Cartes y la cuadratura del círculo
Año 6. Edición número 273. Domingo 11 de Agosto de 2013
El próximo jueves, Horacio Cartes asumirá como
presidente del Paraguay. Cómo será su mandato, qué políticas llevará
adelante y cuáles serán las vinculaciones que tendrá con sus colegas en
la región y en el mundo entero.
El presidente electo de Paraguay, Horacio Cartes, que el próximo
jueves 15 asume el mando tiene dos cualidades: muy a menudo dice lo que
piensa y se retracta sin problemas cuando choca con fuertes oposiciones.
Tanta flexibilidad asombra a propios y ajenos y necesariamente lo va a
meter en conflictos internos y externos.
El pasado martes 6 se dio a conocer el programa oficial de los actos de asunción del mando, sin que se sepa muy bien quién vendrá desde el exterior. Dilma Rousseff confirmó tempranamente que asistirá al acto de asunción. Ya oficializaron su asistencia Sebastián Piñera, el presidente de Taiwán y el príncipe Felipe de Asturias. En tanto, el presidente José Mujica anunció verbalmente que iría a la ceremonia, pero hasta ahora no lo confirmó. Por su parte, la embajada argentina está organizando la llegada de la presidenta Cristina Fernández, pero al cierre de esta edición su visita aún no estaba oficializada.
Mientras tanto se van conociendo las líneas del futuro gobierno. El asesor para asuntos internacionales del presidente electo y probable ministro de Relaciones Exteriores, Eladio Loizaga, manifestó hace pocos días que “Horacio Cartes tiene muy claro cómo encarar el relacionamiento de Paraguay con otros países. Priorizará los acuerdos bilaterales y, posteriormente, apuntará al Mercosur”, aclaró. De este modo se definió que Paraguay no abandonará el bloque regional, como el presidente electo había anunciado todavía en junio. El actual embajador paraguayo ante la Onu señaló además que el nuevo jefe de Estado potencializará el relacionamiento bilateral de Paraguay, ya que hay muchos vínculos “que no caen en el marco del Mercosur”. Loizaga sostuvo que en el Mercosur se vive una crisis institucional, que “sólo podrá resolverse con un cambio de actitud por parte de los socios”.
El pasado martes 6 se dio a conocer el programa oficial de los actos de asunción del mando, sin que se sepa muy bien quién vendrá desde el exterior. Dilma Rousseff confirmó tempranamente que asistirá al acto de asunción. Ya oficializaron su asistencia Sebastián Piñera, el presidente de Taiwán y el príncipe Felipe de Asturias. En tanto, el presidente José Mujica anunció verbalmente que iría a la ceremonia, pero hasta ahora no lo confirmó. Por su parte, la embajada argentina está organizando la llegada de la presidenta Cristina Fernández, pero al cierre de esta edición su visita aún no estaba oficializada.
Mientras tanto se van conociendo las líneas del futuro gobierno. El asesor para asuntos internacionales del presidente electo y probable ministro de Relaciones Exteriores, Eladio Loizaga, manifestó hace pocos días que “Horacio Cartes tiene muy claro cómo encarar el relacionamiento de Paraguay con otros países. Priorizará los acuerdos bilaterales y, posteriormente, apuntará al Mercosur”, aclaró. De este modo se definió que Paraguay no abandonará el bloque regional, como el presidente electo había anunciado todavía en junio. El actual embajador paraguayo ante la Onu señaló además que el nuevo jefe de Estado potencializará el relacionamiento bilateral de Paraguay, ya que hay muchos vínculos “que no caen en el marco del Mercosur”. Loizaga sostuvo que en el Mercosur se vive una crisis institucional, que “sólo podrá resolverse con un cambio de actitud por parte de los socios”.
