jueves, 30 de mayo de 2019

Bruselas no se decide entre Washington y Moscú

Europa votó y no eligió

Las elecciones al Parlamento Europeo han cambiado la composición de éste menos de lo previsto, aumentando el riesgo de desintegración del bloque
por Eduardo J. Vior
Infobaires24
30 de mayo de 2019
Eduardo J. Vior
El triunfo relativo de democristianos y socialdemócratas en los comicios del fin de semana pasado los habilita para postular al futuro presidente de la Comisión Europea (CE), aunque sea aliados con los liberales o con los ecologistas. De esta manera no se alteraría el curso pronorteamericano de la Unión Europea (UE). Sin embargo, los cambios producidos en Roma y Londres pueden conducir a su desintegración.
Las elecciones celebradas escalonadamente entre el jueves 23 y el domingo 26 de mayo se caracterizaron por una leve alza en la participación de los 420 millones de electores. A diferencia del 43% de 2014, esta vez concurrió a las urnas el 51% rompiendo así la tendencia decreciente desde la primera elección directa del Parlamento en 1979.
Probablemente, el predominio de temas europeos en la campaña haya movilizado a los votantes. El cambio climático y sus palpables consecuencias, así como los duraderos desacuerdos por el reparto de los millones de refugiados llegados a partir de 2015 han provocado vivas discusiones. También crisis de gobierno, como en Austria, empujaron a los electores hacia las urnas.
En realidad, ni los democratacristianos organizados en el Partido Popular Europeo (PPE) ni los socialdemócratas agrupados en la Alianza de Socialistas y Demócratas en Europa (ASDE) tienen mucho para festejar, ya que ambos partidos tuvieron fuertes pérdidas. Si bien el PPE obtuvo a nivel continental el 24 por ciento de los votos y se mantuvo delante de la ASDE (19%), la suma de ambos bloques perdió la mayoría absoluta que tenía desde 1979 en el PE. El bloque del PPE se redujo de 216 a 180 diputados y el de ASDE bajó de 185 a 146.
Por el contrario, gracias a las 40 bancas que sumó La Republique En Marche (LREM), de Emmanuel Macron, los Liberales y Demócratas (ALDE) tendrán 109 mandatos, mientras que Los Verdes reúnen 69 (17 más). Por el contrario, la bancada de Los Verdes Nórdicos/La Izquierda se redujo de 52 a 39 diputados. También el grupo parlamentario de los Conservadores Europeos y Reformistas (anti-Bruselas) sufrió pérdidas, aunque leves. Otros que ganaron, a su vez, fueron los nacionalistas.
Para poder elegir al o la Presidenta de la Comisión Europea y otras autoridades comisionadas y parlamentarias, los partidos mayoritarios probablemente se aliarán con los Liberales y dirimirán la elección entre el socialcristiano alemán Manfred Weber, el laborista holandés Frans Timmermans y la liberal danesa Margrethe Vestager.
Aunque la alianza democratacristiana-socialista todavía encabeza el Parlamento Europeo, en Francia y ‎el Reino Unido los electores prefirieron a los liberales‎. Francia ya había desplazado a los partidos tradicionales de la Vª República (1958- ) en la elección presidencial ‎de 2017 y este domingo los sepultó, cuando Los Republicanos sólo obtuvieron 8% de los sufragios ‎y el Partido Socialista, 6%. Sin embargo, el Reagrupamiento Nacional, de Marine Le Pen, conquistó 24% de los sufragios, delante de LREM, con 21%. La gran sorpresa, en tanto, la dieron Los Verdes, que con 12% de los votos se convirtieron en la tercera fuerza.
Aunque el Reino Unido ya había decidido en 2016 salir de la Unión Europea para integrarse al Tratado de Libre Comercio de América del Norte ‎‎(TLCAN), ante la elección de Donald Trump en noviembre de ese año, la elite británica bloqueó ‎el Brexit, pero con un enorme descrédito. Con un magro 8% ‎los conservadores (CP) recibieron ahora la factura, pero los laboristas (LP) sólo obtuvieron un 13,6% de los votos. Los grandes triunfadores fueron el Partido del Brexit (BP), liderado por Nigel Farage, que alcanzó el ‎‎30,5% y los Liberal-Demócratas (LDP) que llegaron al 19,6. Con este resultado y la consecuente renuncia de la primera ministra Theresa May, Londres corre hacia una salida desordenada de la Unión con graves repercusiones mundiales.
Por su parte, Matteo Salvini, vicepresidente del gobierno y ministro del Interior de Italia, esperaba a partir de La Lega fundar una alianza europea de los partidos anti-Bruselas, pero sólo ha podido reagrupar a los partidos identitarios alrededor del rechazo al modelo ‎anglosajón de sociedad multicultural dividida en compartimentos estancos. La Lega ha alcanzado el 34,2% de los votos, en tanto su socio minoritario, el Movimiento 5 Estrellas (M5S, por su sigla en italiano), sólo alcanzó el 17,4%. A nivel comunitario el grupo Europa de las Naciones y las Libertades (ENL) aumentó un 16%, ‎pasando de 50 a 58 escaños. Más que antieuropeo, Salvini es partidario de una Unión Europea con fuerte autonomía de los estados. De todos modos, Italia está tensando las diferencias con la política atlantista de la Comisión y, si no es contenida, puede llevar a su ruptura.
Paralelamente a la selección del/la Presidente de la CE transita la nominación del /la Alto/a ‎Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, actualmente a cargo de la italiana Federica Mogherini. Su sucesor debería ser el holandés Frans Timmermans, primer vicepresidente de la Comisión y comisario europeo ‎para la Mejora de la Legislación, que se ha destacado por su antirrusismo. Sin embargo, si el actual primer ministro holandés Mark Rutte fuese elegido presidente del ‎Consejo Europeo (la reunión de los jefes de Estado y de Gobierno que preside la UE), Timmermans ‎no podría asumir la presidencia del gobierno continental. En ese caso, sería el turno del canciller español Josep Borrell. ‎
Saber quién asumirá la dirección de la política exterior es de relevancia, para prever si el bloque mantendrá su seguimiento ciego de la estrategia norteamericana o priorizará la paz y su crecimiento económico recomponiendo los vínculos con Rusia y China.
Los ciudadanos europeos concurrieron en mayor número a las urnas, pero se perdieron la chance de elegir entre caminos divergentes. Los fantasmas de la Guerra Fría pudieron más que el sentido de oportunidad. Pronto pueden lamentarlo.

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Eduardo J. Vior