El gas rediseña las alianzas en el Mediterráneo Oriental
La explotación de los nuevos yacimientos submarinos explica las recientes maniobras internacionales de Tel Aviv e influye sobre las próximas elecciones presidenciales en Beirut
La explotación de los nuevos yacimientos submarinos explica las recientes maniobras internacionales de Tel Aviv e influye sobre las próximas elecciones presidenciales en Beirut
La puesta en explotación en marzo de 2013 de los yacimientos submarinos de Tamar y Leviatán, 80 km al Oeste del puerto de Haifa, planteó el problema de su transporte hacia los consumidores. Inicialmente el endeudado Chipre se había hecho la ilusión de que en su territorio se instalara una planta de licuafacción, para trasladar después el gas israelí a Europa, pero a principios de la semana pasada Turquía y Egipto manifestaron interés en la construcción de gasoductos submarinos, para abastecer su creciente demanda.
La incorporación de los nuevos yacimientos a la producción llega en un momento en el que se calcula que la demanda mundial de gas aumentará anualmente al 1,6%, para remplazar al carbón como segundo combustible fósil detrás del petróleo. Particularmente China está empeñada en cambiar su matriz energética, para combatir la contaminación del aire en sus megalópolis.
En los últimos meses Israel ha firmado acuerdos de suministro de gas a Jordania y Palestina, pero las relaciones con ésta última se encuentran en crisis y de todos modos el consorcio Leviatán, concesionario del yacimiento más importante, necesita recuperar sus ingentes inversiones. Si los nuevos potenciales socios se confirman, se estima que ya en 2015 el combustible de Tamar y Leviatán puede estar fluyendo hacia ambos países por debajo del mar. Los socios se ilusionan incluso con la posibilidad de instalar en Suez una planta de licuafacción, para exportar el hidrocarburo a los mercados de Asia Oriental donde os precios son dos veces más altos que en Europa.
El régimen militar que gobierna Egipto está urgido en abastecer el mercado interno con gas barato, porque su propia producción de GNL está comprometida para los mercados asiáticos y el gobienro desea limitar el alza del costo de vida por razones politicas. La enorme represión que acompañó el derrocamiento del gobierno islamista de M. Mursi el año pasado y que aún se mantiene sólo puede justificarse ante la opinión pública, si no se reduce aún más el nivel de vida de la mayoría de la población. Los militares no olvidan que el alza del costo de vida fue uno de los factores que más contribuyó a la cólera de la población contra el régimen de H. Mubarak.
El régimen militar que gobierna Egipto está urgido en abastecer el mercado interno con gas barato, porque su propia producción de GNL está comprometida para los mercados asiáticos y el gobienro desea limitar el alza del costo de vida por razones politicas. La enorme represión que acompañó el derrocamiento del gobierno islamista de M. Mursi el año pasado y que aún se mantiene sólo puede justificarse ante la opinión pública, si no se reduce aún más el nivel de vida de la mayoría de la población. Los militares no olvidan que el alza del costo de vida fue uno de los factores que más contribuyó a la cólera de la población contra el régimen de H. Mubarak.
Las negociaciones entre el consorcio Leviatán y sus interlocutores turcos están centradas en la construcción de un gasoducto submarino capaz de transportar 10 mil millones de metros cúbicos de gas. El costo de su construcción se estima en 2.200 millones de dólares. Si el proyecto se concreta, el planeado poliducto que desde Azerbaiyán, a orillas del Mar Caspio, debe llevar petróleo y gas hasta los puertos mediterráneos de Turquía y de allí a Europa abriría a partir de 2019 enormes perspectivas para el gas israelí. El contrato de suministro por 25 años generaría importantes sinergias entre las economías de ambos países.
"Egipto y Turquía necesitan recursos energéticos que nosotros tenemos. De este modo se crea una interesante convergencia regional de intereses,"
comentó un diplomático israelí a la agencia Reuters apuntando a las implicaciones estratégicas del posible acuerdo.
El consorcio Leviatán está compuesto por las empresas israelíes Delek Drilling, Ratio y Avner Oil, así como por la tejana Noble Energy. Si se ponen de acuerdo también con Egipto, compartirán el negocio con BP que ya tiene en Idku una planta de licuafacción. La idea es construir un gasoducto submarino hasta allí, para evitar los riesgos de atentados que implicaría llevarlo a través del desierto de Sinaí.
