22 de Mayo de 2015
¿Qué consiguió Modi en China?
Aunque el primer ministro indio Narendra Modi recién el miércoles 20 regresó de su viaje por Asia Oriental, en su patria ya arreciaba la batalla mediática sobre el mismo y sus referencias a India durante el trayecto.
India arrastra un viejo complejo de inferioridad hacia China y
duda de la contribución de este viaje para superarlo.
Con desusada deferencia Xi Jinping recibió el miércoles al premier indio en su ciudad natal de Xi'an. Durante su viaje, que continuó por Beijing y Shangai, la comitiva india firmó acuerdos de cooperación económica y comercial sobre una amplia gama de temas por 32 mil millones de dólares.
El viernes el mandatario indio conversó con su par chino, Li Kechiang, sobre el centenario conflicto fronterizo entre ambos países. China ha rechazado siempre el acuerdo limítrofe firmado entre las autoridades coloniales británicas sobre India y las de Tibet en 1914. Por este conflicto en 1962 el ejército chino invadió India e impuso una línea de alto el fuego que aún se mantiene. Como el variopinto nacionalismo indio nunca superó este trauma,los medios de Nueva Delhi reaccionan ahora hipersensibles ante el primer viaje de un mandatario indio a Beijing.
Los reclamos mutuos se concentran en los extremos oriental y occidental de la frontera. A 5000 metros de altura, las zonas litigiosas son del tamaño de Suiza o Bélgica y están casi despobladas, pero Tibet es el mayor reservorio de agua dulce de Asia y por la disputada región occidental de Aksai Chin, fronteriza con Cachemira (reclamada por Pakistán e India), pasa la carretera que une Tibet con Xinjiang. La amenaza del cerco sino-paquistaní aumentó la presión sobre el viaje de Modi.
El primer ministro Li no le ofreció una solución al litigio, pero prometió cooperar para que ambos países encuentren una solución "justa, razonable y mutuamente aceptable". Para reducir las tensiones, ambos países acordaron una estrecha comunicación y cooperación militar. Al mismo tiempo una comisión mixta tratará de equilibrar el intercambio comercial, reduciendo el déficit indio de 45 mil millones de dólares, y de facilitar las inversiones privadas recíprocas. También se acelerará la emisión de visas para turistas.
Mientras que los medios chinos informaron muy escuetamente sobre la visita, este magro balance desató una tempestad en la escena india. Las críticas opositoras –mayormente del Partido del Congreso (CP, por su sigla en inglés), que gobernó India casi ininterrumpidamente desde 1947– se centraron en la falta de resultados concretos de la visita y en la visión negativa de India que el primer ministro habría tenido en su mensaje ante la importante diáspora india en Shangai. El premier habría dicho entonces que "los indios antes se avergonzaban por la corrupción en su país, pero desde el año pasado pueden estar orgullosos de su patria", en referencia a la victoria que su hinduista Partido Popular Indio (BJP, por su sigla en inglés) obtuvo hace justo un año. Esta visión de las casi siete décadas anteriores naturalmente encendió la ira del CP.
Después de China, Narendra Modi se dirigió a Mongolia y Corea del Sur buscando compensar la masiva influencia china con la apertura de puertas para empresas indias.
¿Para qué sirvió la visita? Indudablemente China se beneficiará de la apertura del mercado indio mucho más que su contraparte por el acceso al chino.También Rusia espera que sus tradicionales buenas relaciones con India y su vínculo estratégico con China culminen en un triángulo mágico ("RIC") con indiscutible poder sobre Asia. Modi, por su parte, volvió el miércoles a Nueva Delhi con las manos llenas de promesas y cuantiosas inversiones, pero sobre todo rompió el hielo en una relación difícil y abrió el camino para un vínculo que, de prosperar, tendrá un peso enorme en la política mundial. La diplomacia china quizás prefirió hacer negocios con el líder derechista y no con sus antecesores siguiendo el viejo adagio de Deng Xiaoping: "No importa si el gato es blanco o negro, sino que cace ratones."
