El polvorín en el que también estamos
La calificación de Hizbolá como grupo terrorista ha extendido a nuestras costas el riesgo de guerra que vive Oriente Medio
por Eduardo J. Vior
Infobaires24
23 de julio de 2019
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23 de julio de 2019
En
tanto Donald Trump dosifica el aumento de la presión sobre Irán, para
renegociar ventajosamente el acuerdo nuclear de 2015, su secretario de
Estado, Mike Pompeo, no ceja en su intento por agudizar el conflicto con
los persas, para favorecer la reelección de su aliado Benyamin
Netanyahu. Por su parte, acorde con la agresividad de su nuevo primer
ministro Boris Johnson, Gran Bretaña reclama una flotilla europea, para
acompañar los buques por el Estrecho de Ormuz, después de que Irán
capturara el viernes 19 un petrolero británico que se conducía
peligrosamente en esas aguas hipertransitadas.
Preventivamente,
la República Islámica ha organizado el llamado “Eje de la Resistencia”,
que abarca Irán, sectores de Irak, Siria, el partido libanés Hizbolá,
Hamás en Gaza y al movimiento hutí en Yemen, y promete incendiar toda la
región en caso de ser atacada. En este contexto tan peligroso la
decisión del presidente Macri de proscribir a Hizbolá como organización
terrorista involucra a Argentina en un conflicto lejano en el que no
tiene nada que ganar y mucho que perder.
Aunque
Teherán ya había asegurado que no dejaría sin respuesta el secuestro
por la Marina británica del petrolero iraní Grace 1 en el Estrecho de
Gibraltar el pasado 4 de julio, la retención del petrolero británico
Stena Impero el pasado viernes 19 en el Estrecho de Ormuz se hizo porque
infringió varias normas internacionales. El buque apagó su localizador
GPS, se apartó del carril de entrada y tenía una fuga de petróleo. Hay
que recordar que la vía acuática tiene un ancho máximo de 95 km, que los
buques que lo transitan deben hacerlo a través de las aguas
territoriales de Irán y Omán (22 km cada uno) y que deben respetar
estrictamente el carril de entrada o de salida (cada uno de 4 km,
separados por otros 4). Cualquier transgresión es sancionada por alguno
de ambos países.
El secretario de
Relaciones Exteriores del Reino Unido, Jeremy Hunt, calificó la medida
iraní de “piratería estatal” y pidió “una misión de protección marítima
liderada por Europa” para garantizar el paso seguro a través del
estrecho. Sin embargo, matizó que Londres no se uniría a la política de
máxima presión de EE.UU. hacia Irán, porque sigue “comprometido con preservar el acuerdo nuclear iraní“.
No obstante, la Armada británica es demasiado pequeña para defender los
intereses del país, admitió este sábado el ministro de Defensa Tobias
Ellwood. En tanto, una fuente de ese mismo ministerio reveló que el buque de guerra HMS Montrose intentó impedir que la Guardia Revolucionaria de Irán incautara el petrolero Stena Impero, pero llegó tarde.
Signo
de los tiempos que corren, Mike Pompeo declaró el lunes 22 en Fox News
que el Reino Unido debe asumir solo la responsabilidad de proteger sus
buques en el Golfo. De este modo expresó el desagrado de Washington por
la insistencia de Londres en respetar junto con Alemania, Francia, Rusia
y China la vigencia del acuerdo nuclear con Irán de 2015.
A
su vez, en una columna en HispanTV, el analista Aleksander Nagi se
refirió al discurso que el secretario general del Movimiento de
Resistencia Islámica de El Líbano (Hizbolá), Seyed Hasan Nasralá, dio el
día 12 de julio de 2019 conmemorando el inicio, en 2006, de la invasión
israelí de 33 días a Líbano en la que la Fuerza de Defensa de Israel
(IDF, por su nombre en inglés) sufrió la peor derrota de su historia.
Con la credibilidad que le da que su liderazgo haya surgido de la
resistencia y su capacidad de compromiso para mantener en Líbano un
gobierno de amplia coalición, en una entrevista que dio el domingo a la
TV iraní Seyed Nasralá avisó a las dirigencias de Israel, de las
monarquías del Golfo y a Donald Trump que, en caso de agresión, Hizbolá
está en condiciones de bombardear todo el territorio israelí,
especialmente su núcleo productivo en el centro del país. En caso de
ataque a Irán el Eje de la Resistencia “hará estallar la zona” es el
mensaje que dejó el líder de Hizbolá.
La
zona está bailando sobre un polvorín. Todos los actores son conscientes
de la gravedad de este juego de ruleta rusa. El escalamiento aparenta
ser el factor común, pero los que pueden soportar la guerra (EE.UU.,
Rusia, China e Irán) no la quieren y los que la quieren (Israel,
Saudiarabia, los Emiratos y Bajrein) no la soportarían.
Donald
Trump quiere desescalar, pero no puede retractarse de su salida del
acuerdo nuclear entre Irán y el Grupo 5+1 ni puede librarse de la
presión israelí, para que ataque a Hizbolá, a los rebeldes hutí en
Yemen, ahogue a Gaza y exija a Irán destruir sus cohetes de alcance
medio y largo, lo que Teherán nunca concederá.
Por
ahora queda la diplomacia agresiva de EE.UU. por un lado e Irán por el
otro. En el medio están los europeos, que han tratado de hacer la vista
gorda incumpliendo su parte del acuerdo 5+1, aguantando por un lado la
humillación y el maltrato del presidente Trump, y, por el otro, tratando
de mantener a Irán dentro del acuerdo con compromisos espurios en los
que Trump no pierde la cara y el europeo no arriesga su credibilidad.
Todo indica que el porcentaje del enriquecimiento de uranio va a ser la
moneda de cambio con la cual Irán liberará la venta de su crudo: más
barriles de crudo autorizados por menos porcentaje de enriquecimiento,
pero hasta que se pongan de acuerdo subsistirá el riesgo de que un
movimiento mal calculado en el Golfo haga estallar el polvorín.
En
estas condiciones no tiene ningún sentido que Mauricio Macri haya
cedido a la presión norteamericano-israelí y declarara a Hizbolá
“organización terrorista”. Para ello no se presentó ninguna otra prueba
que informes de la inteligencia de ambos países que desde hace 25 años
lo afirman. Tampoco hay ninguna evidencia de que la organización
libanesa haya participado en los atentados de 1992 y 1994 en Buenos
Aires. Para Washington la proscripción es una carta más en el póker de
Medio Oriente. Para Israel, en tanto, es una herramienta más, para
afirmar su control del tráfico de drogas y armas por las Tres Fronteras.
Para la gran colectividad sirio-libanesa que vive en Argentina, en
tanto, se trata de una amenaza colectiva y de un serio peligro para las
importantes relaciones argentino-libanesas. Finalmente, para los
desbocados servicios de inteligencia argentinos esta persecución
representa una carta blanca, para realizar cualquier atentado de falsa
bandera. Por un puñado de dólares Macri nos conduce al infierno.
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Eduardo J. Vior