Cometido el crimen no ha menester del criminal
Una vez destruida la economía brasileña y diezmada su población por
la pandemia, EE.UU. está abandonando a los personeros que usó en el Lava
Jato librados a su suerte, también a los argentinos
por Eduardo J. Vior
Infobaires24
22 de julio de 2020
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22 de julio de 2020
El intento, este martes 21, de allanar las oficinas parlamentarias
del senador Jose Serra (PSDB) sin autorización del Supremo Tribunal
Federal (STF) fue el último episodio. En la semana anterior se dieron la
apertura de las negociaciones del cambista máximo, Dario Messer, con el
Ministerio Público Federal (MPF) y la confirmación del hábeas corpus
para el ex presidente paraguayo Horacio Cartes, el consecuente (y
obligado) viaje de Mauricio Macri a Paraguay, la publicación de la lista
de los involucrados en el escándalo del Banestado y la presentación del
abogado de Lula ante la Justicia suiza para obtener el disco rígido con
la documentación auténtica de Odebrecht. Todavía una semana antes el
Procurador General de la República (PGR) ordenó una inspección del
equipo del Lava Jato en Curitiba (Paraná) que llevó a la renuncia de
varios fiscales partícipes de la investigación y un extenso informe
periodístico certificó el grado de intromisión del FBI en el armado del
Lava Jato.
Entre tanto, Petrobrás fue devastada y el presal quedó en manos
extranjeras, Embraer fue privatizada, la base de Alcântara entregada a
los norteamericanos, los derechos de los trabajadores abolidos, el
sistema previsional privatizado y la Amazonia incendiada. Todo fue sólo
el prólogo de la desidia criminal con la que el Estado brasileño
desatendió el cuidado de la población más pobre, cuando advino la
pandemia de Corona-virus. Más de dos millones de contagiados y 80.000
muertos, en medio de una crisis económica pavorosa y de enfrentamientos
sin sentido con su principal socio comercial (China) fueron la
consecuencia de una acción premeditada para destrozar Brasil. Cometido
el crimen, ya no se necesita al asesino.
En una derivación del Lava Jato que investiga el financiamiento ilegal de campaña del PSDB, varios
domicilios vinculados al senador Serra fueron allanados por segunda vez
en menos de un mes, pero la Policía Federal no pudo ingresar a su
oficina en el Congreso, porque el Presidente del Supremo Tribunal
Federal Dias Toffoli bloqueó el allanamiento debido a los fueros del
senador.
El político está acusado de haber recibido en Suiza durante su época
como gobernador paulista (2007-10) sobornos de empresas constructoras
por la construcción de una autopista perimetral de San Pablo, pero
no han surgido nuevos datos que justifiquen los recientes
allanamientos. La acción de la Justicia Electoral paulista se dirige más
bien a intimidar al gobernador João Doria (PSDB) en vísperas de las
elecciones municipales del 15 de noviembre y a desafiar a la máxima
instancia judicial del país.
Entre tanto, tras haber iniciado negociaciones con Dario
Messer, para que colabore con el capítulo del Lava Jato que se tramita
en Rio de Janeiro, el juez federal Marcelo Bretos pidió la captura
internacional de siete empresarios paraguayos imputados por lavado de
dinero, contrabando y evasión de divisas. Dario Messer, “o doleiro dos
doleiros”, ha sido hasta su detención en julio de 2019 en São Paulo el
más importante cambista de Brasil. En un país donde no existe el
bimonetarismo, la fuga de capitales requiere de los cambistas. Como
heredero de su padre Mordko Messer, Dario Messer comenzó la actividad
cambiaria ya en la década del 80, pero tomó vuelo gracias a la relación
de Horacio Cartes con sus padres. Cuando el joven cambista paraguayo fue
perseguido por la dictadura de Stroessner en 1986 por haber evadido
divisas, se refugió primero en Rio de Janeiro en casa de Mordko Messer y
su esposa. Éstos lo instalaron en Ponta Porá (Mato Grosso do Sul),
donde él recibía diariamente las remesas de Messer, cruzaba a pie la
frontera y en Pedro Juan Caballero las convertía en dólares que remesaba
a EE.UU. Apenas 14 días después de la caída de la dictadura,
en febrero de 1989, Dario Messer fundó en Ciudad del Este la empresa
Cambios Amambay SRL. Esta titularidad falsa permitió que poco después,
cuando Cartes se presentó a la Justicia paraguaya, no se le embargara
también la casa de cambios. Cuando salió de la prisión, un año más
tarde, la SRL se convirtió en una SA, opacando así la composición de su
capital, y en 1992 se convirtió en Banco Amambay SA, antecedente del
actual BASA, centro de los negocios de la familia Cartes.
