Europa votó y no eligió
Las
elecciones al Parlamento Europeo han cambiado la composición de éste
menos de lo previsto, aumentando el riesgo de desintegración del bloque
por Eduardo J. Vior
Infobaires24
30 de mayo de 2019
Infobaires24
30 de mayo de 2019
El
triunfo relativo de democristianos y socialdemócratas en los comicios
del fin de semana pasado los habilita para postular al futuro presidente
de la Comisión Europea (CE), aunque sea aliados con los liberales o con
los ecologistas. De esta manera no se alteraría el curso
pronorteamericano de la Unión Europea (UE). Sin embargo, los cambios
producidos en Roma y Londres pueden conducir a su desintegración.
Las
elecciones celebradas escalonadamente entre el jueves 23 y el domingo
26 de mayo se caracterizaron por una leve alza en la participación de
los 420 millones de electores. A diferencia del 43% de 2014, esta vez
concurrió a las urnas el 51% rompiendo así la tendencia decreciente
desde la primera elección directa del Parlamento en 1979.
Probablemente,
el predominio de temas europeos en la campaña haya movilizado a los
votantes. El cambio climático y sus palpables consecuencias, así como
los duraderos desacuerdos por el reparto de los millones de refugiados
llegados a partir de 2015 han provocado vivas discusiones. También
crisis de gobierno, como en Austria, empujaron a los electores hacia las
urnas.
En realidad, ni los
democratacristianos organizados en el Partido Popular Europeo (PPE) ni
los socialdemócratas agrupados en la Alianza de Socialistas y Demócratas
en Europa (ASDE) tienen mucho para festejar, ya que ambos partidos
tuvieron fuertes pérdidas. Si bien el PPE obtuvo a nivel continental el
24 por ciento de los votos y se mantuvo delante de la ASDE (19%), la
suma de ambos bloques perdió la mayoría absoluta que tenía desde 1979 en
el PE. El bloque del PPE se redujo de 216 a 180 diputados y el de ASDE
bajó de 185 a 146.
Por el contrario, gracias a las 40 bancas que sumó La Republique En Marche (LREM), de Emmanuel Macron, los Liberales y Demócratas (ALDE) tendrán 109 mandatos, mientras que Los Verdes reúnen 69 (17 más). Por el contrario, la bancada de Los Verdes Nórdicos/La Izquierda se redujo de 52 a 39 diputados. También el grupo parlamentario de los Conservadores Europeos y Reformistas (anti-Bruselas) sufrió pérdidas, aunque leves. Otros que ganaron, a su vez, fueron los nacionalistas.
Por el contrario, gracias a las 40 bancas que sumó La Republique En Marche (LREM), de Emmanuel Macron, los Liberales y Demócratas (ALDE) tendrán 109 mandatos, mientras que Los Verdes reúnen 69 (17 más). Por el contrario, la bancada de Los Verdes Nórdicos/La Izquierda se redujo de 52 a 39 diputados. También el grupo parlamentario de los Conservadores Europeos y Reformistas (anti-Bruselas) sufrió pérdidas, aunque leves. Otros que ganaron, a su vez, fueron los nacionalistas.
Para poder elegir al o la Presidenta de la Comisión Europea y otras autoridades comisionadas y parlamentarias, los partidos mayoritarios probablemente se aliarán con los Liberales y dirimirán la elección entre el socialcristiano alemán Manfred Weber, el laborista holandés Frans Timmermans y la liberal danesa Margrethe Vestager.
Aunque
la alianza democratacristiana-socialista todavía encabeza el Parlamento
Europeo, en Francia y el Reino Unido los electores prefirieron a los
liberales. Francia ya había desplazado a los partidos tradicionales de
la Vª República (1958- ) en la elección presidencial de 2017 y este
domingo los sepultó, cuando Los Republicanos sólo obtuvieron 8% de los
sufragios y el Partido Socialista, 6%. Sin embargo, el Reagrupamiento
Nacional, de Marine Le Pen, conquistó 24% de los sufragios, delante de
LREM, con 21%. La gran sorpresa, en tanto, la dieron Los Verdes, que con
12% de los votos se convirtieron en la tercera fuerza.
Aunque
el Reino Unido ya había decidido en 2016 salir de la Unión Europea para
integrarse al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN),
ante la elección de Donald Trump en noviembre de ese año, la elite
británica bloqueó el Brexit, pero con un enorme descrédito. Con un
magro 8% los conservadores (CP) recibieron ahora la factura, pero los
laboristas (LP) sólo obtuvieron un 13,6% de los votos. Los grandes
triunfadores fueron el Partido del Brexit (BP), liderado por Nigel
Farage, que alcanzó el 30,5% y los Liberal-Demócratas (LDP) que
llegaron al 19,6. Con este resultado y la consecuente renuncia de la
primera ministra Theresa May, Londres corre hacia una salida desordenada
de la Unión con graves repercusiones mundiales.
Por
su parte, Matteo Salvini, vicepresidente del gobierno y ministro del
Interior de Italia, esperaba a partir de La Lega fundar una alianza
europea de los partidos anti-Bruselas, pero sólo ha podido reagrupar a
los partidos identitarios alrededor del rechazo al modelo anglosajón de
sociedad multicultural dividida en compartimentos estancos. La Lega ha
alcanzado el 34,2% de los votos, en tanto su socio minoritario, el
Movimiento 5 Estrellas (M5S, por su sigla en italiano), sólo alcanzó el
17,4%. A nivel comunitario el grupo Europa de las Naciones y las
Libertades (ENL) aumentó un 16%, pasando de 50 a 58 escaños. Más que
antieuropeo, Salvini es partidario de una Unión Europea con fuerte
autonomía de los estados. De todos modos, Italia está tensando las
diferencias con la política atlantista de la Comisión y, si no es
contenida, puede llevar a su ruptura.
Paralelamente
a la selección del/la Presidente de la CE transita la nominación del
/la Alto/a Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y
Política de Seguridad, actualmente a cargo de la italiana Federica
Mogherini. Su sucesor debería ser el holandés Frans Timmermans, primer
vicepresidente de la Comisión y comisario europeo para la Mejora de la
Legislación, que se ha destacado por su antirrusismo. Sin embargo, si el
actual primer ministro holandés Mark Rutte fuese elegido presidente del
Consejo Europeo (la reunión de los jefes de Estado y de Gobierno que
preside la UE), Timmermans no podría asumir la presidencia del gobierno
continental. En ese caso, sería el turno del canciller español Josep
Borrell.
Saber quién asumirá la dirección de la política exterior es de relevancia, para prever si el bloque mantendrá su seguimiento ciego de la estrategia norteamericana o priorizará la paz y su crecimiento económico recomponiendo los vínculos con Rusia y China.
Los
ciudadanos europeos concurrieron en mayor número a las urnas, pero se
perdieron la chance de elegir entre caminos divergentes. Los fantasmas
de la Guerra Fría pudieron más que el sentido de oportunidad. Pronto
pueden lamentarlo.