domingo, 23 de octubre de 2016

En la Tercera Guerra Mundial se lucha en todo el globo

Mariposa, elección y batalla
por Eduardo J. Vior
Tiempo Argentino
23-10-16

Qué tiene que ver la batalla de Mosul con la de Alepo, los ataques cibernéticos del viernes y la elección del 8 de noviembre? Mucho. Parece la verificación de la metáfora china que reza "el aleteo de las alas de una mariposa puede provocar un tornado al otro lado del mundo". La competencia ruso-norteamericana por el control de Levante ha generado en ambos campos una paranoia que los hace reaccionar exageradamente ante las señales de alarma del adversario y crea el caldo de cultivo para las provocaciones de un tercero. O devuelven a la mariposa a su caja o hace saltar el polvorín.
Mientras las fuerzas combinadas norteamericanas e iraquíes avanzaban sobre Mosul, el Estado Islámico (EI) se atribuyó el mortífero atentado del viernes en la ciudad petrolera de Kirkuk, 150 km al sur del frente. Para los occidentales, en tanto, la versión de que los principales dirigentes islamistas han abandonado Mosul con dirección a Siria es una buena excusa para lanzarse a la conquista de Rakka, la capital islamista disputada entre Damasco y las milicias kurdas. Los rusos, en cambio, sospechan que los occidentales dejaron huir a los jefes islamistas, porque solo tienen interés en inmiscuirse en Siria.
Particularmente el presidente Barack Obama tiene prisa en reconquistar Mosul y Rakka antes de que el ejército sirio reconquiste Alepo, porque quiere controlar la ruta del planeado gasoducto del Golfo Pérsico a la costa turca del Mar Egeo e impedir que Rusia construya otra tubería por la costa turca del Mar Negro que también podría transportar gas iraní. Puede pensarse que en su urgencia por entregar a su sucesora un Levante controlado y un cerco perfecto en torno a Rusia el mandatario norteamericano no haya previsto suficientemente la capacidad de respuesta de los islamistas. Por su parte, el liderazgo ruso está convencido de que los occidentales solo quieren desplazar a los islamistas hacia Siria.
Como producto de esta desconfianza, Moscú está desplazando su marina hacia el Mediterráneo Oriental, ofrece a Turquía reequipar su defensa antiaérea, acelera la construcción de refugios nucleares en sus principales ciudades y refuerza su defensa contra ataques cibernéticos. A su vez, si bien ni el Departamento de Seguridad Nacional ni el FBI han podido identificar al agresor cibernético, en Washington sospechan que el actual ataque informático viene de Moscú. Contra la hipótesis simplista de que Vladimir Putin reaccionó preventivamente a la amenaza formulada el jueves por el vocero de la Casa Blanca con tomar represalias por el hackeo de las comunicaciones del congreso del Partido Demócrata en agosto pasado habla, empero, el hecho de que también Rusia fue atacada.
Muchos indicios apuntan al EI que, derrotado en el terreno, prolonga la guerra en el ciberspacio y trata de provocar una confrontación entre Rusia y EE UU. Para fortalecer al próximo gobierno que asumirá debilitado por la polarizada campaña electoral, la Casa Blanca se ha lanzado a la aventura de Mosul sin medir las consecuencias. En este sentido, el desmedido Donald Trump tiene razón. La mariposa de la campaña electoral norteamericana está desatando crisis con Rusia y en Levante que amenazan con estallar. ¿Quién devuelve la mariposa a su caja de cristal?

jueves, 20 de octubre de 2016

La elección presidencial la ganarán la CIA o el Pentágono


El barro después del barro

La guerra de lodo en que se convirtió la campaña norteamericana proyecta un futuro presidente
con debilidades y una paz global amenazada.
hillary-trump-nope

En el tercer y último debate de la campaña electoral norteamericana realizado anoche en Las Vegas las agresiones personales primaron nuevamente sobre la discusión política y ésta se limitó a sospechas y conjeturas por ambas partes. Después de esta violenta campaña, el próximo POTUS (President Of The United States, según su sigla en Twitter) hallará un país profundamente polarizado, refractario a la política y con partidos debilitados. Por lo menos hasta la renovación parcial de ambas cámaras en noviembre de 2018 el jefe nominal del Poder Ejecutivo tendrá muy poco poder.

A tres semanas de la elección la candidata demócrata tiene una amplia ventaja sobre su rival. El pasado martes 19 el sitio Real Clear Politics daba a Clinton entre 44 y 51%, mientras que Trump rondaba entre 37 y 46% dependiendo del sondeo. En todos los casos la demócrata tiene una ventaja de entre seis y siete puntos. Sin embargo, como los votantes sólo eligen un colegio electoral, para ser candidato se necesitan 270 electores. Como Hillary ya tiene asegurados 256 y su contrincante sólo 181, la elección parece decidida, pero algunos estados todavía pueden volcar el resultado.

