viernes, 28 de octubre de 2022

El Imperio está perdiendo el sentido de realidad

 

Cazador cazado

La irritación que EE.UU. manifiesta después del chasco que los asesores de Biden se llevaron con Arabia Saudita demuestra la pérdida de sentido de realidad del Imperio en decadencia

Por Eduardo J Vior
Por Eduardo J. Vior
Agencia Télam
27-10-2022 | 20:55
Antony Blinken
Antony Blinken


El secretario de Estado estadounidense Antony Blinken dijo el miércoles que Estados Unidos reevaluaría su relación con Arabia Saudita por la decisión del reino de poner en práctica el acuerdo adoptado por la OPEP+ (la asociación de la OPEP con otros países exportadores de petróleo) para recortar la producción de petróleo a partir del próximo mes, una medida sobre la que la Casa Blanca afirma que ayuda al esfuerzo bélico de Moscú contra Ucrania. Ofendida por el fracaso de sus gestiones, para que Riyad no se sumara al parcial boicot petrolero, la diplomacia norteamericana impulsa ahora que el Congreso suspenda la ayuda militar a Arabia Saudita. Con la iniciativa Washington se malquista con un viejo aliado en Medio Oriente, sin un provecho visible.

Los líderes sauditas decidieron a principios de este mes unirse a Rusia para liderar un cártel de productores de petróleo y anunciar el recorte de la producción en dos millones de barriles diarios, lo que podría elevar los precios y, secundariamente, ayudar a Rusia que está gastando mucho en su guerra en Ucrania.

Este miércoles el secretario de Estado Antony J. Blinken reiteró que considera "equivocada" la decisión anunciada el 5 de octubre en Viena por la OPEP+, un grupo de 23 países productores de petróleo que incluye a Rusia. También dijo que la reevaluación de la relación entre Estados Unidos y Arabia Saudita se haría "en consulta con los miembros del Congreso, para asegurarnos de que la relación refleje mejor nuestros propios intereses".

Los funcionarios sauditas responden que la OPEP+ toma sus decisiones exclusivamente en base a un análisis económico del mercado del petróleo y no por motivos políticos. También niegan estar cooperando con Rusia en materia de política petrolera.

En la entrevista con Bloomberg, Blinken dijo que el gobierno de EE.UU. reconocía que desde el anuncio de la OPEP+ Arabia Saudita había hecho algunos gestos “para ayudar a Ucrania”, incluyendo el apoyo a una reciente resolución de la Asamblea General de la ONU que condena la incorporación a Rusia de cuatro provincias del sur y del este y un anuncio de Riad de que dará a Ucrania 400 millones de dólares en ayuda humanitaria adicional. "Ambos son avances positivos", dijo el secretario, pero "no compensan la decisión que tomó la OPEP+ sobre la producción".

Estados Unidos y sus aliados han impuesto amplias sanciones económicas a Rusia desde que ésta emprendió las hostilidades contra Ucrania en febrero, pero Rusia ha seguido obteniendo importantes ingresos de las exportaciones de petróleo debido a los altos precios mundiales del crudo. Entre tanto, éstos dan señales de descender, porque el aumento de las tasas de interés en EE.UU. revalorizó el dólar y está bajando los precios relativos de los productos transables (commodities). Ciertamente, el anuncio de la OPEP+ no ha provocado todavía un aumento de los precios del petróleo, pero los funcionarios estadounidenses están pendientes de lo que ocurra, cuando la disminución de la producción entre en vigor en noviembre.

Estados Unidos y sus aliados europeos también están tratando de elaborar un complejo mecanismo para imponer un tope de precios al petróleo ruso, en tanto a principios de diciembre entra en vigor un embargo parcial de Europa sobre el producto. Sin embargo, el anuncio de la OPEP+ en octubre complicó estas iniciativas.

A finales de septiembre los funcionarios estadounidenses trataron de persuadir a Arabia Saudita de que no se adelantara a la decisión del cártel petrolero anunciando por su cuenta el recorte de la producción. Entonces pensaron que los sauditas respetarían el acuerdo confidencial que habían alcanzado en mayo, para que el reino presionara a la OPEP+ para que anunciara aumentos graduales de la producción de petróleo a lo largo del otoño y así ayudara a bajar los altos precios del hidrocarburo. Sin embargo, los sauditas niegan haber hecho tal acuerdo y afirman que ellos actúan exclusivamente en función de las condiciones del mercado.

Evidentemente, la diplomacia norteamericana hizo sus cálculos en base a un esbozo de promesa saudita que nunca se concretó. Ahora el Departamento de Estado está ofendido por la supuesta deslealtad saudita y reacciona irritado.

Tras el anuncio de que la OPEP+ recortará drásticamente la producción de petróleo, el presidente Biden pidió que se "reevaluara" la relación de Washington con Arabia Saudita y varios miembros del Congreso han propuesto leyes para castigar a su más antiguo aliado en Oriente Medio. Sin embargo, sólo un instrumento legislativo -la Resolución de Poderes de Guerra de Yemen (WPR, por sus siglas en inglés)- tiene perspectivas realistas de ser adoptada y transformar la relación entre Estados Unidos y Arabia Saudita.

La Resolución de Poderes de Guerra fue adoptada en 1973 para sacar a Estados Unidos de Vietnam. La ley daba al Congreso el control sobre el uso que el ejecutivo puede hacer de la fuerza militar. De acuerdo con sus normas, los proyectos de ley que invocan la WPR reciben un estatus especial acelerado que requiere que el Congreso los vote en los 15 días legislativos siguientes a su presentación.

La promulgación de una WPR sobre Yemen cambiaría fundamentalmente la relación entre Estados Unidos y Arabia Saudita, al poner fin al apoyo de Washington a la agresión de Riyad contra Yemen. También pretende demostrar al príncipe heredero saudí Mohamed bin Salman el enojo de Estados Unidos, si lleva a cabo políticas contrarias a los intereses norteamericanos.

El proyecto de ley ya cuenta con un importante apoyo en el Congreso, con 118 miembros de la Cámara y 12 senadores y está a la espera de ser presentado. En medio del enfado por la decisión de la OPEP+, los congresistas han propuesto también otras respuestas. El senador Bob Menéndez (demócrata de Nueva Jersey), por ejemplo, declaró recientemente que "como presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado no daré luz verde a ninguna cooperación con Riad hasta que el reino reevalúe su posición respecto a la guerra en Ucrania".

