Agencia Télam
19/09/2021 19:28 - opinión
El AUKUS tensiona a Asia y daña las alianzas de EE.UU.
En cada ocasión que se presenta los representantes del gobierno
de Joe Biden proclaman la necesidad de construir “un orden internacional
de acuerdo a reglas”. Sin embargo, al anunciar un nuevo pacto militar
con el Reino Unido y Australia, sólo han tenido en cuenta los propios
intereses y los británicos y han dañado severamente su vínculo con los
aliados europeos. Parece una maniobra sagaz, pero puede ser costosa en
el largo plazo.
Los buques están equipados con sistemas de propulsión nuclear que ofrecen un alcance ilimitado y funcionan tan silenciosamente que son difíciles de detectar. "Se trata de invertir en nuestra mayor fuente de fuerza, nuestras alianzas, y de actualizarlas para afrontar mejor las amenazas de hoy y de mañana", dijo Biden en la Sala Este de la Casa Blanca al anunciar la nueva alianza.
Sin embargo, el acuerdo rompe otros en funcionamiento. Al cerrar con EE.UU. el contrato para comprar seis submarinos nucleares, Australia canceló el que tenía con Francia, para la construcción de doce navíos subacuáticos de propulsión diésel por un valor de 55 mil millones de euros. "Es realmente una puñalada en la espalda. Habíamos construido una relación de confianza con Australia que ha sido traicionada", declaró el jueves 16 Jean-Yves Le Drian, Ministro de Asuntos Exteriores de Francia. Los franceses estuvieron trabajando en este acuerdo durante años y nadie les consultó sobre este pacto. Es más, según informó el londinense The Telegraph el domingo 19, los últimos detalles del acuerdo se limaron durante la cumbre del G7 celebrada a principios de junio en Cornwalles. Aunque el presidente francés Emmanuel Macron estaba presente, no recibió ninguna información al respecto.
En París se reflexiona ya en voz alta sobre un posible segundo retiro de la estructura militar de la OTAN, similar al que ordenó en 1966 el presidente Charles De Gaulle. Recién en 2009 Nicolas Sarkozy dispuso volver al redil atlantista. Sin embargo, no parece una opción realista, dado que Alemania –el principal socio de Francia- elige a fin de mes al o la sucesora de Angela Merkel y los candidatos en pugna no parecen dispuestos a tomar distancia de Washington.
Por su parte, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Zhao Lijian, ha tachado de "extremadamente irresponsable" el pacto AUKUS y ha instado a los países miembros a "abandonar la obsoleta mentalidad de suma cero de la guerra fría y los conceptos geopolíticos de miras estrechas".
Al negociar este pacto, Scott Morrison está arriesgando mucho. Los submarinos de propulsión nuclear vienen sin ningún coste estimado, ni calendario preciso de entrega (se sabe que sólo estarán disponibles en décadas), ni decisión sobre qué modelo se elegirá, ni definición sobre la participación australiana en su construcción. El gobierno conservador tensa el lazo con su vecina Nueva Zelanda (firmemente antinuclear), escala la tensión con China, mete al país por décadas en un compromiso costoso y no se ve cuál es el beneficio.
Por su parte, al estrechar su alianza con Australia y el Reino Unido, mientras que cada vez confronta más con China, Estados Unidos retoma la estrategia de Barack Obama del “pivote de Asia-Pacífico”, para cercar a la República Popular. Tras la derrota en Afganistán el Pentágono busca concentrar fuerzas y promover las industrias militares para reactivar la economía, pero, alienando a los aliados europeos, hará que éstos se retraigan en la confrontación con Rusia y en la lucha contra el terrorismo en África. A la larga, Estados Unidos pagará muy caro el haberse plegado sin reparos a la “astuta” maniobra británica.
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Eduardo J. Vior