Las opciones internacionales del futuro gobierno. Desde el
golpe de Estado contra Fernando Lugo, el 22 de junio de 2012, y después
de la suspensión de la afiliación del país a Mercosur, se especuló mucho
sobre la posibilidad de que Paraguay abandone el acuerdo subregional,
para asociarse a la Alianza del Pacífico formada por Colombia, Chile,
México y Perú en 2011. Este acuerdo se formó con el apoyo
norteamericano, para acelerar la liberalización comercial entre sus
miembros y vincularlos a la Asociación Transpacífica (TPP, por sus
siglas en inglés), uno de los nuevos instrumentos estadounidenses para
cercar a China.
Raúl Zibechi, director del semanario montevideano Brecha, ve la cuestión del siguiente modo: “Los países de Alianza del Pacífico no tienen industria y son exportadores de commodities, en particular hidrocarburos y minerales. Brasil sigue siendo un país industrial, así como en menor medida lo es Argentina. Por eso son las piezas claves de la integración regional. En este punto conviene manejarse con datos precisos. La inversión extranjera directa (IED) ha escalado de forma exponencial en América del Sur, pasando de poco más de 30.000 millones de dólares anuales en 2002 a 143.000 millones en 2012, o sea, se multiplicó por más de cinco. Lo más notable es el sector al que se dirigen las inversiones. En Chile más de la mitad van a la minería (49%) y un quinto, al sector financiero. En Colombia más de la mitad de las inversiones extranjeras va a petróleo y minería y en Perú la minería absorbe bastante más de la mitad de las inversiones (quizá el 70%). En Brasil la relación es justamente la inversa: la industria manufacturera absorbe alrededor del 40% de las inversiones, mientras que las actividades extractivas concentran apenas el 13%. Argentina y Uruguay tienen una situación intermedia entre Brasil y los países andinos.”
Y continúa: “Lo anterior no permite eludir dos cuestiones decisivas. El Mercosur tiene problemas graves. Por un lado, los cuatro países que lo crearon exportan los mismos productos (soja y carne) a los mismos mercados. Con esa estructura de las exportaciones no hay integración posible, que sólo puede forjarse sobre la base de la complementación productiva. Por otro, la permanente disputa entre Brasil y Argentina por sus exportaciones industriales empantana la alianza regional. Los acuerdos comerciales existentes y la opción por la integración aún no se tradujeron en la creación de industrias capaces de complementarse”.
Y concluye: “Ese es uno de los nudos de la integración regional, mucho más complejos que la política estadounidense de generar divisiones. O, si se prefiere, puede concluirse que la política de los Estados Unidos cala más hondo allí donde la integración regional se muestra más débil. Lo más problemático es que los países con capacidad de liderar la región, como Brasil, no han conseguido salir de la dependencia del modelo extractivo. La industria brasileña aún no retomó los niveles de producción anteriores a 2008.”
Paraguay posee ya acuerdos de libre comercio con todos los países sudamericanos asociados al Mercosur. Si se suma México, un 19% de las exportaciones paraguayas en el 2011 se dirigía a países miembros de esta Alianza. El 90% de las exportaciones a dichos países se compone de commodities agropecuarios. Paraguay ya hoy tiene un alto grado de vinculación comercial con los países de la Alianza del Pacífico, sin afectar sus vínculos con sus socios del Mercosur. No se entiende entonces qué le aportaría cambiar de bloque.
Por su parte, Gustavo Codas, miembro del Frente Guassu, ex copresidente paraguayo de Itaipú Binacional y consejero del ex presidente Lugo, en una entrevista para el portal paraguayo de izquierda E’a, preguntado por la política exterior de Cartes, declaró el pasado martes 6 lo siguiente: “La política exterior anunciada por Cartes en relación con el Mercosur cambió. Hasta un tiempo atrás era pragmático y no se hacía cargo de lo que había pasado con el golpe de Estado del 22 de junio del 2012. Sin embargo, recientemente asumió la postura que criticaba en la fase anterior. ¿Qué ocurrió en el ínterin para que Cartes cambiara? No está claro. Al poner condiciones para la reintegración de Paraguay al Mercosur –continuó–, se dirige a un callejón sin salida.”
