el pasado martes 19 de noviembre la captura del ex presidente paraguayo Horacio Cartes por su presunta vinculación con una red internacional de lavado de dinero comandada por el cambista brasileño Dario Messer que blanqueó cerca de 1.600 millones de dólares. Como la economía brasileña no está dolarizada, los cambistas tienen allí un papel excepcional en el lavado de capitales. Al mismo tiempo la Policía Federal brasileña detuvo en São Paulo al cambista (“doleiro”) Nazun Azario Flato Turner y realizó allanamientos en Rio de Janeiro y Ponta Porá, en la frontera del Estado de Mato Grosso do Sul con Paraguay. El nombre del operativo se debió a que Dario Messer se refería a su amigo Cartes como el “patrón”. A Messer se lo conoce como el “doleiro de los doleiros”, por comandar desde Paraguay una red internacional con ramificaciones en decenas de países que lavó unos 1.600 millones de dólares. Heredero de una dinastía judeo-brasileña de cambistas de más de 100 años, en 2002 estuvo implicado en la quiebra fraudulenta de Banestado, en São Paulo y desde entonces pagó en Curitiba a un estudio de abogados, para que se asegurara de la pasividad del juez federal Sergio Moro, hoy ministro de Justicia de Brasil. Sin embargo, ya en el poder, éste parece haber cambiado de patrón.
Messer fue arrestado en julio pasado en São Paulo, luego de estar prófugo en Paraguay bajo la protección del ex presidente Cartes, que actualmente es senador vitalicio. La orden de arresto contra Cartes fue impartida por el juez federal de Rio de Janeiro Marcelo Bretas, a cargo del Lava Jato en ese estado y uno de los hombres de confianza del ministro Moro. Desde hace tres décadas el cambista en jefe viene siendo investigado por la Policía Federal brasileña por traficar a través de las fronteras grandes sumas de políticos, empresarios y criminales. Al mismo tiempo, ha sido uno de los principales lobbistas israelíes en Brasil y Paraguay y apareció varias veces en público junto al ex primer ministro israelí Benyamin Netanyahu. Era buscado por la Interpol desde mayo de 2018 por su implicación en el Lava Jato, pero también en Paraguay está imputado por lavado de dinero junto a otros implicados.
Uno de los encargados de esconder a Messer durante su fuga fue Antonio Joaquim da Mota, hacendado y empresario en la frontera entre Brasil y Paraguay, cuya familia está sospechada de complicidad con el crimen organizado en la frontera entre Mato Grosso do Sul y Paraguay, sobre el Alto Paraná. La pista hacia Mota la dio un contrato privado entre una empresa suya y Sérgio de Arruda Quintaliano, uno de los líderes del PCC (Primer Comando de la Capital, la gigantesca organización criminal con centro en São Paulo), que los investigadores encontraron en la computadora de la mujer del traficante.
En este contexto, también el golpe en Bolivia contra el presidente Evo Morales forma parte de este plan (¿de Trump?, ¿del Comando Sur?) para eliminar competencias en el mercado internacional de la droga. La reciente decisión del autoproclamado gobierno interino boliviano de restablecer la cooperación con la DEA libera nuevamente el tráfico a través de la frontera con Brasil y devuelve a EE.UU. el control de la producción boliviana de coca. Coincidentemente, Sergio Moro anunció el sábado 23 que Arturo Murillo, ministro del Interior del gobierno golpista boliviano, informó que extraditará a narcotraficantes brasileños hacia Brasil. Serán muy bienvenidos en los presidios federales de máxima seguridad, donde se reunirán con sus jefes y harán más sencilla la planificación de las operaciones. Esta decisión es parte del cumplimiento del pacto que el gobierno brasileño evidentemente hizo a principios de 2019 con el PCC, para que “pacifique” Brasil, a cambio de dejarlo traficar tranquilo. Parece que el PCC pagó por adelantado, porque durante 2019 el número de homicidios en Brasil disminuyó en 7.000.
La ofensiva norteamericana para la reconquista del mercado de la droga se realiza también en Israel. Después de que el jueves 21 el fiscal general imputara por corrupción al primer ministro Benyamin Netanyahu, el domingo el diputado de Likud Gideon Sa’ar, pidió formalmente al Comité Central partidario la realización inmediata de elecciones primarias. Israel atravesó este año ya dos elecciones parlamentarias (en abril y septiembre pasados) que no arrojaron mayorías claras y, si nadie logra formar un gobierno con suficiente apoyo parlamentario, en 14 días el presidente convocará a una inédita tercera elección en menos de un año. Para evitar este extremo, el desafiante del primer ministro quiere que se adelante la interna, ganarla y formar un gobierno con mayoría dentro del plazo estipulado. El liderazgo partidario aceptó llamar a los afiliados a las urnas, pero recién en seis semanas, por lo que el conflicto dentro del partido conservador probablemente escale.
Este político israelí, con formación en la inteligencia militar y origen argentino por su padre, adhiere a la propuesta de Donald Trump para formar una confederación jordano-palestina en lugar de la inviable solución de “dos estados”. Todo parece indicar que, ante la desestabilización permanente del Medio Oriente por la política guerrerista de Netanyahu y su necesidad de financiarse recurriendo al tráfico internacional de drogas y armas, el presidente norteamericano optó por una solución realista y sacrifica al primer ministro. De paso, neutraliza los efectos del tráfico internacional de drogas y armas sobre la política regional.
El significado de la coincidencia entre las revelaciones de la intromisión israelí en la política argentina, la reconquista de Bolivia por la DEA, los allanamientos en Brasil, el pedido de extradición contra Horacio Cartes y, finalmente, el procesamiento de Benyamin Netanyahu fortalece la hipótesis de que el presidente Trump está tratando de recuperar el control de las regiones bajo su hegemonía y regular los lazos entre el “Estado profundo” y el crimen transnacional organizado. Aunque el presidente norteamericano y sus generales disienten bastante, por ahora están coincidiendo en América del Sur y Medio Oriente. No obstante, EE.UU. ya no está en condiciones de operar durante largo tiempo en muchos frentes a la vez. El riesgo es grande de que la ofensiva se desinfle pronto o de que en algún teatro de operaciones la superpotencia cometa un error que sus adversarios aprovechen. La Historia ha echado a correr, pero nadie sabe para dónde va.

