El (de)sastre de Panamá
Año 7. Edición número 312. Domingo 11 de Mayo de 2014
Por
Eduardo J. Vior. Periodista
Renovación. La campaña de Varela se basó en la lucha contra los especuladores y la corrupción.
John Le Carré definió al istmo como una “Casablanca
sin héroes”. La guerra duradera entre el ex presidente Ricardo
Martinelli y el nuevo, Juan C. Varela, confirma su percepción sobre los
peligros que acechan al país del canal.
La sorpresiva victoria del Ingeniero Juan Carlos Varela Rodríguez en
las elecciones presidenciales panameñas del pasado domingo 4 de mayo
preanuncia la continuidad de la guerra sin fin dentro de la oligarquía
que atenaza el istmo, en un contexto de gran crecimiento económico e
intensas luchas sociales que pueden desbordarse en una explosión de
indignación popular.
Aunque las encuestas preelectorales lo daban como tercero, el candidato
del Partido Panameñista (PP) obtuvo la mayoría relativa y gobernará
Panamá hasta 2019. El nuevo Presidente asumirá el mando el 1° de julio
próximo. Ya se formó el comité de transición.
En los comicios Juan Carlos Varela (PP) recibió el 39,1% de los
sufragios, por delante de José Domingo Arias, del hasta ahora gobernante
Cambio Democrático (CD), quien alcanzó el 31,4%, y de Juan Carlos
Navarro, del centroizquierdista Partido Revolucionario Democrático
(PRD), quien llegó al 28,2%. El sindicalista de la construcción Genaro
López, quien con el recién creado Frente Amplio por la Democracia (FAD)
apenas cosechó el 0,6% de los sufragios, representó el primer intento
formal de coaligar a las izquierdas, a movimientos campesinos,
sindicales, indígenas y ecologistas detrás de una fórmula electoral.
López ha retornado a su tarea en el Sindicato de la Construcción que
desde hace semanas mantiene una exitosa huelga por aumento de salarios y
ha paralizado nuevamente las obras de ampliación del Canal de Panamá.
La lucha contra la corrupción, la voluntad de frenar la especulación de
precios y la vigilancia por la independencia de las instituciones han
sido los tres pilares en los que Varela ha basado su campaña. Al hablar a
sus seguidores el domingo por la noche, después de haber recibido del
Tribunal Supremo Electoral la noticia de su elección, aseguró que su
gobierno construirá muchas obras, pero que el legado más importante que
busca dejar es “una democracia funcional donde hombres y mujeres de vida
pública entiendan que su única razón de ser es servir a Panamá”.
El presidente electo afirmó que en los primeros cuatro días de su
gobierno implementará los pilares para atender los problemas del pueblo.
Igualmente, señaló que hará auditorías que le permitan establecer el
real costo de las obras realizadas durante el gobierno de Martinelli,
además de convocar licitaciones transparentes. El presidente electo
anunció asimismo que presentará ante la Asamblea de Diputados un
anteproyecto de ley que busca revocar los nombramientos de varios
funcionarios por períodos fijos hechos por el Ejecutivo. También
adelantó que busca remover al Presidente de la Corte Suprema, José Ayú
Prado, al fiscal electoral Eduardo Peñaloza, a la contralora Gioconda de
Bianchini y a la procuradora Ana Belfon.
El mandatario electo declaró que ordenaría auditorías de obras como el
caso de los hospitales que construye el Grupo empresario IBT, “para ver
si se han adelantado fondos y si hubo lesión patrimonial”. IBT es una
empresa ligada a Rogelio Oruña quien forma parte del círculo más cercano
del ex mandatario Ricardo Martinelli y sus hijos. La empresa edifica
hospitales en distintas partes del país. A todos les han concedido
prórroga y todos registran atrasos. En abril de 2010, Oruña fue nombrado
junto con su esposa miembro de la sociedad Martiuska S.A. en reemplazo
de Luis Enrique Martinelli y Ricardo Martinelli, hijos del mandatario
saliente. La razón de ello fue la compra de un penthouse de 691 metros
cuadrados. El empresario ha participado en fiestas y viajes al
extranjero con los hijos de Martinelli y altos funcionarios del gobierno
de CD.
