jueves, 30 de mayo de 2019

Bruselas no se decide entre Washington y Moscú

Europa votó y no eligió

Las elecciones al Parlamento Europeo han cambiado la composición de éste menos de lo previsto, aumentando el riesgo de desintegración del bloque
por Eduardo J. Vior
Infobaires24
30 de mayo de 2019
Eduardo J. Vior
El triunfo relativo de democristianos y socialdemócratas en los comicios del fin de semana pasado los habilita para postular al futuro presidente de la Comisión Europea (CE), aunque sea aliados con los liberales o con los ecologistas. De esta manera no se alteraría el curso pronorteamericano de la Unión Europea (UE). Sin embargo, los cambios producidos en Roma y Londres pueden conducir a su desintegración.
Las elecciones celebradas escalonadamente entre el jueves 23 y el domingo 26 de mayo se caracterizaron por una leve alza en la participación de los 420 millones de electores. A diferencia del 43% de 2014, esta vez concurrió a las urnas el 51% rompiendo así la tendencia decreciente desde la primera elección directa del Parlamento en 1979.
Probablemente, el predominio de temas europeos en la campaña haya movilizado a los votantes. El cambio climático y sus palpables consecuencias, así como los duraderos desacuerdos por el reparto de los millones de refugiados llegados a partir de 2015 han provocado vivas discusiones. También crisis de gobierno, como en Austria, empujaron a los electores hacia las urnas.
En realidad, ni los democratacristianos organizados en el Partido Popular Europeo (PPE) ni los socialdemócratas agrupados en la Alianza de Socialistas y Demócratas en Europa (ASDE) tienen mucho para festejar, ya que ambos partidos tuvieron fuertes pérdidas. Si bien el PPE obtuvo a nivel continental el 24 por ciento de los votos y se mantuvo delante de la ASDE (19%), la suma de ambos bloques perdió la mayoría absoluta que tenía desde 1979 en el PE. El bloque del PPE se redujo de 216 a 180 diputados y el de ASDE bajó de 185 a 146.
Por el contrario, gracias a las 40 bancas que sumó La Republique En Marche (LREM), de Emmanuel Macron, los Liberales y Demócratas (ALDE) tendrán 109 mandatos, mientras que Los Verdes reúnen 69 (17 más). Por el contrario, la bancada de Los Verdes Nórdicos/La Izquierda se redujo de 52 a 39 diputados. También el grupo parlamentario de los Conservadores Europeos y Reformistas (anti-Bruselas) sufrió pérdidas, aunque leves. Otros que ganaron, a su vez, fueron los nacionalistas.
Para poder elegir al o la Presidenta de la Comisión Europea y otras autoridades comisionadas y parlamentarias, los partidos mayoritarios probablemente se aliarán con los Liberales y dirimirán la elección entre el socialcristiano alemán Manfred Weber, el laborista holandés Frans Timmermans y la liberal danesa Margrethe Vestager.
Aunque la alianza democratacristiana-socialista todavía encabeza el Parlamento Europeo, en Francia y ‎el Reino Unido los electores prefirieron a los liberales‎. Francia ya había desplazado a los partidos tradicionales de la Vª República (1958- ) en la elección presidencial ‎de 2017 y este domingo los sepultó, cuando Los Republicanos sólo obtuvieron 8% de los sufragios ‎y el Partido Socialista, 6%. Sin embargo, el Reagrupamiento Nacional, de Marine Le Pen, conquistó 24% de los sufragios, delante de LREM, con 21%. La gran sorpresa, en tanto, la dieron Los Verdes, que con 12% de los votos se convirtieron en la tercera fuerza.