“Sus relaciones con EE.UU. serán prioritarias”, añadió, pero hay que ver los fines principales de la política norteamericana en la región. Desde la Segunda Guerra Mundial para EE.UU. lo más importante es acordar con Brasil. La derecha paraguaya no obtendría nada de un alineamiento estrecho con los EE.UU.. Al mismo tiempo dudo que las exportaciones paraguayas a EE.UU. o las inversiones norteamericanas en nuestro país puedan crecer. En cambio sí va a aumentar la presencia de agencias norteamericanas orientando el funcionamiento del estado paraguayo. Se trata de un avasallamiento de la soberanía paraguaya que la derecha no quiere cuestionar”.
Sobre las vinculaciones del futuro gobierno con sus vecinos progresistas, respondió: “Si Cartes pretende hacer de su gobierno la punta de lanza de la derecha regional, hará un mal negocio. Chile y Colombia, por ejemplo, sin abandonar su perfil conservador, buscan conciliar con los gobiernos progresistas. Si, en cambio, se mueve ‘pragmáticamente’ entre Mercosur y la Alianza del Pacífico, puede quitar tajadas de ambos.”
Más adelante comentó que “días atrás Cartes dio una de sus declaraciones endureciendo su postura en relación con el Mercosur en la puerta de una empresa coreana que se instaló en Paraguay, porque puede producir autopartes en condiciones más competitivas para la industria automotriz de Brasil. Había una disonancia entre discurso y escenario que la prensa no detectó, porque sin Paraguay en el Mercosur esa empresa coreana no se queda en nuestro país. Claro que hay opciones para el Paraguay fuera del Mercosur. Es lo que se conoce: el Paraguay gran productor de soja y ganado para exportación y gran productor de pobres que finalmente tienen que emigrar. Es el Paraguay oligárquico que se arrastra desde 1870…”
Luego agregó: “El Mercosur es el único marco actualmente disponible para el Paraguay, para implementar una estrategia de desarrollo con industrialización y distribución del ingreso. Además en Mercosur el Paraguay obtuvo ventajas como los recursos del Focem, y preferencias especiales en acuerdos con otros países.”
Sobre la política brasileña hacia Paraguay, el asesor de Lugo que vivió largos años de exilio en Brasil, señaló: “Desde los años ’50 la política exterior paraguaya se alineó con la diplomacia brasileña. Si hubo alguna ruptura en esa trayectoria fue la del gobierno de Lugo y la agenda bilateral que le planteó a Lula. Las relaciones entre ambas cancillerías fueron muy estrechas por más de seis décadas. Y los actores paraguayos de esa relación están todos activos y aparentemente asumirán importantes funciones en el gobierno Cartes.”
Sobre la rearticulación de la derecha regional señaló: “Por un lado, hay una contraofensiva político-ideológica de la derecha política regional que tiene su punto de apoyo en reuniones coordinadas por la derecha española del Partido Popular. Pero esos mismos sectores, en función de gobierno, han sido mucho más ‘pragmáticos’. Por ejemplo, Chile y Colombia tienen fuertes intereses económicos en la región, más allá de los acuerdos que han firmado con los Estados Unidos y el peso del progresismo en América del Sur continúa siendo decisivo en países clave de la región.
Respecto a la posibilidad de que el futuro gobierno paraguayo estreche vínculos con la Unión Europea al margen del Mercosur, sostuvo que “no veo mayores novedades. En este momento Europa ofrece poco y el ‘interés paraguayo’ en este caso es el mismo interés de los otros países del Mercosur, es decir, las exportaciones de su agronegocio.”
