lunes, 29 de diciembre de 2014

La cumbre CELAC-China abre un nuevo capítulo mundial

Transcribo y comento la siguiente información tomada de Telesur (http://www.telesurtv.net/news/CELAC-fortalecera-cooperacion-economica-con-China-20141229-0011.html):

La capital china será sede del encuentro entre mandatarios del organismo latino-caribeño y funcionarios del Gobierno asiático, que tiene como objeto evaluar nuevos sectores de cooperación económica.
El Gobierno de la República Popular China anunció que albergará los próximos 8 y 9 de enero el primer encuentro ministerial con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), un foro en el que la nación asiática espera abrir nuevos sectores de cooperación para fortalecer la economía de la región. 
"En la reunión China y los miembros de la CELAC analizarán las áreas prioritarias de cooperación y la construcción de nuevos mecanismos para ella", destacó este lunes, la vocera del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Hua Chunying, en rueda de prensa.
Los participantes discutirán principalmente la cooperación en áreas de colaboración y temas vinculados con la creación de instituciones.
Hua destacó a América Latina  como complemento para impulsar proyectos económicos y de tecnología, y dijo que China está deseosa de reunirse con los mandatarios de la región.
Pekín (capital de China) y los países de la CELAC, que integra a todas las naciones de América, excepto Estados Unidos y Canadá, acordaron mantener encuentros frecuentes tras la cumbre que el organismo y China sostuvieron en Brasil en julio, a la que asistió el presidente chino, Xi Jinping.
El Foro China-Celac fue aprobado durante la Cumbre de ese bloque multilateral realizado en La Habana en enero de 2014 con el propósito de intercambiar y diálogar en política, economía, comercio y cultura.
Evaluación (E.J. Vior):
El pasaje de las relaciones de China con muchos países latinoamericanos del nivel bilateral al multilateral es por un lado resultado de una necesidad de la superpotencia, para organizar e integrar sus vínculos con el continente y alcanzar sinergias articulando proyectos en distintos países en un solo paquete, pero por el otro también surge de la covneniencia regional de negociar juntos con el gigante asiático. Tanto el perfil del comercio como el de las inversiones chinas en la región varía mucho de país en país y seguramente será muy difícil armonizar los vínculos a lo largo y a lo ancho de una región tan variada. Sin embargo, la institucionalización de una plataforma para la negociación entre el bloque regional y la República Popular representa un avance que ni Estados Unidos ni la Unión Europea han podido realizar. Con ninguno de los dos bloques negocia el conjunto de América Latina y el Caribe. China adquiere, por consiguiente un lugar privilegiado como interlocutor especial del continente.
Es difícil prever qué puede convenirse en un primer encuentro que, seguramente, ha sido precedido por negociaciones discretas durante todo el año. Puede imaginarse que ambas partes (si es que se puede considerar a la CELAC como un negociador unificado) intenten avanzar en la concertación de mecanismos monetarios y crediticios para facilitar los intercambios (swaps, líneas de crédito, canasta de monedas
, etc.) y en la fijación de metas comerciales para los próximos años. También es probable que los negociadores latinoamericanos y caribeños pongan sobre la mesa un menú de requerimientos de infraestructura que deberán conciliarse con las porpias necesidades chinas, orientadas a facilitar la salida de recursos primarios hacia los puertos (principalmente sobre el Océano Pacífico).
No se debe sobrevalorar el encuentro, ya que las dificultades para coordinar objetivos y metas de países muy diferentes, con historias y orientaciones ideológicas variadas aunque crecientemente covnergentes, son enormes. Tampoco hay que idealizar la política de la República Popular China. No se trata de un buen samaritano que viene a rescatar al viajero abatido, sino de una superpotencia mundial que está compitiendo con EE.UU. y Europa por el orden mundial y tiene objetivos estratégicos e intereses que no necesariamente deben coincidr con los nuestros en todos los aspectos. La derecha continental curiosamente pone el grito en el cielo contra el "imperialismo chino", después de que durante dos siglos se han postrado ante todos los imperialismos occidentales. China, por cierto, sabe defender sus intereses y no es una negociadora blanda, pero respecto a las potencias occidentales tiene, al menos por ahora, dos ventajas para nosotros: carece de una ideología universalista con la cual colonizar las cabezas de nuestras elites y clases medias y no tiene un potencial militar tal que pueda amenazar la soberanía de nuestro continente.
La conferencia de Beijing del 8 y 9 de enero representa una ruptura del orden económico continental que Estados Unidos seguramente vengará con acciones y bloqueos comerciales y financieros, cuando no mediáticos y políticos, pero es un paso importante hacia un promisorio futurod e independencia y unidad continental.

