miércoles, 30 de junio de 2021

El accionismo anglo-norteamericano tapa su falta de ideas

 

No por mucho madrugar amanece más temprano

Del Báltico al Hindukush la alianza atlántica está provocando sin cesar roces con Rusia, China e Irán que, calmos, esperan y preparan sus respuestas

Por Eduardo J. Vior
Infobaires24
30 de junio de 2021

Maniobras navales en el Mar Negro, bombardeos norteamericanos en la frontera sirio-iraquí y masivas entregas de armas al ejército afgano son sólo una parte del fuego de artificios diplomático, político y militar que la alianza atlántica ha descerrajado desde Europa Oriental hasta Asia Central después de la reunión cumbre entre Joe Biden y Vladímir Putin del pasado 16 de junio. Suponiendo que así puede imponerse a Rusia, China e Irán, se apresura a crear un hecho tras otro, pero también en la política mundial “no por mucho madrugar amanece más temprano”.

Miembros de la Marina Real Británica marchan a bordo del buque de guerra HMS Defender en el puerto de Batumi, Georgia, el 26 de junio.

El pasado lunes 28 comenzó la OTAN en el Mar Negro el ejercicio Sea Breeze (Brisa marina) que debe durar hasta el 23 de julio. En esta versión participan más de 30 naciones «de seis continentes» (?) que despliegan 5.000 tropas, 32 barcos, 40 aviones y «18 equipos de operaciones especiales y de buceo» en pos de la llamada «interoperabilidad». Más allá de la propaganda, la OTAN está en realidad ocupando áreas del Mar Negro.

La alianza atlántica proclama que «desconoce la anexión ilegal de Crimea por Rusia». En realidad, Crimea se separó de Ucrania en marzo de 2014, después del golpe neonazi que arrebató el poder en Kiev con la masiva ayuda de EE.UU. Para la población mayoritariamente rusa y tártara de la península fue una medida de autoprotección, ante las amenazas de pogrom proferidas por los usurpadores. La reincorporación a Rusia, por otra parte, fue refrendada por el 97% de los votos en un referéndum celebrado a continuación.

Mapa regional del Mar Negro por Spiridon Ion Cepleanu. Fuente: Wikimedia Commons.

Después de la Primera Guerra Mundial, para meter una cuña entre Rusia y Alemania, Inglaterra y Francia fomentaron el “Intermarium”, una entente geopolítica que incluía a los tres países bálticos, Yugoslavia, Checoslovaquia, Hungría, Rumanía, Bielorrusia y Ucrania (estos dos últimos rápidamente incorporados a la naciente URSS). Ese bloque nunca tuvo solidez y se desarmó con la crisis de 1930. Ahora se está impulsando un renovado Intermarium Báltico-Mar Negro, para nuevamente separar a Rusia de Alemania, pero su vigencia requiere la incorporación de Ucrania a la OTAN.

La semana pasada, Sea Breeze tuvo un prólogo farsesco: imagínémonos esperando  el ómnibus en una parada del condado de Kent, en el sureste de Inglaterra, y, de repente, en una papelera encontramos una serie de documentos secretos -casi 50 páginas- que detallan las elaboraciones del Ministerio de Defensa británico sobre el despliegue explícitamente provocador del destructor Defender frente a Sebastopol, la mayor base naval rusa en la costa de Crimea. El ignoto viajero los entregó a la BBC que los dio a publicidad. Obviamente, si hubiera sido un ciudadano consciente, los habría entregado a Wikileaks, pero este ser anónimo quería que fueran filtrados por los agentes de inteligencia infiltrados en la emisora oficial. ¿Fue un error, una infidencia producto de la lucha dentro del gobierno británico o la confirmación de que el affaire con el barco fue una provocación? Probablemente, en parte las tres opciones. Pero Maria Zajarova, vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, lo definió con precisión: “007 eran los de antes”.

Imagen de la Flota del Mar Negro rusa y del buque de patrulla fronteriza que evitó la violación de la frontera rusa por el destructor Defender el 24 de junio pasado.

El pasado 24 de junio, el HMS Defender se adentró en aguas territoriales rusas frente a la base naval de Sebastopol, en Crimea. El Ministerio de Defensa ruso dijo que un buque de patrulla fronteriza lanzó entonces un disparo de advertencia delante del buque británico y un avión Su-24M lanzó cuatro bombas en su cercanía. El gobierno británico, por su parte, rechazó las afirmaciones rusas diciendo que el buque sólo “pasaba” por aguas territoriales ucranianas y negó que haya habido disparos ni que se lanzaran bombas, pero Moscú publicó un vídeo documental irrefutable. Incluso un periodista de la BBC embarcado en el destructor confirmó que el armamento del Defender estaba completamente cargado, mientras se adentraba dos millas náuticas en aguas rusas.

La bolsa encontrada en Kent reveló también que en el gobierno de Londres hubo discusiones sobre la posibilidad de que los británicos, «alentados» por los estadounidenses, dejen comandos en Afganistán después de la retirada de las tropas aliadas el próximo 11 de septiembre, confirmando así la sospecha de que la OTAN no «abandonará» realmente Afganistán por las razones que se explican más abajo.

La cesura que divide Europa se da entre la Unión Europea (UE) y Rusia, pero fractura también la propia UE. En la cumbre del bloque del pasado jueves 24 la Canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Emmanuel Macron despertaron la airada reacción de los países de Europa Central y Oriental, cuando inesperadamente propusieron una reunión cumbre de los 27 con el presidente de Rusia, Vladímir Putin. En la cumbre de la UE Merkel había explicado a sus críticos que es mejor confrontar al presidente ruso con las críticas que tomar decisiones en base a supuestos. Por ahora, la UE sólo publicó una declaración durísima contra Rusia, pero la historia continúa.

Fiel a su estilo, la saliente Canciller no ceja en la búsqueda de un compromiso y este lunes 28 declaró a los periodistas que “el primer paso se ha dado, ya que la UE está examinando los formatos de diálogo directo e identificando los temas». Por su parte, el primer ministro de Francia, Jean Castex, dijo que París apoyaba el impulso de Merkel.

Entre tanto, los movimientos de placas tectónicas en la fractura tectónica entre Eurasia y la Atlántida expandida generan tensiones y movimientos en Oriente Medio y en Asia Central. El lunes pasado a la madrugada la aviación norteamericana bombardeó las posiciones de las milicias populares iraquíes cerca de la ciudad de al-Qaim, en la frontera entre Irak y Siria y al otro lado de la frontera siria, en la zona de al-Bukamal. El bombardeo se saldó con la muerte de cuatro milicianos. Según EE.UU., se trató de una represalia por los continuos ataques con drones contra sus posiciones en Irak.

