Agencia Télam
Se dispararon los precios del gas licuado norteamericano en Europa
Tras el anuncio de la ministra alemana de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock, de que el gasoducto Nord Stream 2 "todavía no puede ser autorizado", los precios del gas en Europa volvieron a subir considerablemente, beneficiando a los importadores de GNL de EE.UU.
Analista internacional
El precio del gas ha alcanzado este lunes un nuevo récord. Los contratos para el 14 de diciembre alcanzaron por la tarde un valor récord de 118 euros por megavatio hora (MWh). Esto es un buen diez por ciento más que el viernes. Los observadores del sector citaron como motivo para el alza las declaraciones de la ministra de Exteriores.
Al ser entrevistada por el informativo Heute Journal por ZDF, subrayó que el oleoducto "no cumple los requisitos de la legislación europea en materia de energía y, de todos modos, las cuestiones de seguridad siguen sin resolverse".
En su acuerdo de coalición el Partido Socialdemócrata (SPD), los Verdes y el Partido Liberal Democrático (FDP) determinaron que los proyectos energéticos se sometan a la legislación europea, "y eso significa que, tal y como están las cosas, este gasoducto no puede aprobarse porque no cumple los requisitos de la legislación europea en materia de energía y, de todos modos, las cuestiones de seguridad siguen sin resolverse", declaró la política de los Verdes. El argumento es que el consorcio Nord Stream AG está registrado como empresa suiza y no en algún país de la UE, pero ésta no es una novedad: se sabía desde que el Estado alemán aceptó el tendido de la conexión.
¿Dónde quedan, entonces, el principio de continuidad jurídica y la obligación de los Estados de cumplir los compromisos contraídos?
Baerbock añadió que EE.UU. y el anterior gobierno alemán habían discutido "que en caso de nuevas escaladas de la tensión en Europa Oriental, este oleoducto no podría conectarse a la red". Se refería a la tensa situación en la frontera entre Rusia y Ucrania.
El gasoducto desde Rusia hasta Alemania se completó hace semanas. La Agencia Federal de Redes tiene hasta principios de enero, para decidir sobre el permiso de explotación del mismo a través del cual se suministrarán anualmente hasta 55.000 millones de metros cúbicos de gas natural desde Rusia a Alemania.
La actual ministra se había manifestado en contra del Nord Stream 2 ya durante la campaña electoral previa a las elecciones al Bundestag. Sin embargo, el nuevo canciller Olaf Scholz aún no ha adoptado una posición clara al respecto.
El escenario más probable es que la confirmación regulatoria final podría extenderse hasta el final del tercer trimestre o incluso el cuarto trimestre de 2022, pero, si el conflicto entre Rusia y la OTAN por Ucrania se intensifica, es probable que aumente la presión de Estados Unidos y de los Estados de Europa del Este sobre el gobierno alemán para que congele el proyecto.
Para los Verdes y Annalena Baerbock esto sería un gran éxito en política exterior. La decisión del gobierno, empero, aún no está definida, porque en el SPD siguen existiendo algunos destacados partidarios del ducto como la ministra presidenta de Mecklemburgo-Antepomerania, Manuela Schwesig.
Es cuestionable cuáles son las alternativas al gas procedente de Rusia. A pesar de la expansión de las energías renovables, Alemania y otros países de la UE seguirán dependiendo de las importaciones de gas y petróleo en un futuro próximo, sobre todo porque, según el acuerdo fundante de la nueva coalición de gobierno, la República Federal pretende adelantar la eliminación de la generación de electricidad con carbón, además de acabar con la energía nuclear. "Lo ideal sería conseguirlo antes de 2030”, dice el acuerdo.
Si se retrasa la autorización y el invierno es frío, aumentarán las importaciones del gas licuado procedente de Estados Unidos, que se obtiene principalmente mediante el método de fracturación hidráulica, muy perjudicial para el medio ambiente.
En su función como ministro de Economía de la Gran Coalición, durante el pasado otoño boreal el actual canciller Olaf Scholz habría ofrecido a EE.UU. apoyar la importación de gas natural estadounidense a través del Mar del Norte en paralelo a la construcción del Nord Stream 2. Considerando sus elevados costos medioambientales, hasta ahora no se sabe si los Verdes se oponen a dicha importación.
La oposición de los ecologistas y toda la prensa atlantista contra el gasoducto no sólo beneficia la importación de gas de EE.UU. y fortalece el bloque antirruso en Europa, sino que contribuye a justificar las operaciones militares de la UE en África.
En un estudio reciente Greenpeace acusa a Italia, España y Alemania de haber gastado más de 4.000 millones de euros desde 2018, para asegurar militarmente la importación de petróleo y gas. Según la investigación, cinco de las ocho misiones militares de la Unión Europea tienen este propósito. Un ejemplo es la misión "Irini" frente a las costas libias. Aunque se supone que vigila el cumplimiento del embargo de armas de la ONU contra Libia, también controla y regula las exportaciones ilegales de petróleo robado desde el país norafricano.
Del mismo modo la operación "Atalanta" en el Cuerno de África protege los numerosos transportes de petróleo y gas que, procedentes del Golfo, se dirigen a Europa a través del Mar Rojo. Ahora Alemania tiene una ministra de Relaciones Exteriores que, como diputada de la oposición en el Bundestag, aprobó la participación alemana en "Atalanta".
En ese momento Baerbock quedó en minoría en su grupo parlamentario, pero es de suponer que los Verdes, como socios de gobierno del SPD y del FDP, volverán a dar pronto su acuerdo a las misiones militares que el gobierno federal considere necesarias. Sobre todo, porque las mismas son ordenadas por la UE, cuya trayectoria Baerbock describe como una "historia de éxito".
En el contexto europeo la industria alemana está hoy a la vanguardia de la transición hacia la utilización plena de fuentes renovables de energía, pero el financiamiento de esta transición depende de que Alemania tenga buenas relaciones con Rusia y siga accediendo sin problemas al mercado chino, su principal socio comercial y económico.
Además, una vez que el Bundestag ya en 2012 decidió cerrar todas las centrales nucleares hasta el final de 2022 y que en el contrato de la actual coalición se acordó adelantar a 2030 el límite para la utilización de carbón como combustible. Entre tanto, mientras se desarrollan las fuentes de energía alternativa (viento, agua, hidrógeno, etc.) y toda la sociedad se adapta para utilizarlas, la industria aumentará su consumo de gas.
El segundo gasoducto que atraviesa el Mar Báltico tiene la función de asegurar el abastecimiento de gas durante la transición. Contra el mismo los partidarios de la alianza atlántica alegan la dependencia que generará respecto a la estrategia europea de Rusia. Este mismo argumento lo refuerzan con la referencia a la crisis en torno a Ucrania, ya que, aducen, si Putin invade el país vecino, de ningún modo se puede autorizar una tubería que le daría el poder sobre los suministros de energía a la principal potencia del continente.
La falacia de dicha argumentación reside en que Rusia no piensa invadir Ucrania por sus costos, Alemania es la más perjudicada, si no se pone en actividad el ducto ya terminado (además de las multas que tendrá que pagar), y Estados Unidos el único beneficiado. La República Federal puede pagar muy caro el ecologismo atlantista de su ministra de Exteriores y la UE.