jueves, 30 de septiembre de 2021

La indecisión de Berlín paraliza a Europa

 

Alemania no escapa a su destino de país central

Aunque el 27-9 la Socialdemocracia salió primera y la Democracia Cristiana perdió, en Berlín se mantiene el paralizante empate entre atlantistas y continentalistas y nadie tiene claro el rumbo

por Eduardo J. Vior
Infobaires24
29 de septiembre de 2021

Las elecciones del 26 de septiembre en Alemania relegaron al segundo lugar al hasta ahora dirigente bloque de la Unión Demócrata Cristiana y la Unión Social Cristiana de Baviera (CDU/CSU), clausuraron la Gran Coalición entre éste y el Partido Socialdemócrata (SPD) y despidieron del mando tras 16 años a la Canciller Angela Merkel, quien ya había anunciado que no intentaría reelegirse. Sin embargo, la tercera economía del globo y primera de Europa sigue esquivando la definición sobre su rol futuro en el escenario europeo y mundial.

El SPD superó a la CDU/CSU, pero sólo por 1,6 puntos (25,7% contra 24,1%). Fue el peor resultado en la historia de la Unión. Aunque existirían alianzas alternativas para alcanzar la mayoría de 366 escaños necesarios para elegir al/a la Canciller, probablemente se forme una coalición del SDP con la Alianza 90/Los Verdes (Bündnis 90/Die Grünen) y el Partido Democrático Liberal (FDP). Sin embargo, las concesiones que estas alianzas de gobierno imponen moderan las aspiraciones de todos los socios. Este imperativo de mantener la estabilidad, que en circunstancias normales sería una virtud, empero, dificulta a Alemania tomar decisiones relevantes sobre su rumbo en un contexto geopolítico que cambia aceleradamente.

Sede central de la ONU en Nueva York. Alemania tiene un desempeño muy por debajo de su peso específico

Durante 16 años Angela Merkel gobernó a los bandazos. Hizo un arte de la demora en la toma de decisiones: dejaba que las discusiones recorrieran el gabinete, el parlamento y los medios, hasta que al final se decantaba por la opinión mayoritaria. Lo mismo hizo en la política internacional: defendió los negocios con Rusia y China, pero embarcó a su país en aventuras militares en Afganistán y Malí. Impuso la exitosa conclusión con Rusia del gasoducto Nord Stream 2, pero acaba de respaldar la prohibición de funcionamiento en Alemania de la cadena de televisión RT en alemán. Sólo en 2015 decidió contra la mayoría de los medios y de su propio bloque parlamentario autorizar el ingreso de un millón de refugiados, la mayoría procedente de Siria. De este modo calculó rejuvenecer la población trabajadora y asegurar las jubilaciones para el futuro, pero la maniobra generó muchas reacciones y el crecimiento de la derecha conservadora que en 2017 ingresó al Bundestag. Mientras tanto, el liderazgo alemán en Europa se fue debilitando por la dureza de sus posiciones ante la crisis de la deuda de los países del Sur del continente, por su aperturismo hacia la migración y sus choques con Barack Obama y con Donald Trump. En cada vuelta del camino tuvo conflictos con algún miembro distinto de la UE. Sólo la Francia de Emmanuel Macron le siguió siendo fiel, pero muy debilitada. 

El próximo gobierno alemán deberá tomar decisiones trascendentes en distintas áreas de la política internacional que incidirán en su rumbo interno y en su ubicación externa. Por eso es bueno comparar las posturas de la probable futura coalición “semáforo” (rojo, amarillo y verde, por los colores del SPD, el FDP y Los Verdes), por un lado, y las de la CDU/CSU, por el otro. Las propuestas de la Alternativa por Alemania (AfD) y de La Izquierda (Die Linke), en tanto, son dignas de mención, pero no influyen en la agenda venidera.

El cambio climático es la mayor preocupación de los votantes, sobre todo después de las desastrosas inundaciones en Renania hace dos meses. Por ello es el primer punto de la agenda política, también de la exterior. SPD y verdes se diferencian en este capítulo sólo en el grado y la velocidad de las reformas propuestas. Sin embargo, éstos últimos coinciden con el FDP en utilizar mecanismos de mercado para la protección del clima, claro que los liberales son en este aspecto mucho más radicales.