Finalmente, Gustavo Codas respondió a la pregunta sobre las relaciones chino-paraguayas: “Taiwán es parte de una estrategia tan pragmática como estúpida de la diplomacia paraguaya. Esa relación fue heredada de los tiempos de Stroessner. China Continental es hoy la potencia económica más dinámica del planeta, pero el gobierno taiwanés mantuvo la ‘política de la chequera’ en sus relaciones con unos pocos países. ¿Por qué esa persistencia en el error del gobierno paraguayo? Por unos pocos millones de dólares de cooperación anual del gobierno taiwanés que los ministros del gobierno paraguayo de turno se disputan entre sí. El día que un gobierno paraguayo quiera potenciar las relaciones de nuestra economía con el mercado mundial, va a avanzar en las relaciones con China Continental. Cartes tiene de nuevo esa oportunidad que nosotros en el gobierno Lugo desperdiciamos”, finalizó.
“Por lo menos a mí no me traerán maletines para la corona”
En un “sincericidio” Horacio Cartes se comprometió el pasado 27 de julio ante jóvenes industriales nucleados en la Unión Industrial Paraguaya (UIP) a que durante su gobierno acabará con antiguas prácticas corruptas en el sector público, como desviar ingresos aduaneros al bolsillo de las autoridades de turno. El futuro mandatario aseguró que –al menos él– no recibirá maletines. “No habrá maletines para la corona”, afirmó durante el encuentro en la sede de la Unión Industrial Paraguaya (UIP) en una reminiscencia del ex-diputado argentino José L. Manzano. Habría que preguntarle, si no a él, a quién deben entregarse los maletines.
En la ocasión Cartes lamentó la falta de protección a la industria nacional. Si no pesaran sobre el empresario devenido tardíamente político pesadas acusaciones de contrabando, sería una propuesta interesante. La enorme evasión impositiva por el contrabando también afecta la imagen internacional del país, con acusaciones de lavado de dinero y financiamiento de terrorismo. En otra reunión, en la Cámara Oficial Española de Comercio, el jueves 8, Cartes indicó que quiere que la gente pueda llevar sus actividades dentro de un marco de seguridad. En ese sentido habló de la Corte Suprema de Justicia y explicó que el Poder Ejecutivo no tiene la competencia de cambiar a los ministros, pero que el Poder Judicial deberá estar a la altura. “Queremos la seguridad jurídica –dijo–, sé que es competencia del Poder Judicial en un momento en el que tiene la enorme responsabilidad de estar a la altura “, afirmó. La Corte Suprema de Justicia de Paraguay se eternizó en los cargos mediante una acordada de 2000 y todos los intentos por remover a los jueces remisos chocaron desde entonces contra el muro de la corporación judicial. Es curioso que el nuevo presidente quiera ahora reformar la corrupta institución judicial paraguaya. Más probable parece que quiera remover a jueces liberales y remplazarlos por colorados adictos.
Tampoco el médico personal del presidente electo y futuro ministro de Salud, Antonio Barrios, se queda atrás. El pasado día 5 dijo que “la bomba va a explotar cuando asuma Horacio Cartes”, ya que todos los ministerios están con problemas. A su vez, el equipo de transición de Horacio Cartes adelantó el martes 6 que instalará un equipo de auditores internacionales una vez que asuma el nuevo Gobierno. Germán Rojas, vocero del equipo de transición, confirmó que no sólo se prevén cortes administrativos desde el 15 de agosto, sino una auditoría en todas las instituciones del Estado. Por su parte, la Auditoría General del Poder Ejecutivo (AGPE) reconoció que se detectaron varias irregularidades durante la gestión de Federico Franco. En tanto, el presidente de la Cámara de Diputados, el colorado Julio César Velázquez, aseguró que el resultado final de la gestión de Franco es que “vaciaron las arcas del Estado.” Así se garantiza el reavivamiento de la eterna lucha entre liberales y colorados por los cargos.
Horacio Cartes promete alcanzar la cuadratura del círculo: no irse del Mercosur, pero rechazar la incorporación de Venezuela, participar en la Alianza del Pacífico, pero mantener las ingentes ayudas recibidas por el Focem, seguir alimentando la voracidad de la oligarquía paraguaya, pero “combatir la corrupción”, industrializar el país y mantener los privilegiados contratos de suministro de los que vive gran parte del empresariado paraguayo, etc. A más tardar los requerimientos de sus exportadores y las necesidades elementales de la población que demanda servicios básicos y ya aprendió a no callarse lo harán razonable o el país seguirá en el marasmo actual.
