La liberalización de los cementerios
EE.UU.,
Gran Bretaña y otros países festejan el relajamiento del aislamiento y
la distancia social, mientras los expertos temen una segunda onda de
contagios
por Eduardo J. Vior
Infobaires24
6 de mayo de 2020
Infobaires24
6 de mayo de 2020
Cuando este miércoles 6 el presidente
Donald Trump rechazó en Phoenix, Arizona, ponerse un tapabocas, antes de
entrar a visitar una fábrica de máscaras faciales, no obstante los
25.000 nuevos infectados y 2.000 muertos, comenzó oficialmente el
“retorno a la normalidad”. En muchos países grandes empresas, medios y
políticos están forzando el aflojamiento del aislamiento social
obligatorio con el argumento de que hay que retomar la “normalidad”
económica. Y en todas partes el resultado es el mismo: apenas se
distienden los controles, crece el número de infectados y fallecidos por
el Covid-19. ¿A quién sirve esta inducción al suicidio colectivo?
Solamente a quienes mercan con el caos.
EE.UU. tiene más de 70.000 muertos y 1,2
millones de infectados, mientras que el Reino Unido va ganando el
campeonato europeo con 29.000 muertos y el conjunto de Europa supera los
140.000. Ante estas cifras, epidemiólogs e infectólogos de todos los
colores están advirtiendo a viva voz que se aproxima una segunda ola de
infecciones que obligaría a los gobiernos a reimplantar bruscamente los
controles y limitaciones.
Las autoridades alemanas ya están
elaborando planes para manejar un resurgimiento de la pandemia. Por su
parte, expertos italianos están urgiendo, para que se identifique
tempranamente a las y los nuevos contagiados y se trace su red de
contactos y el gobierno francés, que todavía no aflojó el aislamiento,
ha preparado un “plan de reconfinamiento” para prevenir una segunda onda
de contagios. “Tenemos la certeza de que habrá una segunda ola, pero no
sabemos de qué dimensiones, dice Olivier Schwartz, virólogo del
Instituto Pasteur, de Francia.
En los Estados Unidos, en tanto, donde
la mitad de los estados está relajando las prohibiciones, los
sanitaristas están sumamente preocupados. La mayoría de los distritos
aún no está implementando los testeos masivos indispensables, para
detectar y contener nuevos focos de contagio. Muchos gobernadores,
también, se han apresurado a permitir la circulación de personas y
bienes, sin que hayan pasado los 14 días continuados de descenso en el
número de contagios, como exige el protocolo del gobierno federal.
En la Ciudad de Nueva York, que ha
logrado reducir sustancialmente la cifra de muertos, el alcalde Bill de
Blasio advirtió que muchos estados están retornando demasiado rápido al
trabajo. En las últimas semanas la infección se está extendiendo a áreas
rurales que, por su aislamiento, son muy difíciles de atender. En Iowa y
Missouri, por ejemplo, el número de contagiados aumenta, mientras que
sus gobernadores arriesgan la reapertura. En Georgia, Tennessee y Texas,
a su vez, la pandemia va y viene, pero no remite claramente.
Los expertos temen especialmente la
reapertura de los bares, el reinicio de las actividades deportivas y los
recitales musicales con sus enormes aglomeraciones. Si se produce un
recrudecimiento de la pandemia, se requerirá una enérgica represión para
que esa gente vuelva a sus casas.
Según estimaciones de investigadores de
la Universidad Johns Hopkins, en todo el mundo se han infectado más de
3,6 millones de personas, mientras que unas 250 mil habrían muerto, pero
los especialistas consideran que ese número subestima las dimensiones
de la catástrofe. Otros dos estudios recientes, por el contrario,
predicen un severo recrudecimiento del brote de Covid-19 en Estados
Unidos. Por un lado, un informe preliminar elaborado por la Agencia
Federal para el Manejo de Emergencias pronostica que las muertes diarias
por coronavirus en el país aumentarían a 3.000 por día para el 1º de
junio, o sea un incremento del 70% sobre la cifra actual. De forma
separada, el Instituto de Medición y Evaluación Sanitaria de la
Universidad de Washington estima que el número de fallecimientos llegará
a alrededor de 135.000 en agosto, más del doble de la predicción previa
del mismo instituto.
No obstante este escenario catastrófico,
sin alterarse Trump explicó el martes a David Muir, del canal ABC, que
“es posible que haya algunas muertes”, como consecuencia de que muchos
estados de la Unión están relajando las restricciones a la circulación, y
afirmó con dura franqueza que éste es el camino elegido por EE.UU. para
reabrir su economía. Por el contrario, en un juego de yo-yo
característico de su discurso, al día siguiente sostuvo ante los
periodistas en la Casa Blanca que la epidemia de coronavirus “es peor
que Pearl Harbor. Es peor que el [ataque al] World Trade Center. Y nunca
debería haber sucedido”, dijo.
Asimismo, elogió la labor del grupo de
trabajo de la Casa Blanca sobre el coronavirus e informó que va a
conservar el organismo. “No tenía idea de cuán popular es el grupo de
trabajo hasta ayer, cuando comencé a hablar sobre la liquidación […]. Es
apreciado por el público”, dijo Trump. Es que entre lunes y martes
trascendió a los medios que funcionarios de su gobierno habían informado
a miembros del grupo que durante mayo sus tareas se irían repartiendo
entre las dependencias regulares del Estado. El equipo fue formado en
febrero pasado y puesto bajo la coordinación del vicepresidente Mike
Pence. Sin embargo, -de acuerdo a fuentes internas- en el último tiempo
las reuniones se fueron espaciando y haciéndose más breves. Sus figuras
principales, los inmunólogos Deborah Birx y Anthony Fauci, aún concurren
diariamente a la Casa Blanca, pero los demás especialistas poco a poco
están retornando a sus actividades públicas o privadas.
La tropa presidencial quiere sacar
ventaja del confinamiento forzoso de su competidor demócrata, Joe Biden,
para reanudar las recorridas del jefe de Estado por todo el país,
aprovechando la cobertura mediática, presentándolo así como el único
líder en condiciones de vencer a la pandemia y poner la economía
nuevamente en marcha. Se espera que al final de esta semana el gabinete
difunda nuevas medidas impositivas y cambios administrativos, para
reactivar la economía.
En Europa, entre tanto, el gobierno
británico informó que hasta ahora 29.400 enfermos de Covid-19 han muerto
en hospitales y otras instalaciones sanitarias, mientras que Italia
comunicó una cifra total de 29.300 casos fatales. Al mismo tiempo la
pandemia se está expandiendo ahora hacia países muy pobres y golpeados
por guerras, catástrofes naturales y de otro tipo en el Sur global como
Afganistán, Somalia y Yemen. La llegada de los contagios a esas
latitudes significa un desastre de dimensiones mundiales.
Esta pandemia no sólo está poniendo a
prueba a los gobiernos, los sistemas de salud, las instituciones de
asistencia social y la propia cultura solidaria de los pueblos, sino que
implica un test para el liderazgo mundial. No obstante, el desastre no
supone necesariamente que la salida vaya a ser democrática y solidaria.
Hay demasiados intereses de minorías ultrarricas, odiadoras y racistas
en que reine el caos, porque el caos sería la antesala perfecta para la
dictadura fascista universal en nombre de la Libertad …de los
cementerios. Y esas minorías rechazan la vida.
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Eduardo J. Vior