Aunque el Reino Unido ya había decidido en 2016 salir de la Unión Europea para integrarse al Tratado de Libre Comercio de América del Norte ‎‎(TLCAN), ante la elección de Donald Trump en noviembre de ese año, la elite británica bloqueó ‎el Brexit, pero con un enorme descrédito. Con un magro 8% ‎los conservadores (CP) recibieron ahora la factura, pero los laboristas (LP) sólo obtuvieron un 13,6% de los votos. Los grandes triunfadores fueron el Partido del Brexit (BP), liderado por Nigel Farage, que alcanzó el ‎‎30,5% y los Liberal-Demócratas (LDP) que llegaron al 19,6. Con este resultado y la consecuente renuncia de la primera ministra Theresa May, Londres corre hacia una salida desordenada de la Unión con graves repercusiones mundiales.
Por su parte, Matteo Salvini, vicepresidente del gobierno y ministro del Interior de Italia, esperaba a partir de La Lega fundar una alianza europea de los partidos anti-Bruselas, pero sólo ha podido reagrupar a los partidos identitarios alrededor del rechazo al modelo ‎anglosajón de sociedad multicultural dividida en compartimentos estancos. La Lega ha alcanzado el 34,2% de los votos, en tanto su socio minoritario, el Movimiento 5 Estrellas (M5S, por su sigla en italiano), sólo alcanzó el 17,4%. A nivel comunitario el grupo Europa de las Naciones y las Libertades (ENL) aumentó un 16%, ‎pasando de 50 a 58 escaños. Más que antieuropeo, Salvini es partidario de una Unión Europea con fuerte autonomía de los estados. De todos modos, Italia está tensando las diferencias con la política atlantista de la Comisión y, si no es contenida, puede llevar a su ruptura.
Paralelamente a la selección del/la Presidente de la CE transita la nominación del /la Alto/a ‎Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, actualmente a cargo de la italiana Federica Mogherini. Su sucesor debería ser el holandés Frans Timmermans, primer vicepresidente de la Comisión y comisario europeo ‎para la Mejora de la Legislación, que se ha destacado por su antirrusismo. Sin embargo, si el actual primer ministro holandés Mark Rutte fuese elegido presidente del ‎Consejo Europeo (la reunión de los jefes de Estado y de Gobierno que preside la UE), Timmermans ‎no podría asumir la presidencia del gobierno continental. En ese caso, sería el turno del canciller español Josep Borrell. ‎
Saber quién asumirá la dirección de la política exterior es de relevancia, para prever si el bloque mantendrá su seguimiento ciego de la estrategia norteamericana o priorizará la paz y su crecimiento económico recomponiendo los vínculos con Rusia y China.
Los ciudadanos europeos concurrieron en mayor número a las urnas, pero se perdieron la chance de elegir entre caminos divergentes. Los fantasmas de la Guerra Fría pudieron más que el sentido de oportunidad. Pronto pueden lamentarlo.