 

domingo, 28 de diciembre de 2014

EE.UU. afronta la rebelión de sus propios mercenarios

Medio Oriente

Estado Islámico, el hecho político terrorista del año

El grupo fundamentalista sunita logró voz de mando en una superficie, entre Irak y Siria, donde viven ocho millones de personas. Planean ampliar su dominio en 2015.

Estado Islámico, el hecho político terrorista del año
Propaganda. El Isis se dio a conocer al mundo con la decapitación de periodistas.

Después de un siglo de dominio británico sobre India, en 1857, 200 mil soldados cipayos se alzaron contra sus amos británicos pidiendo respeto y consideración. Fueron derrotados y horrorosamente masacrados por las tropas imperiales.
Actualmente, el llamado Estado Islámico en Irak y el Levante (EIIL), hoy simplemente Estado Islámico (EI), nació en 2005 contra la ocupación norteamericana en Irak y creció sostenido desde la península arábiga. Después de la destrucción de Al Qaeda en la Mesopotamia en 2007, el EIIL se reorganizó bajo la conducción de Abu-Bakr al Baghdadi.
Cuando comenzaron las protestas en el mundo árabe a principios de 2011, en pocos meses EE.UU. y sus aliados cooptaron, controlaron o reprimieron los levantamientos. Como en la época de Bush/Cheney el objetivo era sitiar a Rusia y aislar a Irán, pero a Barack Obama le falló el cálculo en Siria. Al finalizar la ocupación norteamericana en 2011, la política sectaria del gobierno iraquí del chií Nuri al Maliki (2006-2014) alienó a la dirigencia sunita que rápidamente se alió con los takfiritas (musulmanes que atacan a otros musulmanes).
Ese mismo año EE.UU. y sus aliados convirtieron las protestas contra el gobierno sirio en una rebelión que desde 2012 fue conducida por organizaciones islamistas como el Frente al Nusra (“Frente de la Victoria”), integrado a Al Qaeda y conducido por Abu Mohammad al-Julani. Durante un año éste combatió bajo el mando de Al-Baghdadi, pero como en abril de 2013 el iraquí quiso fusionar ambas organizaciones desobedeciendo al jefe de al Qaeda, Ayman al-Zawahiri, Al-Julani rompió las relaciones entre ambos.
Al desistir Obama en agosto de 2013 de bombardear Siria para castigar el supuesto uso de armas químicas contra la población civil, incitó a los bandos en pugna a convertir la guerra civil en un conflicto confesional y étnico de la coalición chií de Irán con el gobierno iraquí, Asad y la libanesa Hezbolá contra el EIIL y otras facciones, con sus apoyos turcos y árabes. Rusia y China apoyan al primer partido. Estados Unidos, en cambio, sólo sostiene tibiamente al gobierno de Bagdad y a los rebeldes laicos en Siria.
Tanto Damasco como el EIIL aplicaron adecuadas estrategias militares. Mientras que la coalición chií controla el eje norte-sur de Siria y el área de Damasco, el EIIL tomaba en enero pasado Faluya, al oeste de Bagdad, y alzaba a los nómades del desierto sirio-iraquí. Fortalecidos por los miles de voluntarios que fluyen de todo el mundo, a caballo de las fronteras, dominando las carreteras que desde Turquía conducen hasta el corazón de Irak, los takfiritas se desplazan largas distancias y golpean por sorpresa.