Un informe reciente del Wall Street Journal relevó que, entre los máximos directivos de las cien mayores compañías del país de acuerdo a la revista Fortune, ni uno solo ha donado para Donald Trump. Por el contrario, once de esos ejecutivos apoyaron a Hillary Clinton. En cambio, en 2012 solo cinco de los cien principales empresarios dieron su óbolo para Obama, mientras que cerca de treinta lo hicieron para su oponente Mitt Romney.

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Un editorial de la revista del New York Times comentaba días atrás la “paradoja” de que el superrico Trump se encuentre ahora con que sus socios de múltiples negocios están apostando muchísimo dinero para que él no sea presidente. Obviamente todo norteamericano liberal y democrático odia al magnate inmobiliario… pero por causas opuestas a las de la elite. A ésta le molestan las declaraciones económicas del candidato del GOP. “El libre comercio ha destruido las vidas de millones de olvidados trabajadores norteamericanos”, dijo por ejemplo. Otra: “La democracia estadounidense está distorsionada por los intereses de los más ricos”. Una más: “La deshonesta Hillary está apoyada por elites financieras superricas que esperan cobrar el favor”. Y así sigue. La elite política y financiera no soporta que el incontinente setentón cuente a viva voz lo que habitualmente no se dice en público.

Trump puede estar usando esta retórica demagógicamente, pero seguramente no es un fascista, como lo estiliza la propaganda demócrata. No es él, sino Clinton quien hace peligrar los restos de la democracia norteamericana con su doble discurso, su dependencia de las grandes corporaciones internas y externas o su (reciente) adhesión al libre comercio.

En estas condiciones el/la próximo/a POTUS será muy débil, aunque sea Hillary y tenga el control del Congreso, como se anticipa. Solamente la CIA y el Pentágono podrán asegurar la gobernabilidad de la mayor potencia del mundo, aunque están irremisiblemente enfrentados entre sí. La tentación de “huir hacia adelante” inventando un conflicto exterior será demasiado grande. Probablemente el Pentágono provoque a Rusia en Siria y/o a China en su Mar Meridional, pero ambas potencias ya han fijado límites estrictos. ¿Qué controles le quedan al águila rampante para no cometer un acto de locura?

domingo, 9 de octubre de 2016

La oligarquía y la democracia compiten por el futuro

Con la "plebitusa" Colombia decide qué paz quiere
por Eduardo J. Vior"
Tiempo Argentino"
9 de octubre de 2016

Mientras la Real Academia noruega otorgaba el pasado viernes al presidente Juan Manuel Santos el Premio Nobel de la Paz, en La Habana se decidía prolongar indefinidamente el cese del fuego, un protocolo de seguridad para los guerrilleros hasta la consolidación de la paz y “escuchar” a los votantes que optaron por el No en el plebiscito del domingo pasado.

Por su parte, la clase política tradicional se reunifica aceleradamente para condicionar el camino hacia la paz. Contra esta maniobra de las cúpulas se alzan las clases medias progresistas que esta semana protagonizaron manifestaciones masivas. De la competencia entre ambas corrientes depende el futuro de Colombia.
 
Al otorgar el premio a Santos, el Comité Nobel noruego llamó a que se continúe y se respete el cese del fuego y advirtió a las partes que no podrán zafar de la presión internacional por la paz.

La distinción se terminó de definir bajo la presión popular interna. En la noche del miércoles 5 de octubre se realizaron en Bogotá y otras ciudades manifestaciones multitudinarias por la paz y la democracia, y la céntrica Plaza Bolívar de la capital sigue ocupada por decenas de tiendas erigidas como reclamo de una paz democrática. Según los organizadores, más de 100 mil personas se habrían congregado entonces en Bogotá. La marcha se reprodujo en Barranquilla, Cali, Santa Marta y Cúcuta e incluso tuvo eco en Londres, París y Nueva York.

Todos buscaron apropiarse de la manifestación. Aunque Santos finalmente no asistió, envió miembros de su gobierno. También "Timochenko", el jefe de las FARC, mandó una adhesión por Twitter. No obstante, los responsables de la movilización se resisten a la cooptación. Los “indignados” colombianos dicen que salieron a la calle impulsados por la “plebitusa”. En Colombia, llaman la “tusa” a lo que se siente al perder un amor.Ese fue el sentimiento de miles de colombianos cuando el domingo pasado ganó el No en el plebiscito. La “plebitusa” es, entonces, la energía que empuja a salir a la calle para sacarse la desazón.

Esta movilización salió al cruce del entendimiento entre las élites. Ese mismo miércoles por la mañana, Juan Manuel Santos había recibido en el Palacio Nariño a su antecesor, Álvaro Uribe Vélez, mientras que, en simultáneo, el ex presidente conservador Andrés Pastrana se reunía con el también ex, pero liberal, Ernesto Samper en su oficina de Bogotá. La casta dominante colombiana ve en la derrota política de la guerrilla la posibilidad de retomar las riendas del país y se apresura. Sin poder volver al monte, las FARC son las únicas perdedoras netas de la jornada del domingo 2.