domingo, 26 de mayo de 2019

La crisis europea se perpetúa

Elecciones al borde del abismo

La composición del futuro Parlamento Europeo condicionará la capacidad de negociación de la Comisión ante la guerra comercial y una crisis mundial inminente
por Eduardo J. Vior
Infobaires24
26 de mayo de 2019
Eduardo J. Vior
No se trata de una confrontación entre liberalismo y “populismo”, como la estilizan los medios del establishment, ni de una batalla entre los defensores y enemigos de la unidad europea, como la simplifican los canales de TV. En la elección al Parlamento Europeo que finaliza este domingo 26 se decide entre la recreación del proyecto europeo o la reducción del continente a la inoperancia.
Unos 427 millones de ciudadanos de los 28 países miembros del bloque están acudiendo a las urnas entre el jueves 23 y el domingo 26, para elegir a los 751 miembros del Parlamento Europeo que los representarán durante los próximos cinco años. El número de eurodiputados por país es proporcional a su población, pero ninguna nación puede tener menos de seis ni más de 96.
Según las primeras proyecciones, en el Reino Unido el flamante Partido del Brexit del euroescéptico Nigel Farage superó ampliamente a las otras propuestas y relegó a los históricos Partido Laborista y Conservador. Pero en Holanda, por el contrario, el Partido Laborista habría logrado una victoria inesperada y ajustada con 18,1% de respaldo, por delante de los nacionalistas de Thierry Boudet y los liberales del primer ministro Mark Rutte. Este resultado inesperado obliga a ser cauto en las previsiones.
Los eurodiputados se eligen en cada Estado miembro por separado. La presentación de candidatos está reservada a los partidos políticos nacionales. Después de las elecciones, los diputados elegidos pueden participar en un grupo en el Parlamento Europeo o ejercer su mandato como independientes. La formación de un grupo parlamentario exige un mínimo de 19 diputados de cinco países diferentes. Habitualmente los partidos de diferentes Estados se reúnen en bloques según sus coincidencias ideológicas, pero también puede suceder que partidos muy diversos se asocien simplemente.
Hasta ahora había ocho grupos políticos: el Partido Popular Europeo, que congrega a los demócrata cristianos y sus aliados; la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas, reuniendo a los socialistas y socialdemócratas; los Conservadores y Reformistas, que suma a partidos opositores a la Comisión actual; los Liberales; los Verdes; la Izquierda Unitaria; la Europa por la Libertad y la Democracia Directa y la Europa de las Naciones y las Libertades, que articula a la mayoría de los partidos nacionalistas anti-Bruselas. Sin embargo, el nuevo parlamento puede traer nuevos alineamientos.
Desde que está en vigencia el Tratado de Maastricht (1992), ha aumentado el poder del Parlamento Europeo especialmente ante la Comisión Europea (ejecutivo del gobierno continental con 28 comisarios, uno por cada país miembro). Sin embargo, sigue teniendo menos facultades que un parlamento nacional. El Parlamento Europeo se encarga, sobre todo, de legislar, aprobar el presupuesto de la UE y controlar las otras instituciones. Además, da el visto bueno a acuerdos internacionales importantes. Sin embargo, tiene facultades limitadas de control sobre la política exterior y de seguridad.