La ofensiva de junio pasado estuvo magníficamente preparada y auxiliada –según un posterior informe de Reuters– por el sabotaje del alto mando iraquí que entregó Mosul sin lucha, para debilitar al primer ministro Al- Maliki. Disuelta la mitad del ejército iraquí, todo el centro sunita de Irak cayó en manos de los insurgentes, que avanzaron hasta cien kilómetros de Bagdad y ocuparon la totalidad de la occidental provincia de Anbar. El 29 de junio proclamaron el Califato y a Al- Baghdadi como Ibrahim, emir de los creyentes.
La conducción del “Califato” está dividida en tres: a Ibrahim reportan Abu Muslim al-Turkmani y Abu Alí al-Anbari, ex generales de Saddam Hussein. El primero tiene a cargo el territorio del EI en el norte de Irak y siete gobernadores. El segundo, en tanto, maneja los territorios ocupados en Siria y manda sobre cinco gobernadores. Este triunvirato gobierna a ocho millones de personas apoyado por nueve consejos que funcionan como ministerios.
A medida que EI conquistaba territorios empezó a autofinanciarse con el petróleo extraído en las zonas controladas, el dinero robado de los bancos asaltados, el contrabando y el tráfico de esclavas. Sus armas provienen de los ejércitos sirios e iraquíes y del contrabando por Turquía. En los territorios ocupados impuso literal y brutalmente la ley islámica (sharia).
Según el anciano periodista alemán Jürgen Todenhöfer, que en diciembre pasado visitó los campamentos de EI con su autorización, éste se sostiene en el entusiasmo de voluntarios que llegan de todo el mundo. El llamado Califato pretende remedar los inicios del Islam dejando vivos solamente a los sunitas estrictos, cristianos y judíos y aniquilando al resto de la humanidad.
Desde que en agosto pasado EE.UU. comenzó a bombardear al EI en Irak y Siria, las fuerzas que lo resisten recuperaron algo de terreno o mantuvieron sus posiciones, pero los cerca de 40.000 milicianos no podrán ser derrotados sin el apoyo de los jefes sunitas.
Como sus antepasados cipayos, los mercenarios y ex aliados que auxiliaron a Washington durante los últimos 35 años también se sienten desmerecidos. Por ese motivo, eI Estado Islámico apuesta a ampliar la guerra para involucrar a todas las grandes potencias mundiales y regionales y acumular un poder que obligue a Occidente a dialogar. Es la lógica de la prepotencia que aprendieron del imperio y ahora usan. No conocen otra.

domingo, 21 de diciembre de 2014

Rusia y Brasil defienden su soberanía energética

Vladimir Putin calienta la guerra del petróleo

El jefe de Estado ruso sube las tasas de interés y pacta una reconciliación con las corporaciones internas para paliar el déficit activado por el desplome del crudo.

Vladimir Putin calienta  la guerra del petróleo
Devaluación. El rublo retrocedió al ritmo de la caída en el precio del petróleo.