Raúl Zibechi, director del semanario montevideano Brecha, ve la cuestión del siguiente modo: “Los países de Alianza del Pacífico no tienen industria y son exportadores de commodities, en particular hidrocarburos y minerales. Brasil sigue siendo un país industrial, así como en menor medida lo es Argentina. Por eso son las piezas claves de la integración regional. En este punto conviene manejarse con datos precisos. La inversión extranjera directa (IED) ha escalado de forma exponencial en América del Sur, pasando de poco más de 30.000 millones de dólares anuales en 2002 a 143.000 millones en 2012, o sea, se multiplicó por más de cinco. Lo más notable es el sector al que se dirigen las inversiones. En Chile más de la mitad van a la minería (49%) y un quinto, al sector financiero. En Colombia más de la mitad de las inversiones extranjeras va a petróleo y minería y en Perú la minería absorbe bastante más de la mitad de las inversiones (quizá el 70%). En Brasil la relación es justamente la inversa: la industria manufacturera absorbe alrededor del 40% de las inversiones, mientras que las actividades extractivas concentran apenas el 13%. Argentina y Uruguay tienen una situación intermedia entre Brasil y los países andinos.”
Y continúa: “Lo anterior no permite eludir dos cuestiones decisivas. El Mercosur tiene problemas graves. Por un lado, los cuatro países que lo crearon exportan los mismos productos (soja y carne) a los mismos mercados. Con esa estructura de las exportaciones no hay integración posible, que sólo puede forjarse sobre la base de la complementación productiva. Por otro, la permanente disputa entre Brasil y Argentina por sus exportaciones industriales empantana la alianza regional. Los acuerdos comerciales existentes y la opción por la integración aún no se tradujeron en la creación de industrias capaces de complementarse”.
Y concluye: “Ese es uno de los nudos de la integración regional, mucho más complejos que la política estadounidense de generar divisiones. O, si se prefiere, puede concluirse que la política de los Estados Unidos cala más hondo allí donde la integración regional se muestra más débil. Lo más problemático es que los países con capacidad de liderar la región, como Brasil, no han conseguido salir de la dependencia del modelo extractivo. La industria brasileña aún no retomó los niveles de producción anteriores a 2008.”
Paraguay posee ya acuerdos de libre comercio con todos los países sudamericanos asociados al Mercosur. Si se suma México, un 19% de las exportaciones paraguayas en el 2011 se dirigía a países miembros de esta Alianza. El 90% de las exportaciones a dichos países se compone de commodities agropecuarios. Paraguay ya hoy tiene un alto grado de vinculación comercial con los países de la Alianza del Pacífico, sin afectar sus vínculos con sus socios del Mercosur. No se entiende entonces qué le aportaría cambiar de bloque.
Por su parte, Gustavo Codas, miembro del Frente Guassu, ex copresidente paraguayo de Itaipú Binacional y consejero del ex presidente Lugo, en una entrevista para el portal paraguayo de izquierda E’a, preguntado por la política exterior de Cartes, declaró el pasado martes 6 lo siguiente: “La política exterior anunciada por Cartes en relación con el Mercosur cambió. Hasta un tiempo atrás era pragmático y no se hacía cargo de lo que había pasado con el golpe de Estado del 22 de junio del 2012. Sin embargo, recientemente asumió la postura que criticaba en la fase anterior. ¿Qué ocurrió en el ínterin para que Cartes cambiara? No está claro. Al poner condiciones para la reintegración de Paraguay al Mercosur –continuó–, se dirige a un callejón sin salida.”