Sacando las adecuadas conclusiones del proceso de esta semana, el gobierno de Colombia y las FARC acordaron el viernes mantener el alto al fuego "bilateral y definitivo" y discutir las propuestas de "ajuste" al acuerdo de paz que sean necesarias. Aunque en el plebiscito triunfó el rechazo a las concesiones jurídicas y políticas a los dirigentes rebeldes, ahora se impone renegociar un acuerdo que guarde las formas. En estas condiciones es determinante la carrera por el poder. Si desde abajo se forma rápidamente una coalición de fuerzas democráticas que vincule la paz con la democratización del país, Colombia puede tener una paz duradera por primera vez en 200 años. Si, por el contrario, la oligarquía reunificada impone la paz de los cementerios, el renacimiento de la violencia está programado. ¿Podrá la “plebitusa” convertir la tristeza del domingo pasado en una energía creadora que abrace a todo el país? «

martes, 4 de octubre de 2016

Sòlo la mediación internacional puede alcanzar la paz

¿Quién destraba a Colombia?
por Eduardo J. Vior
Tiempo Argentino
4 de octubre de 2016
Después de la derrota del Sí en el plebiscito del domingo 2, Colombia está bloqueada. El presidente y las FARC ratificaron que el cese al fuego se mantendrá al igual que la búsqueda de la paz y todos los actores políticos se apresuraron a prometer nuevas negociaciones y a proclamar la necesidad de un pacto nacional que reunifique al dividido país, pero nadie sabe qué hacer.
Con este resultado los colombianos dejaron en el limbo cuatro años de complicadas negociaciones que culminaron la semana pasada con la firma de un histórico pacto por parte de Santos y el líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Rodrigo Londoño, alias "Timochenko".
Por el Sí votaron mayoritariamente Bogotá y las zonas rurales periféricas que más sufrieron la guerra. Por el No, en tanto, optaron las regiones andinas centrales que, en general, sólo vivieron la guerra por televisión y a través de la llegada de los más de cinco millones de desplazados. El plebiscito no sólo evidenció la tajante fractura entre el país urbano y el rural, sino entre la idea tradicional de la unidad nacional a los palos que alimentó doscientos años de guerras civiles y la nueva propuesta para reconstruir el país desde el mutuo reconocimiento entre los partidos.
Hoy en Colombia la palabra de moda es "renegociar", pero nadie sabe cómo. El No deja sin piso el cese del fuego y hostilidades bilateral y definitivo. Aunque se creía que el presidente podía decretar una nueva tregua bilateral para resolver el impasse jurídico actual, carece de fuerza para hacerlo. Dado que el Estado tampoco cuenta con los recursos para mantener a las FARC, es muy probable que la guerrilla vuelva a la extorsión, el narcotráfico y la minería ilegal para financiarse y que la fuerza pública la reprima, con las tragedias concomitantes que pueden radicalizar las posturas de ambas partes.
Por otra parte, el concepto de renegociación es difícil de solucionar en la práctica. Las FARC no quieren volver al monte, pero prefieren hacerlo, antes que aceptar que los traten como criminales. De igual modo, la representación que consiguió las FARC en el Congreso, con cinco bancas en Senado y Cámara respectivamente, y 16 circunscripciones especiales territoriales, es un logro al que tampoco renunciarán. Y sobre el dinero, ellos aceptaron en el acuerdo participar en la reparación material de las víctimas, pero es difícil que vayan más allá de eso, pues su plata está más en inmuebles que en bancos suizos. Con esta derrota el presidente y los líderes de la guerrilla pierden su poder. Ahora se fortalecen en ambos bandos las líneas duras.
Cómo volver a la guerra es hoy un riesgo real, muchos creen que el gobierno de Estados Unidos, el Vaticano, la ONU y múltiples jefes de Estado presionarán para evitar el hundimiento. Algunos puntos se pueden tramitar como iniciativa legislativa de los partidos que apoyan al presidente, pero no es seguro que pueda defender estas medidas ante la opinión pública mayoritaria.
El escrutinio del pasado domingo demostró que Álvaro Uribe mantiene intacto su capital electoral. Luego del resultado del plebiscito, el ex presidente tiene el respaldo de varios millones de votantes y su partido, el Centro Democrático, ganó a pesar de la propaganda mentirosa y aterrorizadora que hizo.
La situación colombiana está bloqueada. Nadie puede permitirse volver a la guerra, aunque más de uno lo querría, pero nadie sabe cómo salir de ella. Santos y Timochenko están debilitados y Uribe, fortalecido. Los primeros no pueden seguir conduciendo el proceso de paz y el segundo no tiene autoridad para hacerlo. El Congreso, la Corte Constitucional y los mediadores externos serán los actores de la próxima etapa. En los dos años que faltan hasta la próxima elección presidencial probablemente el país viva en una situación de ni guerra ni paz en la que se multiplicarán las provocaciones de ambos lados, hasta tanto surjan en el Estado y en la guerrilla dirigentes dispuestos y capaces para reabrir el diálogo. El plebiscito fue hace apenas dos días, pero esto recién empieza.