La calma transitoria que los gobiernos de Rusia y Brasil alcanzaron luego de las corridas cambiarias de principios de la semana sólo se obtuvo con concesiones estratégicas a las corporaciones internas y los Estados Unidos que debilitan su resistencia.
De acuerdo con las predicciones del presidente ruso Vladimir Putin en su conferencia de prensa anual el pasado jueves por la tarde, la actual crisis de la economía rusa puede durar a lo sumo dos años. El mandatario ruso consideró que las actuales reservas del Banco Central (419 mil millones de dólares) son suficientes para mantener la estabilidad económica, pero que no deben ser “quemadas” y que la diversificación productiva es “perentoria”.
El día anterior fue liberado Vladimir Yevtushenkov, presidente del holding Sistema, detenido en su domicilio desde septiembre pasado por lavado de dinero y fuga de divisas, al comprar la petrolera Bashneft en 2009. Sistema es el mayor conglomerado del país, presente en por lo menos diez ramas diversas. Bashneft, a su vez, es una de las mayores petroleras rusas. Al ser detenido Yevtushenkov, el Estado se apropió de sus acciones en la empresa petrolera, pero ahora se rumorea que se las devolverá.
Después de subir las tasas de interés del 10,5% al 17% a principios de la semana y de gastar siete mil millones de dólares para estabilizar las reservas, la liberación de Yevtushenkov calmó el mercado local. La semana cerró con una cotización de 60 rublos por dólar, 20 menos que el martes. Sin embargo, si las autoridades siguen gastando las reservas, reducirán sus chances para combatir la recesión prevista para 2015.
La crisis puso de manifiesto las diferencias entre las tendencias internas del gobierno ruso y la debilidad del presidente frente a las grandes corporaciones. La crisis rusa fue impulsada por las sanciones económicas occidentales y por la baja de los precios de los hidrocarburos, pero también por manipulaciones internas. Desde el fin de la Unión Soviética en 1991 la economía rusa está manejada por las grandes corporaciones que el presidente no logra controlar. Para peor, a principios de este mes Putin amnistió a los culpables de lavado de dinero y fuga de divisas. Su propio primer ministro, Dimitri Mevdeyev, propone hacer más concesiones a Occidente.
Por influencia del ex viceprimer ministro Vladimir Surkov –con gran ascendiente sobre Putin– el presidente ruso calculó mal la respuesta occidental al anexar Crimea en marzo pasado y sobreestimó la capacidad financiera rusa para resistir. Por otra parte, las autoridades rusas aprecian suficientemente el potencial subversivo de los ataques contra el rublo. Finalmente, en el reciente encuentro secreto del presidente con su par francés, François Hollande, en el aeropuerto de Moscú, se comprometió a respetar la “integridad territorial” de Ucrania, lo que aparece como una rendición ante la presión occidental.
Mientras tanto, en Brasil también repuntó el real, después de que el martes superara los 2,70 reales por dólar. Sin embargo, las tasas de interés a futuro se mantienen a un alto nivel y los observadores esperan que en enero vuelva a subir la tasa interbancaria Selic.
