Xiomara Castro asume con el apoyo de todo el continente
La presencia de la vicepresidenta norteamericana, de Cristina Fernández y de líderes de todo el continente legitima la lucha del nuevo gobierno hondureño contra la corrupción.
La presidenta electa de Honduras, Xiomara Castro,
asumirá el próximo jueves 27 con la presencia de los presidentes de
México, El Salvador y Panamá, las vicepresidentas de Estados Unidos y
Argentina, el presidente electo de Chile, los expresidentes de Brasil,
Luiz Inácio Lula da Silva, y de Bolivia, Evo Morales, y el rey de
España. Un rol especial tiene la vicepresidenta argentina, Cristina
Fernández de Kirchner, quien este miércoles 26 da en la Universidad
Nacional de Honduras una conferencia con el título “Los pueblos siempre vuelven”.
La composición variopinta de los asistentes al acto otorga a la nueva mandataria una gran legitimidad en medio de la crisis institucional y política que vive su país, pero también refleja los alcances y limitaciones del nuevo gobierno.
La asunción de la candidata del partido Libre (Libertad y Refundación) no sólo implicará por primera vez el acceso de una mujer a la presidencia sino el fin del bipartidismo entre los partidos Nacional y Liberal que han gobernado el país desde fines del siglo XIX, con la sola excepción de las dictaduras militares y del gobierno de Manuel “Mel” Zelaya (2006-09), quien venía del liberalismo, rompió con él con una plataforma reformista, siendo luego derrocado por un golpe de estado. La resistencia fue inmediatamente encabezada por su esposa, Xiomara Castro, quien en 2011 fundó el partido del que el expresidente es “coordinador”.
La dirigente de 62 años llega a la presidencia de un país de 9,5 millones de habitantes de los cuales el 70 por ciento vive en la pobreza y un millón en EE.UU. La economía de Honduras tiene como base principal la producción de banana, café y palma africana. Su sector económico determinante es el agrícola, seguido por la minería y la maquila. Es la décimo octava economía de Iberoamérica en términos de producto interno bruto (PIB) nominal.
Los datos publicados anualmente por el Fondo Monetario Internacional (FMI) muestran que hasta 2015 la economía de Honduras tuvo un ascenso, llegando a situarse en los 20.295 millones de dólares, para después descender. Sin embargo, a la salida de la pandemia de Covid19 muestra una tasa de recuperación del 10% en 2021 que, empero, no tiene correlato en la creación de empleo. Su PIB per cápita asciende a sólo 2.406 dólares. En 2016 registraba la mayor desigualdad por ingreso de todo el continente.
La composición variopinta de los asistentes al acto otorga a la nueva mandataria una gran legitimidad en medio de la crisis institucional y política que vive su país, pero también refleja los alcances y limitaciones del nuevo gobierno.
La asunción de la candidata del partido Libre (Libertad y Refundación) no sólo implicará por primera vez el acceso de una mujer a la presidencia sino el fin del bipartidismo entre los partidos Nacional y Liberal que han gobernado el país desde fines del siglo XIX, con la sola excepción de las dictaduras militares y del gobierno de Manuel “Mel” Zelaya (2006-09), quien venía del liberalismo, rompió con él con una plataforma reformista, siendo luego derrocado por un golpe de estado. La resistencia fue inmediatamente encabezada por su esposa, Xiomara Castro, quien en 2011 fundó el partido del que el expresidente es “coordinador”.
La dirigente de 62 años llega a la presidencia de un país de 9,5 millones de habitantes de los cuales el 70 por ciento vive en la pobreza y un millón en EE.UU. La economía de Honduras tiene como base principal la producción de banana, café y palma africana. Su sector económico determinante es el agrícola, seguido por la minería y la maquila. Es la décimo octava economía de Iberoamérica en términos de producto interno bruto (PIB) nominal.
Los datos publicados anualmente por el Fondo Monetario Internacional (FMI) muestran que hasta 2015 la economía de Honduras tuvo un ascenso, llegando a situarse en los 20.295 millones de dólares, para después descender. Sin embargo, a la salida de la pandemia de Covid19 muestra una tasa de recuperación del 10% en 2021 que, empero, no tiene correlato en la creación de empleo. Su PIB per cápita asciende a sólo 2.406 dólares. En 2016 registraba la mayor desigualdad por ingreso de todo el continente.
