En
tanto el informe del fiscal Mueller mostró su vaciedad, el “Estado
oculto” y sus aliados británicos agudizaron la tensión en Corea, África
del Sur y América del Sur.
por Eduardo J. Vior
Infobaires24
21 de febrero de 2018
Infobaires24
21 de febrero de 2018
Como
el informe del fiscal especial Robert Mueller sobre la supuesta
injerencia rusa en la campaña electoral norteamericana de 2016 carece de
contenido, el “Estado profundo” de EE.UU. agudiza la tensión mundial,
para desviar la atención de su fracasado golpe contra el presidente
Trump.
Washington lava sus trapitos en Múnich
Nunca
antes el título de la Conferencia Internacional sobre Seguridad que
cada año se celebra en febrero en la capital bávara fue tan certero:
“¿De vuelta del abismo?” A todos los asistentes les resultó demasiado
evidente cuán cerca de la catástrofe está el mundo. Especialmente,
cuando la mayor potencia mundial lava sus trapitos en público.
Los
representantes norteamericanos dedicaron los tres días del encuentro a
explicar a sus aliados europeos, porque debían ignorar los tuits del
presidente Donald Trump y, en cambio, escuchar a los diplomáticos y
militares norteamericanos. El presidente del Consejo Nacional de
Seguridad (NSC, por su sigla en inglés), el general Herbert R. McMaster,
afirmó convencido que el informe del fiscal Robert Mueller, publicado
el viernes pasado, demuestra la intromisión rusa en la campaña
presidencial de 2016.
Sin embargo,
en un nuevo tuit desde Washington el presidente desmintió a su
colaborador (¿?): “el general McMaster olvidó decir –apostrofó el
mandatario- que los rusos no afectaron ni cambiaron los resultados de la
elección de 2016”. Ante la evidencia de las profundas divisiones que
aquejan al liderazgo norteamericano, nadie quiso aprovechar la
conferencia, para tantear acuerdos globales.
Es
que la vaciedad del reporte fiscal desnudó la intención
desestabilizadora de la campaña contra Trump. Después de meses de
investigaciones el investigador especial sólo pudo identificar a 13
trolls rusos que intervinieron en la campaña electoral. Mueller quedó
bien por poca plata, ya que, como los acusados nunca serán detenidos por
la policía norteamericana, el fiscal no necesitará presentar pruebas.
Después de los juegos se acabó el juego
El
fracaso del fiscal Mueller obligó a los globalistas a inventar nuevos
conflictos, para desviar la atención. En una no casual coincidencia con
la publicación del informe el secretario de Estado Rex Tillerson
(expresidente de Exxon Mobil, el gigante del grupo Rockefeller) dio una
entrevista a “60 minutos”, el programa estrella de la CBS.
En
un tono casi familiar el magnate habló sobre su vida privada y
profesional, sus dificultades para comprender el mundo diplomático y
…sobre Corea. El próximo día 25 terminan las Olimpíadas de invierno en
Pyeongchang y Tillerson anunció que se acabó el juego. “No estamos
usando una zanahoria para convencerlos [a los norcoreanos], sino grandes
garrotes”, aclaró. Y, por si no se entendió, informó que próximamente
se realizarán las maniobras conjuntas con Corea del Sur que habían sido
postergadas a pedido de Seúl. Al mismo tiempo Surcorea recibirá cohetes
Patriot de nueva generación.
El
secretario sabe que este tipo de fanfarronadas y amenazas sabotea el
diálogo entre ambas Coreas, pero necesita desviar la atención pública y,
para ello, no tiene empacho en devolver el mundo al borde del abismo
nuclear.
Golpe de estado a la surafricana
Apenas
depuesto el presidente surafricano Jacob Zuma el pasado viernes 16,
subió la cotización del rand frente al dólar. “Los mercados” aplauden la
sustitución del antiguo jefe de la inteligencia del Congreso Nacional
Africano por Ciril Ramaphosa.