Con desusada deferencia Xi Jinping recibió el miércoles al premier indio en su ciudad natal de Xi'an. Durante su viaje, que continuó por Beijing y Shangai, la comitiva india firmó acuerdos de cooperación económica y comercial sobre una amplia gama de temas por 32 mil millones de dólares.
El viernes el mandatario indio conversó con su par chino, Li Kechiang, sobre el centenario conflicto fronterizo entre ambos países. China ha rechazado siempre el acuerdo limítrofe firmado entre las autoridades coloniales británicas sobre India y las de Tibet en 1914. Por este conflicto en 1962 el ejército chino invadió India e impuso una línea de alto el fuego que aún se mantiene. Como el variopinto nacionalismo indio nunca superó este trauma,los medios de Nueva Delhi reaccionan ahora hipersensibles ante el primer viaje de un mandatario indio a Beijing.
Los reclamos mutuos se concentran en los extremos oriental y occidental de la frontera. A 5000 metros de altura, las zonas litigiosas son del tamaño de Suiza o Bélgica y están casi despobladas, pero Tibet es el mayor reservorio de agua dulce de Asia y por la disputada región occidental de Aksai Chin, fronteriza con Cachemira (reclamada por Pakistán e India), pasa la carretera que une Tibet con Xinjiang. La amenaza del cerco sino-paquistaní aumentó la presión sobre el viaje de Modi.
El primer ministro Li no le ofreció una solución al litigio, pero prometió cooperar para que ambos países encuentren una solución "justa, razonable y mutuamente aceptable". Para reducir las tensiones, ambos países acordaron una estrecha comunicación y cooperación militar. Al mismo tiempo una comisión mixta tratará de equilibrar el intercambio comercial, reduciendo el déficit indio de 45 mil millones de dólares, y de facilitar las inversiones privadas recíprocas. También se acelerará la emisión de visas para turistas.
Mientras que los medios chinos informaron muy escuetamente sobre la visita, este magro balance desató una tempestad en la escena india. Las críticas opositoras –mayormente del Partido del Congreso (CP, por su sigla en inglés), que gobernó India casi ininterrumpidamente desde 1947– se centraron en la falta de resultados concretos de la visita y en la visión negativa de India que el primer ministro habría tenido en su mensaje ante la importante diáspora india en Shangai. El premier habría dicho entonces que "los indios antes se avergonzaban por la corrupción en su país, pero desde el año pasado pueden estar orgullosos de su patria", en referencia a la victoria que su hinduista Partido Popular Indio (BJP, por su sigla en inglés) obtuvo hace justo un año. Esta visión de las casi siete décadas anteriores naturalmente encendió la ira del CP.
Después de China, Narendra Modi se dirigió a Mongolia y Corea del Sur buscando compensar la masiva influencia china con la apertura de puertas para empresas indias.
¿Para qué sirvió la visita? Indudablemente China se beneficiará de la apertura del mercado indio mucho más que su contraparte por el acceso al chino.También Rusia espera que sus tradicionales buenas relaciones con India y su vínculo estratégico con China culminen en un triángulo mágico ("RIC") con indiscutible poder sobre Asia. Modi, por su parte, volvió el miércoles a Nueva Delhi con las manos llenas de promesas y cuantiosas inversiones, pero sobre todo rompió el hielo en una relación difícil y abrió el camino para un vínculo que, de prosperar, tendrá un peso enorme en la política mundial. La diplomacia china quizás prefirió hacer negocios con el líder derechista y no con sus antecesores siguiendo el viejo adagio de Deng Xiaoping: "No importa si el gato es blanco o negro, sino que cace ratones."
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Estimad@s lector@s:
Este es un blog moderado. Sus comentarios serán evaluados antes de la publicación, para evitar spam.
Agradezco su atención.
Eduardo J. Vior