Mientras tanto, luego de una estrecha contienda que terminó con una
ventaja del 1,1% de los votos, finalmente el martes 6 se confirmó que
José Blandón, del PP, logró ganar la Alcaldía de Panamá. La disputa por
el Municipio de Panamá estuvo cerrada entre Blandón y el perredista José
Luis Fábrega. Al contabilizarse el 99% de las mesas, Blandón obtuvo
147.337 votos contra 142.833 de Fábrega. El panameñista alcanzó el
35,69% del total de los votos, mientras que Fábrega recibió el 34,37%.
¿Quién es el nuevo Presidente? Juan Carlos Varela Rodríguez
nació en Panamá en 1963. En 1983 se graduó como ingeniero industrial en
el Instituto Tecnológico de Georgia, en Estados Unidos, e inmediatamente
regresó a su país, para reintegrarse a la actividad política en el
panameñismo. Su familia posee una conocida compañía productora de
licores, Varela Hnos. También ha sido accionista de varias emisoras de
radio.
Llegó a su partido de adolescente siguiendo la tradición de su familia
que se cuenta entre las consideradas de la “oligarquía tradicional”.
Entre sus parientes cuenta con diputados, ministros y diferentes
asesores de Arnulfo Arias, tres veces elegido presidente y tres veces
derrocado por los militares.
Ejerció el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores entre 2009 y 2011
y, tras ser destituido por el presidente, rompió la alianza
gubernamental entre el Partido Panameñista y Cambio Democrático. Se
inició en el panameñismo muy joven, cuando participó con su padre en
giras de organización del Movimiento Panameñista en 1977, durante el
gobierno de Omar Torrijos. Ya regresado al país, participó en la campaña
presidencial de 1984 con Arnulfo Arias Madrid y en la de 1989 con
Guillermo Endara. Fue uno de los coordinadores de la campaña
presidencial de Alberto Vallarino en 1999. Participó como Director
Nacional del Partido Arnulfista de 1992 a 1999. En 2004 ayudó en la
coordinación de campañas de varios diputados, alcaldes y representantes,
muchos de los cuales fueron electos y con ellos inició un movimiento de
renovación en el Partido Panameñista.
En 2009 renunció a su aspiración a la presidencia, para convertirse en
candidato a vicepresidente de Ricardo Martinelli y en alianza con CD
derrotar al gobernante PRD. Entonces, Martinelli anunció que Varela
sería el candidato presidencial de la alianza gubernamental en las
elecciones de 2014, pero dos años después se retractó y Varela fue
destituido de su cargo de ministro el 30 de agosto de 2011, provocando
el final de la alianza gubernamental y la renuncia de los miembros del
panameñismo en el gobierno. No obstante, Varela se mantuvo como
Vicepresidente de la República, a pesar de las intensas presiones del
presidente para que renunciara, de acusaciones de corrupción y procesos
judiciales cruzados.
Aunque liberal en lo económico y políticamente conservador, Varela ganó
fama en el desarrollo de programas sociales. Antes de romper con
Martinelli, ideó el popular plan “100 por 70”, por el que los mayores de
70 años sin ingresos recibían un estipendio de 100 dólares mensuales.
La razón de Varela para romper la alianza política fue su desacuerdo con
las presuntas intenciones de Martinelli de reelegirse. Además, denunció
actos de corrupción del gobierno, al adquirir helicópteros y radares a
una empresa italiana de dudosa reputación ligada a Silvio Berlusconi.
Radiografía del Panameñismo. El lema de la doctrina
panameñista es “Panamá para los panameños”. Esta ideología tiene sus
raíces en el nacionalismo romántico imperante durante los años treinta
en la clase media. Su lema frente a las constantes intervenciones del
gobierno norteamericano en los asuntos internos del país era “Por un
Panamá mejor”.
Durante el gobierno de Omar Torrijos (1968-81) y la posterior dictadura
de Manuel A. Noriega (1981-89), el panameñismo y sus partidos políticos
fueron prohibidos. En el período de la apertura posterior a la
ratificación del Tratado Torrijos-Carter de 1977 por el que Panamá
obtuvo la cesión del Canal en 1999, y con el regreso de Arnulfo Arias al
país, el panameñismo asimiló también a liberales y republicanos,
acercándose a los Estados Unidos. La cruzada civilista contra los
militares lo transformó en una fuerza antimilitarista y anticomunista.