Otros representantes fueron aún más lejos, pidiendo la retirada completa de los sistemas de defensa antimisiles y de las tropas estadounidenses tanto de Arabia Saudita como de los Emiratos Árabes Unidos. Asimismo se presentaron en la Cámara y en el Senado proyectos para prohibir durante un año la transferencia de armas, piezas de repuesto y apoyo logístico al ejército saudita.
Si bien es saludable que, después de ocho años de agresión saudita y emiratí contra Yemen, EE.UU. decida cortar su ayuda militar a los invasores, es sintomático que suceda en momentos en que Saudiarabia da claras señales de autonomía, al acompañar la decisión de la OPEP+. Desde que los norteamericanos comenzaron hace cinco años a exportar hidrocarburos, se convirtieron en competidores de los sauditas. Por otra parte, después de que el apoyo ruso a Siria frustrara allí la intervención saudita, luego de que Israel llegara a una convivencia respetuosa con Rusia y de que el estrechamiento de los lazos entre Moscú y Teherán desbalanceara peligrosamente la relación de fuerzas en Oriente Medio, Riyad entendió que Estados Unidos ya no podía ni quería apoyarlo. El príncipe heredero Mohamed bin Salman salió entonces a transitar nuevos caminos. Uno de ellos lo llevó a Moscú.

Si el Congreso norteamericano suspende la ayuda militar a Arabia Saudita, pero no reencauza su vínculo con la sufriente Yemen, no habrá hecho otra cosa que deteriorar aún más sus relaciones con los sauditas, sin obtener a cambio ninguna ventaja ni producir ningún efecto positivo. Es el típico caso de un Imperio que se durmió en las glorias pasadas: cree que sigue controlando los procesos globales, cuando en realidad ha roto él mismo los hilos con los que antes los conducía. El Imperio ya no comprende lo que sucede a su alrededor y choca cada vez más frecuentemente con la nueva realidad de un mundo multipolar. Cazador cazado.

martes, 25 de octubre de 2022

Quien quiera sobrevivir, deberá cuidar su independencia

Sólo los neutrales activos sobrevivirán la guerra mundial 

En momentos en que el conflicto en Ucrania llega a un punto de inflexión, los países no alineados que no implementen políticas independientes serán arrastrados por las potencias en pugna

Por Eduardo J Vior
Por Eduardo J. Vior
Agencia Télam
25-10-2022 | 09:13
Vista de Kiev a oscuras en la noche del 2425 de octubre Foto AFP
Vista de Kiev a oscuras en la noche del 24/25 de octubre / Foto: AFP.

Al cumplirse ocho meses de iniciadas las hostilidades en Ucrania, queda claro que allí se dirime la primera fase militar de una conflagración entre Occidente y las potencias euroasiáticas que va a continuar en otros escenarios, en todos los ámbitos y durante muchos años, hasta tanto se defina un nuevo orden mundial. Ya ha quedado claro que EEUU y Gran Bretaña distan de haber alcanzado su objetivo estratégico: imponer el cambio de régimen, fracturar y dividir Rusia. El Kremlin, por su parte, ha corregido sus tácticas y métodos, pero no desiste de desmilitarizar y desnazificar Ucrania como condición de supervivencia de una Rusia unida. Sin embargo, la crisis política y económica en los países occidentales, por un lado, la activa neutralidad de Turquía y el triunfo de Xi Jinping en el 20º Congreso del PCCh, por el otro, han permitido a Rusia redoblar su esfuerzo de guerra destruyendo la infraestructura ucraniana y movilizando un enorme potencial de efectivos y medios que pronto se hará sentir en el campo de batalla. El conflicto ha llegado a un punto de inflexión. Los países no alineados –la mayoría del mundo- pueden elegir ser arrastrados por los acontecimientos o ejercitar una neutralidad activa.

Desde el sábado 22 de octubre se produjeron nuevas olas de ataques rusos a la infraestructura crítica de Ucrania. Varias ciudades en todas las regiones han quedado sin suministro de energía eléctrica. El gobierno de Kiev informó que los trenes se operarán con las pocas locomotoras diésel (de la época soviética) disponibles que, por otra parte, son difíciles de transferir a líneas por las que no circulan. La falta de electricidad afectará seriamente la logística de las fuerzas armadas de Ucrania.

La primera ola de cohetes contra el sistema eléctrico y los ferrocarriles de Ucrania llegó el 9 de octubre. Tanto entonces como ahora Rusia se ha abstenido de atacar la red de 750MW que une Ucrania con el resto de Europa. Si lo hiciera, obligaría a su enemigo a apagar las tres centrales nucleares que restan al país, con los consecuentes riesgos de accidente nuclear. Según coinciden diversas fuentes, el gobierno ruso habría informado a los norteamericanos esta autolimitación, advirtiéndoles, empero, que bombardearía la red, si Ucrania ataca la represa de Kajovka, sobre el río Dniéper, en la provincia de Zaporiyia (recién incorporada a Rusia).

El ejército ucraniano está también indefenso ante los masivos ataques con drones suicidas Geranium-2, una barata reproducción del iraní Shahed 136, que Rusia está produciendo masivamente. Vuelan en enjambre, a bajísima altura, cada uno con su objetivo y con autonomía para reprogramar su curso en el aire. Por su pequeñez y la baja altura a la que se mueven son difíciles de detectar por los radares. La fuerza aérea ucraniana trata de derribarlos con sus modernos Mig 29, pero de ese modo convierte a los aviones en blanco fácil para la cohetería rusa. La defensa antiaérea proporcionada por la OTAN tampoco puede detenerlos.

