El ocaso de una gran nación en un mundo plagado de peligros
La decisión de Donald Trump de retirarse del Acuerdo de París es otro gesto en su batalla por despegarse de los aliados históricos de EE.UU. y ganar apoyo popular
Eduardo J. Vior
Tiempo Argentino
4 de junio de 2017
Donald Trump ganó las elecciones de noviembre pasado tronando contra
la decadencia del poder norteamericano en el mundo. Para revertir esta
tendencia, quiere retornar al proteccionismo y, como anunció el jueves,
retirar a su país del Acuerdo sobre Cambio Climático de París signado
por su antecesor Barack Obama en 2015. Con estas medidas, el mandatario
intenta devolver a su nación su anterior posición dominante, pero el
tiro puede salir por la culata.
Mientras Trump anunciaba el
retiro de su país del Acuerdo y la intención de renegociarlo o de buscar
uno totalmente nuevo, la Unión Europea y China ratificaron este jueves y
viernes en una cumbre en Bruselas su compromiso con el libre comercio y
la reducción de las emisiones de carbono. El día anterior, en Berlín,
la canciller Angela Merkel y el primer ministro chino Li Kechiang,
abogaron por fronteras comerciales abiertas y por la concertada
reconversión ecológica de sus respectivas industrias automotrices.
El
primer ministro le garantizó a Alemania, además, el apoyo de China en
la reunión del G-20 (la conferencia de los 20 países más desarrollados,
incluso Argentina) prevista para el 7 y 8 de julio próximos en Hamburgo.
A
partir de 2018 la industria automotriz china debe vender cada año más
vehículos eléctricos. Como el país asiático es también el principal
mercado para los automotores alemanes, las automotrices de ambos países
aprovecharon la reunión para intensificar su cooperación.
"Los
efectos crecientes del cambio climático requieren una respuesta
decidida", expresa la declaración conjunta de la Unión Europea (UE) y
China dada a conocer el viernes. China es el mayor contaminador mundial
de la atmósfera, pero recientemente ha encarado una enérgica política de
reconversión ecológica de su industria, un magnífico negocio también
para sus socios europeos. Por el contrario, Trump busca aumentar las
exportaciones de bienes producidos con tecnologías viejas y reducir los
costos medioambientales para recuperar porciones del mercado mundial.
Antes de la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático que se
celebrará en noviembre en Bonn habrá, por lo tanto, duras negociaciones.
La
visita de Li y la declaración conjunta coinciden con la posición
pública de Merkel en el sentido de que los europeos deben tomar su
destino en sus manos, porque ya no pueden confiar en Estados Unidos.
También Rusia salió a apoyar el cumplimiento del acuerdo climático de
2015 en un comunicado de la Presidencia.
La simultaneidad de la
cumbre en Bruselas con el anuncio de Trump indica el desplazamiento
producido en el poder mundial, pero también necesidades internas de los
contendientes. En Gran Bretaña hay elecciones el próximo 8, en Francia
el 11 y el 18 de junio, en Alemania el 24 de septiembre, en China se
reúne en algunos meses el 19º Congreso del Partido Comunista y Trump
necesita recuperar puntaje entre su electorado. Todos los líderes
mundiales propenden, por consiguiente, a mostrarse enérgicos y
decididos. Las verdaderas negociaciones vendrán después.
Para
compensar la relación con China, la canciller alemana recibió el
miércoles al primer ministro de India Narendra Modi. El país surasiático
rehusó la invitación a participar en el reciente Foro de Beijing y
Shanghai sobre la Ruta de la Seda (la construcción de puertos, rutas,
gasoductos y otros tipos de infraestructura en más de 60 países de Asia,
Europa y África), mas no busca aliados en EE UU, sino en Europa.
La
única líder europea que no critica a Trump es Theresa May. Viendo
peligrar su mayoría en la elección del 8, la primera ministra británica
ha cerrado filas con el mandatario norteamericano para contrapesar a
Alemania y Francia.
El esquema diseñado al fin de la Segunda
Guerra Mundial suponía que el Atlántico Norte sería un lago interior de
la Alianza Occidental. Ahora ambas orillas del océano se distancian,
pero no solo por responsabilidad de Trump. En múltiples ocasiones
Washington actuó unilateralmente e impuso a sus aliados las
consecuencias. Entretanto, China, Rusia, India y la Unión Europea
acaudillada por Alemania se han convertido en potencias fuertes e
independientes. Ahora el presidente norteamericano recluye a su país en
sí mismo, para preparar una nueva ofensiva. Donald Trump no es el
causante de la declinación de Estados Unidos, sino su emanación.
Se
ha abierto un período de alianzas cambiantes y conflictos frontales
entre las potencias en el que los países medianos y pequeños seremos las
primeras víctimas. Gobiernos patriotas e inteligentes están
reorientándose, para sobrellevar la nueva competencia hegemónica. El
argentino, no. «