La respuesta no se hizo esperar: el mismo lunes las tropas estadounidenses fueron atacadas con cohetes en Siria, aunque sin víctimas. Los milicianos dispararon algunas rondas de artillería en las cercanías del campo petrolero de Al Omar, que está controlado por grupos sirios comandados por EE.UU. El intercambio de disparos mostró una vez más el riesgo de escalamiento y la incapacidad norteamericana, para contener a las milicias populares iraquíes.

Desde que las fuerzas populares armadas, mayoritariamente shiítas, desempeñaron el rol principal en la victoria contra el Estado Islámico entre 2014 y 2018, han consolidado su poder político y militar en gran parte del país. Conducidas por el general iraní Qassem Soleimaní hasta su asesinato el 3 de enero de 2020, se han coordinado en las Fuerzas de Movilización Popular (FMP) y ejercen una sostenida presión para que los estadounidenses abandonen el país que ocuparon hace 18 años. De hecho, el año pasado el Parlamento iraquí adoptó por amplia mayoría una decisión no vinculante pidiendo al gobierno la retirada de los ocupantes.

Éstos, por su parte, aunque han reducido su presencia, no sueñan con irse, primero, para mantener una cuña entre Siria e Irán, y segundo, para cuidar la retaguardia de sus fuerzas en el este de Siria, de donde literalmente roban el petróleo y el gas que luego contrabandean a través de la frontera turca.

La conmemoración del 245º aniversario de la independencia norteamericana va a tener este año un dejo muy amargo. Hasta esa fecha el CENTCOM (Comando Central) calcula haber transferido completamente la base de Bagram, su principal centro en Afganistán, al débil y corrupto ejército de ese país. Como nadie espera que después de la partida de la coalición éste soporte la embestida de los talibanes, su eventual captura por el archienemigo pashtún brindaría una imagen de tan fuerte simbolismo como el último helicóptero que abandonó la embajada en la entonces Saigón en 1975. Por suerte, se consuelan en el Pentágono, los talibanes no emprenderán ninguna ofensiva hasta que el 11 de septiembre venza el plazo para la retirada de los aliados, así que por ahora se ahorran el mal trago.

El “casual” hallazgo por un pasajero no identificado de la carpeta secreta del Ministerio de Defensa británico en una parada de ómnibus del condado de Kent confirmó que los aliados pretenden mantener fuerzas especiales en Afganistán después del plazo de su retiro oficial. Al menos en una página, que llevaba la etiqueta «secret UK Eyes Only» (secreto: sólo para ojos británicos) y estaba dirigida al Secretario de Defensa, Ben Wallace, se discutía una solicitud de EE.UU., para que fuerzas especiales británicas permanezcan en el país de Asia Central después de completada la salida de las fuerzas estadounidenses.

Washington ha dicho que quiere seguir apoyando al gobierno afgano en su lucha contra los talibanes, pero para ello necesita bases militares en los países vecinos y la opción preferida sería Asia Central. Tayikistán, Uzbekistán y Kirguistán podrían ofrecer dónde establecer bases, pero los tres temen los riesgos concomitantes y probablemente rechacen la solicitud, lo que refleja tanto el declive del poder estadounidense como la creciente influencia rusa y china en la región. De modo que Washington tendrá que trasladar sus tropas a Oriente Medio y utilizar un portaaviones para las patrullas.

Si así fuera, los aliados se encontrarían en serios problemas, para mantener el control del tráfico de heroína hacia Europa, con el que en los últimos 30 años han financiado sus operaciones en la región. El fin de su control sobre la mitad del mercado mundial de la droga va a tener, además, serias consecuencias sobre su capacidad para mantener el control sobre las mafias estatales y paraestatales entre el Hindukush y el Atlántico.

Mientras tanto, en Siria fueron redesplegados la semana pasada dos cazas rusos Mig-31k, capaces de transportar cohetes hipersónicos Jinzal que pueden volar a 10 veces la velocidad del sonido y alcanzar Gibraltar en menos de diez minutos. Rusia da así una primera respuesta a la provocación atlantista en el Mar Negro, mostrándole que puede bloquear sus comunicaciones entre Europa, África y Asia.

El cruce de cohetes y bombardeos en la frontera sirio-iraquí resaltó la impudicia del saqueo norteamericano del petróleo sirio y su incapacidad para frenar el crecimiento de las milicias populares iraquíes. El avance talibán en el norte de Afganistán y la incapacidad de la alianza anglo-norteamericana para hallar bases alternativas a las que debe abandonar en el país centroasiático ponen, en tanto, de relieve su forzado retiro de Asia Central y la importancia que dan al control del tráfico de heroína, para sostener gran parte de la economía capitalista y las redes mafiosas que la reproducen. En el Mar Negro todavía insisten en provocar a Rusia, hasta que llegue la respuesta. Como el jugador de ruleta que va perdiendo y en su desesperación tira sin ton ni son fichas sobre la mesa, la OTAN ha caído en un accionismo irreflexivo. Sus contrincantes esperan pacientes al momento y lugar para dar una respuesta contundente. Quien ríe último, ríe mejor.

jueves, 24 de junio de 2021

La agresión nazi contra la ex URSS todavía deja huellas

 

80 años después, aprender de la experiencia

El pasado martes 22 el presidente ruso conmemoró la agresión nazi contra la ex URSS en una carta abierta al pueblo alemán llena de referencias a la situación actual de Europa

Por Eduardo J. Vior
Infobaires24
23 de junio de 2021

Al conmemorar este martes 22 el octogésimo aniversario de la invasión nazi contra la ex Unión Soviética, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, dirigió una carta abierta al pueblo alemán que publicó en el semanario Die Zeit (El Tiempo/La Época). No sólo el recordatorio de la bárbara agresión hitlerista, sino también las referencias al momento actual y la coyuntura de su difusión ameritan un análisis cuidadoso. Sobre todo, porque los medios occidentales ignoraron el aniversario y no dieron cuenta del mensaje del mandatario moscovita.

En su artículo dedicado al 80º aniversario del comienzo de la Gran Guerra Patria (así se conoce en Rusia a la guerra entre 1941 y 1945), Putin instó a la comunidad internacional a «reconocer y corregir» los errores del pasado. En el texto, publicado bajo el título “Estar abiertos pese al pasado”, el mandatario recordó cómo el 22 de junio de 1941 los nazis atacaron la URSS. Como consecuencia de la guerra y de la derrota total de Alemania, los soldados soviéticos –dice el presidente- ocuparon el este de ese país “en una misión de liberación, y no para vengarse».

Izq.: Vladímir Putin; der.: soldados soviéticos izando la bandera roja sobre la Puerta de Brandenburgo el 2 de mayo de 1945

Es con esta misma idea que Putin en su mensaje destaca que, tras haber sobrevivido a los horrores de la guerra, los pueblos de Europa «pudieron superar la alienación y restablecer la confianza y el respeto mutuos», embarcándose en un curso de integración. En este sentido, subraya en particular «el papel colosal» de la reconciliación histórica del pueblo ruso y del alemán tanto en el este como en el oeste y en la Alemania reunificada. Clara reivindicación de los tratados de la República Federal con la URSS durante el gobierno de Willy Brandt (1969-74) y de la disposición con la que M. Gorbachov negoció el tratado 4+2 que en 1990 posibilitó la unidad entre ambos estados alemanes.