Si finalmente se concreta el Brexit en octubre, el total de miembros de la Eurocámara disminuirá de 751 a 705 y los asientos que queden libres se redistribuirán más adelante entre los Estados que se incorporen a la alianza y los infrarrepresentados como España, Francia y Países Bajos.
El 28 de este mes se reúnen los jefes de Estado y de Gobierno del bloque (el Consejo Europeo), para analizar los resultados electorales e iniciar el proceso de nominación de los candidatos a dirigir la UE. La nueva presidencia comunitaria heredará desafíos como el Brexit, la crisis migratoria, el ascenso de la ultraderecha, la lucha contra el terrorismo y por la igualdad de género, la protección del medioambiente y aspectos internacionales, como, por ej., la preservación del pacto nuclear con Irán. El 2 de julio se reunirá en Estrasburgo (Francia) la nueva Eurocámara, para nominar a un presidente y 14 vicepresidentes. El 15 de ese mes, en tanto, será seleccionado el líder de la Comisión Europea quien deberá pronunciar su primer discurso a mediados de octubre.
El establishment ha estilizado estas elecciones como una contienda pro o contra Europa o, lo que pintan como lo mismo, entre liberalismo democrático y populismo autoritario. De hecho, las encuestas preelectorales daban cuenta de un fuerte alza del voto nacionalista en la mayoría de los países. Sin embargo, los primeros sondeos realizados durante estos días indicaron que, si bien en Gran Bretaña los “brexiters” obtuvieron la primera minoría, en los Países Bajos la socialdemocracia se llevó la delantera. De modo que hay que ser prudente en los pronósticos.
A pesar de la retórica democrática y del aumento paulatino del poder del Parlamento Europeo, la construcción política de los tratados de Maastricht (1992), Amsterdam (1998) y Lisboa (2007), concomitante con la implantación del euro (2002), concentró las decisiones políticas en Bruselas y las económicas en el Banco Central Europeo de Francfort. Los pueblos europeos perciben que sus dirigentes están muy lejos y no se ocupan de mejorar las condiciones de vida de la población. De hecho, desde la crisis de 2007/08 la economía europea ha crecido a tasas muy bajas, el desempleo apenas ha descendido y los salarios netos han bajado, mientras que la concentración de la riqueza ha aumentado sideralmente. Esta desigualdad, desprotección y marginación han creado mucho resentimiento que los partidos tradicionales y las izquierdas no han sabido contener. Por consiguiente, no debe asombrar el auge de las derechas demagógicas.
Al mismo tiempo, las elites están profundamente divididas entre los globalistas que insisten en el primado de la especulación sobre la producción y los nacionalistas que procuran recuperar la inversión industrial y la creación de puestos de trabajo. Transversalmente a estos alineamientos transcurren las alianzas con EE.UU. y/o Rusia y las intervenciones de ambas superpotencias en la política europea.
Es poco probable que de estas elecciones surja una mayoría reformista que devuelva la UE a sus pueblos. En los próximos meses la salida de Gran Bretaña puede escorar el continente un poco más hacia el Este, pero no se avizora un cambio en las orientaciones políticas que pueda entusiasmar. Europa continuará desgarrándose en la parálisis política y económica, mientras se agudiza la guerra comercial entre EE.UU. y China, la OTAN aumenta sus provocaciones contra Rusia y la crisis mundial se asoma en el horizonte. Se trata de la existencia misma del proyecto europeo.

