13 de Febrero de 2015
La voz de las armas o las armas de la voz
El "cuarteto de Normandía" (Rusia, Francia,
Alemania y Ucrania) finalmente alcanzó un acuerdo de alto el fuego en el
Este de Ucrania. El documento representa un triunfo de Vladimir
Putin,François Hollande y Angela Merkel porque reconoce las ganancias
territoriales de los milicianos rusohablantes de Donetsk y Luhansk, pero
garantiza la integridad territorial de Ucrania, dispone la retirada del
armamento pesado de ambos lados a gran distancia del frente, obliga al
gobierno de Kiev a restablecer los servicios públicos y los gastos
corrientes y sociales para las regiones sublevadas y prevé una reforma
federalista de la Constitución ucraniana. Ninguno de los tres líderes
tiene interés en una guerra abierta entre Rusia y Ucrania, porque
acarrearía la intervención de la OTAN y la ruptura duradera de las
relaciones entre Moscú y el resto de Europa. El acuerdo prevé que el
gobierno central ucraniano se haga cargo de la vigilancia de toda la
frontera con Rusia, pero recién "a partir de la celebración de las
elecciones locales" en el Este. Por su parte, Kiev tiene que renunciar
al castigo de los rebeldes, debe desarmar a sus milicias, retirar a los
mercenarios extranjeros y aceptar una reforma federalista de la
Constitución, aunque el presidente Petro Poroshenko negó después de la
reunión que se dé autonomía a las regiones orientales.
La denominación de "cuarteto de Normandía" proviene de la reunión que los mismos mandatarios mantuvieron en esa región del norte de Francia en junio pasado, al conmemorarse el aniversario del desembarco aliado de 1944.
Todos los participantes son conscientes de que el acuerdo contiene imprecisiones que dificultarán su aplicación: no define la situación del nudo ferroviario de Debaltseva, cercado por los rebeldes y prevé la retirada del armamento pesado a cierta distancia del frente, pero no se ha determinado su trascurso. Asimismo, los rebeldes resistirán realizar comicios locales bajo la ley ucraniana, porque no reconocen las leyes sancionadas por Kiev después de su separación en marzo de 2014. Si estos comicios se demoran o no se realizan, tampoco se podrán desplegar fuerzas ucranianas en la frontera con Rusia. Dado que hasta ahora no se ha demostrado la presencia de fuerzas rusas en el Este, será muy difícil forzar su retiro, pero sí está verificado que hay mercenarios estadounidenses en Mariupol. Finalmente, no se ha definido de qué modo se realizará la reforma constitucional, si por una comisión especial, por la Rada (parlamento) actual que los rebeldes desconocen o mediante un referendo.
El éxito del acuerdo de paz depende de la voluntad persistente de las partes para alcanzar compromisos en el grupo de contacto creado para poner en práctica lo firmado. Tanto Putin como Merkel y Hollande están interesados en la paz y los dos últimos han reconocido la presión que el primero ejerció sobre los autonomistas del Este para que acompañen el acuerdo, pero Poroshenko ha aceptado un compromiso muy por debajo de su objetivo de "castigar a los bandidos" y buscará recuperar prestigio con provocaciones.
Quien en estos días haya leído los medios estadounidenses más connotados se habrá asombrado por el nivel con el que tratan la guerra civil en Ucrania. Mientras que los analistas neoconservadores están convencidos de que Rusia es la continuación del "imperio del mal" (según Ronald Reagan) y que la paz mundial requiere su desmembramiento, los liberales ven en Vladimir Putin un caudillo populista que, para desviar la atención de su pueblo, lleva una política expansionista tendiente a reconstruir el "imperio soviético". Enfrascados en estas lógicas, unos y otros abundan en sesudos debates sobre los sistemas de armas y el nivel de intervención militar directa que Washington debería alcanzar para contener y disuadir a Rusia.
Al hacerlo, desconsideran el punto de vista ruso. Si bien Vladimir Putin no desconoce que Rusia en el protocolo multilateral de Budapest de 1994 garantizó las fronteras de Ucrania a cambio de que entregara su armamento atómico, vincula este acuerdo con las seguridades que los aliados occidentales dieron a Mijail Gorbachov en 1990 de que la OTAN no avanzaría hacia el este de Europa. Violando sus promesas, el bloque liderado por Washington se ha expandido y amenaza la frontera rusa. Además, si bien Nikita Kruschov había entregado Crimea a Ucrania en 1955, lo hizo dentro de la vieja URSS y no a un Estado extranjero. Cuando en febrero de 2014 sobrevino el golpe de Estado en Kiev, Rusia temió por la seguridad de sus bases navales en la península y la anexionó para protegerse.