El presidente puntualizó que Rusia intentó junto con los europeos construir una Gran Europa unida por valores e intereses comunes. Sin embargo, acusó, «prevaleció un enfoque diferente», basado en la expansión de la OTAN, «que en sí misma era una reliquia de la Guerra Fría». Según Putin, la expansión de la alianza hacia el este se convirtió «en la razón principal del rápido crecimiento de la desconfianza mutua». Desde 1999 «han seguido cinco oleadas de expansión de la OTAN», incorporando a 14 nuevos países, incluidas las repúblicas bálticas ex soviéticas. “Contra esta estrategia expansionista argumentó ya a mediados de los años 80 el dirigente socialdemócrata Egon Bahr [uno de los que negociaron los tratados de 1970 con la URSS], quien después de la reunificación de Alemania propuso una reorganización radical de la arquitectura de seguridad para toda Europa”. Además, indicó Putin, muchos países «se enfrentaron a una elección artificial», incluso a un «ultimátum»: o estar con Occidente o con Rusia». En este sentido, recordó que «las consecuencias de una política tan agresiva se pueden ver en el ejemplo de la tragedia ucraniana de 2014», cuando “Europa apoyó activamente el golpe de estado contra el presidente Yanukovich” que “provocó la división del país y la salida de Crimea del Estado ucraniano”. Aseveración que la redacción de Die Zeit se vio obligada a corregir, señalando que para el gobierno alemán no hubo golpe de estado y que Rusia “ocupó ilegalmente Crimea”.

Joe Biden y Vladímir Putin con sus colaboradores en la segunda parte de la reunión cumbre en Ginebra, el pasado miércoles 16 de junio

Según Putin, por efecto de la expansión de la OTAN hacia el este, «todo el sistema de seguridad europeo se ha degradado gravemente», mientras aumentan las tensiones y «los riesgos de una nueva carrera armamentista». Y advierte: «estamos perdiendo las enormes oportunidades que nos ofrece la cooperación. Esto es aún más importante hoy en día, ya que todos nos enfrentamos a los retos comunes de la pandemia y a sus gravísimas consecuencias sociales y económicas”.

“En mi opinión, concluyó, lo principal es que toda la historia de la Gran Europa de la posguerra ha demostrado lo siguiente: la prosperidad y la seguridad de nuestro continente común sólo son posibles mediante los esfuerzos combinados de todos los países, incluida Rusia. Porque Rusia es uno de los mayores estados europeos. Y sentimos nuestros inseparables lazos culturales e históricos con Europa” Y finalmente, “estamos abiertos a una cooperación justa y creativa. Esto también subraya nuestra sugerencia de crear un espacio común de cooperación y seguridad desde el Atlántico hasta el Pacífico, que podría incluir varios formatos de integración, incluyendo la Unión Europea y la Unión Económica Euroasiática.”

La reproducción del mensaje-salutación al pueblo alemán autoriza a sacar varias conclusiones de fondo y de procedimiento: en primer lugar, Putin ha retomado el sueño del general De Gaulle (presidente francés entre 1958 y 1970) sobre la creación de “la Gran Europa del Atlántico al Ural”, pero lo ha extendido –como dijo en otro lugar- “de Lisboa a Vladivostok”. La unidad de la masa continental euroasiática pone a Rusia y a Alemania en su centro, pero excluye al Reino Unido, aunque no define qué sucederá con China.

En segundo lugar, el presidente publicó el artículo en Die Zeit, un semanario liberal que en las décadas de 1960 y 1970 impulsó y sostuvo a la coalición entre socialdemócratas (SPD) y liberales (FDP) que llevó adelante la Ostpolitik, para rescatar el espíritu de entendimiento de aquella época. Pero al mismo tiempo evitó hacerlo en medios de más circulación, para no tomar partido en la campaña para la elección parlamentaria que en octubre próximo debe decidir sobre la sucesión de Angela Merkel.

Al mandatario ruso no se le escapa que dicha votación será una cesura en la historia de Alemania y Europa, porque mientras que el candidato demócrata cristiano (CDU), Achim Laschet, aparece como débil, su más probable rival, la verde Annalena Baerbock, es una furiosa atlantista bajo el manto de un liberalismo universalista defensor de los derechos humanos.

Todavía el miércoles 23, en un mensaje de salutación a la IXa. Conferencia de Moscú sobre Seguridad Internacional (MCIS, por sus siglas en inglés), Putin señaló que «las turbulencias geopolíticas, lamentablemente, tienden a aumentar a pesar de ciertas señales positivas». «También continúa la erosión del derecho internacional y no cesan los intentos de usar la fuerza para promover intereses propios y fortalecer la seguridad propia a expensas de la de los demás», agregó.

Dicha conferencia, organizada por el Ministerio de Defensa de Rusia, tiene lugar del 22 al 24 de junio. En su mensaje el mandatario ruso se refirió además al terrorismo internacional, que «sigue siendo una amenaza especial», y calificó de «muy preocupantes» los conflictos armados regionales, los riesgos de la proliferación de las armas de destrucción masiva, la criminalidad transfronteriza, el narcotráfico y la ciberdelincuencia.

Otro factor que suscita preocupación, a juicio de Putin, es «el continuo incremento de las capacidades y las infraestructuras militares de la OTAN cerca de las fronteras de Rusia, y el hecho de que la Alianza rehúsa examinar las propuestas rusas para reducir la tensión». «Confiamos en que el buen sentido común y el deseo de fomentar una relación constructiva con nosotros acabarán por imponerse a la larga», dijo. «Pero jamás aceptaremos que otros alteren el equilibrio en beneficio propio», advirtió.

«Nuestra intención es seguir contribuyendo a la desescalada de conflictos regionales, el fomento de la paz y de la estabilidad en nuestro continente común», aseguró. Refiriéndose al protagonismo de la Organización de las Naciones Unidas, Putin finalmente destacó que «desde su creación ha sido y sigue siendo la base del sistema de relaciones internacionales». La misión fundamental de la ONU, dijo, es «prevenir una nueva guerra mundial». «Es en el marco de las Naciones Unidas donde pueden establecerse las nuevas reglas del juego; de lo contrario nos encaminaremos a la impredecibilidad y al caos», señaló.

La Liga de las Naciones (1920-39) fue el primer modelo mundial de seguridad colectiva, pero fracasó por su inoperancia y falta de capacidad para imponer sus decisiones.