Dario fue el principal administrador en Nueva York de la cuenta que
abrió allí la sucursal del entonces Banco del Estado de Paraná
(Banestado) de Foz de Iguazú para canalizar las transferencias que se
hacían aprovechando un tipo de cuentas corrientes para personas y
empresas no residenciadas que les permitía remitir legalmente dinero al
exterior. El problema fue que por esas cuentas por la sucursal de Foz
salieron entre 1996 y 2001 unos 30 mil millones de dólares procedentes
de las coimas cobradas por políticos y empresarios por la privatización
de empresas estatales durante la presidencia de Fernando H. Cardoso
(1995-2002). Gracias a la iniciativa del entonces senador y posterior
gobernador de Paraná Roberto Requião (respectivamente 1995-2002 y
2003-10, nuevamente senador entre 2011 y 2018), la Policía Federal y el
Ministerio Público Fiscal realizaron una búsqueda en Brasil y EE.UU.
que, empero, al cabo de dos años fue frenada desde Brasilia. La
investigación parlamentaria, a su vez, acabó en 2003 sin informe final
gracias a un acuerdo entre los principales partidos. No casualmente, el
juez instructor de la causa en Curitiba fue Sergio Moro. Éste y Messer
volvieron a cruzarse durante el procesamiento del escándalo del
“mensalão” (los sobresueldos que el PT pagaba a parlamentarios
opositores) que, estallado en 2006, llegó en 2012 al STF. Allí Moro fue
el actuario. Finalmente, cuando en 2014 comenzó el proceso del Lava Jato
en Curitiba, adecuadamente advertido por Moro, Messer huyó a Paraguay,
donde Cartes rápidamente le dio la ciudadanía. Se dice que Messer ha
sostenido durante muchos años el estudio de abogacía de Moro en
Curitiba.
Cuando Cartes fue sustituido en 2018 por Mario Abdo en la Presidencia
de Paraguay, la Suprema Corte de ese país retiró a Messer la ciudadanía
y éste huyó a Brasil, donde pactó su detención en julio de 2019. Su
“hermano del alma” Cartes, en tanto, se vio impedido de salir de
Paraguay por un mandato de búsqueda internacional, hasta que, en abril
pasado, el Supremo Tribunal de Justicia (STJ), máxima instancia penal de
Brasil, le concedió un hábeas corpus que fue confirmado por el STF el
pasado 6 de julio, el mismo día en que Messer inició sus negociaciones
con el Ministerio Público Fiscal (MPF), para declarar en la causa Lava
Jato de Rio de Janeiro como testigo protegido. Su ruptura con Sergio
Moro, su estatuto legal y la información que puede llegar a dar imponían
que Cartes se haga cargo de la organización criminal. En este contexto
se entiende la orden que éste impartió a Macri, para que viajara a
Paraguay, entregara información secreta y se anoticiara de su futura
desprotección legal en Argentina, Brasil y Paraguay.