lunes, 18 de noviembre de 2019

Aunque calle, al BRICS le preocupa Suramérica

Como con bronca y junando del rabo de ojo a un costado


El silencio del BRICS sobre los conflictos en América del Sur y el no haber invitado a los vecinos de Brasil muestran el temor del gobierno de este país por el futuro de la región
por Eduardo J. Vior
Infobaires24
18 de noviembre de 2019
Eduardo J. Vior
Cuando se reúnen cuatro de las mayores potencias del mundo, seguro que sus líderes intercambian puntos de vista sobre TODOS los conflictos que aquejan al planeta. Por lo tanto, aquellos que mencionan en su comunicado final son tan importantes como los que no nombran. Al finalizar la reciente reunión del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica) en Brasilia, celebrada el 13 y 14 de noviembre pasados, fue llamativo que el comunicado final no se refiriera a la crisis venezolana, al alzamiento popular en Chile ni al golpe de estado en Bolivia. La respuesta a la pregunta por el porqué de esta omisión debe buscarse en la debilidad del anfitrión. No solamente que Jair Messias Bolsonaro ha convertido a Brasil en un perro faldero de Estados Unidos, sino que su miedo ante los próximos desarrollos en la región lo impulsa a negarlos. Sin embargo, desde mucho antes de Freud sabemos que los fantasmas ocultos siempre retornan.
El pasado jueves 14 se difundió la Declaración de Brasilia. El documento tiene un preámbulo, cuatro capítulos (“Fortaleciendo los sistemas multilaterales”, “Cooperación económica y financiera”, “Coyunturas regionales” y “Cooperación Intra-Brics”). En los nueve ítems del capítulo sobre geopolítica los miembros se posicionan sobre Siria, Yemen, Palestina, la región del Golfo, Afganistán, la península coreana, Libia y Sudán, pero no sueltan ni una palabra sobre los conflictos en Bolivia, Venezuela, Ecuador, Chile y Perú.
Obviamente, el silencio sobre los candentes temas suramericanos se debió a las diferencias de opinión entre los concurrentes. Por ejemplo, todos menos Brasil reconocen al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, mientras que Bolsonaro dio las cartas credenciales al representante de Juan Guaidó, aunque no quitó a Caracas su edificio en Brasilia. Por eso fue que la vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, María Zajárova, declaró el jueves que la invasión de la sede diplomática por un grupo de opositores fue una “provocación” hecha especialmente para perturbar la cumbre.
Los interlocutores de Bolsonaro fueron piadosos con él. A cambio de su discreta disculpa ante Xi Jinping por las agresiones que profirió durante la campaña electoral de 2018, aceptaron callar sobre los conflictos que aquejan la vecindad. La instalación en Brasilia de una segunda sede del Nuevo Banco de Desarrollo (NDB, por su nombre en inglés), el llamado Banco del Brics, y el compromiso brasileño de firmar contratos para importantes obras de infraestructura pesaron más que el silencio en el comunicado final. En definitiva, el presidente brasileño debió retroceder en sus ataques contra China, en sus extremas posiciones proisraelíes y en su seguimiento de EE.UU. en la cuestión climática sin contraprestaciones de sus contertulios. Ya desde la fundación del NDB en 2014 estaba previsto que el segundo presidente del Banco hasta 2024 debía ser un brasileño. Tampoco en este caso Brasilia pudo anotarse algún triunfo.