Cualquier análisis desapasionado de la situación mundial puede constatar que la segunda tendencia está predominando ampliamente. En la década de 1930 Inglaterra toleró gustosa el ascenso del nacionalsocialismo y, por momentos, como en Múnich en 1938, arrastró también a Francia, para que Alemania marchara a la guerra contra la Unión Soviética, se destruyeran mutuamente y Londres pudiera dominar un continente dividido. Recién cuando el Ejército Rojo derrotó a la Wehrmacht en Stalingrado en 1943, Winston Churchill comenzó a cooperar con Josef Stalin contra el enemigo común. En la posguerra, por el contrario, el proceso de integración europea se basó en la cooperación entre Francia y Alemania Federal. Más adelante, la coalición socialdemócrata-liberal alemana equilibró la influencia francesa con la distensión hacia la URSS, pero cometió el gravísimo error de apoyar en 1973 la incorporación de Gran Bretaña a la entonces CEE. Desde entonces el Caballo de Troya atlantista obstaculizó el avance de la integración continental.

Cuando las potencias occidentales y la debilitada URSS negociaron en 1990 sobre la reunificación de Alemania, las primeras impusieron a Gorbachov la integración de la RFA en la OTAN, pero le prometieron de palabra que no se instalarían contingentes de la alianza en la parte oriental y que el bloque no se expandiría hacia Europa Oriental. Como denunció Putin, por el contrario, incumplieron sus compromisos y acercaron peligrosamente el bloque atlántico a la frontera rusa.

Por ello el presidente advierte contra la nueva “cortina de hierro” que la alianza atlántica ha descolgado del Báltico al Mar Negro y las nefastas consecuencias que puede tener para la paz mundial. En la década de 1930 la división de Eurasia abrió el camino hacia la 2ª Guerra Mundial. Claro que en el Sur Global hubo líderes de gran visión, como Getúlio Vargas y Juan D. Perón en América del Sur, que hicieron de la necesidad una virtud y sacaron ventajas para el desarrollo de sus países con independencia y justicia social, pero en las décadas siguientes esos proyectos sucumbieron ante la polarización originada en la división de Eurasia. La integración pacífica de la mayor masa continental del mundo es imprescindible para la paz de todo el planeta. 80 años después de la bárbara invasión nazi contra la Unión Soviética, aprender de la historia no es sólo una lección sino una obligación.

martes, 15 de junio de 2021

Si quiere seguir como gran potencia, EE.UU. debe cambiar

 

Nuevos escenarios exigen nuevos guiones

La cumbre de Ginebra entre Biden y Putin ofrece una chance, para retornar a un equilibrio estratégico, pero, para lograrlo, EE.UU. debe abandonar las fórmulas de los siglos XIX y XX

Por Eduardo J. Vior
Infobaires24
15 de junio de 2021

Al concluir la cumbre del Grupo de los Siete (G-7) en el Reino Unido, el presidente Joe Biden declaró el domingo triunfalista que «Estados Unidos ha vuelto a la mesa». El anciano mandatario partió el domingo de Cornualles hacia Bruselas, donde este lunes habló ante la conferencia anual de la OTAN y de allí siguió viaje hacia Ginebra, Suiza, donde este miércoles se encuentra con su colega ruso Vladímir Putin.

Los estrategas norteamericanos esperan con esta gira recuperar un vínculo fluido con la diplomacia europea, afirmar su liderazgo y, de ser posible, atraer a Rusia a una “coexistencia pacífica” sin China. Por las dudas, ya afianzaron una nueva “alianza del Atlántico” con el Reino Unido, remedando la firmada en 1941 entre Roosevelt y Churchill. Los estadounidenses proponen al Kremlin invertir los términos de la segunda fase de la Guerra Fría: si entonces se aliaron con China (viaje de Nixon a Beijing en 1972), para aislar a la Unión Soviética, ahora quieren establecer con Rusia una cooperación que margine a la República Popular. Repiten las tácticas británicas de los siglos XIX y XX, sin darse cuenta de que el escenario cambió. De una errónea apreciación de la realidad no puede surgir una estrategia correcta.

Los líderes de la OTAN posan para una foto de grupo en la sede de la alianza en Bruselas el 14 de junio

Al terminar este lunes 14 la cumbre de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) en su sede central de Bruselas, los jefes de Estado y de gobierno presentes acordaron la agenda «OTAN 2030», una iniciativa global para garantizar que la alianza esté preparada para afrontar los retos del futuro. Según la agenda, la OTAN intensificará la consulta política y la resistencia de la sociedad, reforzará la defensa y la disuasión, afinará la ventaja tecnológica y desarrollará su próximo concepto estratégico a tiempo para la cumbre de 2022.

Los líderes también tomaron decisiones sobre los ámbitos operativos más recientes: el ciberespacio y el espacio. El bloque acordó en este sentido una nueva política de ciberdefensa que, se supone, debe garantizar que el bloque cuente con sólidas capacidades técnicas, consultas políticas y planificación militar para «mantener nuestros sistemas seguros». En cuanto a Rusia, los líderes de la OTAN dijeron que estaban abiertos a un diálogo político, pero que seguían siendo «claros» en cuanto a los desafíos que supuestamente plantea.

En su declaración sobre la situación internacional manifestaron que China representa “un riesgo para la seguridad”. En el comunicado final se afirma que las «ambiciones declaradas y el comportamiento asertivo de China presentan desafíos sistémicos al orden internacional basado en normas». La OTAN también advierte que está “preocupada” por las «políticas coercitivas» de China, la expansión de su arsenal nuclear y su «frecuente falta de transparencia y uso de la desinformación».

Nunca antes se había mencionado de este modo y con esta centralidad a China. Sin embargo, en el resumen publicado por la agencia oficial de noticias Xinhua no se mencionan los párrafos más agresivos del comunicado y se relativiza su importancia diciendo que “cuando se trata de China, las opiniones e intereses de los aliados europeos son diferentes a los de Washington. Después de la cumbre, la canciller alemana Angela Merkel dijo que la decisión de la OTAN de nombrar a China como un desafío ‘no debería ser exagerada’ porque China, al igual que Rusia, también es un socio en algunas áreas.”

Por su parte, el presidente ruso Vladímir Putin reiteró el domingo durante una entrevista con la cadena estadounidense NBC la necesidad de «previsibilidad y estabilidad» en las relaciones entre Rusia y EE.UU. La entrevista fue emitida este lunes por el canal norteamericano. Durante la tensa conversación en la que el presidente reprendió al periodista por interrumpirlo varias veces, Putin comentó las acusaciones de Washington de que unos piratas informáticos rusos perpetraron ciberataques en EE.UU. y las tachó de «farsa». En ese contexto, Putin instó a que Washington y Moscú sumen esfuerzos en la lucha contra la delincuencia cibernética. El mandatario declaró, asimismo, que está abierto a un intercambio de prisioneros entre los dos países.

