La guerra comercial da al mundo un nuevo perfil
Aunque
China y EE.UU. superen su diferendo comercial, un eventual acuerdo
bilateral entre ellos y las nuevas alianzas de muchos otros anuncian el
fin del multilateralismo.
Por Eduardo J. Vior
Infobaires24
13 de julio de 2018
Infobaires24
13 de julio de 2018
Después de que el miércoles 11 el
gobierno norteamericano anunció una nueva ronda de aumentos tarifarios
sobre productos importados de China y de que el presidente Trump y la
canciller alemana Angela Merkel tuvieron un fuerte choque en la cumbre
de la OTAN en Bruselas, nadie más duda de que la nueva política mundial
norteamericana va en serio. Sin embargo, al abrir tantos frentes al
mismo tiempo, el líder norteamericano está propiciando el surgimiento de
nuevas alianzas que cambian radicalmente el escenario mundial.
El presidente Trump está decidido a
revolucionar las reglas del comercio mundial. Al mismo tiempo castigó a
China y a los miembros de la Unión Europea subiendo radicalmente los
aranceles sobre productos importados de esas regiones. A los chinos les
impuso tasas enormes sobre productos tecnológicos. Los europeos, en
tanto, ven sus exportaciones de acero y aluminio enormemente
encarecidas. El látigo arancelario laceró especialmente a Alemania a
cuya industria automotriz amenazó con tarifas impagables.
Rápidamente europeos y chinos se
acurrucaron para guarecerse. A principios de la semana la visita del
primer ministro chino, Li Keqiang, a países de Europa del Este y
Alemania inmediatamente dio frutos. Ya se firmaron acuerdos comerciales y
de cooperación tecnológica por un valor total de 23.000 millones de
dólares. Además, Beijing espera que se firme una declaración conjunta
con la UE para condenar la política económica de Donald Trump.
La visita del alto mando chino tuvo por
objetivo unir a los países afectados por la política de Trump. Como
señuelo China ofreció a los europeos facilitarles el acceso a su
mercado. Por su parte, la canciller alemana Angela Merkel destacó que
los aranceles impuestos contra China dañan el negocio alemán. Para
aumentar su atractivo, China prometió introducir profundas reformas de
mercado y abrirse aún más a las inversiones europeas. A cambio obtuvo el
compromiso de que Alemania intercederá ante la UE, para abrir el
mercado europeo a las importaciones e inversiones chinas.
La unidad de la Unión Europea es otra
cosa que apoya China, especialmente como reacción ante la oferta que
Donald Trump hizo recientemente al presidente francés Emmanuel Macron,
para que Francia abandone la UE y se asocie comercialmente con Estados
Unidos.
Especialmente los fabricantes de automotores apuestan a una relación
privilegiada con China. Durante la visita de Li Keqiang a Alemania los
máximos directivos de Volkswagen, BMW, Dailer-Benz y otras firmaron
muchos contratos con los representantes chinos. Los dos países se
complementan bien en términos económicos. Sin embargo, es difícil que se
acerquen políticamente. Los alemanes no quieren perder el paraguas de
la OTAN, aunque Trump se los cobre caro. Los chinos, por su parte,
mantienen una competencia hegemónica con Japón con el que Alemania tiene
muchos vínculos históricos y económicos. China, finalmente, tiene una
estrecha alianza con Rusia a la que necesita, entre otras cuestiones,
para desarrollar el Camino de la Seda. Alemania, en tanto, ve en Rusia
un buen socio comercial, pero con el que comité políticamente. Como
balance, puede preverse que ambas potencias afiancen su vínculo
comercial y coincidan en la defensa de la Organización Mundial del
Comercio (OMC) contra los embates norteamericanos, pero no mucho más.
A pesar de que los tambores de guerra
están redoblando, ya se insinúa una cierta disposición al diálogo por
ambas partes. Después de que EE.UU. anunciara la nueva lista de
aranceles sobre las importaciones chinas por valor de U$S 200.000
millones, el viceministro de Comercio de China, Wang Shouwen, dijo que
“cuando tenemos un problema comercial debemos hablar sobre él”.
Si bien la declaración se hizo en un
contexto de nuevas amenazas de represalias por parte de Beijing,
coincide con cierta disposición del equipo de Trump a reanudar
conversaciones de alto nivel, según versiones procedentes de la Casa
Blanca.
Las comunicaciones entre altos miembros
de los gobiernos de Trump y de Xi Jinping se han desvanecido desde que
una tercera ronda de negociaciones formales finalizó sin acuerdo a
principios de junio. Los EE.UU. siguieron adelante con un plan para
imponer aranceles de 25 por ciento a 34.000 millones de dólares en
productos chinos la semana pasada y generaron represalias por parte de
los chinos.
Hacia el 20 de agosto están previstas
las audiencias y consultas que el Departamento de Comercio de EE.UU.
debe llevar adelante, antes de poner en vigencia las sanciones, de modo
que ambos países tienen ahora unas siete semanas para llegar negociar.
Si no alcanzan ningún acuerdo, los aranceles norteamericanos entrarán en
vigor el 30 de agosto y abrirán el camino para nuevas sanciones sobre
otros 250 mil millones de dólares. Una vez que 450 mil millones de
dólares en bienes transables sean castigados por cada lado puede
augurarse la parálisis del comercio mundial.
“Cuando dos gobiernos llegan a este tipo
de situación, incluso si en el frente oficial están peleando, es muy
importante que más atrás haya algo que les permita declarar un cese del
fuego llegado cierto punto”, dijo el miércoles Rufus Yerxa, presidente
del Consejo Nacional de Comercio Exterior de EE.UU., en una entrevista
de Bloomberg TV. “Por el momento, es algo que ninguna de las dos partes
va a reconocer. Se están posicionando para el juego final”.
Si bien no hay conversaciones formales
previstas, el diálogo entre ambos países continúa entre burócratas de
menor nivel y el presidente Trump ha seguido destacando su amistad
personal con Xi.
En algún momento ambas potencias se
sentarán a negociar, pero los acuerdos bilaterales que puedan alcanzar
torpedearán en la línea de flotación el sistema multilateral de comercio
vigente desde la década de 1990. Por otra parte, cuanto más tarden en
ponerse de acuerdo, mayores serán los daños para la economía mundial. El
sistema multilateral era dañino para muchos países emergentes, pero la
falta de reglas comerciales lo es más. Al mismo tiempo, las alianzas que
los contrincantes van tejiendo por las dudas permanecerán. Roto el
sistema multilateral de la globalización, cada cual atiende su juego y
el que no, una prenda tendrá.
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Eduardo J. Vior