Entre tanto, el ejército ucraniano se desangra lanzando inútiles ofensivas que le producen enormes pérdidas humanas y de material. En la sureña región de Jersón (igualmente ahora parte de Rusia) el ejército ucraniano sigue intentando reconquistar la capital provincial y arrojar a los rusos a la margen oriental del río Dniéper. Ucrania concentró grandes fuerzas en el área, pero no puede superar las defensas rusas y, cuando las sobrepasa, éstas se parapetan en nuevas líneas y siguen combatiendo. Es que Rusia aplica una táctica de “defensa móvil” y no se ata a un espacio determinado. El ejército ruso espera los ataques, para golpear a su enemigo a campo abierto con ayuda de la artillería y la aviación. Además, en las últimas semanas ha multiplicado los puentes sobre pontones sobre el Dniéper y así asegurado el aprovisionamiento y el refuerzo de sus tropas.

Desde principios de octubre se combate en toda la línea del frente (de más de 1.000 km de extensión). En el centro del mismo, en Donetsk, la compañía rusa privada Wagner continúa su avance paulatino. Si en los próximos días termina de conquistar Bajmut, amenazará Kramatorsk, la última ciudad que a Kiev le queda en la región y el frente ucraniano estará en peligro de quebrarse por la mitad.

Probablemente Rusia no emprenda ninguna gran ofensiva antes del comienzo del invierno Foto AFP
Probablemente, Rusia no emprenda ninguna gran ofensiva antes del comienzo del invierno / Foto: AFP.

Más al norte las fuerzas rusas han emprendido una contraofensiva para recuperar Limán, conquistada por los ucranianos en septiembre pasado. No obstante la intensidad de los combates y estas ofensivas localizadas, desde hace semanas la línea del frente se mantiene a grandes rasgos en las mismas posiciones.

A principios de esta semana circuló por numerosos medios y redes sociales la denuncia rusa de que el gobierno ucraniano habría pedido a sus aliados británicos material radiactivo para perpetrar un atentado de falsa bandera con una llamada “bomba sucia”. Se trataría de un tonel con material radiactivo y un explosivo que se haría explotar en alguna zona poblada, para acusar a Rusia de haber utilizado un arma nuclear. De ese modo, esperan sus autores instigadores, se concitaría la solidaridad de todos los países occidentales en la lucha contra Rusia. Es evidente que Moscú se toma la versión muy en serio,  ya que el lunes 24 el ministro de Defensa Sergei Shoigú lo conversó con sus colegas de EEUU, Lloyd Austin, y Gran Bretaña, Ben Wallace, y la vocera de la cancillería rusa, Maria Zajárova, lo denunció en su conferencia de prensa matutina.

El presidente ucraniano Volodymir Zelensky está urgido por expulsar a los rusos de la margen derecha del Dniéper, en el sur, para alcanzar algún triunfo que ofrecer a Joe Biden antes de la elección de medio término del próximo 6 de noviembre. Si lo consiguiera, éste quizás contenga la esperada derrota de los demócratas y obtenga del Congreso más dinero y armas para Kiev.

Rusia, en cambio, tiene tiempo. Con el aumento de su fuerza militar en la zona de guerra -se han movilizado 300.000 soldados más 70.000 voluntarios- y el masivo despliegue de armamento de última generación, la operación militar entrará pronto en una fase clave. Probablemente Rusia no emprenda ninguna gran ofensiva antes del comienzo del invierno. Va a esperar que los amotinamientos de las poblaciones europeas por el frío y el hambre y las rivalidades dentro de la UE debiliten el apoyo a Kiev. Si, como se espera, los republicanos ganan la mayoría en el Congreso de EEUU y congelan los gastos, disminuirían los suministros para Kiev.

El alto mando ruso quiere evitar tener que avanzar sobre grandes ciudades ucranianas. “No voy a mandar a mis soldados a luchar en entornos urbanos defendidos por guerrillas y francotiradores entrenados y dirigidos por la OTAN”, graficó el comandante de las fuerzas rusas conjuntas, el general Sergei Surovikin. Rusia apuesta, más bien, a una negociación con EEUU que desarme a Ucrania, deponga al gobierno de Zelenski y convalide la incorporación a su país de las cuatro regiones del este y sur.

La campaña de Ucrania ha llegado a un punto de inflexión que ya se nota en la macropolítica y pronto lo hará en el campo de batalla. Cuando comenzó la operación contra Ucrania y sufrió una ola de sanciones, para sobrevivir Rusia dependía de las posiciones que adoptaran China y Turquía. Sin embargo, estos países están recorridos por procesos complejos, con sus propias luchas por el poder y problemas específicos de alineamiento internacional. Por eso Vladimir Putin debió esperar hasta ver, si en cada uno de ambos países se imponían los partidarios de la soberanía nacional o sus oposiciones proestadounidenses.

En invierno y primavera todavía faltaba mucho para el Congreso del PC chino y Estados Unidos aprovechó todas las oportunidades que halló para aplicar sanciones secundarias y, mediante su lobby interno, sabotear la economía china, buscando impedir la reelección de Xi Jinping en octubre. Entonces Washington presionó a Beijing para que persuadiera a Moscú de abandonar el campo de batalla y negociara. Rusia, entonces, inició en marzo negociaciones en Estanbul que fracasaron un mes después, cuando ambas partes estaban a punto de firmar un acuerdo y EEUU prohibió a Zelenski que cerrara el acuerdo.

Si en ese momento Rusia se hubiera negado a negociar y hubiera demostrado que Xi Jinping no influía sobre ella, la República Popular China tendría ahora un secretario general del partido proestadounidense. Se habría repetido la historia de hace medio siglo, cuando el acuerdo sino-estadounidense aisló a la URSS de entonces. Esto no significa que la conducta de China determine el curso de la campaña militar en Ucrania, pero sí influyó en que Rusia sacara el pie del acelerador hasta noviembre, evitando así tener que luchar en dos frentes contra la OTAN y contra una posible China antirrusa.

El 19 de octubre tuvo lugar en Rusia una pequeña revolución. Comenzó la transición y se crearon nuevas administraciones para tiempos de guerra. Esto sucedió justo después de que el 20º Congreso del PCCh mostrara que Xi Jinping no solo logró asegurar su reelección, sino que también homogeneizó todos los órganos dirigentes en una línea nacionalista y social. ¿Coincidió casualmente con la movilización en Rusia, el nombramiento de Sergei Surovikin y el bombardeo metódico del sistema energético ucraniano?

