lunes, 29 de abril de 2013

Brasil usa también el "poder enérgico"

Mostrar músculos y promocionarse

Año 6. Edición número 258. Domingo 28 de abril de 2013
Seguridad interior. El operativo es la mayor operación militar realizada por Brasil en las fronteras de sus países vecinos.
Brasil. Qué es el operativo militar Ágata 7 que cubre los límites del país, 16 mil kilómetros terrestres a los que se suman los ríos, con 25.000 efectivos. Dilma Roussef: “Buscamos continuar y superar el Plan Estratégico de Fronteras”.
La presidenta Dilma Rousseff anunció el pasado martes 23 que en mayo próximo se hará en los 16 mil kilómetros de frontera terrestre del país una gran operación militar denominada Ágata 7. La operación tiene por objetivo reforzar la seguridad para la Copa de las Confederaciones que se realizará entre el 15 y 30 de junio en Manaus. En su anuncio en la columna semanal “Conversando con la Presidenta”, Dilma presentó la nueva operación como continuidad y superación del Plan Estratégico de Fronteras (PEF) implementado conjuntamente por el Ministerio de Justicia y el de Defensa desde 2011.
Aunque no hay más informaciones oficiales, por agencias se sabe que cerca de 25 mil hombres patrullarán las fronteras terrestres y fluviales con los diez países vecinos. En esa faja viven cerca de seis millones de brasileños. La operación Ágata 7 será la mayor acción militar de intervención en temas de seguridad interior realizada en el gobierno de Dilma Rousseff. Sin embargo, su coincidencia con el evento internacional que antecede inmediatamente a la Copa del Mundo de la FIFA de 2014, la concomitante promoción de armamentos producidos en Brasil, la demostración de fuerza en la región y la simultánea designación de un general brasileño para comandar la fuerza de intervención de las Naciones Unidas en Congo (Monusco) dan a la operación importantes proyecciones internacionales.
Ágata 7 supera en tamaño a sus seis antecesoras, realizadas desde la fundación del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas en 2009. Aprovechando la puesta en escena, el Comandante de Operaciones de la Fuerza Aérea Brasileña (FAB), Brigadier General Nivaldo Rosatto, utilizó el pasado miércoles 24 la celebración del día del arma para reclamar del Gobierno la pronta compra a la norteamericana Boeing de los F-18 Super Hornet cuya adquisición anunció la Presidenta dos semanas atrás.
Este año, las fuerzas conjuntas operarán por primera vez simultáneamente en toda la frontera. Será también la primera vez que los comandos militares de la Amazonia, del Oeste y del Sur trabajen integrados en una misma operación. Entre los especialistas hay consenso en que las acciones se concentrarán en Tabatinga (Amazonas, en la frontera trinacional con Perú y Colombia), Assis Brasil (Acre, en la frontera con Perú), Ponta Porá (Mato Grosso do Sul, en la frontera con Paraguay) y Foz do Iguazú (Paraná, en la Triple Frontera con Paraguay y Argentina).
Se prevé el uso de centenares de aviones y vehículos. Los principales medios de transporte de las tropas y de los funcionarios de diversos ministerios intervinientes serán helicópteros. Cazas Super Tucano de la Aeronáutica serán usados para interceptar aviones sospechosos, mientras que dos drones VANT, comprados recientemente a Israel por 48 millones de dólares, se encargarán de la vigilancia aérea. Probablemente todavía no se empleen los transportes Guaraní, presentados a principios de mes en la feria de armamentos y seguridad Laad, celebrada en San Pablo. El Guaraní es un vehículo anfibio de transporte de tropas 6x6 para 11 efectivos que el Ejército Brasileño (EB) desarrolló junto con Iveco y se fabrica en Sete Lagoas (Mato Grosso). Iveco entregará al EB 86 unidades hasta 2014 por un valor total de 100 millones de dólares.
Patrullas de la Marina recorrerán los principales ríos fronterizos, mientras que los blindados del Ejército ocuparán las carreteras transfronterizas, por lo que pueden preverse graves impedimentos al tráfico internacional, con enormes daños para el turismo, comercio y las personas que cotidianamente transitan entre ciudades vecinas de Brasil y sus vecinos. Todos los efectivos en operaciones llevan armamento de guerra y de defensa y tienen poder de policía.
