Trump comienza a pagar las facturas que llegan por su retórica de campaña
Antes de asumir el próximo viernes, el magnate ya enfrenta un grave conflicto diplomático con China. Adem´s, sus asesores y secretarios lo contradijeron en temas centrales
Eduardo J. Vior
Tiempo Argentino
15 de enero de 2017
Tiempo Argentino
15 de enero de 2017
Donald Trump ganó la elección del 8 de noviembre pasado con una
agresiva retórica nacionalista, xenófoba y misógina. Triunfó sin equipo y
con un programa limitado. Pretendía, y pretende, hacer la revolución
conservadora, pero los Estados Unidos no están solos en el mundo y los
secretarios que rejuntó para completar su gobierno juegan cada uno para
su equipo y ninguno para la selección.
El pasado viernes China advirtió extraoficialmente a través del
periódico Global Times que si EE UU intenta impedirle el acceso a las
islas artificiales que construyó en los últimos años en el Mar
Meridional, habrá guerra. El conflicto data de hace algunos años, cuando
Barack Obama intentó cercar al gigante asiático por el sur. Este
respondió construyendo las islas para instalar allí bases militares y
afianzar su soberanía sobre el Mar Meridional. Además de que Trump
durante la campaña electoral tronó repetidamente contra la invasión de
productos chinos, su designado Secretario de Estado, Rex Tillerson,
prometió el pasado martes 10 en la audiencia para su confirmación que
impediría a China acceder a las islas. El grave furcio diplomático es
producto de la improvisación del equipo que acompañará al nuevo
presidente a partir del próximo viernes 20.
La Constitución
estadounidense diferencia entre los miembros del Gabinete presidencial
que deben ser ratificados por el Senado y aquellos cargos que el
Presidente puede ocupar con personal de confianza. Entre estos últimos
el más importante es el de Jefe de Asesores, para el cual Trump designó a
su yerno Jared Kushner, de 36 años, esposo de su hija Ivanka. Artífice
del triunfo electoral de su suegro, Kushner es su persona de mayor
confianza.
También sin necesidad de ratificación, Steve
Bannon fue nombrado como Jefe de Asesores de la Casa Blanca. El nuevo
consejero fue hasta hace poco editor del sitio web Breitbart, plataforma
de la ciberderecha (“alt-right"), un movimiento blanco nacionalista,
racista y misógino.
A su vez, como Asesor en Seguridad
Nacional el mandatario eligió al general retirado Michael Flynn quien
entre 2011 y 2013 dirigió la Agencia de Inteligencia para la Defensa.
Prestigioso oficial de inteligencia, después de retirarse se desempeñó
como lobista de empresas rusas y turcas.
Para la Jefatura del
Gabinete, finalmente, fue nombrado Reince Priebus, presidente del
Comité Nacional Republicano y uno de los pocos dirigentes partidarios
con buenas relaciones con el presidente electo. Tiene asimismo buenos
lazos con el republicano presidente de la Cámara de Representantes Paul
Ryan, lo cual facilitará la relación con los republicanos en el
Congreso.
Mientras que el equipo de asesores está
compenetrado con las ideas del Presidente, aunque carece de muchos
conocimientos específicos –entre otros, los internacionales-, los
principales secretarios de departamentos gubernamentales oídos en el
Senado han desentonado fuertemente.
El Secretario de Estado
confirmado es Rex Tillerson, que entre 2006 y 2016 presidió ExxonMobil.
Los medios criticaron duramente sus lazos con Vladimir Putin y sus
críticas de 2014 a las sanciones contra Rusia. Sin embargo, durante la
audiencia Tillerson se defendió exitosamente de las acusaciones de
simpatía prorrusa y expresó su adhesión al Acuerdo Transpacífico de
Comercio (TPP) que Trump rechaza. No obstante, su amenaza contra China
demuestra cuán unilateral es su formación. Puede ser que se entienda
bien con estados productores de hidrocarburos, pero carece de
sensibilidad para tratar con el gigante asiático.
Por su
parte, el nuevo secretario de Defensa James N. Matti es un teniente
general retirado del Ejército que dirigió entre 2010 y 2013 el Comando
Conjunto Centro. Dado el despliegue mundial de las fuerzas armadas, las
opiniones políticas del Secretario de Defensa son relevantes. Mattis
apoya la convivencia de un estado judío y otro palestino y critica la
actual política israelí, piensa que Irán es la mayor amenaza para Medio
Oriente y cuestiona el acuerdo nuclear con ese país. También elogió
vivamente a la OTAN, pero no tiene idea de qué hacer en Asia Oriental.