“Sus relaciones con EE.UU. serán prioritarias”, añadió, pero hay que ver los fines principales de la política norteamericana en la región. Desde la Segunda Guerra Mundial para EE.UU. lo más importante es acordar con Brasil. La derecha paraguaya no obtendría nada de un alineamiento estrecho con los EE.UU.. Al mismo tiempo dudo que las exportaciones paraguayas a EE.UU. o las inversiones norteamericanas en nuestro país puedan crecer. En cambio sí va a aumentar la presencia de agencias norteamericanas orientando el funcionamiento del estado paraguayo. Se trata de un avasallamiento de la soberanía paraguaya que la derecha no quiere cuestionar”.
Sobre las vinculaciones del futuro gobierno con sus vecinos progresistas, respondió: “Si Cartes pretende hacer de su gobierno la punta de lanza de la derecha regional, hará un mal negocio. Chile y Colombia, por ejemplo, sin abandonar su perfil conservador, buscan conciliar con los gobiernos progresistas. Si, en cambio, se mueve ‘pragmáticamente’ entre Mercosur y la Alianza del Pacífico, puede quitar tajadas de ambos.”
Más adelante comentó que “días atrás Cartes dio una de sus declaraciones endureciendo su postura en relación con el Mercosur en la puerta de una empresa coreana que se instaló en Paraguay, porque puede producir autopartes en condiciones más competitivas para la industria automotriz de Brasil. Había una disonancia entre discurso y escenario que la prensa no detectó, porque sin Paraguay en el Mercosur esa empresa coreana no se queda en nuestro país. Claro que hay opciones para el Paraguay fuera del Mercosur. Es lo que se conoce: el Paraguay gran productor de soja y ganado para exportación y gran productor de pobres que finalmente tienen que emigrar. Es el Paraguay oligárquico que se arrastra desde 1870…”
Luego agregó: “El Mercosur es el único marco actualmente disponible para el Paraguay, para implementar una estrategia de desarrollo con industrialización y distribución del ingreso. Además en Mercosur el Paraguay obtuvo ventajas como los recursos del Focem, y preferencias especiales en acuerdos con otros países.”
Sobre la política brasileña hacia Paraguay, el asesor de Lugo que vivió largos años de exilio en Brasil, señaló: “Desde los años ’50 la política exterior paraguaya se alineó con la diplomacia brasileña. Si hubo alguna ruptura en esa trayectoria fue la del gobierno de Lugo y la agenda bilateral que le planteó a Lula. Las relaciones entre ambas cancillerías fueron muy estrechas por más de seis décadas. Y los actores paraguayos de esa relación están todos activos y aparentemente asumirán importantes funciones en el gobierno Cartes.”
Sobre la rearticulación de la derecha regional señaló: “Por un lado, hay una contraofensiva político-ideológica de la derecha política regional que tiene su punto de apoyo en reuniones coordinadas por la derecha española del Partido Popular. Pero esos mismos sectores, en función de gobierno, han sido mucho más ‘pragmáticos’. Por ejemplo, Chile y Colombia tienen fuertes intereses económicos en la región, más allá de los acuerdos que han firmado con los Estados Unidos y el peso del progresismo en América del Sur continúa siendo decisivo en países clave de la región.
Respecto a la posibilidad de que el futuro gobierno paraguayo estreche vínculos con la Unión Europea al margen del Mercosur, sostuvo que “no veo mayores novedades. En este momento Europa ofrece poco y el ‘interés paraguayo’ en este caso es el mismo interés de los otros países del Mercosur, es decir, las exportaciones de su agronegocio.”
Finalmente, Gustavo Codas respondió a la pregunta sobre las relaciones chino-paraguayas: “Taiwán es parte de una estrategia tan pragmática como estúpida de la diplomacia paraguaya. Esa relación fue heredada de los tiempos de Stroessner. China Continental es hoy la potencia económica más dinámica del planeta, pero el gobierno taiwanés mantuvo la ‘política de la chequera’ en sus relaciones con unos pocos países. ¿Por qué esa persistencia en el error del gobierno paraguayo? Por unos pocos millones de dólares de cooperación anual del gobierno taiwanés que los ministros del gobierno paraguayo de turno se disputan entre sí. El día que un gobierno paraguayo quiera potenciar las relaciones de nuestra economía con el mercado mundial, va a avanzar en las relaciones con China Continental. Cartes tiene de nuevo esa oportunidad que nosotros en el gobierno Lugo desperdiciamos”, finalizó.
