Con su retórica belicista Trump y Kim hacen peligrar la paz mundial
Las amenazas cruzadas entre Washington y Pyongyang tienen al mundo en vilo. Beijing, Moscú, Tokio y Seúl intervienen para calmar los ánimos de ambos líderes
Eduardo J. Vior
Tiempo Argentino
13 de agosto de 2017
Tiempo Argentino
13 de agosto de 2017
Como nunca antes desde la crisis de los cohetes soviéticos en
Cuba en octubre de 1962, la supervivencia del mundo depende del sentido
común y la sensatez de los líderes de los Estados Unidos, Rusia y
China. Después de varios días de amenazas cruzadas entre Washington y
Pyongyang, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo
chino, Xi Jinping, entreabrieron ayer en una conversación telefónica la
puerta para una solución negociada a la crisis con Corea del Norte. Pero
solo fue una rendija.
Urgía que los dos conversaran, después de
que el viernes el mandatario norteamericano amenazara por Twitter a
Norcorea con una enérgica represalia, si emprendía alguna acción
ofensiva. Xi pidió a su interlocutor que ambos adversarios se contengan y
eviten apresuramientos. China propone, como primer paso, que Corea del
Norte suspenda su programa de armamento nuclear y que Washington y Seúl
se abstengan de realizar ejercicios militares en la zona. Beijing y
Moscú quisieran que se retomen las conversaciones entre las dos Coreas,
EE UU, China, Rusia y Japón suspendidas desde 2009, pero Pyongyang exige
que Washington y Seúl den el primer paso, mientras que Trump reclama
que sea Kim quien haga las primeras concesiones. Seúl, en tanto, no da
respuestas claras.
Tras la conversación, la Casa Blanca informó
que ambas partes "reiteraron su compromiso para desnuclearizar la
península de Corea", pero no adoptaron ninguna decisión. Incentivando la
tensión, en tanto, Corea del Norte anunció este sábado que unos 3,5
millones de ciudadanos se han alistado de manera voluntaria para luchar
contra EE UU. El país tiene unos 25 millones de habitantes y su ejército
cuenta con entre 700.000 y 1,3 millones de miembros, según los
expertos. El miércoles pasado Pionyang anunció un detallado plan para
bombardear con cuatro cohetes las cercanías de la estadounidense isla de
Guam, en el Pacífico occidental, a lo que Japón respondió ayer que ha
instalado su sistema antimisiles en el oeste del país que sería
sobrevolado por los proyectiles norcoreanos.
Ya antes el asesor en
Seguridad Nacional de EE UU, Herbert McMaster, informó que el Pentágono
se prepara para destruir “preventivamente” parte de la infraestructura
militar y reducir la capacidad ofensivade Corea del Norte. Jerry
Hendrix, capitán retirado de la Armada de EE.UU., en tanto, considera
que la operación militar de Washington contra Pyongyang supondría un
ataque multidimensional con aviones de caza, bombarderos y misiles
Tomahawk. La Marina estadounidense tiene en aguas japonesas 10 cruceros
portacohetes y destructores armados con Tomahawk y el sistema
antimisiles Aegis. Washington también podría inutilizar los sistemas
armamentísticos de Corea del Norte con ataques cibernéticos. En ese
sentido, el analista chino Yun Sunno duda de la capacidad de EE UU para
realizar ese ataque preventivo, pero advierte que "las consecuencias
serían desastrosas", ya que provocaría "una represalia total de Corea
del Norte contra el Sur, Japón y las tropas estadounidenses en la
región".
Cerca de la zona desmilitarizada (ZDC), a 55 km del área
metropolitana de Seúl, donde viven unos 25 millones de personas,
Pyongyang tiene desplegados al menos 8.000 cañones y lanzadores de
misiles aptos para realizar hasta 300.000 disparos sólo durante la
primera hora de combates. Por este motivo, si Washington desea atacar,
primero debería evacuar del Sur a decenas de miles de civiles
estadounidenses.
Entablar negociaciones inmediatas y poner fin a las amenazas
No
obstante, no hay indicios de que EE UU se esté preparando para alguna
acción bélica en ninguna parte del mundo. El contraste entre las
bravuconadas del presidente y la falta de preparativos militares sugiere
que este, en realidad, quiere negociar con su par norcoreano. Por eso,
el mismo viernes salió de una reunión con el Gabinete de seguridad
nacional ofreciendo dialogar. Por su lado, el secretario de Estado Rex
W. Tillerson reveló también el mismo día que el duro lenguaje del
presidente era parte de una estrategia, para obligar a Norcorea a
conversar.
Entre tanto, el ministro de Relaciones Exteriores de
Rusia, Serguei Lavrov, expresó su esperanza de que en Washington y en
Pyongyang prevalezca el sentido común. "No aceptamos que Corea del Norte
tenga status atómico", afirmó. Como lo explicó más adelante, hay dos
tipos de potencias atómicas: las reconocidas por el Tratado de No
Proliferación de 1968 (Rusia, Estados Unidos, China, Francia y Gran
Bretaña), legítimas poseedoras de tales armas, y las nuevas potencias
nucleares (Corea del Norte, India, Paquistán e Israel) que deben
someterse a la normativa existente. Corea del Norte había firmado el
Tratado de 1968, pero en 2002 lo abandonó. "Por eso –concluyó el
ministro–, se atribuye el derecho a fabricar armas nucleares y lo hace”.
Para
todo intérprete sensato está claro que, con su retórica belicista, Kim
Jong-un busca mejorar su posición para futuras negociaciones de desarme y
el levantamiento de las sanciones económicas. En cambio, no está
todavía claro, si Donald Trump pretende, efectivamente, destruir al
régimen norcoreano mediante un ataque preventivo, responder a las
fanfarronadas norcoreanas con el mismo calibre y/o avisar por elevación a
China y Rusia que toda negociación futura será muy dura. Finalmente, no
hay que descartar que ambos líderes necesitan afirmarse internamente y,
para ello, baten el tambor de guerra, aun con el riesgo de que un
mínimo error de percepción en los respectivos estados mayores accione el
botón nuclear y desate una catástrofe.
Se dice que un buen
diplomático piensa tres veces lo que va a decir … y después calla. En
las relaciones internacionales la fanfarronería y las amenazas son
signos de debilidad e indecisión. El débil prudente calla y espera su
oportunidad; el poderoso sensato actúa sin hablar. En los próximos días,
la paz mundial necesitará mucho silencio y sentido de la oportunidad. «
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Eduardo J. Vior