La extrema dependencia de las remesas de los emigrados y del apoyo
externo en la lucha contra el crimen hace tanto más significativa la
presencia de la vicepresidenta norteamericana, Kamala Harris.
Además, el 90% del comercio exterior se realiza con Estados Unidos. El
respaldo estadounidense a Xiomara Castro se empezó a manifestar antes de
los comicios generales, con la visita del secretario adjunto de Estado
para Asuntos del Hemisferio Occidental, Brian A. Nichols. Tres semanas
después, la subsecretaria de Estado para Seguridad Civil, Democracia y
Derechos Humanos, Uzra Zeya, estuvo en la capital hondureña donde se
reunió con Castro.
“El mandatario salvadoreño Nayib Bukele, por ejemplo, tiene problemas con Washington por sus relaciones con China. Por lo tanto, a la administración de Joe Biden no le convendría asumir una política de alejamiento con Honduras”, dijo a la agencia Sputnik René Hernández, quien fue candidato suplente a diputado por Libre. El dirigente remarcó que la política exterior hondureña se basará en el multilateralismo y la libre determinación de los pueblos. Si bien recordó que la resistencia a los gobiernos del Partido Nacional tras el golpe de Estado contra Zelaya tuvo durante los últimos 12 años el respaldo de Venezuela, Cuba y Nicaragua, la prudencia –dijo- aconseja mantener la equidistancia entre todos sus apoyos y no malquistarse con nadie.
Por su parte, en una entrevista del pasado 2 de diciembre con el diario El Heraldo el vicepresidente electo de Honduras, Salvador Nasralla, consideró fundamental el trabajo con Estados Unidos: “La relación con ellos es tan buena que 48 horas antes del triunfo ya la embajada y gobierno habían reconocido esa victoria”. Según Nasralla, Honduras conservará sus lazos con Taiwán, no así con China continental, ya que, mientras tengamos el apoyo de Washington, “no hay razón para pelearse con el socio y con la potencia que tenemos cerca. Es la que nos compra la mayoría de las cosas”. En consecuencia con esta postura, en la asunción de Castro estará presente el vicepresidente de Taiwán, William Lai, lo que motivó una dura protesta del gobierno chino.
Aunque Xiomara Castro obtuvo un triunfo abrumador en las presidenciales, no pudo convalidarlo en el Congreso, donde sólo consiguió 50 de los 128 diputados y se verá obligada a tejer alianzas con los partidos Nacional y Liberal para lograr la aprobación de sus proyectos legales. La primera crisis se planteó el pasado viernes 21, cuando un grupo de diputados de Libre votó como presidente de la junta directiva del parlamento a uno de los suyos, Jorge Cálix, y no a Luis Redondo, del Partido Salvador de Honduras (PSH), presidido por el vicepresidente Salvador Nasralla. La presidenta electa no reconoció esta directiva de Cálix y Libre expulsó a 18 disidentes (2 de ellos se rectificaron) a quienes ella tildó de “traidores”.
“El mandatario salvadoreño Nayib Bukele, por ejemplo, tiene problemas con Washington por sus relaciones con China. Por lo tanto, a la administración de Joe Biden no le convendría asumir una política de alejamiento con Honduras”, dijo a la agencia Sputnik René Hernández, quien fue candidato suplente a diputado por Libre. El dirigente remarcó que la política exterior hondureña se basará en el multilateralismo y la libre determinación de los pueblos. Si bien recordó que la resistencia a los gobiernos del Partido Nacional tras el golpe de Estado contra Zelaya tuvo durante los últimos 12 años el respaldo de Venezuela, Cuba y Nicaragua, la prudencia –dijo- aconseja mantener la equidistancia entre todos sus apoyos y no malquistarse con nadie.
Por su parte, en una entrevista del pasado 2 de diciembre con el diario El Heraldo el vicepresidente electo de Honduras, Salvador Nasralla, consideró fundamental el trabajo con Estados Unidos: “La relación con ellos es tan buena que 48 horas antes del triunfo ya la embajada y gobierno habían reconocido esa victoria”. Según Nasralla, Honduras conservará sus lazos con Taiwán, no así con China continental, ya que, mientras tengamos el apoyo de Washington, “no hay razón para pelearse con el socio y con la potencia que tenemos cerca. Es la que nos compra la mayoría de las cosas”. En consecuencia con esta postura, en la asunción de Castro estará presente el vicepresidente de Taiwán, William Lai, lo que motivó una dura protesta del gobierno chino.
