CANADÁ SUEÑA CON UN GOBIERNO LINDO
Eduardo J. Vior 21 de Octubre de 2015 |
12:00
Justin Trudeau,
desde el lunes nuevo primer ministro de Canadá, es el político que todo
asesor de imagen busca: lindo, inteligente, trabajador, bien casado con
una mujer hermosa y tres hijos. Además, sueña con reconstruir el "modelo
canadiense" que su padre Pierre Elliot Trudeau construyó entre 1968 y
1984, aunque para ello deba superar múltiples fracturas.
Trudeau ganó por trabajo y simpatía, pero también por el rechazo que
suscitó el autoritarismo y elitismo del conservador Stephen Harper
(2006-15). La exención de impuestos para los más ricos, los ajustes que
agravaron el déficit presupuestario, la participación en las guerras en
Libia y Siria, la liberalización de la tenencia de armas, el espionaje
sobre las vidas de civiles no sospechosos, la xenofobia contra los
inmigrantes y las malas relaciones con el gobierno de Barack Obama
trasvasaron sus votos a los liberales. Subvalorar a Trudeau fue su
último y definitivo error.
En la Costa Atlántica, castigada por el desempleo en la pesquería y los astilleros, los liberales vencieron a los socialdemócratas del Nuevo Partido Democrático (NDP en inglés, NPD en francés) con la promesa de financiar durante tres años la recuperación productiva con déficit presupuestario.
En la francófona Québec, en tanto, el Partido Liberal (LP en inglés, PL en francés) resucitó después de 20 años. En 2011, todavía, el NDP/NPD ganó allí la mayoría, pero su aceptación de que las jóvenes musulmanas presten el juramento de ciudadanía con el velo puesto volcó ahora a los votantes hacia los liberales.
En la central industrial Ontario los liberales reconquistaron después de diez años los suburbios de Toronto. Al mismo tiempo ganaron terreno también en Ottawa, el norte y otras regiones de la provincia.Los liberales se opusieron exitosamente a la ley que permite quitar la ciudadanía a aquellos inmigrantes que cometan delitos y prometieron aumentar el número de refugiados sirios hasta 25 mil, aunque exigen que los inmigrantes (especialmente los musulmanes) acaten los valores y símbolos de la mayoría.
Aunque las praderas occidentales siguen siendo un bastión conservador, los liberales y socialdemócratas han hecho pie en las ciudades de la región.El Oeste es la región de más rápido crecimiento de Canadá, pero está muy golpeado por la baja de los precios del petróleo y el gas y requiere apoyo de Ottawa.
También a la Columbia Británica, sobre el Pacífico, llegó la ola liberal que, de sólo dos bancas pasó a 14 y se acercó a las históricas 16 que Trudeau padre conquistó en 1968.
Los liberales prometen mejorar el financiamiento de la infraestructura, las jubilaciones y pensiones y el medio ambiente. Durante tres años se proponen gobernar con déficit, para después equilibrar el presupuesto mediante una economía en crecimiento, pero, para lograrlo, ya pronto deberán superar serios desafíos:ratificar el Tratado de Asociación Transpacífica (TPP), negociar con las provincias y autonomías el financiamiento de las jubilaciones y pensiones, volver a subsidiar la pesquería atlántica y el cierre de las minas de carbón en el Oeste del país, abolir las penas especiales para inmigrantes sin malquistarse con la opinión pública mayoritaria, competir por el crédito con los mercados financieros, retirar la fuerza aérea de Siria sin descuidar la defensa, etc.
Con las banderas de la tolerancia y el pluralismo, Trudeau padre venció al independentismo quebequense y mantuvo la unidad de Canadá. Pronto se verá hasta qué punto la “política positiva” del nuevo premier basta para mantener unido el país fracturado que los conservadores dejan. «
En la Costa Atlántica, castigada por el desempleo en la pesquería y los astilleros, los liberales vencieron a los socialdemócratas del Nuevo Partido Democrático (NDP en inglés, NPD en francés) con la promesa de financiar durante tres años la recuperación productiva con déficit presupuestario.
En la francófona Québec, en tanto, el Partido Liberal (LP en inglés, PL en francés) resucitó después de 20 años. En 2011, todavía, el NDP/NPD ganó allí la mayoría, pero su aceptación de que las jóvenes musulmanas presten el juramento de ciudadanía con el velo puesto volcó ahora a los votantes hacia los liberales.
En la central industrial Ontario los liberales reconquistaron después de diez años los suburbios de Toronto. Al mismo tiempo ganaron terreno también en Ottawa, el norte y otras regiones de la provincia.Los liberales se opusieron exitosamente a la ley que permite quitar la ciudadanía a aquellos inmigrantes que cometan delitos y prometieron aumentar el número de refugiados sirios hasta 25 mil, aunque exigen que los inmigrantes (especialmente los musulmanes) acaten los valores y símbolos de la mayoría.
Aunque las praderas occidentales siguen siendo un bastión conservador, los liberales y socialdemócratas han hecho pie en las ciudades de la región.El Oeste es la región de más rápido crecimiento de Canadá, pero está muy golpeado por la baja de los precios del petróleo y el gas y requiere apoyo de Ottawa.
También a la Columbia Británica, sobre el Pacífico, llegó la ola liberal que, de sólo dos bancas pasó a 14 y se acercó a las históricas 16 que Trudeau padre conquistó en 1968.
Los liberales prometen mejorar el financiamiento de la infraestructura, las jubilaciones y pensiones y el medio ambiente. Durante tres años se proponen gobernar con déficit, para después equilibrar el presupuesto mediante una economía en crecimiento, pero, para lograrlo, ya pronto deberán superar serios desafíos:ratificar el Tratado de Asociación Transpacífica (TPP), negociar con las provincias y autonomías el financiamiento de las jubilaciones y pensiones, volver a subsidiar la pesquería atlántica y el cierre de las minas de carbón en el Oeste del país, abolir las penas especiales para inmigrantes sin malquistarse con la opinión pública mayoritaria, competir por el crédito con los mercados financieros, retirar la fuerza aérea de Siria sin descuidar la defensa, etc.
Con las banderas de la tolerancia y el pluralismo, Trudeau padre venció al independentismo quebequense y mantuvo la unidad de Canadá. Pronto se verá hasta qué punto la “política positiva” del nuevo premier basta para mantener unido el país fracturado que los conservadores dejan. «