La economía brasileña registra muy buenos índices macroeconómicos y el Banco Central posee ingentes reservas, pero 2015 será un año de gigantescos pagos de intereses de la deuda pública, 98.150 millones de dólares, y ya hoy Brasil está pagando en los mercados internacionales tasas del 11,75%.
Los grupos especulativos impulsan al mismo tiempo la campaña mediática por los casos de corrupción en Petrobras, para hundir su valor bursátil. Durante 2014 sus acciones perdieron el 46% de su valor, aunque los pozos del presal están produciendo 600 mil barriles diarios a 45 dólares de costo por barril y el yacimiento tiene reservas de 45 mil millones de barriles.
La crisis brasileña es política: no se ha reformado el sistema electoral ni el financiamiento de los partidos políticos, que son muy dependientes del financiamiento privado o, como el PT, del manejo de las empresas estatales. Quienes más se beneficiaron esta vez fueron políticos del PMDB, uno de los dos partidos creados por la dictadura en 1969 que sobrevivió durante la democracia como un instrumento clientelar y nada más. Como el PT depende de sus votos (y de los de otros 16 partidos) para tener mayoría en el Congreso, el PMDB se ha adueñado de ministerios, gobernaciones y puestos en la administración pública y las empresas estatales, asegurando la continuidad de la corrupción.
Cuando el año pasado se produjeron masivas protestas en las grandes ciudades del país, Dilma Rousseff prometió la reforma política, pero fue frenada por sus aliados. El incumplimiento de su promesa casi le cuesta la elección pasada, pero se impuso, porque los electores valoraron las conquistas sociales de los últimos once años. Sin embargo, después de las elecciones el PT omitió movilizar a sus electores para realizar las reformas. Por el contrario, el gobierno entregó la política económica al neoliberalismo.
Mientras Rusia se desangra y Brasil se estanca, la Reserva Federal norteamericana anunciaba el miércoles pasado que las tasas de interés recién subirán después de abril próximo. La promesa de más dinero gratis para los bancos norteamericanos empujó los índices de los mercados financieros.
Para esta última corrida ha sido determinante la delirante estrategia norteamericana para Levante. John Kerry persuadió en junio pasado al gobierno saudita a inundar el mundo con petróleo, para debilitar a Rusia e Irán y derrocar a Assad. Desde entonces el precio del petróleo bajó en un 40%. Sin embargo, la baja en los precios del petróleo impide a las empresas energéticas conseguir fondos para trabajar. En esta situación deben vender sus reservas bajo el costo de producción o quebrar. El colapso puede afectar también los todavía descapitalizados bancos norteamericanos. Al mismo tiempo, esta industria está ligada a otros sectores y extiende el riesgo a todo el país.
En estas condiciones es normal que los fondos de inversión se lancen a arrollar los países emergentes con grandes reservas de hidrocarburos en consonancia con la estrategia de conquista de la Casa Blanca y el Pentágono. Sólo aquellos países que democraticen sus estados y diversifiquen su producción, industrializando con equidad, estarán en condiciones de resistir el embate.