El consorcio Leviatán está compuesto por las empresas israelíes Delek Drilling, Ratio y Avner Oil, así como por la tejana Noble Energy. Si se ponen de acuerdo también con Egipto, compartirán el negocio con BP que ya tiene en Idku una planta de licuafacción. La idea es construir un gasoducto submarino hasta allí, para evitar los riesgos de atentados que implicaría llevarlo a través del desierto de Sinaí.
También en Líbano
La cuenca gasífera del Mediterráneo Oriental se extiende desde la costa norte de Israel hasta frente al litoral sirio, pasando frente a las márgenes libanesas. El intrincado conflicto y las cambiantes alianzas entre las facciones confesionales en este país han impedido hasta ahora la implementación de acuerdos de cooperación con grupos empresarios extranjeros, para explotar los yacimientos. Por esta razón las complicadas negociaciones actuales previas a la elección del nuevo Presidente de la República en mayo próximo están muy influenciadas por las perspectivas de negocios futuros en torno al gas submarino.
Ya en mayo del año pasado el Ministro libanés de Energía y Agua hizo el primer llamado a licitación para la exploración los yacimientos submarinos de gas y petróleo que en un 70% yacen en la Zona Económica Exclusiva (ZEE) de Líbano. En ese momento se licitaron cinco de los diez bloques del yacimiento.52 empresas habían comprado los pliegos de las cuales 46 fueron consideradas eligibles. Entre las 12 mejor calificadas Anadarko (APC), Chevron (CVX) y ExxonMobil (XOM) fueron reconocidas como operadores; Marathon Petroleum (MPC) y Geopark/Petroleb, por su parte, como no operadoras. De acuerdo a la Ley libanesa de Recursos Petroleros Fuera de Costa las compañias seleccionadas deben formar un consorcio con por lo menos tres, de las cuales por lo menos una debe ser operadora. Sin embargo, la constitución del mismo debió postergarse ya tres veces por falta de un gobierno en funciones en condiciones de aprobar dos decretos imprescindibles: uno que delimite los bloques de exploración y otro que apruebe el modelo de exploración y producción propuesto por el consorcio. Luego de constituido un nuevo gobierno de coalición en marzo pasado se espera que el proceso de concesión retome su ritmo.
Los recursos gasíferos libaneses deben ser vistos en el contexto de la Cuenca del Mediterráneo Oriental, que según la Oficina de Investigaciones Geológicas de EE.UU. incluye 1.700 millones de barriles de petróleo y 122 mil billones de pies cúbicos (cerca de 40 mil millones de metros cúbicos) de gas. Tanto bajo tierra como bajo el mar esta cuenca abarca territorios de Líbano, Siria, Israel, Palestina y se extiende hasta la ZEE de Chipre. Aunque comparativamente modesta por el volumen de sus reservas, la Cuenca del Levante tiene una enorme importancia estratégica, porque puede dar a los países de la región una gran autonomía político-económica. Por ejemplo, se calcula que el yacimiento israelí de Tamar puede satisfacer las necesidades energéticas del país durante veinte años. Leviatán contiene el doble y está convirtiendo a Israel en exportador de gas. Chipre, a su vez, descubrió el yacimiento Afrodita en 2011.
Estos desarrollos recientes seguramente van a influir en la evolución de la guerra civil siria y sus conexiones internacionales, pero explican también en parte la intensificación de los contactos políticos entre Israel y Arabia Saudita. Mientras que el desarrollo del petróleo y el gas de esquistos está independizando a Estados Unidos de los abastecimientos petroleros provenientes de la península arábiga y le permite progresivamente entenderse con Irán, el archienemigo regional de sauditas e israelíes, la perspectiva de autoabastecerse de hidrocarburos da alas a la política internacional de Tel Aviv. Dependiendo del lugar que Hezbolá consiga en la configuración del nuevo gobierno libanés y en la elección del próximo Presidente, podrá inferirse de qué manera la nueva riqueza puede influir en la busca de un acuerdo de paz que acaba con la guerra civil siria.
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Eduardo J. Vior