domingo, 28 de octubre de 2012

Brasil: lucha por el poder en cuotas

Una elección, dos ganadores
Año 5. Edición número 232. Domingo 28 de octubre de 2012
El lulismo perdió en el juicio del mensalão. Hoy tiene revancha electoral en San Pablo. 
 
En la Universidad de la Integración Latinoamericana donde enseño, di esta semana una clase sobre “Formas de la política en América latina”. Todo anduvo muy bien, hasta que al terminar abrí la discusión preguntando: “¿Qué nos dice hoy la política?”. Como disparados por un resorte, los alumnos brasileños empezaron a hablar de la corrupción y del proceso por desvío de fondos conocido como mensalão. Cuando les plantée mis inquietudes sobre las condenas dictadas en base a indicios, un alumno mayor me respondió: “A mí no me importa si son culpables, sino que los condenen”. Ante mi horror, una alumna todavía aclaró que “estamos todos tan cansados de la corrupción de los de arriba que es un avance que empiecen a condenar a algunos de ellos”. Vox populi.
La trasmisión televisiva directa del juicio del mensalão en el Supremo Tribunal Federal (STF), con las buscadas sobreactuaciones de los jueces y la imagen mediática de “juez de la nación” que del futuro presidente del cuerpo, Joaquim Barbosa, representa un éxito de la derecha brasileña. Tanto más necesitan los conservadores este instrumento cuanto que las elecciones municipales de 2012 están llegando este domingo a su fin con una respetable consolidación de la coalición gobernante. La propia Datafolha (del conservador Folha de São Paulo) prevé que Fernando Haddad, candidato del PT a la alcaldía de San Pablo, alcance el 49% de los votos, mientras que José Serra, del PSDB, llegaría al 34%.
En Salvador de Bahía, la segunda ciudad más importante en la que hoy se vota, las estimaciones de Ibope(la mayor empresa de estudios de opinión de Brasil) dan como ganador al archiconservador Antonio Carlos Magalhaes Neto (Demócratas, DEM), con 47% de los votos contra 39% que obtendría el candidato del PT, Nelson Pelegrino. De este modo, la vieja familia oligárquica de los Magalhaes vuelve al poder político que ejerció durante medio siglo. No obstante la derrota, Pelegrino aprovechará su capital electoral en la Cámara de Diputados federal, donde coordina la bancada del PT.
En la tercera gran ciudad en juego, Curitiba (capital de Paraná), el seguro triunfo de Gustavo Fruet (del Partido Democrático Laborista, PDT), con el 52% de intención de voto según Datafolha, aleja la amenaza pentecostal representada por Ratinho Jr. (del Partido Social Cristiano, PSC) quien, aunque ganó con el 34% en la primera vuelta, fue incapaz de sumar aliados para la batalla final. El triunfo de Fruet abre a la vez el camino para que sus aliados del PT lancen en 2014 la candidatura de la Jefa de la Casa Civil de la Presidencia, la Senadora Gleisi Hoffman, a la gobernación de este quinto estado más importante. Ella y su esposo, el ministro de Comunicaciones Paulo Bernardo, pertenecen al ala tecnocrática del PT y cuentan con el apoyo de la Itaipú Binacional, la productora de electricidad más grande de Sudamérica, con sede en Foz de Iguazú.
Las restantes 47 ciudades que van hoy a las urnas pertenecen al grupo de las medianas, con más de 250.000 electores. Hay algunas importantes, como Fortaleza, capital de Recife, o Florianópolis, capital de Santa Catarina. La tendencia predominante es que en esas ciudades crezca el PT, mientras que en las grandes obtiene resultados dispares. La importancia de la votación no reside tanto en la cantidad de gobiernos municipales que conquisten los partidos, sino en la influencia que estas elecciones ejerzan sobre la articulación de las alianzas en el Congreso Nacional y sobre la preparación de las candidaturas para gobernadores y parlamentarios para 2014.
En este punto se enlazan las elecciones municipales con el proceso por el mensalão. En el ímpetu de la exitosa campaña paulista (su triunfo personal) Lula reclamó la reforma de la legislación de medios, para acabar con el monopolio de las seis familias que controlan el 90% del mercado informativo. La escenificación del proceso por los jueces supremos debe entenderse entonces como anuncio de la voluntad de la mitad de ellos de cogobernar el país. Como comentó en Carta Capital el constitucionalista paulista Pedro E. Serrano: “Uno de los aspectos que ya se plantea como polémico en el juicio del mensalão es el del empate en las decisiones de la Corte, ante la jubilación compulsoria del ministro Cezar Peluso y la demora en la asunción de su remplazante. Los medios han mostrado abundantemente las divisiones entre los ministros. Como sabemos, los medios son el vehículo más usado últimamente para la difusión de las opiniones de los jueces de nuestra Corte Suprema, un comportamiento muy peculiar del Brasil, extraño a cualquier Corte Superior del mundo civilizado”.
Al quedar reducida a diez ministros y éstos estar divididos en dos bloques iguales, se presentan frecuentes y ruidosos empates. La televisión escenificó entonces una curiosa discusión pseudotécnica sobre si el presidente del Tribunal debía desempatar, omitiendo el detalle –subrayado por Serrano– de que en la Constitución está fijada la presunción de inocencia del inculpado en caso de duda.
Evidentemente, ante la imposibilidad de vencer al PT y sus aliados en las urnas y ante la perspectiva de que el gobierno impulse la regulación democrática de los medios de comunicación, la derecha quiere colocar al STF por encima de los otros dos poderes del Estado, para obtener con cinco votos togados y televisivos lo que no pudo ganar en las urnas. Se avecinan dos años de duros combates por el poder.