miércoles, 8 de mayo de 2019

Panamá rompe el cerco


Se resquebraja el muro
El triunfo de Nito Cortizo en la elección presidencial en Panamá sugiere la posibilidad de que el istmo redefina su posición internacional y rompa el bloqueo a Venezuela
por Eduardo J. Vior
Infobaires24
7 de mayo de 2019
Eduardo J. Vior
El triunfo del Partido Revolucionario Democrático (PRD) en la elección presidencial panameña del domingo 5 devuelve al poder al bloque agrario contrario al capital financiero concentrado de la capital y plantea un giro en la política internacional del país que incluye una actitud más prudente hacia Venezuela. Sin embargo, ante el cúmulo de obstáculos existentes y sus propias debilidades, el PRD todavía debe demostrar su capacidad para ejecutar esta agenda.
Al filo de la medianoche del domingo el Tribunal Electoral anunció la victoria de Laurentino “Nito” Cortizo. De este modo el PRD regresa a la presidencia del país centroamericano tras una década en el llano, pero lo hace por una diferencia mínima. Con casi el 100% de los votos escrutados, el lunes el candidato perredista lograba el 33% frente al 31% de Rómulo Roux, de Cambio Democrático (CD), la formación del expresidente Ricardo Martinelli (2009-14), quien está preso, mientras se le investiga por un escándalo de escuchas. En números absolutos logró una ventaja de 37.500 votos. El tercer candidato, el independiente Ricardo Lombana, alcanzó el 20%. Finalmente, el oficialista José Isabel Blandón, del Partido Panameñista, sólo obtuvo el 10%. Si bien se preveía una alta  concurrencia a las urnas, la participación llegó al 70%.
Aunque las encuestas situaban a Cortizo, empresario de 66 años, como gran favorito para la presidencia del país centroamericano, de cuatro millones de habitantes, el margen de victoria es mucho menor de lo augurado. Roux, abogado de 54 años, se le acercó mucho gracias al gran porcentaje que alcanzó en la capital y el área metropolitana, imponiendo la capacidad de movilización de su formación entre las clases populares. Cortizo, por su parte, se impuso con claridad en las comarcas indígenas y en las provincias rurales, donde está más asentado su partido (el más grande del país).
“Nito” Cortizo, de 66 años, comenzó su carrera como empresario en compañías de construcción y ganadería, antes de ingresar en 1994 en la política como diputado del ya desaparecido Partido Solidaridad. Desde 2004 milita en el Partido Revolucionario Democrático (PRD), fundado por el líder revolucionario Omar Torrijos (1968-81). Cortizo fue ministro de Desarrollo Agropecuario durante la última administración del PRD (2004-09), con Martín Torrijos como presidente, pero renunció en 2007 en desacuerdo con el Tratado de Libre Comercio con EE.UU. Consecuente con esta actitud, tras salir de votar el domingo pasado, anunció que renegociará el acuerdo, lo mismo que los tratados con Costa Rica y Nicaragua. Es que él representa a intereses ganaderos que fueron muy afectados por la apertura de las aduanas.
El ahora presidente electo relató el domingo también a la prensa que recientemente tuvo una buena conversación con el embajador de China en Panamá, quien entendió que “nosotros tenemos una relación estratégica con Estados Unidos, pues es nuestro principal socio”. No obstante, manifestó su voluntad de fortalecer los vínculos comerciales con el país asiático.
Aunque ambas naciones recién han establecido relaciones diplomáticas hace dos años, China ya tiene a Panamá entre sus principales objetivos de inversión en América Latina para los próximos años. Por el Canal pasa el 5% del comercio mundial y ese país es una plataforma clave a escala global. Sin embargo, como el 10% del comercio exterior norteamericano también atraviesa la misma vía y supone más de 2/3 de su tráfico anual, el conflicto entre ambas superpotencias por su influencia sobre Panamá está programado.
El PRD es una de las tres formaciones políticas mayoritarias en el país centroamericano, junto con el Panameñista del actual presidente Juan Carlos Varela, y Cambio Democrático, de Ricardo Martinelli. La formación de Cortizo es miembro de la Internacional Socialista, pero los partidos panameños distan de ser ideológicos y el tono general es conservador. Sólo Saúl Méndez, candidato por el Frente Amplio, se define como de izquierda.
Las elecciones del domingo pasado son vistas por muchos como un nuevo comienzo en la lucha contra la corrupción y como un momento de posible viraje político en Panamá. Fueron los primeros comicios desde la filtración de los Papeles de Panamá que sacudieron el país hace tres años y que luego se vio afectado por otros grandes escándalos. Es por ello que el combate a la corrupción fue uno de los principales temas de la campaña.
Aunque el cambio de gobierno no alterará el modelo de desarrollo basado en el potencial logístico del Canal y la atracción de capitales extranjeros mediante importantes incentivos fiscales, el próximo presidente deberá moderar la inequidad (Panamá es uno de los cinco países más desiguales del mundo) y combatir la corrupción. En la última década el país ha crecido a un promedio del 7% anual, pero el 10% más rico tiene 35 veces más que el 10% más pobre y mientras la renta per cápita de la capital y la zona de influencia del Canal crece continuamente, la Panamá rural tiene unas tasas de pobreza muy similares a las de los países vecinos. Aunque la inflación está controlada, el precio de los productos básicos ha subido con fuerza en los últimos años, arañando el poder adquisitivo de los sectores más pobres de la población.
El otro gran foco de descontento social es la corrupción, cuya percepción ha crecido durante el mandato de Varela. Ahora le toca a Cortizo encarar seriamente el flagelo.
El presidente electo asegura asimismo que revisará la actuación de su país con respecto a Venezuela, sobre todo las posiciones que ha adoptado dentro del Grupo de Lima, incluyendo el reconocimiento a Juan Guaidó como presidente interino, y aseguró que le duelen las circunstancias por las que atraviesa Venezuela.
Dados el escaso margen de ventaja obtenido sobre el Centro Democrático, el apoyo que éste sigue teniendo en sectores urbanos (incluso entre los más pobres), el efecto corruptor de la economía del Canal, la enorme presión de EE.UU. y la propia heterogeneidad de su base, no hay garantías de que Cortijo pueda cumplir su programa. No obstante, cualquier progreso en ese sentido, por pequeño que sea, romperá el cerco norteamericano a Venezuela. Nuevos vientos soplan en Nuestra América.