La CDU/CSU, finalmente, quiere preservar a Alemania como emplazamiento industrial, espera lograr la neutralidad climática «mucho antes de mediados de siglo», pero mediante la aplicación de «tecnologías innovadoras e inversiones económicas». 

En resumen, se puede decir que la próxima coalición posible buscará el cumplimiento de los Acuerdos de París y la reconversión ecológica de la industria. Aprovechando el desarrollo tecnológico y la capacidad exportadora de sus empresas, probablemente el futuro gobierno se alinee con la política ecológica internacional del actual gobierno norteamericano.

Alemania, país de inmigración

Otro capítulo central de la política exterior está constituido por las migraciones internacionales. El SPD está a favor de facilitar la ciudadanía múltiple y de ampliar la reagrupación familiar y los Verdes ven a Alemania como una «sociedad de inmigración diversa», mientras que los liberales ven a Alemania como un país de inmigración, pero quieren prestar más atención a los intereses de las empresas. Es previsible, entonces, que el próximo gobierno ahonde las diferencias con la mayoría de sus socios europeos, que han cerrado rígidamente sus fronteras, y se aboque al reclutamiento de jóvenes profesionales y trabajadores calificados, tanto dentro como fuera de la UE.

La CDU, en tanto, ha completado un camino de ida y vuelta. Cuando en 2015 Angela Merkel abrió las fronteras a los refugiados de Siria y Afganistán, tomó una decisión sorprendentemente favorable a la migración y al rejuvenecimiento de la población alemana. Para la CDU actual, en cambio, la migración debe producirse de manera ordenada y según reglas claras. 

Durante la pandemia los miembros de la Unión Europea suspendieron la aplicación de los criterios de estabilidad fiscal tan caros a los defensores del euro, pero ahora las grandes finanzas, que tienen una representación excelsa en el Banco Central Europeo (BCE) presidido por Christine Lagarde, temen por sus rendimientos especulativos y presionan para su reintroducción. El SPD propone, por el contrario, es alcanzar una auténtica unión fiscal, económica y social y salarios mínimos europeos. Se trata de una posición neokeynesiana que muy probablemente sea frenada por el BCE. Con un matiz ecológico Los Verdes acompañarían esta política.

 El Parlamento Europeo, en Estrasburgo

Los liberales, a su vez, abogan por una constitución europea, para crear un «Estado federal europeo descentralizado». Si bien son partidarios de la estabilidad fiscal, no desdeñan la aplicación de subsidios, para mejorar la competitividad de determinadas ramas de la economía europea. Por el contrario, la CDU/CSU quiere que los criterios de estabilidad presupuestaria se restablezcan lo antes posible.

En materia de defensa el SPD tiene una postura crítica respecto al objetivo de la OTAN de que cada aliado dedique el dos por ciento de su PBI a financiarla, pero en cualquier caso quiere equipar mejor a la Bundeswehr, para que esté a la altura de su responsabilidad como socio fiable en Europa y la OTAN. El SPD aboga por la distensión con Rusia, pero condenó la reincorporación de Crimea y la segregación de las regiones orientales de Ucrania. 

Según el programa de los Verdes, en tanto, Alemania debe quedar libre de armas nucleares, rechazan el objetivo del dos por ciento de la OTAN, pero también el Nord Stream 2. Por su parte, el FDP quiere que Alemania desempeñe un mayor papel a nivel internacional, para lo cual propone la creación de un Consejo de Seguridad Nacional. Los liberales también abogan por la creación de una unión europea de defensa, en franca contradicción con la OTAN que la rechaza.

Diferenciándose una vez más, la CDU/CSU apoya el objetivo de la OTAN de que cada miembro gaste el dos por ciento de su PBI en defensa, aunque Alemania está hasta ahora muy por debajo, con un buen 1,5 por ciento. Al mismo tiempo, los democristianos están a favor de la creación de fuerzas armadas europeas conjuntas, pero no a costa de la OTAN. El número de soldados de la Bundeswehr debería, según ellos, aumentar de los 184.000 actuales a 203.000. Al mismo tiempo reafirman la amistad franco-alemana como esencial para la política exterior de Alemania.

