sábado, 24 de agosto de 2019

La corrupción llega de Asunción a Brasilia

La profunda crisis paraguaya desestabiliza la Cuenca del Plata 

A pesar de que un pacto espurio entre facciones del oficialismo salvó a Mario Abdo del juicio político, Bolsonaro quedó implicado y el acuerdo por Yaciretá está cuestionado

por Eduardo J. Vior
Infobaires24
24 de agosto de 2019
Eduardo J. Vior
Mientras que los incendios en la Amazonia ayudan a Jair Bolsonaro a distraer la atención pública nacional e internacional, continúa la crisis de la trama entre negocios energéticos y el narcotráfico que gobierna Paraguay, ya comienza a afectar al presidente brasileño y su familia y pone en discusión el acuerdo con Argentina sobre Yaciretá. La lucha por el control de Paraguay fermenta pronta a estallar.
Si bien el contubernio entre Mario Abdo Benítez y su antecesor, Horacio Cartes, salvó el martes 20 al primero del juicio político, la presión de la oposición y la indignación ciudadana impiden silenciar la crisis desatada por las revelaciones sobre la negociación secreta con Brasil en torno a la compra/venta de la energía de Itaipú. El gobierno paraguayo ha quedado gravemente debilitado y su flaqueza contagió a su socio brasileño, después de que la Cámara de Diputados, en Brasilia, comenzó a investigar el rol de la familia presidencial en el arreglo ilegal. Entre tanto, el entuerto internacional alcanzó a Yaciretá, sobre la cual Argentina y Paraguay firmaron en 2017 un acuerdo ahora cuestionado por la oposición paraguaya.
La polémica por la firma secreta de un entendimiento entre Brasil y Paraguay sobre Itaipú promete seguir acosando al presidente paraguayo Mario Abdo Benítez, quien el martes zafó de un juicio político gracias a un compromiso de unidad de los diputados oficialistas. Sin embargo el escándalo ahora salpica al expresidente Horacio Cartes, quien en 2017 firmó un acuerdo con Mauricio Macri por Yacyretá que fue rechazado por la oposición paraguaya denunciando daños para el país.
El miércoles por la tarde, en diálogo una entrevista radial, el líder del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), Efraín Alegre, asimiló el acuerdo Cartes-Macri al firmado recientemente con Brasil, por su secretismo. Según Alegre, el documento sobre Yacyretá “reconoce deudas que no fueron auditadas” y, consecuentemente, pidió que sea dejado sin efecto. Consultado por la reciente licitación del brazo Aña Cuá de la represa argentino-paraguaya, el líder opositor señaló que “también está en discusión. Hay muchas cosas que generan sospechas”.
La modificación del Tratado de Yacyretá introdujo cambios relativos a la cogestión igualitaria y a la deuda de la Entidad Binacional de Yacyretá (EBY). La oposición sostiene que ese acuerdo resulta más favorable a Argentina y que las concesiones hechas allí podrían servir de mal precedente al momento de renegociar con Brasil en 2023 el Tratado de Itaipú. La oposición se niega especialmente a reconocer una deuda de la EBY con el Tesoro argentino superior a 4.000 millones de dólares. Hace dos años tanto el Frente Guasú como el PLRA se opusieron a la aprobación de las notas reversales.
La oposición renovó su rechazo del acuerdo sobre Yaciretá como reacción ante el pacto de unidad oficialista para archivar el pedido de juicio político contra el presidente. El debate del martes se polarizó entre los colorados, que hacían una férrea defensa al Gobierno, y la oposición, que acusó a éste por mal desempeño y comisión de delitos.
La dirigencia opositora, en tanto, convocó a una gran movilización en Asunción y numerosos puntos del país para este sábado 24 desde las 9 hs. En la Capital, en la plaza Juan O’Leary, se instalará una “carpa de resistencia patriótica”.
El contubernio colorado se puede romper en cualquier momento, como demuestra la decisión del Senado del jueves 22 de investigar los puertos clandestinos sobre el Lago de Itaipú donde tiene intereses el expresidente Horacio Cartes. Por esos puertos se contrabandean a Brasil tabaco, drogas, armas y otros productos. Especialmente terratenientes brasileños con propiedades en Paraguay están envueltos en esas maniobras, pero la Justicia de ese país no se entera.
El arreglo para salvar a Mario Abdo choca con una imprevista consciencia patriótica de la población, que está alerta y sigue movilizada, debilitando al gobierno. Esta disolución del poder irradia ahora a los países vecinos.
Bolsonaro esperaba silenciar el escándalo, pero no le será fácil. El martes 13 de agosto la Cámara de Diputados convocó al canciller Ernesto Araújo, al ministro de Minas y Energía, el almirante Bento Costa Lima Leite, y al copresidente brasileño de Itaipú Binacional, el general Silva e Luna, para que declaren sobre el acuerdo. La oposición trata así de juntar pruebas para poder abrir una Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI, por el nombre en portugués) sobre la relación entre la empresa distribuidora de energía Léros, el gobierno paraguayo y la “familia presidencial” brasileña.
Esa conexión salió a la luz, al saberse por el exdirector de la Agencia Nacional de Energía de Paraguay (ANDE), Pedro Ferreira, que en la negociación secreta del acuerdo sobre Itaipú se suprimió del acta el ítem 6, que daba a ANDE autorización para vender en Brasil la electricidad excedente de la usina por cuenta propia y sin intermediarios. Al abolirse el artículo, Itaipú Binacional quedó facultada para vender ese volumen de energía a quien quisiera, en este caso a la empresa Léros, que así monopolizaría la reventa de 300 megavatios excedentes. Ahora bien, esa empresa fue vinculada por un joven asesor del vicepresidente paraguayo, Hugo Velázquez con la familia Bolsonaro. Este asesor presionó a las autoridades de ANDE, para que avalaran el acuerdo con Brasil, porque era –según dijo- “un deseo de la familia presidencial” brasileña. Según mencionó entonces, su interlocutor era el empresario paulista Alexandre Giordano, representante de Léros Energia. Giordano es el primer suplente del Mayor (de la Policía Militar paulista) Olímpio, líder del PSL (el partido de Bolsonaro) en el Senado. “Agitar esta historia traba la votación de Eduardo Bolsonaro como embajador en EE.UU.”, estimó el diputado Carlos Zarattini, autor de los pedidos de indagatoria.
Según encuestas recientes, Mario Abdo Benítez tiene un rechazo de casi el 80% de la población y sólo se mantiene en el cargo, porque el ala opositora del Partido Colorado, liderada por Horacio Cartes, decidió archivar el pedido de juicio político. Es todavía muy temprano, para saber si la agitación popular se mantendrá en Paraguay. Tampoco puede saberse ya, si la oposición brasileña conseguirá la formación de una CPI que investigue la corrupción de la familia Bolsonaro. Sin embargo, dada la debilidad del gobierno paraguayo, es previsible que los escándalos se sucedan impliquen a Argentina y Brasil. Tanto más importante es contar con gobiernos democráticos y transparentes que puedan resolver estas crisis en marcos institucionales. Jair Bolsonaro y sus ministros pueden gritar contra Argentina y amenazar a su futuro gobierno, pero cuanto más manchados queden por sus turbios negocios, más débiles estarán al momento de negociar. Más les conviene, pues, hacerlo más temprano que tarde.

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Eduardo J. Vior