lunes, 22 de octubre de 2012

Brasil recupera su territorio urbano

Favelas rigurosamente vigiladas

Año 5. Edición número 231. Domingo 21 de octubre de 2012
En la mira. Un comando de elite de la policía militar toma el control de una barriada carioca.
Radiografía de la “acción cívica” que se despliega tras la ocupación policial de las favelas en la Zona Norte de Río de Janeiro.
Centenares de habitantes de las favelas de Manguinhos y Jacarezinho, en la Zona Norte de Río de Janeiro, se reunieron el viernes por la mañana con el comandante del Batallón de Operaciones Policiales Especiales (BOPE), René Alonso, en el galpón de la escuela de samba Unidos do Jacarezinho. La reunión tuvo como objetivo explicar a la población algunos aspectos de la ocupación policial de la favela, realizada el domingo pasado casi sin disparos.
“Queremos garantizar a todos una vida normal”, afirmó el comandante. Los vecinos estaban en principio satisfechos con la reunión, pero plantearon sus expectativas: “Precisamos ver cómo llegarán los servicios a la comunidad: agua, luz, etc. Si el BOPE hace bien su trabajo, va a ser óptimo”, dice Fabíola Alves, de 28 años, vecina de Jacarezinho. Es que, aunque tiranizaban a la población, los narcos y las milicias aseguraban los servicios esenciales. Era casi un gobierno paralelo.
Paulatinamente se ha establecido un patrón en las operaciones de ocupación de favelas: antes de atacar se realiza un amplio trabajo de inteligencia y de propaganda, advirtiendo sobre el próximo operativo. Las ocupaciones se realizan con la BOPE, respaldada por el Ejército y/o la Marina. Son acciones breves, con gran despliegue de fuerza, para intimidar a los narcotraficantes y desalentar toda resistencia.
A estas operaciones las acompaña una sistemática y planificada acción de prensa. Como señala la Agencia de Noticias de las Favelas, con sede en Jacarezinho, “la cobertura de los medios brasileños se centra en las autoridades, acompañando la operación policial, informando sobre sus dimensiones, qué cantidad de drogas y armas se requisaron y el anuncio de las medidas de infraestructura a implementarse. Los medios internacionales, por su parte, califican estas operaciones como ‘limpieza’ de la ciudad para prepararla para la Copa del Mundo de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016”.
Y continúan los periodistas favelados: “Todos los medios insistieron el fin de semana pasado en que en los últimos años, Jacarezinho y Manguinhos se habían convertido en centros violentos de tráfico de drogas. Pero esta visión unilateral oscurece que estas grandes comunidades son lugares de resiliencia, resistencia y creatividad que durante toda su historia fueron abandonadas y atacadas por el Estado. La ocupación del fin de semana pasado es un punto de inflexión, pero las voces de la población están notoriamente ausentes en los relatos sobre estos acontecimientos”.
El Batallón de Operaciones Policiales Especiales (BOPE), responsable por las ocupaciones de las favelas, es la tropa de élite de la policía militar de Río de Janeiro. Su entrenamiento se asemeja al de los Rangers, el SWAT y otro tipo de brigadas especiales. Cuentan con todo el apoyo del gobierno federal, pero, como han sido muy criticados por sus violaciones de los derechos humanos, el gobierno estadual sigue atentamente las operaciones policiales, para preservar la imagen pacificadora de su gestión.
Las Unidades de Policía Pacificadora (UPP) que siguen a la BOPE marcan la diferencia. Se trata de una policía que no persigue a los delincuentes, sino que prefiere ganar territorio. “Son hombres capacitados en derechos humanos; nosotros estamos del lado de la gente y no detrás de los bandidos, de esto se encarga la Policía Federal”, afirma su jefe, el teniente coronel Rogerio Seabra, un oficial entrenado en operaciones policiales de la ONU que ya estuvo en Guatemala y ahora asesora al gobierno salvadoreño.
En las favelas donde está la UPP se han invertido unos tres mil millones de dólares en obras de saneamiento e iluminación, puestos de salud, guarderías y escuelas. Sin embargo, la experta en seguridad Cristina Tardáguila, del derechista diario O Globo, dice que detrás de las UPP hay una estrategia publicitaria para el Mundial de Fútbol de 2014. “El problema de base parece no importarles”, asegura. El diputado de izquierda Marcelo Freixo, consonantemente, cuestiona a las UPP. “No atacan a los narcos, no los capturan y les avisan cuando van a llegar las UPP, para que guarden su dinero y se lleven la droga y así evitar la confrontación.”
Ésa es justamente la esencia de las UPP: “No nos obsesionamos por perseguir a los bandidos, no luchamos contra el narcotráfico; ganamos territorio y le llevamos una mejor vida a la gente”, dice Seabra. Aunque no todas las favelas estén en paz, la guerra se ganó en 50 de las mil existentes. Aún quedan milicias en otras y los narcos se han mudado a la periferia, pero el modelo gana adeptos y se reproducirá en 15 favelas más hasta el 2014; serán en total 40 con unos 12.000 policías. Las UPP representan una importante arma del gobierno fluminense, para recuperar territorios perdidos a manos del narcotráfico e incluir a los grupos más carenciados. 280 mil personas se benefician ya por la presencia de estas unidades y su número debe aumentar próximamente.
Parece que el gobierno brasileño ha optado por una paz negociada con los narcotraficantes. Claro que los medios –todos ellos conservadores– levantan consignas de “ley y orden”, pero las UPP aseguran un valor que la actual gestión considera más importante: recuperar la soberanía del Estado sobre enormes territorios urbanos antes usurpados por las mafias.