domingo, 14 de diciembre de 2014

En Levante EE.UU. está preso de sus dilemas

Guerra en Siria

Los marines ceden terreno

La crisis por el precio del petróleo y las dilaciones por la estrategia militar a seguir debilitan la posición del Pentágono.

Los marines ceden terreno
En la mira. Esta semana la aviación israelí efectuó varios ataques aéreos contra Damasco, la capital Siria.

Los bombardeos israelíes del domingo pasado en las afueras de Damasco complementan un antiguo plan del Pentágono para dividir el Medio Oriente en cantones étnicos y confesionales, sin que la Casa Blanca haya resuelto qué estrategia aplicar en la región. Esta parálisis es aprovechada por el gobierno sirio y sus aliados, por un lado, y el Estado Islámico (EI), por el otro. Arabia Saudita, Turquía y los monarcas del Golfo, a su vez, usan el petróleo como arma para forzar la intervención estadounidense.
Medios árabes señalaron que el domingo 7 fueron bombardeados un depósito de misiles vecino a la terminal aérea de Damasco, un convoy de Hezbolá que transportaba cohetes rusos tierra-aire hacia la frontera con Líbano y fueron destruidos en tierra algunos drones iraníes utilizados por Siria y Hezbolá. Aparentemente el ataque buscó evitar que la milicia chií libanesa acceda a armamentos sofisticados, lo que el gobierno israelí advirtió que no admitiría.
Aunque el ataque israelí parece tener objetivos limitados, distintos observadores lo ven como parte de una estrategia general para atomizar el Levante y reorganizarlo en pequeños cantones según criterios étnicos y confesionales. Se trata de un antiguo plan del Pentágono para dividir Siria e Irak y hacer de Alepo la capital de un Estado sunita que abarcaría todo el Norte y el Este del país. La mitad sur del país se dejaría al actual gobierno y en la costa mediterránea se separaría un pequeño cantón alauita.
Esta ida tiene un siglo de antigüedad y fue replicada en distintos escenarios desde entonces. La otra corriente en puja dentro de la elite norteamericana aboga por el “nation-building”, esto es, el fortalecimiento de las instituciones nacionales según criterios de modernización económica y organizacional. Esta política se aplicó en muchos países después de la Segunda Guerra Mundial con éxito diverso y recientemente en Afganistán e Irak,  donde fracasó.
Los planes norteamericanos para Siria carecen hoy en día de sustento, porque ni sus propios aliados los creen. Según Charles Lister, de la Brookings Institution, muchos jefes rebeldes en la región de Alepo critican los bombardeos contra el Estado Islámico cerca de Kobani, porque –afirman– distraen del combate contra Al-Asad y de la batalla por Alepo, la segunda ciudad del país. “Si Alepo cae en manos del gobierno –sostienen–, el régimen habrá ganado la guerra.”
La mitad oriental de la milenaria ciudad fue conquistada por los rebeldes en 2012, pero entonces el ejército sirio los frenó y la ciudad quedó partida por la mitad. En los últimos meses refuerzos libaneses, iraquíes y afganos permitieron que el gobierno comenzara a aislar la ciudad de la ruta que por el norte conduce a la frontera turca (60 km), por donde llegan los pertrechos y suministros rebeldes. Si el cerco se cierra, la caída de Alepo será sólo cuestión de tiempo.
Los comandantes rebeldes desconfían de Washington, por la falta de ataques a las unidades del EI que ocupan el nordeste de la provincia. Además, rechazan la reciente propuesta del enviado de la ONU Staffan de Mistura para congelar las posiciones de ambos bandos en Alepo, porque –piensan– favorece al gobierno sirio. Estas percepciones deslegitiman a los aliados de EE.UU. e intensifican el pasaje de milicianos hacia las organizaciones islamistas. Los jefes laicos temen que pronto sólo tres fuerzas se mantengan en guerra: el gobierno, Al-Nusra y el Estado Islámico.
Ente tanto, el jefe de la milicia Jaysh al-Islam, hasta ahora financiada por los sauditas, anunció el martes 9 que pasaría con sus 45.000 hombres a combatir junto al ejército sirio en la región de Damasco. La milicia era parte del Frente Islámico y aceptó concesiones gubernamentales con la mediación de representantes rusos.
Por falta de fuerza y de tiempo probablemente la Casa Blanca no aplique el plan de división étnica y religiosa del Levante que tampoco conviene a sus aliados turcos y sauditas, porque soliviantaría a sus múltiples minorías. Más seguro parece que Washington se involucre militarmente –sobre todo en Irak– sin plan ni objetivo claro, pero es dudoso que mande tropas a Siria ni que decrete el bloqueo aéreo en el norte del país por el prestigio ganado por los defensores kurdos de Kobani.
En la guerra civil siria se están perfilando dos movimientos convergentes: por un lado el conflicto se internacionaliza crecientemente a lo largo de divisiones religiosas y étnicas, en las que Israel toma partido por los sunitas más radicales. Por el otro, en el campo opositor los islamistas se están imponiendo a las fuerzas laicas, mientras que el gubernamental está atrayendo a opositores que se acogen a las concesiones del gobieno. La intervención de Israel parece mantenerse limitada, aunque las cercanas elecciones parlamentarias pueden incitar a Benjamin Netanyahu a una aventura. En general, el campo chií consolida sus fuerzas y avanza paso a paso. Estados Unidos va a mantener su ambivalencia hasta que la Casa Blanca y el Senado de mayoría republicana lleguen a un acuerdo sobre la política exterior, lo que probablemente suceda hacia el fin del primer semestre de 2015. Hasta entonces los monarcas del Golfo seguirán usando la única arma efectiva que tienen: el petróleo. Todo el mundo seguirá de rehén de la guerra colonial en Levante.