Derrocado el gobierno de Noriega por la invasión norteamericana de
diciembre de 1989, el panameñismo se convirtió en la segunda fuerza
política del país, apoyada en el campesinado y la clase media del
interior, y obtuvo dos veces la Presidencia de la República en alianza
con otras fuerzas derechistas (liberales, republicanos, civilistas
aglutinados en Molirena) hasta ser reemplazado por el liberal centrista
Cambio Democrático en las elecciones de 2009. Con CD se abrió paso la
nueva y voraz burguesía neoliberal vinculada al comercio transoceánico y
a las finanzas internacionales de todo tipo.
En las elecciones de 2004 el Partido Arnulfista se dividió en una
facción conservadora y una civilista, permitiendo al PRD regresar al
poder con Martín Torrijos. Tras esta derrota el partido se dividió
definitivamente. La facción conservadora se rebautizó como Partido
Panameñista (nombre actual del partido), y la civilista creó un nuevo
partido, Vanguardia Moral de la Patria, que al tiempo desapareció
dejando su lugar a Cambio Democrático. Después de un costoso proceso
interno, en 2005 Juan C. Varela llegó a la dirección del partido.
Como líder del PP Varela se alía con el también opositor Ricardo
Martinelli, cediéndole la cabeza de la alianza y aceptando la
Vicepresidencia de la República para las elecciones de 2009. Este
acercamiento se dio en la embajada de los Estados Unidos. Con las filas
panameñistas y de la oposición unidos bajo una sola alianza, Martinelli
logró derrotar por amplio margen a la ex ministra de Vivienda Balbina
Herrera, candidata del PRD.
Las varias Biblias, acompañadas de cruces de distintos tamaños y
colores, que adornan los rincones de su casa, evidencian su militancia
católica. Varela reconoció ser un “cooperador” del Opus Dei desde hace
17 años, cuando la Obra se instaló en Panamá. Es tal su compromiso que
en diciembre de 2008 envió tarjetas de Navidad en las que reprodujo un
pensamiento del fundador de la congregación, Jose María Escrivá de
Balaguer. Haciendo gala de devoción religiosa luce una pulsera con
distintas efigies de la Virgen en la muñeca izquierda. En consecuencia
se opone a legalizar el aborto y el matrimonio homosexual, aspecto en el
que difiere de su esposa Lorena.
Jorge Gamboa Arosemena, que comandó el Movimiento de Acción Panameñista
–una corriente interna adversa a Varela–, sostiene que en los 26 meses
que Varela formó parte del gobierno de Martinelli permitió que Panamá se
“vendiera” a empresas extranjeras grandes y pequeñas. Además, fue parte
de la “ley chorizo” en julio de 2010. También le reprocha que se alejó
de los sectores populares. La Ley 30 de 2010, conocida como “ley
chorizo”, “ley langosta” o “9 en 1”, pretendía promover el desarrollo
sostenible de la aviación comercial en Panamá, pero para ello introdujo
modificaciones a los códigos Judicial, Penal y Laboral y reformas a la
ley general de ambiente. Luego de su aprobación –y posterior derogación–
en 2010 hubo enfrentamientos entre organizaciones civiles que se
oponían a la ley y la Policía, sobre todo en la provincia de Bocas del
Toro. Allí dos personas murieron y decenas perdieron la vista. Según
Gamboa, Varela también designó a notarios que “le daban plata” (un
notario gana entre 5 mil y 50 mil dólares mensuales, según sus
cálculos). Varela les decía que tenían que aportar una suma al partido
que iba a parar al bolsillo de sus allegados.
La crisis permanente. No obstante estas acusaciones, durante
la lucha preelectoral el discurso de Varela estuvo centrado en la lucha
contra corrupción de Martinelli y su gobierno. A la inversa, la campaña
electoral de Varela estuvo sospechada de estar financiada por dinero
ilícito. Un diario panameño publicó que cuentas bancarias abiertas en
ese país recibían fondos de lavado de dinero provenientes de apuestas
ilegales para la campaña presidencial de Varela.
