El pase del torero
Aunque preocupados porque Trump
agudiza la tensión con China, los medios norteamericanos siguen
profundizando la tirantez con Rusia, mientras Putin los elude.
Aunque se manifiestan preocupados porque el
entrante presidente Donald Trump está agudizando la tensión con China,
bajo la influencia de Barack Obama los medios demócratas norteamericanos
siguen atacando a Rusia como forma de dirimir en la política mundial su propia polarización interna. Tanto más sabia aparece, entonces, la actitud de Vladimir Putin quien, con pases de torero, elude un ataque tras otro.
Después de que el martes 27 la Casa Blanca anunció
la expulsión de 35 diplomáticos y numerosos agentes de la inteligencia
rusa como represalia por intromisiones cibernéticas rusas en el Comité
Nacional Demócrata (DNC, por la sigla en inglés) durante la última
convención del partido en julio pasado y la difusión de mails privados
de Hillary Clinton, el ministro ruso de Asuntos Exteriores Serguéi
Lavrov amenazó primero con represalias contra representantes
estadounidenses en Rusia. Sin embargo, el jueves 29 Vladimir Putin
rechazó replicar las sanciones, envió saludos de fin de año a Barack
Obama y su familia e invitó a los hijos de los diplomáticos
norteamericanos acreditados en Moscú a acompañar las festividades en el
Kremlin. Si Putin hubiera replicado las sanciones, habría empeorado las
relaciones entre ambos países y dificultado sensiblemente el
reacercamiento que Trump y él desean.
No obstante, la arremetida se repitió al día
siguiente. El viernes 30 el Washington Post informó que hackers rusos
habrían penetrado la red eléctrica del estado de Vermont, en el noreste
de EE.UU. La información -mechada con referencias a “fuentes de la
seguridad nacional”- se viralizó inmediatamente en Twitter y en medios
de todo el país. Sin embargo, como reveló Glenn Greenwald el lunes 2,
tal irrupción no existió. Lo que sucedió fue que, después de que la
empresa proveedora local Burlington Electric recibió de la Secretaría de
Seguridad Interior (Homeland Security) la información sobre el software
dañino hallado en las computadoras del DNC, revisó sus computadoras y
encontró el mismo código en una laptop no conectada a la red eléctrica.
Como el periódico no consultó a la compañía eléctrica antes de publicar
su denuncia sensacionalista, la empresa sacó su desmentida en un
periódico local.
Considerando los mutuos ataques cibernéticos entre
Rusia y Estados Unidos desde hace años, no sería imposible que el FSB
ruso haya intervenido en la campaña electoral norteamericana, pero no
hay pruebas que lo confirmen. Que en la laptop analizada en Burlington
se haya encontrado software de origen ruso no quiere decir que los
servicios de ese país lo hayan introducido allí, ya que el software
maligno puede comprarse en el mercado casi tan fácilmente como el legal.
Aunque más tarde el Post corrigió en algo su
versión, el múltiple retuiteo de su artículo ya había generado la
esperada reacción histérica. Es que los medios demócratas y muchos de
los republicanos no digieren todavía la victoria electoral de Donald
Trump y toman su propósito de normalizar las relaciones con Rusia por
evidencia de su alianza con Vladimir Putin. La prevención antirrusa
extendida entre políticos, militares y empresarios norteamericanos sirve
de base de legitimación a cualquier medida que agudice la tensión entre
ambos países.
Los medios demócratas están realmente preocupados
por el rango semioficial que el futuro presidente ha dado a sus vínculos
con Taiwán, desconociendo 45 años de política de “una sola China” de
los sucesivos gobiernos estadounidenses. El liderazgo militar chino, a
su vez, está seriamente alarmado por el giro que se perfila y anunció la
realización de maniobras navales frente a la isla rebelde, agudizando
así la tensión en el sur de Asia. La preocupación de los medios
demócratas tiene fundamento en este caso, pero también deberían llamar a
la cautela en relación a Rusia.
Es probable que Donald Trump y Vladimir Putin mejoren la relación entre ambos países, contribuyendo seriamente a la distensión en Europa, Levante y el ciberespacio. No obstante, si el precio a pagar es el empeoramiento de los vínculos con China, salimos de la sartén para caer en el fuego. A los medios norteamericanos cabe una responsabilidad mayor sobre el clima psicológico que crean en la opinión pública norteamericana y occidental, por lo que sería bastante útil para la paz mundial que hallaran un medio para superar pacíficamente la propia polarización.
Es probable que Donald Trump y Vladimir Putin mejoren la relación entre ambos países, contribuyendo seriamente a la distensión en Europa, Levante y el ciberespacio. No obstante, si el precio a pagar es el empeoramiento de los vínculos con China, salimos de la sartén para caer en el fuego. A los medios norteamericanos cabe una responsabilidad mayor sobre el clima psicológico que crean en la opinión pública norteamericana y occidental, por lo que sería bastante útil para la paz mundial que hallaran un medio para superar pacíficamente la propia polarización.
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Eduardo J. Vior