domingo, 7 de diciembre de 2014

EE.UU. va a pagar muy cara su ambigüedad en Levante

La encrucijada del conflicto en Siria

La encrucijada del conflicto en Siria
El “pasero” sacó del camión el paquete alargado envuelto en plástico negro, se lo cargó al hombro y se sumó a la larga fila que atravesaba la frontera siria. La cámara lo siguió, hasta que en medio de la tierra de nadie que separa la turca Mursitpinar de la siria Kobani lo alcanzaron las balas de las Unidades de Defensa Popular (YPG) kurdas. Se dobló y cayó. Los demás “paseros” siguieron su marcha hacia los camiones que del otro lado esperaban para llevar suministros al territorio controlado por el Estado Islámico (EI).
El documental de La Voz de Alemania (Deutsche Welle) sólo fue emitido el miércoles 26 en su edición en inglés, pero es la prueba irrefutable de la complicidad del gobierno turco con el terrorismo sunita. Durante 4’47 minutos, el periodista alemán conversa con los camioneros turcos que han traído las cargas hasta el confín. Ninguno sabe quiénes son sus contratistas. Les han dado direcciones de contacto en “ciudades del oeste de Turquía” donde han cobrado y recogido la carga, prolijamente rotulada. El espectador puede leer en una caja “Rakka” como destino, la “capital” del EI en el norte de Siria. En una panorámica se ve una larga fila de camiones de 45 toneladas y más.
El terrorismo del Estado Islámico (EI) se apoya en una trama de negocios e influencias que abarcan todo el Levante. Mientras no se afecten esos intereses, los continuos bombardeos de la aviación aliada servirán de poco.
Esta impresión fue ratificada por Louise Shelley en un artículo publicado en Foreign Affairs el pasado domingo 30 quien niega que bombardeando los pozos y refinerías de petróleo bajo control terrorista se dañe sustancialmente su financiamiento. “Por el contrario –argumenta– el EI es una empresa diversificada en la que el petróleo es sólo una rama de negocios. Por cierto, se ha apropiado de los yacimientos más productivos de Siria e Irak y embolsa un millón de dólares diarios ‘exportando’ petróleo, pero también sus enemigos sacan provecho de sus negocios”, añade. Los contrabandistas kurdos en Irak ganan 300.000 dólares mensuales comprándoles petróleo y vendiéndolo a las propias refinerías. Un diario de Erbil (la capital de la región autónoma del Kurdistán oriental) denunció recientemente a los dignatarios kurdos y sus parientes que hacen negocios con el EI. A su vez venden a los terroristas camiones, garrafas de gas y otros implementos.
Además del petróleo, señala la autora, el EI recibe ayudas desde el Golfo, se financia con contrabando en general, secuestros, extorsión y saqueos. El tráfico de celulares, documentos y cigarrillos hacia Turquía, por ejemplo, ha subido dramáticamente en los últimos meses. La estructura del Estado Islámico asemeja a un holding de empresas que distribuye el riesgo superponiéndose a la pérdida de producción petrolera por los bombardeos aliados. Al mismo tiempo, mediante el comercio cultiva fuera de su zona de influencia una red de lealtades con la que debilita a sus enemigos. Mientras EE.UU. no adopte una estrategia integral en la guerra contra los islamistas –concluye Shelley– los bombardeos tendrán poca efectividad.
Los enemigos de mis enemigos. Como corolario de la reunión de la alianza de 60 países coaligados contra el EI en la sede de la OTAN en Bruselas, el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, por el contrario, evaluó el martes como “positivos” los bombardeos aéreos de los últimos meses. Según Kerry, los bombardeos aliados detuvieron el avance del EI, aunque advirtió que llevaría años derrotar al terrorismo. Comentando la información dada el mismo día por el Pentágono sobre la intervención de la aviación iraní en los combates en la provincia oriental iraquí de Diyala, el funcionario de Obama sugirió que existe un acuerdo tácito para que Teherán emplee sus antiguos F4 en el Este del país, donde la USAF no actúa. Se trata de rezagos de la guerra de Vietnam recibidos por Teherán antes de la revolución de 1979. Irán, por su parte, niega su intervención.