Por
su lado, Jeff Sessions será el nuevo Fiscal General. Sessions es
partidario de no legalizar a los 12 millones de inmigrantes de hecho que
viven en el país y de reducir aún más la inmigración legal, se opuso a
la introducción del femicidio como figura penal, es radicalmente
antiabortista y descree del cambio climático. Consecuentemente, su
audiencia en el Senado duró dos días y estuvo jalonada de protestas
populares.
En tanto, John Francis Kelly, nuevo secretario de
Seguridad Interior, es un general retirado de la Infantería de Marina,
que sirvió como último destino como jefe del Comando Sur con sede en
Miami. Kelly rechazó que el planeado muro en la frontera con México
sirva para frenar la inmigración.
Todos los auditados entre
martes y jueves se opusieron a la reintroducción de la tortura, al
registro de los musulmanes, apoyaron el informe de inteligencia sobre
los ciberataques rusos y consideraron a Moscú un riesgo especial para la
seguridad de Estados Unidos, pero omitieron referirse a China. El
gobierno de Donald Trump comienza con serias contradicciones internas y
graves falencias en su visión internacional. El presidente electo
pretende modernizar el Estado y la economía con métodos reaccionarios,
pero no le basta con asesores leales: necesita un equipo de gobierno
coherente que no meta goles en contra y se ubique en un mundo
multipolar. «
Girando el foco de la relación con el mundo
La
política exterior de Donald Trump pretende reducir y racionalizar las
intervenciones de EE UU en el mundo, para controlar la producción
mundial de hidrocarburos y defender la propia área de influencia
internacional. La única motivación ideológica es el apoyo a Israel,
aunque al mismo tiempo busca una coexistencia pacífica con Rusia.
Al comparecer ante el Senado, para que ratifique su designación, el
nominado secretario de Estado Rex Tillerson(ex ExxonMobil) explicó la
futura política exterior. La audiencia se concentró en el informe de las
17 agencias de inteligencia sobre los ciberataques desde Moscú para
favorecer la elección de Trump. Tillerson consideró "preocupantes" las
informaciones y anticipó que mantendrá las sanciones contra Rusia, a la
que criticó también por la anexión de Crimea en 2014, aunque reprochó
que previamente no se hayan desplegado tropas allí. También defendió la
presencia de la OTAN en el este de Europa. Por otro lado, confirmó la
dureza de Trump sobre las relaciones con China. Asimismo, Tillerson
aprovechó su comparecencia para rebajar la tensión con México al que
mencionó como "un viejo amigo".
Trump sustituirá el multilateralismo demócrata por acuerdos bilaterales
de comercio e inversión y “secará” el mercado mundial absorbiendo
dólares para financiar las prometidas inversiones en infraestructura. Es
dudoso que tanto unilateralismo sea factible, pero el
empresario-presidente está acostumbrado a apostar fuerte para después
negociar. Habrá que ver quién lo para.
¿Otra oportunidad perdida?
Argentina
es importante para EE UU cuando en nuestro país hay gobiernos populares
que pueden soliviantar al resto del continente pero, cuando en la Casa
Rosada acampa una tropa afín al Imperio, nuestro país solo interesa por
sus recursos energéticos y minerales, por el Acuífero Guaraní y las
riquezas del mar periantártico, quizás por algunas inversiones
inmobiliarias y como posta para la bicicleta financiera global.
Nuestro país es una colonia angloholandesa y EE UU lo respeta. Lo
demuestran los viajes periódicos de la reina Máxima entrando y saliendo
por algún aeropuerto desconocido y la pleitesía que le rinde el
presidente Macri, el reconocimiento de la soberanía británica sobre
Malvinas por la ministra Malcorra, la base clandestina de Joe Lewis en
la Patagonia y los honores al ex rey de España, testaferro de los fondos
financieros angloholandeses titulares de las prestadoras españolas de
servicios públicos.
Barack Obama presionó brutalmente, hasta someter a Argentina. El
gobierno de Donald Trump, por el contrario, amaga con desentenderse de
América Latina, mientras sus negocios florezcan.
El control sobre Argentina quedaría primordialmente librado a la
sagacidad de los monarcas europeos y sus gerentes locales.
El Reino Unido y los Países Bajos son fuertes por su poder financiero y
militar, pero más poderosos por el servilismo de los gobernantes y la
miopía de los opositores. Si Washington mira para otras latitudes,
tendremos la chance de recuperar independencia. ¿Sabremos aprovechar la
oportunidad?