“Por lo menos a mí no me traerán maletines para la corona”
En un “sincericidio” Horacio Cartes se comprometió el pasado 27 de julio ante jóvenes industriales nucleados en la Unión Industrial Paraguaya (UIP) a que durante su gobierno acabará con antiguas prácticas corruptas en el sector público, como desviar ingresos aduaneros al bolsillo de las autoridades de turno. El futuro mandatario aseguró que –al menos él– no recibirá maletines. “No habrá maletines para la corona”, afirmó durante el encuentro en la sede de la Unión Industrial Paraguaya (UIP) en una reminiscencia del ex-diputado argentino José L. Manzano. Habría que preguntarle, si no a él, a quién deben entregarse los maletines.
En la ocasión Cartes lamentó la falta de protección a la industria nacional. Si no pesaran sobre el empresario devenido tardíamente político pesadas acusaciones de contrabando, sería una propuesta interesante. La enorme evasión impositiva por el contrabando también afecta la imagen internacional del país, con acusaciones de lavado de dinero y financiamiento de terrorismo. En otra reunión, en la Cámara Oficial Española de Comercio, el jueves 8, Cartes indicó que quiere que la gente pueda llevar sus actividades dentro de un marco de seguridad. En ese sentido habló de la Corte Suprema de Justicia y explicó que el Poder Ejecutivo no tiene la competencia de cambiar a los ministros, pero que el Poder Judicial deberá estar a la altura. “Queremos la seguridad jurídica –dijo–, sé que es competencia del Poder Judicial en un momento en el que tiene la enorme responsabilidad de estar a la altura “, afirmó. La Corte Suprema de Justicia de Paraguay se eternizó en los cargos mediante una acordada de 2000 y todos los intentos por remover a los jueces remisos chocaron desde entonces contra el muro de la corporación judicial. Es curioso que el nuevo presidente quiera ahora reformar la corrupta institución judicial paraguaya. Más probable parece que quiera remover a jueces liberales y remplazarlos por colorados adictos.
Tampoco el médico personal del presidente electo y futuro ministro de Salud, Antonio Barrios, se queda atrás. El pasado día 5 dijo que “la bomba va a explotar cuando asuma Horacio Cartes”, ya que todos los ministerios están con problemas. A su vez, el equipo de transición de Horacio Cartes adelantó el martes 6 que instalará un equipo de auditores internacionales una vez que asuma el nuevo Gobierno. Germán Rojas, vocero del equipo de transición, confirmó que no sólo se prevén cortes administrativos desde el 15 de agosto, sino una auditoría en todas las instituciones del Estado. Por su parte, la Auditoría General del Poder Ejecutivo (AGPE) reconoció que se detectaron varias irregularidades durante la gestión de Federico Franco. En tanto, el presidente de la Cámara de Diputados, el colorado Julio César Velázquez, aseguró que el resultado final de la gestión de Franco es que “vaciaron las arcas del Estado.” Así se garantiza el reavivamiento de la eterna lucha entre liberales y colorados por los cargos.
Horacio Cartes promete alcanzar la cuadratura del círculo: no irse del Mercosur, pero rechazar la incorporación de Venezuela, participar en la Alianza del Pacífico, pero mantener las ingentes ayudas recibidas por el Focem, seguir alimentando la voracidad de la oligarquía paraguaya, pero “combatir la corrupción”, industrializar el país y mantener los privilegiados contratos de suministro de los que vive gran parte del empresariado paraguayo, etc. A más tardar los requerimientos de sus exportadores y las necesidades elementales de la población que demanda servicios básicos y ya aprendió a no callarse lo harán razonable o el país seguirá en el marasmo actual.
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Eduardo J. Vior