La cumbre entre ambos presidentes se realiza a pedido de los norteamericanos, después de que, con un impresionante despliegue de tropas en las fronteras de Ucrania, Rusia puso un límite claro a la provocación británica y ucraniana, cuyo presidente, Volodymyr Zelensky, pretendía recuperar Crimea y el este del país. En ese momento se dio el punto de inflexión: Biden llamó a Putin y le propuso «una reunión en la cumbre en un tercer país en los próximos meses para discutir toda la gama de cuestiones que enfrentan los Estados Unidos y Rusia».

Según la Casa Blanca, el encuentro debería servir para iniciar una discusión sobre «una serie de cuestiones regionales y globales, incluyendo un diálogo de estabilidad estratégica sobre el control de armas”.

La cumbre tendrá lugar en momentos en los que las relaciones entre Moscú y Washington «se han deteriorado hasta su punto más bajo de los últimos años», según declaró Putin. A su vez, el canciller ruso Serguéi Lavrov, previamente había dicho que no se hacía ilusiones de que en Ginebra se vayan a producir grandes avances. No obstante, ambas partes esperan que el encuentro tenga un resultado positivo y se prevé que se discuta una amplia variedad de temas.

Durante su discurso en el marco del Ciclo de Conferencias Primakov, un foro internacional en honor del expresidente del Gobierno ruso y destacado diplomático Yevgueni Primakov, el ministro de Exteriores de Rusia informó el pasado miércoles 9 que Moscú y Washington están llevando a cabo «contactos bastante intensos» sobre estabilidad estratégica.

Vladímir Putin durante la entrevista con la NBC noteamericana el pasado domingo 13

«Hablando francamente, señaló, estamos a favor de un enfoque integral, para tener en cuenta en el diálogo con EE.UU. todos los factores que afectan la estabilidad estratégica.» Y precisó que esto incluye armas nucleares y no nucleares, ofensivas y defensivas.

Al mismo tiempo, durante la cumbre Moscú tiene previsto recordarle a EE.UU. la propuesta rusa para una moratoria en el despliegue de cohetes de medio y corto alcance en Europa, así como las medidas de verificación sugeridas. «Los invitamos a visitar la región de Kaliningrado y ver con sus propios ojos los misiles Iskander y, a cambio, queremos que nuestros especialistas visiten las bases de defensa antimisiles [de EE.UU.] en Rumania y Polonia», explicó Lavrov.

Lavrov recordó también que Vladímir Putin propuso en septiembre del año pasado a EE.UU. «medidas prácticas» para restaurar la cooperación entre ambos países en el campo de la seguridad en el uso de las tecnologías de la información y la comunicación. En el mismo sentido, este martes 15 el viceministro de Exteriores Serguéi Riabkov sugirió que uno de los resultados de la cumbre podría ser el regreso de los embajadores ruso y estadounidense respectivamente a Washington y Moscú de donde fueron retirados en marzo pasado.

Por su parte, Joe Biden anunció que tiene la intención de reclamar, en particular, por las violaciones de derechos humanos. Asimismo, prevé abordar la supuesta injerencia rusa en las elecciones estadounidenses, así como los presuntos ataques cibernéticos a la infraestructura norteamericana. No obstante, el presidente de EE.UU. afirmó el domingo que está «abierto» a la propuesta de Putin de entregar ciberdelincuentes a EE.UU. si Washington hace lo mismo con quienes a atacan a Rusia desde las redes.

El mandatario norteamericano también espera trabajar junto con Rusia «en términos de alguna doctrina estratégica» y sobre cuestiones relacionadas con el clima, declaró. Se prevé, además, que se discuta sobre cooperación económica.

Previamente, desde el Kremlin comunicaron que los mandatarios planean discutir el estado y las perspectivas de desarrollo de las relaciones entre Rusia, incluidas la lucha contra la pandemia de coronavirus y la solución de conflictos regionales.

La semana pasada el presidente Putin había señalado que entre los principales objetivos de Rusia para la cumbre destacan el restablecimiento de contactos personales y de un diálogo directo, así como la creación de mecanismos de interacción que realmente funcionen.

Villa La Grange, Ginebra (Suiza), sede del encuentro entre Joe Biden y Vladímir Putin el próximo 16 de junio

Quien más está influyendo para que Biden adopte una posición sensata es el jefe de la CIA, William Burns, quien tiene una extensa experiencia en el trato con Rusia. Cuando en 2008 en el gobierno de George W. Bush se planeaba convertir a Ucrania y Georgia en miembros de la OTAN, él era embajador en Moscú. El 1 de febrero de 2008, en un cable a Washington después de una reunión con el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguei Lavrov, el diplomático resumió correctamente la posición rusa al respecto titulando «NYET MEANS NYET: RUSSIA’S NATO ENLARGEMENT REDLINES» (Nyet quiere decir nyet: la línea roja de los rusos contra la ampliación de la OTAN). La fina y experimentada mano del ahora director de la CIA se nota ahora en la «Evaluación Anual de la Amenaza de la Comunidad de Inteligencia de Estados Unidos 2021», publicada a principios de abril, un informe notablemente equilibrado y sincero sobre cómo ve Moscú las amenazas a su seguridad.

Rusia no quiere un conflicto directo con las fuerzas estadounidenses, pero denuncia que EE.UU. viene desde hace años tratando socavar a Rusia, debilitar al presidente Vladimir Putin e instalar regímenes pro-occidentales en los estados de la antigua URSS. Por ello, el Kremlin busca un acuerdo con Washington sobre la no injerencia mutua en los asuntos internos de ambos países y el reconocimiento de las respectivas esferas de influencia.

Desgraciadamente, al realismo de Burns se contrapone el simplismo ideológico del secretario de Estado Blinken. En Washington hay demasiados burócratas ideologizados y mercaderes de la muerte interesados en que la cumbre fracase. Hasta que ambos presidentes y sus asesores se reúnan y encuentren un tono sensato y realista, no hay seguridad de que el encuentro sirva para reducir las tensiones.