La débil performance de Brasil durante su presidencia en el BRICS se explica, tanto por su ciego alineamiento con EE.UU. como por los choques de Bolsonaro con sus vecinos. Tradicionalmente, el país sede de la cumbre al final de su período presidencial de un año invita a todos los vecinos, para subrayar su liderazgo regional. Esta vez, por primera vez, Itamaraty no pudo convidar a ningún gobernante de la región, porque su presidente tuvo conflictos con todos o se inmiscuyó en sus conflictos internos o externos. Por lo menos, ahora parece haber encarado una relación sensata con China. No solamente se resignó a que una empresa de ese país participe junto con Petrobrás en la licitación de un yacimiento en el presal frente a Santos, sino que la próxima introducción del 5G en Brasil anuncia, por un lado, un choque con Estados Unidos y, por el otro, una –indeseada- convergencia con Argentina. La “realidad efectiva”, al decir de Maquiavelo, siempre puede más que las fantasías de los gobernantes.
Por lo menos hasta la elección presidencial norteamericana de noviembre de 2020 la guerra abierta que allí se da entre el neomonroísmo de Donald Trump y el globalismo extremo de George Soros obligará a Trump a seguir apoyándose en los senadores de origen cubano Marco Rubio y Ted Cruz, quienes no escatiman esfuerzos, para propiciar cambios de régimen en países que consideran comunistas/socialistas en el continente. Hoy América Latina vive una imponente remilitarización que llevó desde la llegada al poder de Jair Bolsonaro hasta el reciente golpe policíaco/militar/mediático/evangelista en Bolivia. En Brasil veintidós miembros del gabinete de Bolsonaro son militares, entre los que destaca su vicepresidente, el general retirado Hamilton Mourão. La suerte de esta militarización, asociada con el predominio pentecostal, la economía de la droga y un neoliberalismo de manual tendrá una enorme influencia sobre la elección norteamericana de noviembre próximo. La ultraderecha continental está peleando desde posiciones defensivas y contra el tiempo. Por ello es tan extremadamente violenta.
Tanto más importante es el devenir de los procesos que avanzan a contracorriente, como México y Argentina. Sus éxitos relativos azuzan los temores reaccionarios. Que el capitán mesiánico y narcotraficante que ocupa el sillón presidencial en Brasilia haya impuesto a tres de las principales potencias del mundo no hablar sobre América del Sur en el comunicado final de la cumbre del BRICS es, en definitiva, una buena noticia.

lunes, 11 de noviembre de 2019

Se cierra el cerco en torno a Argentina

Otra vez “la hora de la espada”



Eduardo J. Vior
Ante el cambio de gobierno en Argentina, el terrorismo narco derrocó a Morales en Bolivia, mientras Piñera da un autogolpe. ¿Tras la liberación de Lula sigue Brasil? El cerco se cierra.

En su famoso discurso de 1923 Leopoldo Lugones proclamó el advenimiento de “la hora de la espada”. Innumerables golpes de estado y asonadas se sucedieron hasta 1983, de los cuales los de 1955 y 1976 fueron los peores. Ambos fueron preparados por los servicios británicos y norteamericanos mediante asaltos autoritarios en los países vecinos. Ahora se repite la historia. Ante el cercano advenimiento de un gobierno nacional y popular en Argentina, con la ayuda de los gorilas brasileños Estados Unidos está cerrando el cerco alrededor de Argentina.
Este negro domingo 10, después de que las bandas “cívicas” de Santa Cruz asolaran La Paz durante dos días con atentados terroristas, el presidente Evo Morales Ayma presentó la renuncia. Ante la sublevación de la Policía Nacional y la “abstinencia” del Ejército, el día antes había acatado la recomendación de la OEA y convocado a repetir la elección presidencial ya realizada el 20 de octubre pasado.