domingo, 7 de octubre de 2012

Dilma y Lula, trabados por el sistema electoral

Municipales en la mira del 2014

Año 5. Edición número 229. Domingo 7 de octubre de 2012
Urnas calientes. 1º de octubre en San Pablo, la presidenta en un acto de campaña del paulista haddad.

Hoy se eligen alcaldes y concejales en los 5.565 municipios de Brasil. En Belo Horizonte, el PT está enfrentado con los socialistas; en Porto Alegre, los comunistas enfrentan a los laboristas; en San Pablo, el oficialismo se alió con el derechista Partido Progresista; y en Río de Janeiro, el lulismo apoya al conservador Eduardo Paes.
A diferencia de lo que sucede en la Argentina las elecciones municipales que se realizan hoy en Brasil tienen un gran peso en la política nacional. Antiguamente, era la regla que los diputados se elegían a partir de coaliciones y grupos con asentamiento territorial. Para ello, necesitaban el apoyo de los alcaldes y concejales a los que a su vez sostenían en las elecciones municipales. Hoy en día el sistema es más flexible y la aparición de partidos ideológicos modificó un poco la influencia de los poderes locales sobre la Cámara de Diputados. Sin embargo, todavía gran parte de sus miembros se elige a partir de constelaciones locales. Incluso los partidos grandes negocian con sus fracciones locales, para mantener la llegada al electorado. Fue la Constitución de 1988 la que dio a estos comicios la función de control de los gobiernos y legislaturas en la mitad de sus períodos. Sin embargo, la legislación partidaria y electoral adoptada desde entonces, al debilitar a los partidos políticos, aumentar la importancia del financiamiento privado de las campañas electorales y sobrevalorar la propaganda televisiva, dio a la política local un peso desmedido, sin que esto signifique mayor control democrático. En realidad, todo lo contrario.
Hoy se eligen alcaldes (prefeitos) y concejales (vereadores) en los 5.565 municipios de Brasil. El código electoral brasileño combina el sistema mayoritario a dos vueltas para la elección de los alcaldes con el proporcional para la elección de los concejales que se eligen por voto nominal para los candidatos. Los más votados componen las listas partidarias. Cada partido obtiene un número de cargos proporcional a la suma de los votos obtenidos por sus candidatos, cargos que se distribuyen entre los candidatos más votados. Como los principales partidos nacionales tienen pesos regionales dispares, la competencia electoral está condicionada por las realidades locales. Así, proliferan las pequeñas siglas y las organizaciones medianas que aprovechan el tamaño de algunos distritos, para influir en la política nacional mediante sus alianzas y la presión sobre los partidos mayores.