Al encontrarse en Ginebra, Joe Biden y Vladímir Putin tienen la posibilidad de recomenzar un diálogo estratégico entre ambas potencias que nunca debió abandonarse, pero, para que les sea posible emprender este camino, es necesario que EE.UU. cese de tratar de separar a Rusia de China. El viejo juego británico de los siglos XIX y XX sirvió a los occidentales para dominar Eurasia, colonizar a China y amenazar la unidad de Rusia, pero ahora la situación cambió completamente: la alianza entre Moscú y Beijing es indestructible, se profundiza y amplía cada día. Como entre los siglos XIII y XV, cuando el Imperio Mongol unificó la mayor masa continental del planeta, Eurasia habla con una sola voz y las potencias marítimas han quedado afuera. Ésta es la nueva realidad que enmarca el encuentro del miércoles. Si los norteamericanos dejan de oír a los británicos y aceptan la realidad, existen muchas chances de que puedan establecer con Rusia reglas de convivencia que los beneficien mutuamente. Si, por el contrario, insisten en aplicar esquemas ideológicos de la Guerra Fría o del período de la expansión colonial, se encontrarán con ventanillas cerradas en un contexto en el que ya no son la única potencia dominante. Nuevos desafíos requieren nuevas soluciones, pero para hallarlas, es preciso atenerse a la realidad y olvidar las ideologías.

viernes, 11 de junio de 2021

El problema está en el dinero de Gates, no en Wuhan

 

La elite de EE.UU. usa al mundo para su lucha interna

Sin adversarios internos, la oligarquía norteamericana utiliza la campaña contra China para dirimir en una acerba competencia el rumbo de su estrategia internacional

Por Eduardo J. Vior
Infobaires24
10 de junio de 2021

La orden del presidente Joe Biden a los servicios de inteligencia, para que investiguen, si en el Instituto de Virología de Wuhan hubo en noviembre de 2019 una filtración que pudo haber desatado la pandemia de Covid-19 y la actual campaña de prensa contra la República Popular han reactivado repentinamente las denuncias del gobierno de Donald Trump, cuando hablaba del “virus chino”. Más allá de que, genéricamente, se las pueda encuadrar dentro de la competencia estratégica entre ambas potencias, no parece haber ningún motivo, para el relanzamiento de la campaña antichina. Probablemente, entonces, haya que buscar el detonante en la política interior. Más aún, la chispa parece haberse encendido en una lucha por la riqueza y el poder entre el 1% de milmillonarios que concentra tanta renta como el 50% más bajo de la población. La elite globalista norteamericana está utilizando el espantajo chino, para dirimir el futuro rumbo del Imperio mundial en una feroz lucha interna con consecuencias mundiales. Sin embargo, los más ricos entre los ricos ya no están solos y sus discordias abren la puerta a los enemigos internos y externos.

El 8 de junio pasado el Wall Street Journal (WSJ) publicó un artículo de Michael R. Gordon y Warren P. Strobel reseñando un informe que el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore dio a conocer en mayo de 2020 considerando plausible que el virus que dio origen al Covid-19 haya salido de un laboratorio de Wuhan, en China. En su momento el estudio, preparado por la «División Z» (inteligencia) del laboratorio, fue aprovechado por el Departamento de Estado para sus denuncias contra China en los últimos meses del gobierno Trump.

En realidad, más interesante que el contenido del artículo son sus autores y las circunstancias de su publicación. Michael R. Gordon es corresponsal de seguridad nacional de The Wall Street Journal (WSJ) desde octubre de 2017. Anteriormente, fue corresponsal militar y diplomático de The New York Times durante 32 años. Desde ese medio fue el primero en informar junto con Judith Miller sobre el supuesto programa de armas nucleares de Saddam Hussein en septiembre de 2002. Luego, durante la primera fase de la guerra allí fue el único reportero del periódico incluido en el mando terrestre aliado. Por su parte, su coautor, Warren P. Strobel, cubre los temas de inteligencia y seguridad en la oficina del WSJ en Washington. Ha viajado con siete secretarios de Estado estadounidenses y dos presidentes. O sea que ambos pertenecen al riñón de la inteligencia militar.

La primera pregunta que suscita este “informe” es por qué el presidente Joe Biden ordenó en mayo pasado hacer esta investigación, la segunda se dirige al motivo para dar ahora publicidad a un informe de mayo de 2020 y la tercera indaga sobre el interés de los servicios de inteligencia en el tema.

Agregando más leña al fuego, el pasado 4 de junio el Dr Anthony Fauci, jefe del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, dijo al Financial Times (FT) que los registros relacionados con los investigadores del Instituto de Virología de Wuhan (WIV) y los mineros que enfermaron después de entrar en una cueva de murciélagos en 2012 podrían proporcionar pruebas vitales en el esfuerzo en curso para entender el brote de coronavirus.

 Anthony Fauci, presidente del Instituto Nacional de Alergias

Por su parte, BuzzFeed publicó autorizadamente el lunes 7 un conjunto de correos electrónicos de Fauci, que fue el principal especialista en enfermedades infecciosas del gobierno durante la pandemia del sida en los años 80, durante los ataques con ántrax en 2002 y lo es desde que comenzó la pandemia de COVID. Entre otras cosas, los mensajes revelan que en febrero y marzo del año pasado Fauci y sus asociados y colegas discutían en privado la posibilidad de que el virus se hubiera escapado del Instituto de Virología de Wuhan (WIV, por su nombre en inglés), posiblemente como parte de un programa conjunto financiado por Estados Unidos con los científicos de ese laboratorio. Era por la misma época en la que el jefe de asesores y otros descartaban en público cualquier posibilidad de que el coronavirus se hubiera originado en algún accidente de laboratorio.

Un equipo científico de la Organización Mundial de la Salud (OMS) visitó el WIV en una misión de investigación en febrero pasado e informó asimismo que era «extremadamente improbable» que el virus se hubiera escapado del laboratorio. Según el equipo de la OMS, la transmisión de animal a humano a través de un intermediario es la hipótesis «más probable» sobre el origen del coronavirus.

China ha invitado en dos ocasiones a expertos de la OMS para realizar estudios de rastreo del origen, durante los cuales expertos internacionales y chinos realizaron conjuntamente visitas sobre el terreno, analizaron un gran número de datos, emitieron informes de misión conjuntos y llegaron a conclusiones autorizadas. Según el gobierno chino, el estudio conjunto de la OMS y China “demostró” que la introducción del Covid-19 a través de un incidente de laboratorio era «extremadamente improbable».

Bill y Melinda Gates

Los medios chinos acusan a los norteamericanos de querer interrumpir la “cooperación internacional”, pero en realidad no se trata de cualquiera, sino de la que llevó durante años la Fundación Bill & Melinda Gates con el Instituto de Virología de Wuhan. La fundación, que se encuentra entre las mayores entidades privadas del mundo en su tipo, tiene más de 51.000 millones de dólares en activos. A pesar del recientemente anunciado divorcio de dos de sus presidentes (el tercero es Warren Bufett), la pareja dijo en un comunicado que seguirán trabajando juntos en la entidad benéfica, que dona unos 5.000 millones de dólares anuales a causas de todo el mundo.

Ya en 2010 los Gates decidieron donar la mayor parte de su fortuna -estimada por Forbes en unos 133.000 millones de dólares- a la fundación, a la que entre tanto han transferido más de 36.000 millones. Aunque los abogados especializados en divorcios dicen que la suma comprometida ya no se consideraría propiedad conyugal, no está claro qué puede suceder después del divorcio.