Sin embargo, el presidente sirio Bashar al-Asad se mostró escéptico sobre el resultado de la campaña aérea. Entrevistado por la francesa Paris Match, Al-Asad sostuvo que no se puede vencer al terrorismo con ataques aéreos, sino que “es esencial utilizar sobre el terreno tropas que conozcan el país”.
Para entender la dispersión y ambivalencia de las alianzas entre las fuerzas contrarias al Estado Islámico, es útil dar una ojeada al campo de batalla, especialmente en Siria. Así, en la sureña provincia de Dera’a, nuevas unidades del Ejército Libre Sirio (ELS) formadas por la CIA en la vecina Jordania han lanzado en las últimas semanas una ofensiva que logró ocupar varias aldeas buscando cortar la ruta que comunica con Damasco y controlar una faja de territorio que hacia el Oeste se comunique con la zona que ocupa el Frente al Nusra (representante oficial de al Qaeda en Siria), en el confín del Golán bajo dominio israelí desde 1973. A partir de esta base territorial la coalición CIA-Al Qaeda espera poder forzar a Assad a una salida negociada y a renunciar.
Según el Instituto para el Estudio de la Guerra, con sede en Washington, las fuerzas gubernamentales, apoyadas por unidades de Hezbolá, milicianos chiítas iraquíes y unidades de la Guardia de la Revolución Iraní respondieron al ataque tomando nuevas posiciones sobre la estratégica ruta.
Por su parte, la batalla de Alepo, comenzada hace dos años, parece acercarse a su fin. Las fuerzas oficiales controlan el Oeste de la ciudad, mientras que los rebeldes son fuertes en el Este, pero, como el ejército sirio apoyado por milicias chií y refuerzos iraníes (según Al-Jazeera) avanzó sobre la ruta que por el Nordeste conecta la ciudad con Turquía, Al-Nusra respondió atacando al noroeste, sobre la otra ruta hacia la frontera. Sin embargo, la coalición pro-Assad se sostiene en la población civil local, mayoritariamente chiíta, y en su aviación. Si logra defenderse y a la vez cortar las comunicaciones de Alepo con Turquía, la ciudad más grande de Siria caerá en manos del gobierno.
Entre tanto, en Kobani, los milicianos de las YPG, apoyados por los peshmerga del Kurdistán iraquí, rechazaron el martes un ataque del EI que buscaba cortar la comunicación de la ciudad con la frontera. Según las YPG, el ataque provino de territorio turco, lo que Ankara negó. El mismo día dos milicianos chechenos atacaron el este de la ciudad sufriendo fuertes pérdidas, entre ellas un comandante del mismo origen.
Este panorama demuestra que la guerra en Siria está altamente internacionalizada y que no existe por el momento la posibilidad de unir a las fuerzas que se oponen al Estado Islámico.
En Irak, a su vez (como informa la agencia oficial iraní de noticias Fars), el ejército iraquí retomó el miércoles 3, junto con los peshmerga y ayudado por el alzamiento de los nómades sunitas locales, una amplia área al Sur de Mosul. El levantamiento siguió al llamado del primer ministro iraquí Haidar al-Abadi para liberar Nínive, cuya capital es Mosul.
Ente tanto, buscando diferenciarse de Asad, el gobierno norteamericano reclamó el miércoles 3 controles más estrictos sobre el cumplimiento del cronograma acordado en septiembre de 2013, para que el gobierno sirio desmantele su arsenal químico.
En estas condiciones, la campaña de bombardeos es indudablemente útil, pero insuficiente, porque lo que la coalición anti-EI destruye desde el aire lo reconstruyen sus miembros por tierra. Washington está encerrado en un dilema del que sólo puede salir mediante un acuerdo con Rusia, Siria, Irán y Hezbolá con el que perdería a todos sus aliados regionales que siguen impertérritos, haciendo negocios con el Estado Islámico, o mandando a sus propias tropas a combatir por largos años y en varios frentes simultáneamente. Cualquiera de las decisiones que adopte tendrá costos altos, pero cuanto más tarde en decidirse, éstos serán aún mayores.