En tiempos de recuperación tras la crisis desatada por la pandemia de coronavirus, aparecen temas acuciantes para la agenda económica internacional. En su programa, por ejemplo, el SPD hace hincapié en la sostenibilidad del comercio. Un capítulo particular lo representa la exportación de armas, una de las “estrellas” entre las exportaciones alemanas que el SPD pretende regular con más fuerza. Por su parte, los Verdes quieren orientar más el comercio hacia la protección del clima y la sostenibilidad. El FDP, en tanto, es el clásico partido del libre comercio. Por consiguiente, apoya la celebración de nuevos acuerdos comerciales de la UE.

En esta cuestión los liberales coinciden con la CDU/CSU, que está muy a favor del multilateralismo, aunque sólo sea porque uno de cada cuatro puestos de trabajo en Alemania depende de las exportaciones. Los democristianos y socialcristianos quieren reforzar la Organización Mundial del Comercio (OMC), pero al mismo tiempo retomar las negociaciones con Estados Unidos sobre un acuerdo de libre comercio.

Los partidos menores (AfD e Izquierda) no incidirán en las votaciones parlamentarias, porque el próximo gobierno –cualquiera sea su composición- va a contar con una sólida mayoría propia, pero pueden influir sobre la opinión pública. En particular, la Alternativa por Alemania (AfD), que mantuvo un caudal de votos de alrededor del 10%, mantiene una efectiva capacidad de canalizar la protesta, especialmente en el empobrecido Este. Son refractarios a las políticas contra el cambio climático, a la acogida de inmigrantes y postulan el abandono de la UE. Sin embargo, fieles a su ideario nacionalista y neutralista, proponen mejorar las relaciones con Rusia y China, que la Bundeswehr sea puramente defensiva y que cancele misiones fuera de Europa. Particularmente llamativa es su propuesta de estrechar vínculos económicos y comerciales con Rusia y China y que Alemania intervenga agresivamente en el desarrollo del Nuevo Camino de la Seda. 

Por su parte, el partido La Izquierda, resultado de la fusión del sucesor del partido gobernante en la extinta RDA con una escisión de izquierda de la Socialdemocracia, se refugió en posiciones de “corrección política” que no fueron acompañadas por el electorado y perdió la mitad de sus votos. Obtuvo 4,9% y sólo pudo saltar la valla del 5% gracias a que tiene tres mandatos ganados mayoritariamente en sendos distritos (en Alemania el votante elige a la vez por mitades al/a la representante de su distrito y a diputados seleccionados proporcionalmente).

El sistema político alemán fuerza a todos los actores a buscar consensos en torno al mantenimiento de su economía industrial exportadora, la pertenencia a la UE y a la OTAN. Como, empero, al mismo tiempo el ascenso de China como potencia mundial y la consolidación de Rusia como potencia energética y militar obligaron a las grandes empresas alemanas a asociarse con el desarrollo del gigante asiático, la República Federal se encuentra en un dilema: ante la creciente polarización entre el bloque atlántico y el euroasiático, se hace cada vez más difícil acompañar, por ejemplo, las provocaciones anglo norteamericanas en el Este de Europa y al mismo tiempo hacer negocios con Rusia. Del mismo modo se perjudica el trato con China, cuando Biden mantiene las sanciones decretadas por Donald Trump.

La crisis y la polarización entre los bloques dificultan mantener la política de “tanto … como …” que Merkel escenificó durante 16 años, pero el imperativo del consenso impide tomar las decisiones necesarias para ajustarse a un contexto muy cambiante. En las negociaciones para formar coalición de gobierno se verá si Olaf Scholz tiene pasta de líder. De lo contrario, la mayor potencia de Europa se paralizará y será desgarrada por sus contradicciones internas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Estimad@s lector@s:
Este es un blog moderado. Sus comentarios serán evaluados antes de la publicación, para evitar spam.
Agradezco su atención.
Eduardo J. Vior