En realidad, las denuncias por fraude fueron desde el inicio una excusa para el golpe de estado. La radicalización opositora fue empujada por los “comités cívicos” de Santa Cruz, milicias organizadas por los terratenientes sojeros del Oriente, muchos de ellos brasileños con sólidos vínculos con el narcotráfico. Su líder es Luis Fernando Camacho, de 40 años, hijo de la elite cruceña y desconocido hasta el inicio del conflicto, quien marcó el ritmo, hasta entrar este domingo en el Palacio Quemado.
En este contexto, la defección de la policía y la falsa “neutralidad” de los militares invalidaron el apoyo de los movimientos sociales del campo y la ciudad. La hegemonía de los “cívicos” cruceños permite prever la erección de una dictadura terrorista, con masivas violaciones de los derechos humanos, especialmente de los pueblos indígenas, campesinos y trabajadores. Frente al odio racial y clasista de los narcosojeros no habrá “moderación” que valga.


En Brasil, en tanto, la ejecución del “golpe en el golpe” se da por etapas. La alegría por la liberación de Lula no puede ocultar la puja entre la familia Bolsonaro y el alto mando militar por el liderazgo de una nueva fase de represión, persecuciones y entrega del patrimonio nacional. La liberación del líder petista parece desconcertante, porque el Supremo Tribunal Federal (STF) es el mismo que ha legitimado la conspiración desde 2014, hasta ahora sigue avanzando la entrega de la economía brasileña, se intensifica el control militar sobre la información y las comunicaciones, la oposición parlamentaria y mediática calla, el alineamiento ciego con EE.UU. e Israel permanece invariado y el obtuso discurso reaccionario sigue dando el tono del régimen.
Si se acuerda con esta caracterización, es preciso inferir que Lula salió de la prisión por voluntad de las fuerzas dominantes
¿Para qué? Lula fuera de la prisión sirve para justificar todas las idioteces de la prensa oficialista. Se lo puede responsabilizar por todo y culpar por la “inestabilidad” que acarrearía para la política y la economía. Probablemente, la derecha utilice su liberación también como pretexto, para endurecer la legislación represiva y poner un cerrojo a la postulación de candidaturas, si no, directamente, para suspender los derechos constitucionales.
No obstante, como en todo partido de fútbol participan dos equipos, este juego de Estado Mayor puede fracasar por la genialidad del líder del PT. Basta con que la semana próxima, cuando Putin y Xi estén en Brasil para la reunión del BRICS, se dé una reunión confidencial sin micrófonos, para que el rehén se convierta en captor. La próxima elección a la presidencia del PT indicará qué estrategia lleva las de ganar.
También en Chile asoma un cerramiento del régimen, en este caso mediante un autogolpe del presidente Sebastián Piñera
Después de tres semanas de alzamiento popular contra el neoliberalismo y de reclamos por un referendo para una Asamblea Constituyente que sustituya la Constitución dictatorial de 1980 por una democrática y social, el mandatario anunció el jueves 7 el endurecimiento de la legislación represiva y el sábado 9 envió al Congreso un proyecto de reforma parcial de la Constitución vigente, para incluir en ella algunas concesiones caritativas.
Después de una larga fase de titubeo el presidente parece ahora decidido a encarar reformas cosméticas, mientras agudiza la represión. Aunque las manifestaciones de protesta mantienen su masividad, la carencia de legitimidad de las fuerzas opositoras y la falta de un liderazgo alternativo inteligente prolongan la indefinición. Considerando la agudización de la crisis económica y social, agravada por la inestabilidad política, y la ofensiva reaccionaria en la región, es previsible que pronto llegue la hora de las decisiones.
A diferencia del Planalto, el gobierno de Donald Trump se comportó de manera profesional ante el triunfo electoral del Frente de Todos
No solamente el mandatario norteamericano llamó al presidente electo Alberto Fernández el viernes 1º, pocas horas antes de que éste viajara a México, sino que el embajador Edward Prado se reunió este viernes 8 con Sergio Massa y Jorge Argüello junto con congresistas republicanos. En México, Fernández se fotografió con Mauricio Claver, un abogado cubano anticastrista que en el Consejo de Seguridad Nacional es responsable para el Hemisferio Occidental. Es decir, asesora directamente a Trump en los temas de la región. Además, dato clave, viene de representar a EE.UU. en el FMI. AF mantuvo en México también, se sabe, una reunión secreta con un ignoto enviado del Departamento de Estado.


