viernes, 15 de octubre de 2021

Washington manda a Beirut una incendiaria muy peligrosa

 

14/10/2021 20:14 - Opinión

¿Pretende EE.UU. provocar una guerra en Líbano?

En llamativa coincidencia con la llegada a Beirut de la subsecretaria de Estado, Victoria Nuland, francotiradores falangistas dispararon contra una pacífica manifestación chiíta y mataron a seis personas

Eduardo J. Vior

Por Eduardo J. Vior
Agencia Télam
15-10-21

Victoria Nuland, subsecretaria de Estado de EEUU. Foto: TW @UnderSecStateP
Victoria Nuland, subsecretaria de Estado de EEUU. Foto: TW @UnderSecStateP


Milicianos falangistas dispararon el jueves por la mañana en Beirut contra una manifestación de los partidos chiítas Amal y Hezbolá matando a seis personas. La marcha pedía la destitución por parcialidad del juez a cargo de la investigación sobre el incendio del puerto de la capital libanesa en agosto de 2020. Por su parte, el Partido Fuerzas Libanesas reconoció su autoría en la masacre y la reivindicó como “necesaria para librar a Líbano de la tiranía de Hezbolá”.

Sintomáticamente, el atentado coincidió con la llegada a Beirut de la subsecretaria de Estado de EE.UU. para Asuntos Políticos, Victoria Nuland, la misma que en febrero de 2014 adquirió fama mundial, cuando ordenó a su embajador en Kiev hacer caso omiso de los reparos de la Unión Europea y forzar el golpe de estado. Para ello usó una frase soez (“f…ck the EU”, “me c… en la UE”) que rápidamente trascendió a los medios de todo el mundo. Nuland llegó a Beirut procedente de Moscú, donde el miércoles mantuvo una reunión con su par ruso, Serguei Riabkov. En un comunicado posterior de la cancillería rusa se calificó la reunión como “extremadamente franca”, una paráfrasis para indicar que no se pusieron de acuerdo en nada. Que Victoria Nuland llegara a Beirut en simultáneo con la masacre despertó las susceptibilidades de muchos.

Cientos de partidarios de Hezbolá y su principal aliado chiíta, Amal, marchaban el jueves a la mañana hacia el Palacio de Justicia de Beirut, cuando francotiradores les dispararon desde los tejados, lo que obligó a los atacados a ponerse a cubierto y a su servicio de orden a responder con las armas. El tiroteo se generalizó entonces y duró algunas horas, hasta que se pacificó.

Entre tanto, el canal de TV Al-Manar difundió los nombres de tres comandantes de las Fuerzas Libanesas (cristianos maronitas) que dirigieron a los emboscados y apuntó contra su jefe histórico, Samir Gaegae. Por su parte, Hezbolá y Amal emitieron un comunicado conjunto en el que condenaron el ataque terrorista y llamaron al gobierno y al Ejército Libanés a esclarecer el hecho. A su vez, el mando militar informó que tiene identificados a diez implicados en el ataque.


Esta violencia se produjo luego de semanas de intensas tensiones en torno al juez Tariq Bitar, quien lleva la investigación sobre la explosión en el puerto de Beirut el 4 de agosto de 2020, que dejó más de 200 muertos y miles de heridos. En la misma acusó a varios funcionarios por negligencia y corrupción pero fue denunciado por ser parcial y este miércoles había suspendido el procedimiento.

Tiroteo en Líbano. Foto: AFP.
Tiroteo en Líbano. Foto: AFP.


Mientras Beirut ardía, el primer ministro Nayib Mikati y el jefe del Parlamento, Nabih Berry, recibían a la subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos de Estados Unidos, Victoria Nuland, que acababa de llegar. Casada con Robert Kagan, uno de los mayores representantes del neoconservadurismo norteamericano, Victoria Nuland representa las corrientes más duras de la diplomacia de su país. Desde 1993 hasta 2017 sirvió bajo todos los gobiernos, hasta convertirse en subsecretaria de Estado para Europa (2013-17). En ese papel se dio su tristemente célebre desempeño en Ucrania.

La subsecretaria está haciendo su gira en el peor momento de la diplomacia norteamericana desde la Segunda Guerra Mundial. Derrotado en Afganistán, EE.UU. ha perdido pie en Asia Central y en los próximos meses deberá irse de la Mesopotamia y de Siria. En Europa Oriental, en tanto, su presión sólo ha conseguido una alianza más estrecha entre Minsk y Moscú, Turquía sigue dentro de la OTAN, pero compra artillería antiaérea a Rusia. Hezbolá está paliando la crisis energética libanesa con petróleo iraní y, si la elección de marzo permite formar gobierno, el país de los cedros podrá estabilizarse con ayuda ruso-siria y financiamiento chino. Por algo Israel dejó de atacar a Siria y Líbano, aunque siga apoyando a los falangistas libaneses y librando su guerra en las sombras contra Irán.

No hay evidencias que conecten la visita de Nuland en Beirut con la masacre del jueves a la mañana, pero la coincidencia es demasiado llamativa. Si Líbano se estabiliza, tenderá a integrarse con Siria y aumentará la marginación de EE.UU. en Oriente Medio. Sólo a ellos y a Israel puede interesarles que Líbano se hunda nuevamente en el caos de una guerra civil, como entre 1975 y 1990, pero ésta sería una catástrofe de dimensiones regionales o aún más. Sin embargo, 2021 no es 2014 y Líbano no es Ucrania. Esta vez Victoria Nuland no podrá vociferar “f..ck the Russians” (“me c… en los rusos”).

*Dr. en Ciencias Sociales y Analista internacional

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Eduardo J. Vior