Entre tanto, está aumentando la presión sobre el gobierno norteamericano, para que aclare su compromiso en las investigaciones realizadas en Wuhan: de 2014 a 2019 los Institutos Nacionales de Salud dieron a una organización sin fines de lucro llamada EcoHealth Alliance 3,4 millones de dólares para estudiar los coronavirus de los murciélagos. Esa subvención debía seguir vigente hasta 2024, pero se canceló abruptamente en abril de 2020. Por su parte, el Dr. Fauci ha reconocido que el gobierno de EE.UU. financió indirectamente dichos estudios, pero negó que fuera para la llamada investigación de «ganancia de función», Se trata de un campo de investigación centrado en el crecimiento de generaciones de microorganismos para provocar mutaciones en un virus. Estos experimentos se denominan «ganancia de función», porque implican la manipulación de los patógenos de manera que obtengan una ventaja en o a través de una función como, por ejemplo, una mayor transmisibilidad.

La EcoHealth Alliance es un grupo de investigación no gubernamental concentrado en investigar sobre enfermedades emergentes causadas por interacciones entre humanos y animales. El grupo está regularmente financiado por la Fundación Gates y es dirigido por el Dr. Peter Daszak, una conocida figura de la salud pública que ha trabajado en enfermedades emergentes y es también uno de los fundadores de lo que se conoce como medicina de la conservación, que trata de la conservación del medio ambiente como una de las intervenciones que pueden reducir los problemas de salud pública. Se dice que Daszak fue el organizador de la carta publicada a principios de 2020 en The Lancet, también firmada por otros científicos de renombre, en la que se descartó cualquier posibilidad de que el SARS-CoV-2 se hubiera filtrado desde un laboratorio chino.

Sin embargo, desde entonces el papel de EcoHealth Alliance (EHA) ha estado bajo el escrutinio mundial como «tercera parte» utilizada por el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID) de Anthony Fauci, para financiar la arriesgada investigación sobre el virus en el instituto de Wuhan, aprobada en 2014 por el gobierno de Obama y renovada en 2019 durante la presidencia de Donald Trump.

Preventivamente, desde el comienzo de esta pandemia EcoHealth Alliance redirigió su apoyo hacia India, para crear allí una plataforma integrada de intervenciones de salud pública capaz de hacer frente a las enfermedades zoonóticas transmitidas por los animales a los seres humanos. Para tal fin recibió una subvención de 1,5 millones de dólares de la Fundación Bill y Melinda Gates, que ahora evalúa retirar la subvención.

El reavivamiento de la discusión sobre la eventualidad de que el virus Sars-Covid19 haya escapado de un laboratorio en el Instituto de Virología de Wuhan no parece apuntar principalmente contra el gobierno chino, sino ser parte de una feroz lucha por el poder dentro de los Estados Unidos mismos. No se ha conocido públicamente ningún dato nuevo que justifique relanzar la discusión. Por el contrario, el informe final de la misión investigadora de la OMS después de su estadía en China pareció cerrar las discusiones al respecto. En su momento ese informe fue sostenido por las autoridades de los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU. y por la mayor parte de la comunidad científica internacional. Por lo tanto, corresponde preguntarse por qué en mayo pasado el presidente Biden ordenó que la comunidad de inteligencia investigara sobre esta hipótesis y por qué el Dr. Fauci se desdice ahora de su posición de hace cuatro meses y acusa a China de haber provocado el accidente que habría dado origen a la pandemia.

Ahora bien, la maniobra parece sólo secundariamente dirigirse contra China. Los datos publicados en los últimos meses muestran que el Instituto de Wuhan era sólo uno de los muchos laboratorios en los que la EcoHealth Alliance cooperaba en la investigación de “ganancias de función” por cuenta de la Fundación Bill & Melinda Gates. Este compromiso explica el redireccionamiento de los subsidios hacia India y el apoyo de Fauci a la Alliance.

Desde su fundación en 2000 la Fundación Gates se ha especializado en financiar proyectos de investigación que aplican la técnica de la “ganancia de función”. La misma promete alcanzar resultados de vanguardia, pero encierra enormes riesgos. Por esto, en el marco del divorcio entre Bill Gates y su esposa Melinda se ha sabido que desde hace años ella se había alejado de esta línea de investigación para en su lugar apoyar proyectos de género.

133 mil millones de dólares es mucha plata. Si, tal como acordó el matrimonio, el 95 por ciento de su patrimonio se dona a la fundación, ésta dispondría de una artillería poderosa para orientar el mercado mundial de vacunas, pero también para amenazar a Rusia y China desde la cadena de laboratorios biotecnológicos que se extiende desde Asia Oriental hasta Europa Central.

Los principales competidores de Gates en el mercado farmacéutico tienen interés en intervenir en el proceso de divorcio del matrimonio, para impedir que el patrimonio familiar se invierta en el desarrollo de un gigante farmacéutico y biotecnológico. Por el contrario, la República Popular China no quiere quedar involucrada en una discusión interna de EE.UU., ni ser víctima de multmillonarias demandas civiles y rechaza toda sospecha sobre el instituto de Wuhan.

Resulta absurdo tener que meterse con un divorcio, para escribir sobre política mundial, pero dada la extrema concentración de la riqueza y el poder en EE.UU., los avatares familiares de la oligarquía pueden decidir sobre la vida de decenas de millones de seres humanos. En este debate se juega sobre todo la disposición sobre una inmensa fortuna y su instrumentación para fijar el rumbo del proyecto globalista. La pequeñísima clase dominante de EE.UU. se pelea por el poder y el dinero, como si no tuviera competidores internos y externos, pero ya no está sola ni en su país ni en el mundo. Mientras ellos se pelean, el resto de la humanidad construye futuro y pronto les pasará la cuenta

miércoles, 2 de junio de 2021

Damasco fortalece el eje de la Resistencia

 

El éxito de la elección siria completa el de Palestina

El silencio de los medios occidentales es el mayor elogio de la masiva concurrencia a las urnas y de la solidez que ha adquirido el Eje de la Resistencia contra EE.UU. e Israel

por Eduardo J. Vior
Infobaires24
2 de junio de 2021

No se puede tapar el sol con las manos. El unánime silenciamiento en los medios occidentales de la elección presidencial en Siria del 27 de mayo pretende ocultar el éxito de movilización, unidad y convalidación del liderazgo de Bashar Al Ássad que la misma evidenció y silenciar el consecuente fortalecimiento del Eje de la Resistencia ante un Israel derrotado y unos EE.UU. desorientados. La noticia es la no-noticia: al evitar informar y comentar la manifestación del jueves 27, EE.UU. y sus aliados han demostrado que no han aprendido la lección de la derrota de Gaza y que carecen de rumbo.

En realidad, el resultado de la elección presidencial en Siria no importa; lo significativo es que el proceso electoral se haya realizado y que el 76,64% de los votantes habilitados haya concurrido a las urnas. Resultado tanto más importante cuanto que cerca de un 25% de la población vive en los territorios del norte y noreste, ocupados por las milicias islamistas, el ejército turco y las milicias kurdas protegidas por EE.UU. O sea que en los territorios liberados asistió a votar más del 95% de los electores. 