Entre tanto, en el portal Duplo Expresso, que el joven abogado
Romulus Maia conduce desde Suiza, Requião dio a conocer el domingo 5 la
lista completa de involucrados en el escándalo Banestado, pidió la
reapertura del caso e impulsó la formación de una nueva Comisión
Investigadora en la Cámara de Diputados. En sintonía con esta denuncia,
en la misma semana el abogado de Lula se presentó a las autoridades
judiciales suizas, para solicitar la entrega del disco rígido con la
verdadera documentación de Odebrecht, ya que todo indica que en el
proceso llevado adelante por Moro en Curitiba se falsificó la
documentación probatoria de la empresa.
Lava Jato hace agua por todos los flancos. El 24 y 25 de junio
pasados estuvo en Curitiba la Subprocuradora General de la República
(SPGR), Lindora Maria Araújo, para inspeccionar en la fiscalía local
toda la documentación del proceso paranaense. Los procuradores locales
se dieron por ofendidos y anunciaron que pedirían la baja de la
magistratura, pero la inspección se explica por la coyuntura: cuando se
detuvo a Dario Messer, en su celular se hallaron intercambios en los que
mencionaba pagos mensuales de 15.000 dólares a la Procuraduría de
Curitiba, para evitar persecuciones. Efectivamente, desde el Banestado
Messer no fue mencionado en ninguno de los procesos por corrupción. En
un sentido más amplio, la inspección es parte de un intento general del
Procurador General Augusto Aras para restablecer su autoridad sobre los
fiscales en toda la República. Aunque designado a propuesta de
Bolsonaro, Aras viene demostrando desde hace meses una saludable
independencia y buena concordancia con los principales ministros del
STF. Se ha convertido en uno de los pilares del republicanismo afectado
por el golpismo bolsonarista que crea el caos, para llevar al pueblo a
pedir el estado de sitio y así entronizarse a perpetuidad.
Todavía el 1º de julio la “Agencia Pública” difundió en el portal UOL
un largo informe sobre el involucramiento del FBI en la gestación,
concepción y ejecución de la causa Lava Jato. El equipo de 18 agentes
fue conducido por Leslie Rodrigues Bashiel, hasta 2012 miembro de la
División de Operaciones Internacionales y hoy jefa de la Unidad de
Corrupción Internacional de la Oficina Federal, con sede en Miami. La
fuerza de tareas norteamericana empezó a cooperar en 2014 con el grupo
de fiscales y el juez curitibano, sin pasar por el Ministerio de
Justicia brasileño ni respetar los convenios binacionales. Se
desplazaron por todo el territorio, se intercambiaron asiduamente con la
Policía Federal y la Fiscalía sin autorización del gobierno brasileño,
aportaron material, orientaron las investigaciones, interrogaron a
testigos y arreglaron su “arrepentimiento”. El informe se basa en gran
parte en las revelaciones del portal The Intercept, de Glenn Greenwald, y
en investigaciones propias. Si bien el FBI no respondió a las preguntas
que le fueron formuladas y la embajada norteamericana en Brasilia
respondió en tono “business as usual”, es evidente que no les importó
demasiado la publicación.
El mismo portal informo este miércoles 22 que, al terminar la feria
judicial extraordinaria en agosto, el Supremo Tribunal Federal (STF)
tratará sobre la sospecha de parcialidad de Moro y de los fiscales de
Paraná en el caso del tríplex de Guarujá, por el que fue condenado y
detenido el ex-presidente Lula da Silva. Interrumpido en diciembre de
2018, el caso vuelve ahora a la agenda del máximo tribunal brasileño en
un escenario completamente distinto: el ex presidente ya dijo que no
volverá a presentarse a elecciones y, después de arrasada la economía y
la sociedad brasileña, EE.UU. abandona a los testaferros que utilizó
para su tarea de devastación. Lo que importaba era impedir por largo
tiempo la integración del Cono Sur y se consiguió.
Ahora todos los criminales están librados a su propia suerte.
Bolsonaro y Moro ya no dependen de la embajada. Dario Messer y Cartes
piensan negociar para salvarse, sin importarles los costos. Macri, por
su parte, ya tuvo oportunidad de tomar nota.
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Eduardo J. Vior