Para convertirse en candidato para una elección representativa basta afiliarse a un partido y aportar apoyo financiero para sostener la propia campaña. Sin embargo, es difícil hacerse elegir desde un partido pequeño, por lo que se necesitan las coaliciones, que se registran en la Justicia Electoral como un único partido, suman sus minutos gratuitos de televisión y sus votos. De este modo, se impone la tendencia a formar coaliciones oportunistas sin consistencia ideológica. Además, la Ley electoral de 1997 permite a los partidos integrarse en coaliciones diferentes para la elección mayoritaria (la de alcalde) y la representativa. La campaña electoral se convierte así en un carnaval en el que el elector no puede diferenciar orientaciones y debe guiarse o por lealtades tradicionales o por su percepción del show mediático resultante de este sistema.
También el régimen de financiamiento de las campañas debilita a los partidos. Según la ley de 1997, las empresas pueden contribuir a las campañas hasta con el 2% de su patrimonio, lo que es mucho dinero. Estas contribuciones obligan al candidato electo a tener en cuenta a las donantes a la hora de las licitaciones públicas. Como consecuencia, todas las empresas se ven obligadas a hacer estos aportes, originándose una intrincada red de relaciones.
Durante largos años, el PT se apoyó en algunos partidos menores afines, para formar coaliciones locales que le aseguraron el poder en los grandes conglomerados urbanos. A estos partidos, estas alianzas a su vez les sirvieron para compartir el poder en todos los niveles. Sin embargo, en los últimos tiempos se desprendieron crecientemente de su tutor, para buscar otras alianzas que les permitieran seguir creciendo. Así, en las principales ciudades del Nordeste y en Belo Horizonte, el PT está enfrentado con los socialistas, en Porto Alegre los comunistas enfrentan a los laboristas como principales candidatos a la alcaldía y marginan al PT, en San Pablo el PT se coaligó con el derechista Partido Progresista (PP) alienándose muchos votos de izquierda, y en Río de Janeiro apoya al alcalde Eduardo Paes, ligado a las milicias parapoliciales.
El fenómeno más llamativo de la campaña electoral de 2012 es el crecimiento de los candidatos pentecostales. Expresan una fórmula exitosa: ante la pérdida de identidad ideológica de los partidos, el moralismo neoconservador que compra partidos con su enorme poder financiero y tiene el apoyo casi irrestricto de los grandes medios se ha establecido como tendencia de la política brasileña. A partir de sus éxitos locales va a influir en la política de los partidos mayoritarios y es previsible que en 2014 aumente su actual representación en la Cámara de Diputados.
Ante este panorama es previsible que el gobierno de Dilma tenga que enfrentar negociaciones cada vez más complicadas con los 14 partidos y 400 diputados que integran su base parlamentaria. El mayor poder local de estos partidos aumentará literalmente su precio a la hora de negociar sus apoyos al gobierno.
A partir de estas elecciones comienzan los preparativos para las candidaturas federales y estaduales, ejecutivas y parlamentarias, para las elecciones de noviembre de 2014. Al mismo tiempo, los traspiés del PT en diversas capitales reavivarán la polémica interna entre los lulistas y los dilmistas. El PT es una parte más del arco partidario, con menos corrupción, pero con las mismas debilidades. Evidentemente, la reforma de los sistemas partidario y electoral está a la orden del día, pero ¿quién le pone el cascabel al gato?.