No
obstante, por las dudas, el Citi lanzó el martes 20 una advertencia:
“el nuevo presidente surafricano debe mostrar rápidamente a los
inversores internacionales que su gobierno es capaz de implementar
reformas para sacar ventaja de la debilidad del dólar y del crecimiento
en China”. Suráfrica es extremadamente dependiente de las compras chinas
de minerales. Por ello ahora le reclaman que elimine los controles
sobre el comercio exterior y liberalice el mercado de capitales.
Jacob
Zuma es un viejo luchador ligado a los sindicatos que, como muchos
líderes anticolonialistas africanos, no supo gobernar de otro modo que
repartiendo favores. Este sistema crea relaciones clientelares que
derivan en corrupción. De este modo fue pasto fácil de la prensa
occidental y de las maniobras financieras que lo derrocaron, para
“preparar” adecuadamente la elección presidencial de 2019.
Sin
embargo, el golpe parlamentario en Suráfrica tiene una importante
consecuencia geoestratégica añadida: con la instauración de un gobierno
probritánico en el sur de África y otro rigiendo en Argentina, la marina
de Su Majestad toma el control casi total del Atlántico Sur y se
prepara a avanzar sobre la Antártida Subatlántica. Seguramente la Marina
brasileña ha tomado nota del peligro.
Exxon busca recuperar posiciones ante Shell
El
pasado 1º de febrero el secretario Tillerson inició su gira por América
Latina en la que advirtió contra la injerencia de Rusia y China y llamó
a los militares venezolanos a dar un golpe contra el presidente Nicolás
Maduro.
Dos
semanas más tarde, el 15 de febrero, el jefe del Comando Sur (SouthCom)
de las fuerzas armadas, el almirante Kurt Tidd, advirtió ante el Senado
que la expansión de la influencia económica china en América Latina
vulnera la seguridad norteamericana.
Al
mismo tiempo, tropas estadounidenses comenzaron ejercicios
“humanitarios” en Honduras y Panamá. Ya en noviembre pasado fuerzas
colombianas, peruanas y brasileñas, junto con “asesores”
norteamericanos, hicieron ejercicios conjuntos en la frontera
trinacional, en la Amazonia occidental.
Todo
indica la intención de rodear a Venezuela e intervenir en el proceso de
paz colombiano. Sin embargo, los militares norteamericanos saben del
apoyo ruso a Caracas y no van a arriesgar un choque frontal. Además, el
comandante del ejército brasileño, el general Eduardo Villas Bôas, ya
advirtió que no acompañará una intervención en el país vecino. Entonces,
¿para qué tanto despliegue?
En
enero de 2017 Rex Tillerson dejó la presidencia de Exxon, para asumir
como secretario de Estado, pero no descuida los intereses de la empresa
en la que sirvió durante 30 años. En 2018, por primera vez en cien años,
la angloholandesa Royal Dutch Shell está a punto de superar a Exxon
como primera empresa petrolera mundial. La producción global de la
primera ha venido creciendo, mientras que la de la segunda se ha ido
reduciendo. Para los norteamericanos es imperioso, entonces, recuperar
terreno.
Shell
controla la política energética argentina y la distribución de
hidrocarburos en América del Sur y el Caribe. Además, se ha quedado con
los más importantes yacimientos mexicanos. Ya que no puede invadir
Venezuela, EE.UU. utiliza, por lo tanto, sus fuerzas armadas, para
marcar a los británicos y holandeses los límites de su influencia.
Expectante ante esta rivalidad entre aliados, el ejército brasileño
espera la oportunidad de recuperar la soberanía perdida.
Mientras
no se resuelva la lucha por el poder dentro de Estados Unidos,
aumentará la presión de sus propios aliados (sobre todo de los
británicos), para recuperar porciones de poder y será imposible acordar
reglas para la convivencia pacífica entre las potencias. La
inestabilidad del globo se agudizará duraderamente. No es tiempo para
reposar, sino para estar permanentemente alerta.