Turqua aprovecha su posicin privilegiada para servir como distribuidora del gas ruso hacia Europa Foto AFP
Turquía aprovecha su posición privilegiada para servir como distribuidora del gas ruso hacia Europa / Foto: AFP.

Lo mismo aconteció con Turquía. A pesar del oportunismo y de las oscilaciones que lo caracterizan, Rusia prefiere a Recep Tayyip Erdogan antes que a su oposición proestadounidense. Por eso lo fortaleció firmando el acuerdo de Estambul sobre  el comercio de granos, oficializando así su rol mediador. Además, le concedió el fabuloso negocio de organizar en la parte europea del país un nodo para la distribución del gas ruso en Europa.

Con estos apoyos y su superioridad militar Rusia tiene fuertes cartas de triunfo. El quiebre ya se ha producido; en el campo de batalla será visible en un mes. ¿Qué hará entonces el resto del mundo?

Desde febrero pasado sólo un pequeño bloque de aliados occidentales se ha alineado decididamente contra Rusia, ha aplicado las sanciones y suministrado armas y pertrechos a Ucrania. Otra minoría importante de países euroasiáticos y algunos aliados en otros continentes han apoyado a Rusia, aunque muchos con reparos. La mayoría de los miembros de la ONU ha oscilado fuertemente: condenaron a Rusia en el Consejo de Derechos Humanos y en la Asamblea General de la organización, pero no adhirieron a las sanciones ni mandaron armas a Ucrania. Sin embargo, faltos de una línea independiente, muchos se fueron plegando a la presión norteamericana. Esto sucedió especialmente con la mayoría de los países latinoamericanos, incluida Argentina.

En Ucrania se libra sólo una batalla de la guerra mundial que Occidente ha declarado a las potencias euroasiáticas que amenazan su hegemonía. Otras seguirán. El conflicto será largo, abarcará varios continentes y distintos ámbitos de la vida sobre el planeta. Los no alineados pueden dejar que los vaivenes de la guerra los arrojen contra las rocas o los dejen varados en una playa. O, por el contrario, pueden comprender que en el mundo del futuro próximo sólo se salvará quien ejerza una neutralidad activa, negociando en bloque y poniendo límites a los beligerantes. Ésta es la única opción que puede salvar la soberanía y la libertad de los no contendientes.

 

viernes, 21 de octubre de 2022

La especulación, recesión y guerra hunden al Reino Unido

La renuncia de Truss agudiza la crisis británica

El empeoramiento de la crisis económica y la reacción de los grupos financieros concentrados acabaron con el frágil gobierno conservador y apresuran las elecciones anticipadas

Por Eduardo J Vior
Por Eduardo J. Vior
Agencia Télam
20-10-2022 | 13:55
Apenas 45 despus de asumir la primera ministra de Gran Bretaa anunci su renuncia al cargo Foto AFP
Apenas 45 después de asumir, la primera ministra de Gran Bretaña anunció su renuncia al cargo / Foto: AFP.

Tras sólo 45 días en el gobierno, este jueves dimitió Liz Truss como primera ministra de Gran Bretañ. Fue derribada por su política económica, que hizo temblar a los mercados y dividió al Partido Conservador. En la próxima semana se llevará a cabo en el bloque parlamentario tory  una elección para la presidencia del mismo de la cual debería surgir el próximo premier, si el Rey Charles III no decide disolver el Parlamento y convocar a elecciones anticipadas. Como éstas sellarían, empero, la derrota de los conservadores tras doce años de gobierno, es poco probable que el monarca dé tal paso. En momentos de grave crisis económica, con pobreza en aumento y una guerra en el este de Europa en la que Gran Bretaña está totalmente comprometida, el reino acelera su marcha hacia el hundimiento.

Hablando a la puerta de su despacho del número 10 de Downing Street, Truss aceptó este jueves por la mañana que no podía cumplir las promesas que hizo cuando se presentó como candidata a la jefatura de los conservadores, al haber perdido la confianza de su partido. Con sólo 45 días, Truss ha tenido el mandato más corto en la historia del Reino Unido.
 
Liz Truss dejará el cargo tras un trámite de urgencia de una semana para encontrar a su sucesor. La dimisión se produce después de 45 días turbulentos en los que el minipresupuesto presentado por la primera ministra hizo caer los mercados, dos ministros clave renunciaron y la mayoría de los parlamentarios tory le retiró la confianza. La premier anunció su salida del cargo después de haberse reunido con Graham Brady, presidente del Comité 1922 de diputados conservadores. Se trata de una dirección coordinadora informal del bloque que, además, regula el procedimiento sucesorio.

Los partidos de la oposición pidieron inmediatamente la convocatoria de elecciones generales con el argumento de que los conservadores no tienen mandato para gobernar. La atención se centrará ahora en el sucesor de Truss, en medio de las especulaciones previas de que personas como Rishi Sunak o Penny Mordaunt podrían presentarse como candidatos de unidad autodeclarados o que Suella Braverman o Kemi Badenoch podrían montar una candidatura desde la derecha del partido.

Jeremy Hunt, quien la semana pasada sustituyó a Kwasi Kwarteng como canciller del Tesoro, ha indicado que no quiere presentarse. Truss hizo que Kwarteng asumiera la culpa del minipresupuesto de septiembre, a pesar de que se consideraba un proyecto conjunto. Una reacción de pánico del mercado a los 45.000 millones de libras de recortes fiscales, en gran medida sin financiación, provocó la caída de la libra y el aumento del costo de la nueva deuda pública. Es que en un país completamente financiarizado, en el que la industria sólo aporta el 10% de su PBI, poner nervioso a los mercados puede producir una hecatombe.

Truss, que se enfrentó a un motín de sus diputados al dispararse las tasas hipotecarias, despidió a Kwarteng, pero no pudo explicar por qué debía seguir en su puesto, ya que las medidas de recorte de impuestos también habían sido defendidas por ella. Otra humillación llegó cuando Hunt anunció la supresión de casi todos los recortes fiscales y la reducción del plan insignia de Truss para limitar las facturas de energía, en un intento de restaurar la estabilidad.