Sergio Massa había visitado Estados Unidos veinte días antes de las elecciones. El tigrense tiene desde hace tiempo como asesor en temas de seguridad a Rudy Giuliani, el ex alcalde neoyorquino que ahora es abogado personal de Trump, un vínculo importante con la Casa Blanca. El dirigente renovador dio una charla en el Wilson Center pero, principalmente, se reunió en forma reservada con funcionarios del Departamento de Estado y del Tesoro, ansiosos de pistas sobre el próximo gobierno.
Massa y Argüello expusieron el viernes sobre la necesidad de la continuidad de las inversiones norteamericanas en el país y buscaron ganar el apoyo de los representantes norteamericanos ante el FMI.
Sin embargo, el golpe en Bolivia y la desdolarización de las tarifas de los servicios públicos pronto van a agriar el idilio. El próximo gobierno argentino va a adoptar una firme defensa de la democracia y los derechos humanos, va a recibir a exiliados bolivianos e insistir en la necesidad de una salida pacífica en Venezuela.
Al mismo tiempo, si quiere contener el flagelo del narcotráfico, se enfrentará a la mafia internacional enquistada en el Planalto y a la DEA. Asimismo, la “reperfilación” de la deuda va a dejar a algún herido por el camino. Finalmente, el forzoso cumplimiento de los acuerdos de cooperación estratégica con China va a chocar con los intereses de EE.UU. Éstos lo saben. Por eso ya cierran el cerco en torno a Argentina que deberemos romper con astucia y constancia.

lunes, 4 de noviembre de 2019

Trump necesita el apoyo de AMLO y Alberto

Con una pequeña ayuda de mis amigos

Infobaires24
3 de noviembre de 2019
La llamada de Trump a Alberto se entiende por la ofensiva demócrata, el estancamiento de la situación en Medio Oriente y la necesidad de llegar  a un arreglo en Venezuela