Si los Estados Unidos no respetan el tratamiento multilateral de la guerra civil ucraniana y desconocen los intereses de cada una de las potencias involucradas, el acuerdo del "cuarteto de Normandía" en Minsk pronto estará muerto y la guerra escalará, con la posibilidad de que rusos y estadounidenses choquen en el campo de batalla. Sería el comienzo de la guerra nuclear. Por ahora, las armas de la voz priman sobre la voz de las armas, pero ¿por cuánto tiempo?
La denominación de "cuarteto de Normandía" proviene de la reunión que los mismos mandatarios mantuvieron en esa región del norte de Francia en junio pasado, al conmemorarse el aniversario del desembarco aliado de 1944.
Todos los participantes son conscientes de que el acuerdo contiene imprecisiones que dificultarán su aplicación: no define la situación del nudo ferroviario de Debaltseva, cercado por los rebeldes y prevé la retirada del armamento pesado a cierta distancia del frente, pero no se ha determinado su trascurso. Asimismo, los rebeldes resistirán realizar comicios locales bajo la ley ucraniana, porque no reconocen las leyes sancionadas por Kiev después de su separación en marzo de 2014. Si estos comicios se demoran o no se realizan, tampoco se podrán desplegar fuerzas ucranianas en la frontera con Rusia. Dado que hasta ahora no se ha demostrado la presencia de fuerzas rusas en el Este, será muy difícil forzar su retiro, pero sí está verificado que hay mercenarios estadounidenses en Mariupol. Finalmente, no se ha definido de qué modo se realizará la reforma constitucional, si por una comisión especial, por la Rada (parlamento) actual que los rebeldes desconocen o mediante un referendo.
El éxito del acuerdo de paz depende de la voluntad persistente de las partes para alcanzar compromisos en el grupo de contacto creado para poner en práctica lo firmado. Tanto Putin como Merkel y Hollande están interesados en la paz y los dos últimos han reconocido la presión que el primero ejerció sobre los autonomistas del Este para que acompañen el acuerdo, pero Poroshenko ha aceptado un compromiso muy por debajo de su objetivo de "castigar a los bandidos" y buscará recuperar prestigio con provocaciones.
Quien en estos días haya leído los medios estadounidenses más connotados se habrá asombrado por el nivel con el que tratan la guerra civil en Ucrania. Mientras que los analistas neoconservadores están convencidos de que Rusia es la continuación del "imperio del mal" (según Ronald Reagan) y que la paz mundial requiere su desmembramiento, los liberales ven en Vladimir Putin un caudillo populista que, para desviar la atención de su pueblo, lleva una política expansionista tendiente a reconstruir el "imperio soviético". Enfrascados en estas lógicas, unos y otros abundan en sesudos debates sobre los sistemas de armas y el nivel de intervención militar directa que Washington debería alcanzar para contener y disuadir a Rusia.
Al hacerlo, desconsideran el punto de vista ruso. Si bien Vladimir Putin no desconoce que Rusia en el protocolo multilateral de Budapest de 1994 garantizó las fronteras de Ucrania a cambio de que entregara su armamento atómico, vincula este acuerdo con las seguridades que los aliados occidentales dieron a Mijail Gorbachov en 1990 de que la OTAN no avanzaría hacia el este de Europa. Violando sus promesas, el bloque liderado por Washington se ha expandido y amenaza la frontera rusa. Además, si bien Nikita Kruschov había entregado Crimea a Ucrania en 1955, lo hizo dentro de la vieja URSS y no a un Estado extranjero. Cuando en febrero de 2014 sobrevino el golpe de Estado en Kiev, Rusia temió por la seguridad de sus bases navales en la península y la anexionó para protegerse.
Si los Estados Unidos no respetan el tratamiento multilateral de la guerra civil ucraniana y desconocen los intereses de cada una de las potencias involucradas, el acuerdo del "cuarteto de Normandía" en Minsk pronto estará muerto y la guerra escalará, con la posibilidad de que rusos y estadounidenses choquen en el campo de batalla. Sería el comienzo de la guerra nuclear. Por ahora, las armas de la voz priman sobre la voz de las armas, pero ¿por cuánto tiempo?
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Eduardo J. Vior