La gota que colmó el vaso para muchos diputados tories fueron las caóticas escenas del miércoles, en las que la votación de una moción laborista sobre el fracking desembocó en un caos en los vestíbulos del Parlamento, con gritos y empujones. Después una docena o más de diputados conservadores que se rebelaron ni siquiera sabían si el vocero del bloque (quien da las consignas y alienta a los parlamentarios, una institución exclusivamente británica).

Quien fuera el contendiente derrotado por Truss. Rishi Sunak, se anuncia como probable competidor también esta vuelta. Ganó fácilmente la ronda de diputados en el concurso de liderazgo del verano y advirtió sobre el peligro de los recortes de impuestos. En otro bando están los diputados que están decididos a frenar a Sunak (y hay muchos que todavía están dolidos tras la dura contienda por el liderazgo) y están buscando a un candidato que lo derrote.

Ese candidato principal puede ser Boris Johnson. Hay una gran coincidencia entre Johnson y los partidarios de Truss, de modo que puede fácilmente presentarse contra Sunak. Una encuesta de opinión realizada esta semana entre los miembros del partido les pidió que votaran por diferentes posibles líderes y Boris Johnson salió primero.

Por supuesto, el Rey podría aceptar la exigencia del líder laborista, Keir Stamer, y disolver el Parlamento convocando a elecciones anticipadas, pero es dudoso que se atreva a romper con sus principales sostenedores. La Reina Elizabeth II mantuvo durante casi todo su reinado la confianza de la mayoría de los británicos y podía disolver parlamentos, arriesgando que los laboristas llegaran a Downing Street 10, pero Charles es mirado por sus súbditos con una mezcla de desconfianza y rechazo. Por lo tanto, él depende más del apoyo parlamentario que los diputados de él.

No es posible que Gran Bretaña resuelva rápidamente su crisis. Por el contrario, si asume otro gobierno más sin el voto popular, el caos económico y social se profundizará. Si, además, el Reino Unido es derrotado en Ucrania, deberá cargar con enormes costos. La solución vendrá, casi seguramente, de la movilización popular en las calles. Se acerca un invierno caliente.

 

lunes, 17 de octubre de 2022

Beijing busca relaciones equitativas y duraderas

 

China aspira a dar calma a un “mundo turbulento”

El informe de Xi Jinping ante el 20º Congreso del PCCh propone convertir a China hasta 2035 en locomotora de la economía mundial y garante de la paz y la cooperación internacional

Por Eduardo J Vior
Por Eduardo J. Vior
Agencia Télam
17-10-2022 | 08:45
De frente a las cmaras de televisin con los 25 miembros del Bur Poltico detrs de l el presidente habl en el marco monumental del saln dorado y rojo Foto AFP
De frente a las cámaras de televisión, con los 25 miembros del Buró Político detrás de él, el presidente habló en el marco monumental del salón dorado y rojo / Foto: AFP.

Este domingo 16 se abrió en Beijing el 20º Congreso del Partido Comunista de China (PCCh) que sesionará hasta el sábado 22. Si bien las principales resoluciones ya fueron acordadas previamente, los sucesivos discursos y la composición que finalmente tengan sus órganos directivos indicarán el rumbo que adoptará la República Popular para construir hasta 2035 una sociedad “moderadamente próspera” –como propone el partido- en medio de la guerra mundial, mientras responde a su crisis demográfica y supera el desempleo juvenil.

Existe un consenso amplio en que Xi, de 69 años, será nuevamente designado secretario general del PCCh con miras a que el año que viene sea reelegido presidente de China por tercera vez aprovechando una reforma constitucional de 2018 que habilita la reelección indefinida. En su discurso de apertura ante el 20° Congreso del PCCh, Xi presentó un informe que repasa los logros conseguidos por el partido en los últimos cinco años en particular y en los últimos diez (desde que asumió) en general.

En el Gran Palacio del Pueblo, frente a la plaza Tiananmen, en transmisión directa para los 1.400 millones de chinos, el líder mencionó como mayores acontecimientos de la última década el centenario de la fundación del partido, celebrado en julio de 2021, el ingreso en "el socialismo con peculiaridades chinas" y la "liberación de la pobreza y consiguiente culminación de la construcción integral de una sociedad modestamente acomodada".

Calificó el último logro como "una victoria histórica obtenida por el PCCh y el pueblo chino" que "tiene una influencia de largo alcance en el mundo". El PIB de China ha crecido hasta los 114 billones de yuanes (unos 16 billones de dólares) desde los 54 billones de yuanes de la última década y ha llegado a representar el 18,5% de la economía mundial, un aumento de 7,2 puntos porcentuales, dijo.

“A partir de este día, la tarea central del PCCh será dirigir al pueblo chino de todos los grupos étnicos en un esfuerzo concertado para hacer realidad el objetivo del segundo centenario de convertir a China en un gran país socialista moderno en todos los aspectos y avanzar en el rejuvenecimiento de la nación china en todos los frentes a través de un camino chino hacia la modernización”, dijo Xi al exponer las misiones y tareas del PCCh en marcha hacia la nueva era.

El presidente dijo que desde el congreso anterior de 2017, China atravesó "un lustro sumamente fuera de lo común" en el que debió "afrontar con eficacia la severa y compleja situación internacional", la pandemia de Covid19, las "turbulencias" en Hong Kong por las protestas antichinas y "las severas provocaciones manifestadas como intervenciones en los asuntos de Taiwán por parte de fuerzas extranjeras".

"Frente a los bruscos cambios de la situación internacional, hemos mantenido la firmeza estratégica" que "nos ha permitido salvaguardar en la lucha la dignidad e intereses clave del país y tomar firmemente la iniciativa para su desarrollo y seguridad", señaló. La interrelación entre las medidas de política interna y la política exterior fue permanente en su discurso.

El PCCh se propone realizar básicamente la modernización socialista desde 2020 hasta 2035 y convertir a China en “un gran país socialista moderno, próspero, fuerte, democrático, culturalmente avanzado, armonioso y bello desde 2035 hasta mediados de este siglo”, anunció.

El mximo evento de los comunistas chinos debatir acerca de la tensa relacin con Washington Foto AFP
El máximo evento de los comunistas chinos debatirá acerca de la tensa relación con Washington / Foto: AFP.