Eduardo J. Vior
Saludar no obliga a nada y puede reportar un gran beneficio. Con esta idea en mente el presidente norteamericano Donald Trump llamó el viernes 1º a Alberto Fernández, para felicitarlo por el triunfo del domingo 27 de octubre. Con este simple gesto corrigió el dedo admonitorio de su Secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, quien dos días antes advirtió, palabras más o menos, que “las deudas se pagan”. En realidad, el mandatario hizo un pedido de ayuda: en la misma semana en la que la Cámara de Representantes de mayoría demócrata puso en marcha la fase testimonial previa al juicio político contra el jefe de Estado, al llamar a Alberto Fernández antes de que éste viaje a México, Trump le hizo un guiño para que empiecen a conversar. Nada más ni nada menos, pero es mucho.
Tanto López Obrador como Fernández están extremadamente condicionados por los problemas internos y sus constreñimientos internacionales. Después de 37 años de neoliberalismo y de una “guerra contra el narcotráfico” que entre 2006 y 2018 dejó 120.000 muertos, México necesita paz en sus fronteras y que entre en vigencia el nuevo tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá que remplaza al TLCAN que Donald Trump abrogó en 2017. Pero la ratificación del acuerdo en la Cámara de Representantes de EE.UU. depende de la evolución del juicio político contra el presidente norteamericano y López Obrador no puede esperar tanto para recuperar espacio de maniobra internacional. Por ello se abraza fervientemente al vínculo con el venidero gobierno argentino.
Para el próximo equipo peronista, en tanto, la relación con México es una alternativa al bloqueo y sabotaje por el Brasil bolsonarista y la posibilidad, junto con Uruguay y Bolivia, de acordar con las partes del conflicto venezolano una salida pacífica y democrática. Consciente de que no hay alternativa militar, hasta el propio Donald Trump puede estar interesado en un arreglo que dé a empresas norteamericanas con buena llegada a la Casa Blanca una chance en la industria petrolera del país suramericano.
Hasta las elecciones primarias del 11 de agosto pasado Donald Trump no escatimó los gestos de apoyo al gobierno de Mauricio Macri: reuniones, fotos en común, declaraciones y una masiva presión, para que el Fondo Monetario Internacional (FMI) regale el 60% de su capital. Se trataba de evitar que Argentina estrechara sus lazos con China. Sin embargo, Macri fracasó y ahora Washington busca reducir el daño.
Para redondear, el pasado jueves 31 la Cámara de Representantes decidió iniciar el juicio político al presidente Donald Trump por el escándalo conocido como la “trama ucraniana”. Se trata de la denuncia contra el mandatario por haber presionado a su colega de Ucrania, Volodimir Zelensky, para que investigue las actividades empresarias de Hunter Biden, el hijo del ex vicepresidente de Obama, Joseph “Joe” Biden, quien es uno de los principales precandidatos presidenciales demócratas. Cuando en febrero de 2014 un golpe de estado orquestado por EE.UU. derrocó al gobierno ucraniano, Rusia recuperó Crimea y las provincias orientales rusófonas de Lugansk y Donetsk se alzaron en armas contra Kiev y todavía son autónomas. En aquel momento Hunter Biden se incorporó a la dirección de Burisma, la principal distribuidora de gas del país, controlada por el oligarca Mykola Zlochevsky, quien se especializaba en desviar al mercado negro el gas ruso que Ucrania compraba.
Tanto el presidente Obama como el secretario de Estado Kerry y la entonces consejera de Seguridad Nacional Susan Rice conocían las actividades del joven Biden. Sea cierto o no que el presidente Trump presionó a su recién electo par ucraniano, para que investigara a un ciudadano norteamericano (éste es el tenor de la acusación), los demócratas enfrentarán serias dificultades para justificar el proceso y es improbable que el mismo prospere en el Senado, controlado por los republicanos, y en un año electoral. Sin embargo, al poner en marcha la fase testimonial del juicio, la mayoría de la Cámara intenta, a la vez, desprestigiar públicamente al mandatario en plena campaña electoral y agudizar el conflicto con Rusia.
El proceso les sirve también para condicionar la aprobación del Tratado de Libre Comercio con México y Canadá (T-MEC), una de las cartas presidenciales para la reelección, asimismo contestada por la oposición con el argumento de que el presidente no ha apoyado suficientemente a las empresas estadounidenses frente a la nueva política petrolera de Andrés M. López Obrador.
El petróleo tiñe también la política mediooriental de EE.UU. A principios de octubre el Trump ordenó el retiro de las fuerzas norteamericanas de Siria, propició el entendimiento entre Vladimir Putin y Recep T. Erdogan, por un lado, para controlar la frontera sirio-turca, y, por el otro, el acuerdo entre el gobierno de Damasco y las milicias kurdas, para que el ejército sirio se despliegue en el norte y este del país como protección contra Turquía. No obstante, dejó en el país 200 efectivos, para ocupar los pozos petroleros en el Este y seguir exportando en beneficio propio el mineral por 30 millones de dólares mensuales.
A la agudización del conflicto de Medio Oriente contribuye también el bloqueo norteamericano contra el financiamiento internacional de Hizbulá que ha llevado desde hace dos semanas al cierre de todos los bancos de Líbano y a una crisis socioeconómica general que ya ha provocado la renuncia, el pasado lunes 28, del primer ministro sunita Saad Hariri. Con este asedio se pretende empujar al partido de la minoría chiíta libanesa a depender exclusivamente de Irán, para deslegitimarlo internamente y propiciar una nueva invasión israelí. Sin embargo, esta maniobra acarrea peligrosas consecuencias en nuestra región, porque la comunidad libanesa en las Tres Fronteras entre Argentina, Brasil y Paraguay constituye el principal sostén financiero de Hizbulá en nuestro continente. Para preparar este bloqueo, ya hace tres meses los gobiernos de Argentina y Paraguay han etiquetado al partido libanés como “terrorista” y militarizado la zona fronteriza, justificando así la intromisión norteamericano-israelí y opacando el narcotráfico que involucra a funcionarios de todos los gobiernos.
El jefe de Estado de EE.UU. necesita dar señales de liderazgo, para contrarrestar el cerco que los demócratas van a montar en los próximos meses en la Cámara de Representantes. Si bien Argentina no ocupa un papel importante en las percepciones del público estadounidense, el encaminamiento de las negociaciones con el FMI y una gestión diplomática que aliviare la crisis venezolana serían, entonces, muy bienvenidos en el Salón Oval. Por eso es que al presidente estadounidense no le cae mal el vínculo entre Alberto Fernández y AMLO. Si el mandatario mexicano y el futuro jefe de Estado argentino encaminan una negociación exitosa sobre Venezuela que, a la vez, considere el interés económico estadounidense, el jefe de la Casa Blanca podría ayudar a repactar el pago de la deuda con el FMI y a aliviar las tensiones en su frontera sur. Donald Trump necesita una ayudita de sus amigos, pero sabe devolver los favores.