Mucho antes del sufragio era evidente que Bashar al-Ássad ganaría abrumadoramente, ya que no había competidores con posibilidades, pero no se sabía que eco tendría en la población la convocatoria a votar. Es por ello que la verdadera noticia es la participación electoral, que demuestra la voluntad masiva de permanecer unidos y convivir en un Estado nacional laico, pluriconfesional y pluriétnico.

El convalidado liderazgo de al-Ássad se fundamenta en tres razones: primero, porque nadie cambia de líder en medio de una guerra y una crisis tan brutal. Segundo, porque, quedándose en el país durante toda la guerra, el presidente se ha convertido en el símbolo de la resiliencia siria. Y tercero, porque ni dentro ni fuera del país existen liderazgos alternativos.

Antes de que se anunciaran los resultados de las elecciones, el mismo jueves 27 por la noche decenas de miles de personas se reunieron en varias ciudades para celebrarlo, ondeando banderas nacionales y portando fotos del presidente.

Más del 80% de la población vive en la pobreza y la libra siria se ha desplomado frente al dólar, provocando una inflación galopante. Por esto fue que el lema de la campaña de Ássad («La esperanza a través del trabajo») convocó al pueblo a movilizarse para reconstruir el país. No existen datos fiables sobre el PBI de Siria. Como resultado de la destrucción de la economía, el desempleo (estimado en un 50 por ciento) y la emigración masiva, es probable que en términos reales el PBI de 2020 haya alcanzado sólo el 40% del PBI de 2010 -estimado en unos 60 mil millones de dólares-, el año anterior al comienzo de la guerra. El Banco Mundial calcula que entre 2011 y 2018 Siria perdió de sumar 300.000 millones de dólares a su PBI. La Unidad de Inteligencia de The Economist, por su parte, predice que el PBI sirio también se reducirá en 2021 en términos reales como resultado de la caída del consumo privado real.

Los daños sufridos por la industria y la agricultura durante la guerra civil agravaron la dependencia del país de las importaciones. Sin embargo, la escasez de divisas y la debilidad de la moneda restaron al Estado capacidad para financiar las compras en el exterior, incluidas las de alimentos. Al estallar la crisis del COVID-19, además, las remesas de los trabajadores emigrados también disminuyeron por las crisis económicas resultantes en los países que los emplean. Según un informe del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, que proporciona ayuda alimentaria en Siria, 12,4 millones de habitantes padecen actualmente inseguridad alimentaria, de los cuales 4,5 millones se añadieron a la lista en el último año (durante la pandemia).

El presupuesto sirio para 2021 asciende a 8,5 billones de libras sirias (SYP, 6.770 millones de dólares), mientras que los ingresos del Estado alcanzarán aproximadamente 6 billones de SYP, por lo que el déficit presupuestario previsto es de 2,5 billones de SYP (casi el 30% del gasto previsto). Los ingresos previstos son un 83% inferiores en términos reales a los del presupuesto de 2010. Según un informe del Centro Sirio de Investigación Política, los ingresos no fiscales representaron en 2019 sólo un tercio de los ingresos públicos anuales en comparación con dos tercios en 2010, en gran parte como resultado de la caída de las ventas estatales de petróleo (los principales yacimientos están ocupados por los norteamericanos, que exportan el fósil a través de Turquía). En la última década las pérdidas del país en el sector de los hidrocarburos se estiman en 91.500 millones de dólares.

En 2018 la ONU evaluó que la reconstrucción completa de Siria costaría 250.000 millones de dólares. Irán y Rusia tienen pocas posibilidades de auxiliar financieramente a su aliado, aunque contribuyen enérgicamente a su defensa y a la reconstrucción de sus instituciones. Mientras que Rusia se concentra en sostener la masiva expansión del Estado sirio y su intervención regulatoria en la economía, la República Islámica pone el acento en el desarrollo de las organizaciones religiosas, sociales y asistenciales. Por su parte, China acaba de ratificar esta misma semana su entusiasta apoyo a la reconstrucción del país árabe. Siria tiene sobre el Mediterráneo el puerto de Tartus y, si Irak se estabiliza un poco, puede servir como salida alternativa al mar occidental para la Ruta de la Seda, en paralelo a la ampliación del puerto israelí de Haifa.

El camino de la reconstrucción será largo y difícil, mucho más si los territorios del este y norte siguen ocupados y Occidente mantiene sanciones económicas y comerciales que alcanzan también a las empresas que hagan negocios con el país árabe. Tanto más importante es la demostración de fuerza que el gobierno de al-Ássad ha realizado al conseguir una tan grande concurrencia a las urnas y los multitudinarios festejos. Sólo puede estabilizar el país y atraer inversiones quien demuestre que lo controla y asegura la paz.

Si en 2012 Hillary Clinton decía que los días de Bashar al-Ássad estaban contados, el 26 de mayo de 2021, tras depositar su papeleta en Duma, el presidente sirio respondió a los dirigentes de Francia, Italia, Alemania y Estados Unidos que su opinión al respecto de Siria no vale nada.

Bashar Al-Ássad y su esposa Asma

Al-Ássad ha dejado muy claro que no se va a ir y que ha sobrevivido, resistido y superado la guerra, la insurrección yihadista financiada por terceros países y unas sanciones salvajes.

El Estado sirio cuenta con una base de apoyo suficiente como para mantener el orden y el monopolio de la fuerza. Esta solidez interna repercute en sus relaciones internacionales. Egipto ya propone la vuelta de Siria a la Liga Árabe y Damasco cada día mejora más sus relaciones con países que en la década pasada le fueron hostiles, como Jordania, Emiratos Árabes Unidos o, de manera más tímida, Arabia Saudita, que la semana pasada ha reanudado los vuelos entre ambas capitales. Reincorporar a Siria al mundo mediooriental supone aceptar a Bashar Al-Ássad y su gobierno como interlocutores legítimos.

Lo cierto es que las elecciones presidenciales en Siria no han sido más que un espectáculo, pero un gran espectáculo. El Estado nacional laico ha reafirmado su consolidación, su victoria en la guerra y se ha legitimado de cara a la reconciliación con sus vecinos árabes. Estas elecciones presidenciales probablemente no hayan sido plenamente democráticas, pero han sido el proceso que necesitaban Ássad, el gobierno sirio y la gran mayoría de la población para avanzar e ir poco a poco dejando atrás todo lo que ha supuesto la crisis iniciada en 2011. Junto al triunfo palestino en Gaza y frente a la profunda crisis del régimen político israelí, en vísperas de la elección presidencial iraní, de la que previsiblemente salga vencedor un candidato de la línea dura que acabe con los buenos gestos de Rohaní hacia Occidente, la elección presidencial siria completa un frente que por primera vez en un siglo tiene chances de triunfar contra los imperialismos occidentales y sus colonias en Medio Oriente.