La puja, en realidad, se dio a favor y contra el Presidente Martinelli,
porque éste pretendía colocar a su esposa Marta Linares como
Vicepresidenta de Arias e intervino masivamente en la lucha. Muchos
llegaron a hablar de un intento de “reelección encubierta”. Lo que no se
esperaba Martinelli era que ganara Varela, quien durante la campaña
aparecía irremediablemente como tercero en las encuestas. Tras haber
dicho que se iba a dedicar a disfrutar de la vida, Martinelli anunció
entonces el domingo su nueva condición de opositor y dijo: “Conozco lo
que está del otro lado y, verdaderamente, Dios nos coja confesados”.
Con su voto los panameños han mostrado su rechazo a un estilo de
gobernar autoritario y monopolizador del poder que hizo que Martinelli
fuera perdiendo paulatinamente apoyos. En la decisión del votante han
pesado también los escándalos denunciados en las concesiones de obras
públicas.
Aunque Varela hereda una de las economías más pujantes de América
latina, con un crecimiento promedio del ocho por ciento entre 2006 y
2012, la nación centroamericana posee una importante deuda pública y
retrasos en las obras de ampliación del Canal de Panamá, hechos que
dejan al nuevo mandatario sin efectivo, al menos hasta 2016. Además,
pese al crecimiento económico, aún el 28,6 por ciento de los panameños,
sobre todo indígenas y habitantes de zonas rurales, siguen viviendo en
la pobreza, mientras el 11,7 por ciento vive en pobreza extrema,
convirtiendo a Panamá en el quinto país más desigual de la región.
Esta extrema desigualdad alienta cada vez más intensas luchas sociales,
como por ejemplo la huelga de los obreros de la construcción que han
paralizado el 80% de los emprendimientos en todo el país, especialmente
la ampliación del Canal de Panamá que –luego de la paralización
promovida entre diciembre y febrero pasados por las empresas
constructoras para obtener el pago de sobrecostos– está nuevamente
frenada. Evidentemente ya no se terminará a fines de 2015, retrasando
así el ansiado ingreso de divisas por el paso de los modernos
supercontenedores que unen China con la costa Este de Estados Unidos.
La huelga, que se inició el pasado 23 de abril en demanda de un aumento
salarial para los obreros de la construcción, fue ratificada el martes 6
por los dirigentes del Sindicato de la Construcción (Suntracs). Según
Saúl Méndez, secretario general del gremio, la medida de presión
continuará porque no hay avances en las negociaciones con la Cámara
Panameña de la Construcción (Capac).
La victoria de Juan Carlos Varela generó el interrogante sobre si
investigará las denuncias de corrupción contra el saliente presidente
Ricardo Martinelli. Varela utilizó un tono bastante conciliador tras la
victoria, coincidiendo con los resultados preliminares de la elección en
la Asamblea Legislativa unicameral en las que su Partido Panameñista
sólo logró 11 de las 71 puestos en disputa, mientras que CD se aseguraba
28 y el opositor PRD 22. “Con este panorama, la búsqueda de consenso es
bueno para la democracia”, aseguró el analista político Edwin Cabrera,
en declaraciones al diario La Prensa. Para José Isabel Blandón,
analista del conglomerado televisivo Medcom, Varela “ganó con un buen
margen, pero va a tener que depender del PRD para gobernar la asamblea”.
En los próximos cinco años Panamá recibirá ingentes ingresos del Canal
ampliado que comenzará a funcionar a fines de 2015 o principios del año
siguiente, pero si no se reduce la enorme desigualdad social, el país
explotará. Las canonjías de las empresas multinacionales presentes en el
istmo y de los contratistas del Estado, las redes de corrupción tejidas
en torno a la elite de la república neoliberal posterior a la invasión
norteamericana de 1989 y el clientelismo político colocan imponentes
barreras a toda reforma democrática y social. Si Martinelli y Varela se
empecinan en su enfrentamiento de bandas, la paciencia popular no durará
eternamente. Del mismo modo que en El sastre de Panamá, la
irrupción del extraño espía Andrew Osnard anuncia el desastre que se
desatará inexorablemente, el advenimiento de la nueva bonanza canalera
augura una catástrofe que sólo la sensatez puede evitar, pero ésta es
una commodity que no transportan los superbuques contenedores.