Europa y la crisis griega
Desde la cumbre, Merkel mira al abismo
Por Eduardo J. Vior*
El
nivel de brutalidad con el que el gobierno alemán el pasado lunes 13 en
Bruselas impuso a Grecia la renuncia a su soberanía en cuestiones
centrales de la política económica y social y la privatización de
importante propiedad pública asombró a propios y extraños. Ahora Angela Merkel
reina sola sobre Europa continental, pero con una Unión Europea (UE)
fracturada entre ricos y pobres, la tradicional cooperación con Francia
rota y su aliado socialdemócrata burlado. La canciller alemana es hoy
más poderosa que su maestro Helmut Kohl cuando este
consiguió la reunificación de Alemania en 1990, pero también tiene más
enemigos. ¿Cuándo comenzará a pagar sus cuentas?
La dureza que el ministro de Finanzas Wolfgang Schäuble
escenificó el pasado sábado 11, al amenazar a Grecia con dejarla fuera
de la zona euro por cinco años, no se dirigió tanto a Atenas como a sus
aliados europeos, la democracia cristiana alemana y el propio pueblo
alemán que mayoritariamente se opone a seguir dando créditos a Grecia.
El
documento del eurogrupo firmado en la madrugada del lunes 13 debería
ser aprobado por el Bundestag, para que su gobierno pueda delegar en la “troika”
(Banco Central Europeo, Fondo Monetario Internacional y Comisión
Europea) la negociación con Grecia de créditos por un total de 86 mil
millones de euros. El bloque parlamentario de la Unión Demócrata
Cristiana y la Unión Socialcristiana de Baviera (CDU/CSU) representa de
lejos la primera minoría del Bundestag. A él se suma el Partido
Socialdemócrata (SPD), desde 2013 su aliado en la gran coalición. Se
supone, que la canciller tiene la mayoría asegurada, pero el número de
los que se oponen a seguir otorgando créditos a Atenas aumenta
continuamente y en el plenario puede haber algunas manifestaciones de
protesta. Por las dudas, el presidente del bloque CDU/CSU, Volker Kauder, se encargará de disciplinar a los díscolos.
Un
poco más difícil va a ser conseguir el acuerdo de los diputados
socialdemócratas, sobre todo después de que el circo de la expulsión de
Grecia de la eurozona se puso en escena, sin avisar al SPD. No obstante,
tampoco los “sozis” se van a atrever a cuestionar la
conducción de Merkel. También algunos verdes van a aprobar el paquete de
medidas. La izquierda y el resto de los verdes van a protestar, pero el
resultado final será masivo.
Al pueblo el paquete le resulta
demasiado blando. Según una encuesta realizada el mismo lunes 13 por el
primer canal de la TV pública (ARD), la mayoría de los ciudadanos
aprueba las medidas de auxilio a Grecia, pero duda de que el gobierno
heleno cumpla con las condiciones que le fueron impuestas.
La
canciller ha aplastado toda oposición interna y conquistado Europa
continental. Ha derrotado a Francia y acallado a España, Italia y
Portugal. A nadie importa que las órdenes de Bruselas todavía puedan ser
rechazadas por el Parlamento griego o bloqueadas por un masivo
movimiento huelguístico, ni que la aplicación del programa de
recolonización garantice que la economía helena seguirá cuesta abajo. La
canciller salvó el euro y a sí misma, aunque Europa se rompa.
Después de que Angela Merkel
liquidó toda oposición interna y externa, en Alemania nadie disputa su
poder, mientras que ella se prepara para el enfrentamiento con David Cameron por la suerte de la Unión Europea y con Vladimir Putin por la hegemonía sobre Europa oriental. La canciller alemana está en la cima de su poder, al borde del abismo.
*Doctor en Ciencias Sociales, Universidad de Giessen, Alemania
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Eduardo J. Vior