Aunque Xiomara Castro obtuvo un triunfo abrumador en las presidenciales, no pudo convalidarlo en el Congreso, donde sólo consiguió 50 de los 128 diputados y se verá obligada a tejer alianzas con los partidos Nacional y Liberal para lograr la aprobación de sus proyectos legales. La primera crisis se planteó el pasado viernes 21, cuando un grupo de diputados de Libre votó como presidente de la junta directiva del parlamento a uno de los suyos, Jorge Cálix, y no a Luis Redondo, del Partido Salvador de Honduras (PSH), presidido por el vicepresidente Salvador Nasralla. La presidenta electa no reconoció esta directiva de Cálix y Libre expulsó a 18 disidentes (2 de ellos se rectificaron) a quienes ella tildó de “traidores”.
Ante esta situación las expresiones de solidaridad a través de diferentes redes y plataformas políticas de toda América Latina y el Caribe no se hicieron esperar. La primera de ellas fue la de la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina (COPPPAL). Asimismo el Grupo de Trabajo del Foro de Sao Paulo (GT-FSP) expresó su total solidaridad a la presidenta electa.
Ambas Juntas Directivas del Congreso Nacional carecen de legalidad, según abogados, al violentar la Ley Orgánica del Poder Legislativo. No obstante, el respaldo de la presidenta a Redondo podría obligar a la parte disidente a negociar.
Dada la representación legislativa minoritaria de Libre, era de esperar que la presidencia de Castro sea "cuesta arriba". El Partido Nacional y el Partido Liberal se han propuesto debilitar la alianza que hizo posible el triunfo electoral de la izquierda. Según informes de Transparencia Internacional, “para lograr esta disrupción, hubo negociaciones oscuras, ha habido denuncias de ofrecimientos millonarios, de automóviles blindados, de cuotas de poder”. Y menciona en este contexto "el temor que hay en un grupo muy grande de políticos y empresarios de que se cumplan las promesas de Xiomara Castro en torno a la instalación de una nueva misión internacional contra la corrupción".
De las 30 promesas hechas por la nueva presidenta para cumplir en los primeros 100 días de gobierno, hay algunas directamente ligadas a la empresa privada, otras con valor simbólico, como la venta del avión presidencial o la reducción de salarios de altos funcionarios, las promesas que implican derogar leyes que violentan derechos ciudadanos o de trabajadores, el establecimiento de relaciones internacionales de forma soberana o bien, leyes sobre presos de la tercera edad o detenidos políticos.
Algunas pueden cumplirse por la simple voluntad de la presidenta, pero otras competen a la votación por mayoría calificada dentro del Congreso Nacional (86 votos) y todavía otras que deben ser consensuadas, como la renegociación del Estatuto del Docente para la impostergable mejora de la situación del magisterio-.
Especialmente aquellas reformas que desmonten el neoliberalismo requerirán la movilización de la clase trabajadora, por ej. para derogar el “empleo por horas” y otra para eliminar las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE), también llamadas “Ciudad Modelo”, áreas administrativas autónomas con legislación y gobierno propio, supuestamente para promover el crecimiento económico. Otro tema conflictivo será la recuperación de la ENEE (Empresa Nacional de Energía Eléctrica).
En la población hay una gran expectativa de que el gobierno tome posesión, empiece a trabajar y comience a resolver los grandes problemas, como el desempleo, la seguridad pública y la lucha contra la corrupción. Ese es el gran reto que van a tener las nuevas autoridades.
No puede esperarse que el futuro ejecutivo haga grandes reformas. No sólo la resistencia que ofrecerán las fuerzas conservadoras, la corrupción imperante y las redes de narcotráfico que todo lo permean, sino que también la configuración de la coalición entre Libre, el PSH y la Socialdemocracia pone un fuerte freno a cualquier ilusión reformista. Mucho dependerá de la actitud de EE.UU. Si supera el mero declaracionismo, mejora –junto con México- la situación de las decenas de miles de migrantes hondureños que transitan hacia el Norte, bloquea las cuentas de empresarios y políticos corruptos y corrige la actuación de la DEA, Xiomara Castro puede obtener algunos éxitos en la lucha contra el crimen y afirmar reglas institucionales que permitan la transición hacia una democracia sustantiva. Ya sería un enorme avance para Honduras y América Central.
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Eduardo J. Vior