La hoja de ruta para el próximo quinquenio confirma y profundiza vectores en los que el PCCh ya trabajó, con un fuerte énfasis en lo que el gobierno chino llama "seguridad nacional" y que implica el reaseguro del funcionamiento de todos los factores de la economía con independencia de los avatares del frente externo, básicamente la alimentación, las cadenas de suministro y la "soberanía tecnológica". Es que, ante un horizonte de guerra mundial de amplio espectro, prolongada y que se extiende a todo el planeta, China no quiere depender de cadenas de suministros inseguros que puedan cortarse por una crisis o ser saboteadas por Estados Unidos.

El informe presentado por el primer mandatario también pone proa a un "desarrollo de alta calidad", que implica mejorar la "economía de mercado socialista", un sistema industrial más sofisticado, la "vigorización de las zonas rurales", una mayor coordinación entre las regiones y una "apertura al exterior de alto nivel". Es necesario a la vez esforzarse por un lado por aumentar la fuerza motriz endógena y la confiabilidad de la gran circulación nacional y mejorar la calidad y nivel de la circulación internacional por el otro, puntualizó.

También se impulsará la apertura al exterior de alto nivel. China ampliará a paso seguro la apertura en sistemas referentes a las normas, regulaciones, gestión y estándares, y promoverá el desarrollo de alta calidad de la construcción conjunta de la iniciativa de la Franja y la Ruta, concluyó. Cuando comenzaron las reformas modernizadoras, hace cuatro décadas, China recibió muchas inversiones extranjeras, pero con la condición de que compartieran sus patentes. Desde la pandemia las líneas de producción que unen a China con las principales potencias occidentales se vienen rompiendo. Construir otras, con regiones más confiables, requiere sistematizar nuevamente las normas de producción.

En su mensaje Xi se refirió al tema de Taiwán señalando que impulsará "invariablemente la gran causa de la reunificación de la patria" y que "la rueda histórica de la reunificación del país y la revitalización de la nación gira veloz hacia adelante". Aseguró que "siempre con respeto, afectuosa atención y beneficio a los compatriotas taiwaneses, continuaremos dedicándonos a la promoción de los intercambios y la cooperación económica y cultural entre ambos lados del estrecho (de Taiwan)", pero advirtió que "nunca renunciaremos al uso de la fuerza armada". Sostuvo que tal restricción "no va dirigida de ninguna manera contra los numerosos compatriotas taiwaneses, sino contra la intromisión de fuerzas externas".

El informe presentado por Xi reafirmó que entre los objetivos de China persiste la propuesta de una "comunidad de destino compartido" para la humanidad, en momentos en que "el mundo se encuentra otra vez en una encrucijada histórica y el rumbo que tome dependerá de la elección de los pueblos de los diversos países", dijo. China ha persistido siempre en el propósito de su política exterior de salvaguardar la paz mundial y fomentar el desarrollo en común, señaló Xi.

Tras destacar que la sociedad humana afronta desafíos nunca vistos antes, el secretario general exhortó a los diversos países del mundo a desplegar los valores comunes a toda la humanidad (paz, desarrollo, equidad, justicia, democracia y libertad) y promover el conocimiento mutuo y acercamiento entre los pueblos.

Su país participará también activamente en la reforma y vertebración del sistema de la gobernanza global, se atendrá a un multilateralismo genuino y promoverá la democratización de las relaciones internacionales.

China se prepara para participar en la Cumbre del G-20 a realizarse en Indonesia los próximos 15 y 16 de noviembre, primer evento tras el inicio de la operación militar especial rusa en Ucrania en el que posiblemente participen de forma presencial los líderes de Estados Unidos y Rusia y en el cual se espera que Beijing juegue un papel determinante.

Desde el punto de vista económico, el cónclave hará una evaluación de la lucha contra la pandemia de Covid19 y las implicaciones que ha tenido para la vida nacional en particular para la economía. Otros problemas que se analizarán en el Congreso serán los de la crisis demográfica y el desempleo juvenil que ha estado aumentando en los últimos años.

Para 2049, cuando la República Popular celebre su centenario, China deberá convertirse en una potencia líder en todos los aspectos, dijo Xi. Aprovechando el impulso, China se esforzará por convertirse en una potencia mundial de primer orden a mediados de siglo. Esta potencia no sólo se medirá por el tamaño de la economía china, sino también por sus logros en los campos de la ciencia y la tecnología y la cultura, señaló el presidente.

Quizás por condescendencia con los ancianos líderes anteriores que acompañaron el discurso desde la tribuna, Xi Jinping no leyó la totalidad del informe del Buró Político que, empero, fue dado a conocer inmediatamente después de su alocución.

Aunque el mandatario no mencionó a Estados Unidos en su discurso, advirtió contra la mentalidad de guerra fría (un eslogan para describir los intentos de Washington de aislar a China), así como contra el doble rasero occidental, mientras afirmaba que el país no se dejaría intimidar. Los críticos norteamericanos apostrofan el discurso de Xi como “autoritario y agresivo”. Como reacción ante el menor crecimiento económico alcanzado debido a las paralizaciones ordenadas para contener los brotes de Covid19, dicen, el líder chino habría concentrado el poder, prolongado su mandato al frente del partido y del país y proyectado su poder militar hacia el exterior. Sin embargo, a pesar de los problemas –que Estado y partido no niegan- el país mantiene una envidiable tasa de crecimiento de 5,5% (previsto) para 2022, tiene el segundo PBI del mundo y no participa en guerra alguna (contra 27 intervenciones norteamericanas en curso).

Que la República Popular tiene intereses y los defiende duramente, es indudable. Pero también es indiscutible que sabe ceder, cuando sus interlocutores hacen valer sus necesidades. Los líderes chinos han entendido hace tiempo que nadie en el mundo puede salvarse solo ni vivir duraderamente sometiendo a los demás. Por ello la República Popular encara sus relaciones internacionales bajo el principio de “win/win” (todos ganan). En 2017 introdujo la “economía de doble circulación”: la inserción en el mercado mundial y el desarrollo del mercado interno se retroalimentan. Por ello es tan importante para Beijing tener cadenas de suministro internacionales y mercados consumidores seguros. Ante la ofensiva occidental, que ha roto las cadenas de suministro mediante la pandemia de Covid19 y la guerra en Ucrania, la República Popular busca circuitos seguros. Una parte la está organizando mediante las distintas asociaciones de cooperación euroasiática, otras mediante el BRICS+ (al que ahora se incorpora Argentina), y otras gracias a la asociación comercial con el Sureste de Asia.