La principal meta de la operación es limpiar las fronteras de criminales, para asegurar la calma durante el espectáculo deportivo. Algunos objetivos son las explotaciones mineras irregulares en la frontera con las Guayanas, pistas de aterrizaje ilegales para el tráfico de drogas en la Amazonia, el contrabando de armas y mercaderías en el oeste y sur de la frontera y la entrada de explosivos por el sur. En operaciones similares en el pasado inmediato las fuerzas armadas destruyeron la infraestructura de las mafias, para facilitar el trabajo posterior de la Policía Federal y la policía de Hacienda. Se pretende inferir a las organizaciones criminales grandes daños económicos que las disuadan de seguir utilizando esas bases de operaciones.
La fecha de inicio de las operaciones se mantiene en secreto. Se informó solamente que comenzarán en mayo y durarán tres semanas, terminando antes del evento deportivo.
General brasileño comandará tropas de la ONU en Congo. Al mismo tiempo se supo el pasado miércoles 24 que el ministro de Defensa Celso Amorim fue informado sobre la propuesta de la ONU para que el general brasileño Carlos Alberto dos Santos Cruz, de 60 años, comande la misión de paz en Congo (Monusco), que con más de 23 mil hombres de distintos países tiene desde marzo pasado la misión de imponer “vigorosamente” la paz en el Este del país, asolado desde hace quince años por guerras civiles entre milicias y el ejército congolés. Es la primera vez en la historia de la organización que el Consejo de Seguridad da a un contingente propio la misión de imponer la paz por las armas según el Capítulo 7 de su Carta. Hasta ahora las operaciones de la ONU se hacían para el mantenimiento de la paz según el Capítulo 6 y, cuando se realizaron operaciones ofensivas, se delegaron en terceros países. El general Santos Cruz recibió la invitación como reconocimiento a su desempeño entre 2006 y 2009 comandando en Haití la fuerza de pacificación de la ONU (Minustah). Allí trabajó junto con el entonces representante de la ONU en la Minustah, el guatemalteco Edmond Mulet, con quien condujo las operaciones de pacificación “robusta” de las regiones más violentas del país caribeño, como la Cité Soleil. Actualmente Mulet es el subjefe del Departamento de Misiones de Paz de las Naciones Unidas (DPKO). En declaraciones formuladas en setiembre pasado en Río de Janeiro éste anunció que había pedido a Amorim que Brasil enviase tropas para otra misión de paz además de Haití. Actualmente, la ONU y Brasil están negociando la posibilidad de que el segundo envíe un contingente para el mantenimiento de la paz en Líbano.
Santos Cruz es un general de división que pasó a la reserva en noviembre último. Actualmente integra la Secretaría de Asuntos Estratégicos (SAE) de la Presidencia de la República.
El nexo entre la Operación Ágata 7 y la posibilidad de que Brasil asuma la conducción de la primera operación ofensiva de la ONU debe buscarse en la estrategia de desarrollo compartida por las elites civiles (incluido el PT), empresarias y militares desde los años 1930. Siguiendo la misma, la conducción brasileña se propone desarrollar la economía con inclusión social manteniendo a las fuerzas armadas en su función bicentenaria de últimos garantes del orden público. Al mismo tiempo, con su masiva presencia militar en las fronteras advierte a los vecinos sudamericanos quién manda en el subcontinente. Esta demostración de poder sirve también para que Brasil, al asumir el mando de las operaciones en Congo, respalde por la fuerza su reclamo para ser miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU. Las operaciones militares, finalmente, ayudan a promocionar los productos de la industria militar brasileña, cerrando así el círculo que vincula el desarrollo económico con la militarización de la seguridad interior y la intervención de Brasil en la política mundial. Por el camino quedan empero la consolidación del Estado de Derecho, al consolidarse las intervenciones militares en cuestiones civiles, y la cooperación paritaria con todos los países sudamericanos en cuestiones de seguridad, mientras que aumentan los riesgos de involucrar a la región en una competencia armamentista y en la lucha por el poder mundial.

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Eduardo J. Vior