domingo, 8 de junio de 2014

Eurasia reacciona ante el cerco de las potencias marítimas

El oso, el águila, el dragón y el Gran Juego

Año 7. Edición número 316. Domingo 8 de Junio de 2014
Apretón. Los líderes de Rusia y China sellan el pacto económico.
Mientras Washington y Londres buscan cercar a Rusia y China, la UEEA, el acuerdo gasífero ruso-chino, la “Nueva Ruta de la Seda” y el BRICS mudan las reglas del conflicto.

Durante el siglo XIX se llamó el “Gran Juego” a la competencia ruso-británica por la hegemonía en Asia. Con esta lógica, los medios occidentales vieron en la creación de la Unión Económica Euroasiática (UEEA) el pasado 29 de mayo sólo la respuesta rusa al avance occidental, olvidando el simultáneo acuerdo gasífero ruso-chino, la iniciativa ferroviaria germano-china y la próxima ampliación del BRICS, iniciativas con las que el águila alemana, el oso ruso y el dragón chino rompen el marco del “Gran Juego”.
La UEEA, que regirá desde el 1º de enero de 2015, tendrá libre flujo de mercancías, servicios, capitales y trabajadores, así como políticas comunes en los sectores económicos centrales. El nuevo mercado común tiene 170 millones de habitantes, el 20% del gas y el 15% del petróleo mundiales. En el acto fundacional, Vladimir Putin adelantó que la nueva Unión impulsará el comercio libre con Vietnam y la cooperación con China. También buscará acuerdos comerciales con Israel e India y crear una moneda común, aunque sin plazo determinado. Armenia, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán ya presentaron sus solicitudes de adhesión.
Poco antes, a mediados de mayo, el viceprimer ministro Dmitry Rogosin visitó Damasco, donde sesionó la Comisión Intergubernamental Ruso-Siria que habría tomado tres grandes decisiones: 1) incorporar a Siria a la UEEA; 2) mantener la entrega a Damasco de las armas autorizadas por la ONU y firmar en Moscú en agosto un Tratado de Cooperación Militar para ampliar la base naval rusa de Tartus y entregar a Siria las fotografías satelitales rusas; y 3) que Rusia financie la reconstrucción de Siria, para que ésta conserve sus derechos de tránsito sobre el gasoducto saudí-qatarí que atraviesa su territorio.
Cuando el presidente Xi Jinping estuvo en Alemania a fin de marzo pasado, viajó a Duisburg, un tradicional nudo comercial y siderúrgico en la confluencia de los ríos Ruhr y Rin donde está el mayor puerto de aguas interiores del mundo que enlaza toda Europa Occidental, por lo que China lo eligió como terminal del nuevo ferrocarril desde Chongqing, sobre el río Yangtsé. Con la “Nueva Ruta de la Seda“ Beijing y Berlín aseguran su comercio y bajan los costos. Desde 2011 la ferrovía “Yu-Nueva Europa” redujo la duración del transporte de mercancías de cinco semanas (por mar) a doce días, igual que la conexión entre Chengdu, en el centro-oeste de China, y Lodz, en Polonia, inaugurada en 2013. Para eludir el cerco marítimo y abaratar sus mercancías, China está construyendo una gigantesca red para trenes de alta velocidad que atraviesan su territorio, equilibrando el desarrollo regional, y toda Asia. Ya tiene conexiones con Vietnam, Laos y Tailandia. Otras se construyen hacia puertos propios en Myanmar y Pakistán. Está renovando el ferrocarril transiberiano junto con Rusia y construyendo otro por Kazajistán, Rusia, Bielorrusia y Polonia. También se prevé una línea que, por Kirguistán, Tayikistán, Afganistán, Irán, Armenia y Turquía, llegue a Europa por el nuevo túnel bajo el Bósforo. Otros ramales secundarios irán al sur de Vietnam, Singapur e India. Antes de viajar a Europa, Xi Jinping recibió en Beijing al príncipe Bin Abdulaziz Al Saud, heredero del trono saudí, y obtuvo la participación árabe en la construcción de la infraestructura logística y de servicios de la nueva red ferroviaria.
Al mismo tiempo que fundaba la UEEA, durante una visita a Shanghai Putin acordó con Xi Jinping la venta de gas ruso por 30 años por un total de 400 mil millones de dólares, aunque sin trascender a qué precio. Ambos países invertirán 70 mil millones de dólares en los poliductos y la infraestructura conexa. El acuerdo da a Putin un gran poder de presión, porque si Europa reduce sus compras de gas ruso, Gazprom puede vender el excedente a China, mientras que EE.UU. nunca podrá entregar a la UE gas natural licuado (GNL) en cantidad y precio suficientes.
Llevando la competencia hegemónica a otros continentes, en la próxima cumbre del BRICS en Fortaleza (Brasil), el 16 de julio próximo, se fundarán un Banco y un fondo de estabilización financiera y cambiaria. También se propone crear un consejo con presidencia y mandato, incorporar nuevos países (entre ellos, Argentina) y formar subcomités en cada uno de los cuatro continentes de la organización. Brasil, Rusia e India contribuirán al fondo con 18 mil millones de dólares cada uno; Sudáfrica pondrá cinco mil millones y China, 41 mil millones, o sea un total de cien mil millones. Probablemente el Banco y el fondo tengan sus sedes en Shanghai. En Fortaleza también se tomarán medidas contra el espionaje en Internet.
EE.UU. pivotó en Ucrania para cercar a Rusia, desestabilizarla y fragmentarla, mientras China mantuvo el buen trato a la vez con Moscú y Berlín. Al fundar la UEEA, Rusia recuperó su cinturón de seguridad y con Siria rompió el cerco occidental, mientras que el acuerdo gasífero con China independiza a ambas del chantaje norteamericano. La “Nueva Ruta de la Seda” asegura a Alemania, Rusia y China su conectividad, aumentando la seguridad de su comercio y dándoles acceso al mercado centroasiático con proyecciones hacia el sur. Finalmente, el Banco y el fondo financiero del BRICS junto con los nuevos miembros permiten a las potencias euroasiáticas desbordar los límites del “Gran Juego” y contraatacar en todos los continentes. A casi cien años de la Primera Guerra Mundial, mayo de 2014 ha sido el punto de inflexión de la Segunda Guerra Fría en el que Eurasia contraatacó para restablecer el equilibrio estratégico. La paz todavía es posible.

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Eduardo J. Vior