Esas asociaciones reúnen a países de sistemas e ideologías diferentes y, a veces, contrastantes (como es el caso de India). La permanencia de las mismas depende de que todos sus miembros ganen y del establecimiento de normas y reglas consensuadas que den seguridad al conjunto. Construir estas redes es el gran desafío que China afronta en el futuro inmediato frente a la agresión occidental.

La guerra mundial en curso tiende a prolongarse, expandirse y agudizarse. Más y más regiones del globo se verán envueltas en sus torbellinos. Sería deseable que muchos poderes regionales estuvieran en condiciones de poner un freno al expansionismo occidental. China es uno de los más importantes y busca precaverse para cumplir con su responsabilidad, pero es sólo uno. Por ello es deseable que redes regionales surjan y se desarrollen, para frenar el hegemonismo occidental y asegurar la paz, el desarrollo y la cooperación internacional.

sábado, 8 de octubre de 2022

El conflicto mundial influye en Brasil

 

Muchas manos se entremezclan en el trópico

La competencia entre los partidos estadounidenses,y entre ellos y la República Popular de China, complican la campaña electoral brasileña y desvían su agenda

Por Eduardo J Vior
Por Eduardo J. Vior
Agencia Télam
06-10-2022 | 13:23
Lula y Bolsonaro camino a un balojate clave para Brasil la regin y el mundo
Lula y Bolsonaro, camino a un balojate clave para Brasil, la región y el mundo.

Mi abuela asturiana me enseñó aquello de que “muchas manos en un plato hacen mucho garabato”. Esto es lo que está pasando en la elección brasileña. Las fuerzas que allí actúan son sólo en parte nativas. Por su peso, por su posición y su historia Brasil es un actor importante en la política mundial. Su elección está, por consiguiente, influida por la confrontación mundial, pero aún más por las repercusiones locales de la cuasi guerra civil que aqueja a Estados Unidos.

El mapa con los resultados de la primera vuelta de las elecciones 2022  muestra un Brasil totalmente polarizado: Norte/Noroeste vs. Centro Este/Sur. En los dos estados más importantes ganó Bolsonaro, en Río por 11% y en São Paulo por 7%. Lula puede haber ganado por 7 millones de votos, pero, pase lo que pase, es muy posible que un gobierno de Lula sea extremadamente frágil y deba negociar permanentemente con la ultraderecha bolsonarista que tendrá una amplia mayoría en el Congreso. En términos de Big Picture, lo último que necesita el mundo para salir de la guerra actual y la región para recomponer su unidad. Mucho peor todavía, si cada uno de los contendientes tiene padrinos enfrentados en EE.UU.

Independientemente de quién gane las elecciones presidenciales brasileñas, el mundo con el que Bolsonaro o Lula tendrán que lidiar en 2023 será aún más complejo que el actual.

China vive un preocupante y desconocido momento. En el XX° Congreso del PCCh que comienza el 16 de octubre Xi Jinping será elegido por tercera vez al frente del partido. En marzo, cuando se reúna el Congreso Nacional del Pueblo, lo será para conducir el país. Ante un crecimiento económico en baja (para 2022 se espera un 5,5%), con un cierto aumento del desempleo y una grave crisis de las hipotecas que repercute en la paralización de obras y la falta de viviendas, las distintas líneas que siempre han convivido con conflictos dentro del partido hacen oír su voz. A la crisis interna se suma la creciente tensión con EE.UU. por Taiwán. El viejo/nuevo presidente precisará mano firme, pero mucha prudencia, también en la relación con las principales potencias emergentes.

Para Brasil, lo que ocurre en China es de suma importancia. La República Popular es el principal comprador de nuestro vecino y esta dependencia comercial hace que el riesgo de una desaceleración china repercuta directamente en Brasil, pudiendo provocar una grave crisis. China ya está buscando alternativas para las importaciones de soja y mineral de hierro. La idea de los chinos es diversificar los proveedores de todo lo que es estratégico para ellos. Brasil, por el contrario, no tiene una estrategia clara de diversificación de los mercados donde colocar su producción.

En 2023 cobrará más fuerza el proceso de "desacoplamiento", por el que el gobierno estadounidense anima a las empresas de su país con inversiones en China a volver a Estados Unidos o a buscar otro país donde establecerse y el mundo se polarizará aún más. Por lo tanto, tanto Estados Unidos como China podrían exigir una postura más clara de sus socios. No es el estilo de la diplomacia asiática, pero sí el de los norteamericanos.

En consecuencia, si Lula es elegido, tendrá que llevar con aún más cuidado su política de buenas relaciones con todos. En periodos más tranquilos, como durante sus dos primeros gobiernos (2003-10), Estados Unidos, China y otros países consideraban inofensiva la ambigüedad de su posicionamiento internacional, pero en un contexto de guerra mundial, la neutralidad por ignorancia será condenada y la neutralidad estratégica necesitará afinar mucho sus instrumentos para funcionar bien.

Europa vive su momento más tenso desde el final de la Guerra Fría. Es probable que la guerra en Ucrania se prolongue, amplíe y agudice, lo mismo las sanciones occidentales, presionando aún más a los países importadores de energía, además de generar más inestabilidad geopolítica en el mundo. Tanto Bolsonaro como Lula mantienen empáticas relaciones personales con Vladimir Putin y Brasil ha seguido una línea poco clara en relación a Ucrania que va a precisar más fineza para poder ser mantenida.

Para Brasil, Europa es importante no sólo por el contexto comercial. La aprobación del acuerdo Mercosur-Unión Europea (ambicionado por Lula) depende de la ecuación de poder dentro de la Unión Europea, pero también de trabajosos acuerdos con sus socios dentro del Mercosur. La afinidad ideológica con el gobierno argentino no diluye las diferencias de intereses entre ambos países.