sábado, 4 de mayo de 2019

La complicidad con el narcotráfico maniata a Washignton

Ahora Trump escucha la advertencia que llega del frío

El Comando Sur está perdiendo la batalla de Venezuela por la complicidad de la DEA, el Mossad y las oligarquías suramericanas con las mafias de la droga
por Eduardo J. Vior
Infobaires24
4 de mayo de 2019
Eduardo J. Vior
Nicolás Maduro recibió del Departamento Central de Inteligencia (GRU, por su sigla en ruso) del Estado Mayor Conjunto de Rusia la advertencia de que se preparaba un alzamiento militar en su contra y la escuchó. Alentó a su entorno inmediato a prometer a EE.UU. que darían un golpe para derrocarlo, impidió los movimientos de los oficiales verdaderamente envueltos en el alzamiento, forzó el adelantamiento de la medida y el pasado martes 30 dejó a Leopoldo López y Juan Guaidó a la intemperie frente a la base aérea de La Carlota, en la cheta Zona Este de Caracas, con sólo 30 efectivos a su mando. Luego les permitió retirarse. Mejor tener al líder escuálido encerrado en la embajada española que en la calle. La conducción bolivariana sigue jugando al desgaste progresivo de la oposición, antes de proponerle negociaciones.
Mike Pompeo también recibió una advertencia, pero del propio Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, quien le avisó que conocían todos los movimientos de la inteligencia norteamericana en Venezuela. Pero no lo escuchó y cayó en la trampa que le tendió la inteligencia rusa. En sucesivas y contradictorias declaraciones el día miércoles Pompeo, Abrams y Bolton demostraron que habían sido sorprendidos, que carecían de adecuadas informaciones sobre la realidad venezolana y que carecían de mando unificado.
Es que la lucha por el poder dentro de Estados Unidos y la complicidad de la DEA con el narcotráfico y los concomitantes negocios del gobierno israelí desarticulan los planes de Washington para el continente y le hacen cometer demasiados errores evitables.
Quien día a día lidia con los efectos destructivos de la estrechísima imbricación de servicios norteamericanos e israelíes con el narcotráfico es el jefe del Comando Sur (SouthCom), el almirante Craig Faller, quien, durante su viaje a Colombia y Ecuador el 24 y 25 de abril pasados, constató el efecto diluyente que los negocios criminales están teniendo entre sus propias fuerzas y las de sus aliados.
En Bogotá, su primera estación, se reunió con el presidente Iván Duque, su embajador, Kevin Whitaker; y funcionarios civiles y militares del gobierno colombiano. Allí Faller confirmó que Colombia es un aliado prioritario de EE.UU., pero urgió a sus anfitriones a combatir seriamente el narcotráfico. Al hacerlo, se hizo eco de la fuerte acusación que pocos días antes profirió Donald Trump contra Duque por no hacer “nada” para combatir el flagelo, advirtiéndole que este negocio creció un 50% en EE. UU. desde que el presidente colombiano está en el cargo.
Durante la visita del comandante estadounidense se realizó en Bogotá la Conferencia Multilateral de Fronteras 2019 que contó con la presencia de altos mandos militares de Colombia, Perú, Ecuador, Brasil y EE.UU. El almirante siguió su periplo por Ecuador, el recién recuperado aliado, donde acordó trabajar juntos en la lucha contra el narcotráfico y la pesca ilegal que navíos chinos estarían realizando en la costa del país.
Con estas inspecciones el jefe militar quiso dar la impresión de tener el control sobre las operaciones norteamericanas en los países aliados. Sin embargo, la realidad es la contraria: el crecimiento de la producción de droga en Colombia bajo la presidencia de Duque, la extendida corrupción en el gobierno de Lenin Moreno, los publicitados vínculos entre la DEA, la Mossad y el narcotráfico en Argentina, Paraguay y Brasil, demuestran que la llamada “guerra contra las drogas” sólo está logrando que la producción y el tráfico aumenten y abarquen cada vez más territorio, afectando a crecientes porciones de la población suramericana. Los funcionarios norteamericanos intervinientes, en tanto, se limitan a mejoran el negocio manipulando la oferta.
La prensa norteamericana y sus acólitos continentales acusan a la República Bolivariana de estar controlada por una red de narcotráfico en colusión con la guerrilla colombiana del ELN, a la que estaría asociada (a través del Ministro de Producción Tarek Al Aissimi) la organización libanesa Hizbolá. Sin embargo, a falta de pruebas fehacientes, la acusación suena más bien al grito de “al ladrón, al ladrón” proferido por quien acaba de saquear el tesoro de un Banco cualquiera.
Que en el gobierno bolivariano hay casos de corrupción y que en los últimos años la conducción bolivariana ha sido incapaz de conducir la economía de su país son dos verdades que no disminuyen un ápice la responsabilidad criminal de Washington, al aplicar sanciones brutales que afectan ante todo a la población civil. Sin embargo, el gobierno de Donald Trump no quiere ni puede combatir el narcotráfico, porque la elite de Washington aprovecha la pavorosa epidemia de adicción que azota a su país, para debilitar las energías protestatarias y porque sus agencias y aliados están metidos en el mismo hasta el cuello. Ante las urgencias que imponen intereses criminales contradictorios es ilusorio pensar que su virrey regional pueda ejecutar una estrategia consistente y coherente. La falta de realismo con la que se planificó y ejecutó la llamada “Operación Libertad” lo demuestra.
Para justificar su fracaso, el secretario de Estado Pompeo, el consejero de Seguridad Nacional Bolton y el encargado para Venezuela Abrams cayeron ante la prensa en justificaciones absurdas: Maduro se puso al frente de la represión “porque los rusos lo obligaron”, “la inteligencia cubana anuló los focos de resistencia en las fuerzas armadas venezolanas” y “el pueblo no se movilizó por miedo a la represión”. En los tres casos los funcionarios de EE.UU. dan cuenta de la superioridad rusa, cubana y del gobierno de Caracas.
Cuando antes del intento de golpe Lavrov habló con Pompeo, éste no escuchó las advertencias rusas. Sacando las conclusiones correctas, el viernes 3 Donald Trump llamó a Vladímir Putin, para hablar sobre Corea, Ucrania y … Venezuela. Es de esperar que esta vez los norteamericanos escuchen y empujen a sus mandados a la mesa de diálogo. De impulsar a Maduro ya se encargan Moscú y La Habana.