A pesar de que Barack Obama y sus principales funcionarios relativizan en público la efectividad de la intervención rusa en Siria, en verdad están felices de que sea Vladimir Putin quien limpie el país de islamistas y les evite ceder a la presión de sus propios generales. La omnipresencia de los Sujoi en el cielo sirio les da la excusa, para dedicarse a ayudar a los kurdos a combatir al EI y postergar sine die el derrocamiento de Al Assad, mientras buscan el camino hacia negociaciones de paz. Retrasar la solución de los problemas, empero, no siempre ayuda a resolverlos. Como demuestra el primer debate entre los precandidatos demócratas celebrado el martes 13, en Washington nadie sabe qué hacer en Levante.
Contra la versión de los voceros de Putin, la ofensiva de la Fuerza Aérea y Aeroespacial rusa no ataca principalmente al EI, sino a grupos sostenidos por Turquía, Saudiarabia, Katar y la CIA que en los últimos meses habían conquistado la norteña provincia de Idlib. Los bombardeos apoyan alas fuerzas sirias, iraníes, libanesas y rusasadevolver al gobierno el control sobre el oeste del país como paso previo para derrotar al EI y condicionar las futuras negociaciones de paz.
La claridad y coherencia de la alianza antiislamista dirigida por Rusia se corresponde con la falta de estrategia de Washington, queha perdido el control sobrelos apoyos del islamismo (Turquía, Saudiarabia y Katar) y no sabe cómo salirdel laberinto mediooriental.
Obama insiste en que la ofensiva rusa en Siria es una respuesta desesperada a las sanciones económicas occidentales posteriores a la reincorporación de Crimea. Lo repitió el domingo en "60 minutos" de CBS. La mayoría de los medios norteamericanos lo criticó por ello, subrayando que el débil es él. Por el contrario, Paul Craig Roberts, ex subsecretario del Tesoro de Reagan (1981-89), devenido fuerte crítico de la política exterior, sostiene queen el talk-show el presidente dio un giro de 180º y se despidió de la estrategia neoconservadora que lo encadenaba(http://www.zerohedge.com/news/2015-10-11/paul-craig-roberts-decisive-shift-power-balance-has-occurred). Al final del fragmento dedicado a Siria el mandatario negó que la solución pase por el solo envío de cientos de miles de soldados a Levante. Este vuelco –afirma Roberts- libera a Obama de la presión de los generales de EEUU y debe ser apoyado para que su efecto no se diluya. No obstante, reconocer el fracaso de la estrategia aplicada todavía no implica contar conotraalternativa. Fue especialmente evidente en el primer debate entre los cinco precandidatos demócratas en CNN el martes 13. Todos callaron sobre los inmensos problemas geopolíticos que el gobierno de Obama dejará sin resolver.Sin embargo, la mayor parte de los conflictos actuales proviene de decisiones adoptadas por Hillary Clinton como secretaria de Estado (2009-13) por las que los demócratas deben responsabilizarse. El reconocido fracaso de la estrategia de Washington en Levante y su falta de alternativaspermiten a Rusia discutirnuevamente el poder mundial. Con ese objetivo debe llevar a buen fin la guerra en Siria e Irak y asumir un rol arbitralenla región. A Obama por ahora le conviene que Putin le saque las castañas del fuego.
Mientras que los neoconservadores continúan fieles a la estrategia de la guerra permanente, los demócratas postergan la formulación de políticas para Levante y delegan en Rusia la lucha contra el EI. Fiel a la regla de las campañas electorales estadounidenses, en la de 2016 la política exterior tampoco ocupará un lugar importante,pero el retraso estratégico de Washington hará que Rusia fije la agendapara el Medio Oriente.