Muchos aún no se han dado cuenta de que, hoy en día, India es el país más estratégico del planeta. Es aliado de Estados Unidos en algunas cuestiones, mantiene un diálogo permanente y buenas relaciones comerciales con China, tiene un historial de cooperación militar con Rusia y está en el epicentro del mundo. EE.UU. e India firmaron hace unos años un acuerdo de cooperación cibernética que da a EE.UU. una ventaja importante ante posibles ciberataques de China. Además, India forma parte de QUAD, un acuerdo militar naval entre Estados Unidos, India, Australia y Japón, para aumentar la presencia y la fuerza en el Indo-Pacífico. Nueva Delhi también está ampliando algunas bases navales en el océano Índico, en disputa directa con China. Paralelamente, empero, pertenece al BRICS y a la Organización de Cooperación de Shangai, donde mantiene una estrecha relación con China, Rusia y, recientemente, Irán.

Durante la campaña electoral para la primera vuelta tanto Lula como Bolsonaro han sido poco precisos al manifestarse sobre su futura relación con India. Tiene sentido, ya que no es una relación que sobreviva sólo en base a la intuición diplomática. Hay que esforzarse. Aun así, Itamaraty debería considerar a India como una alternativa importante para ampliar el espacio de maniobra de su política exterior y formular una cuidadosa estrategia de aproximación.

La mayor diferencia en la política exterior entre Lula y Bolsonaro se verá en la relación con América Latina. En general el gobierno saliente encaró los vínculos con sus vecinos con criterios fuertemente teñidos por la ideología. Por el contrario, cuanto más cercanos geográficamente están los socios comerciales, más pragmático hay que ser. El hecho de que en Venezuela, Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú, Chile, Argentina, México, etc. haya gobiernos populares y democráticos naturalmente hace más visible la empatía entre Lula y los líderes de estos países. Sin embargo, esta cercanía personal no necesariamente se traduce en relaciones eficaces y beneficiosas para los países.

En el programa electoral del PT hay un gran énfasis en América Latina, cuya integración regional se considera prioritaria para Brasil. Además, en la propuesta se presta gran atención al rol del medio ambiente en la política exterior, se refuerza el compromiso de reducir las emisiones de gases de carbono, de cumplir con el Acuerdo de París y promover la transición energética.

Aún más importante que la orientación internacional de los candidatos brasileños es la mirada de las principales potencias hacia la elección brasileña. “Estados Unidos seguirá con gran interés las elecciones en Brasil”, dijo el 7 de septiembre pasado la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre. "Estados Unidos confía en la solidez de las instituciones democráticas de Brasil, que tiene un historial de elecciones libres y justas celebradas con transparencia y altos niveles de participación de los votantes", agregó. Polémicamente afirmó que el gobierno estadounidense supervisaría las elecciones brasileñas con la expectativa de que se lleven a cabo de manera libre y justa y que las instituciones pertinentes actúen de acuerdo con las normas constitucionales de Brasil.

Almas gemelas Trump lleg a llamar a Bolsonaro su versin
Almas gemelas: Trump llegó a llamar a Bolsonaro su versión

Por su parte, el ex asesor de Donald Trump y organizador del ultraderechista “Movement”, Steve Bannon, declaró a BBC News Brasil que “ésta será una de las elecciones más intensas y dramáticas del siglo XXI".

Desde el polo ideológico contrario, el senador Patrick Leahy, uno de los cinco senadores aliados con Bernie Sanders, al proponer una resolución en el Congreso del país para "apoyar las instituciones democráticas de Brasil" que fue votada por unanimidad el pasado día 28, declaró que "el destino de la democracia de Brasil y su relación con Estados Unidos se decidirá en las próximas elecciones".

Por su parte, el expresidente estadounidense Donald Trump grabó antes de la primera vuelta un vídeo en el que instaba a los brasileños a votar por el presidente Jair Bolsonaro. "Uds. tienen una gran oportunidad de reelegir a un líder fantástico, a un hombre fantástico, a uno de los mejores presidentes que puede tener cualquier país del mundo", dijo el republicano. A continuación, Trump añadió que Bolsonaro ha hecho un trabajo "extraordinario" en la economía brasileña, convirtiéndose en un presidente respetado "por todo el mundo".
 
Bolsonaro y Trump no ocultan sus afinidades políticas. Durante su estancia en la Casa Blanca, el republicano fue visto como uno de los grandes aliados de su colega brasileño. El primer canciller que tuvo el brasileño, Ernesto Araújo, durante los primeros meses de su gobierno llegó a considerar a Trump como la "salvación de Occidente". Cuando Trump se presentó a la reelección y fue derrotado por el demócrata Joe Biden, Bolsonaro se mantuvo fiel, apostando por un vuelco del republicano en el recuento que sus abogados trataron de imponer. Una vez consolidada la victoria de Biden, en tanto, Brasil fue el último país en reconocer el resultado y enviar su felicitación al nuevo líder estadounidense.

Tanto la declaración de la Casa Blanca como la resolución del Senado norteamericano implicaron masivas intervenciones a favor de Lula, con quien EE.UU. espera tener relaciones más fluidas que con su contrincante. También las manifestaciones de Trump y de Bannon atizaron la confrontación interna. Esta influencia se manifestó en Brasil en la conformación por Lula de un amplísimo “frente democrático” que confronta con un sólido bloque ultraconservador acaudillado por Bolsonaro, anclado sí en las más rancias tradiciones oligárquicas del país, pero teñido por una retórica anticomunista que atrasa 60 años. Ni el desarrollo de la economía nacional, ni la “armonía” entre las clases y las regiones ni el destino de “potencia” al que Brasil antaño se consideraba predestinado tuvieron algún papel en la primera vuelta electoral como lo hicieron durante décadas. Los temas brasileños fueron remplazados por lemas norteamericanos.

Es un mal presupuesto para lidiar con un mundo envuelto en una guerra que no hace más que prolongarse, ampliarse y agudizarse. Quien quiera que venza el 30 de octubre deberá restablecer, aunque sea mínimamente, la unidad nacional y compatibilizar una neutralidad activa en el plano internacional con una política integracionista en el regional que, necesariamente, implicará acudir a las inversiones chinas en infraestructura. De lo contrario el país se verá despedazado por las potencias en pugna y por los partidos de la contienda interna de Estados Unidos.