domingo, 25 de enero de 2015

Tolerado por EE.UU., el terrorismo islamista nos amenaza

EL ALZAMIENTO HUTÍ, QUE FORZÓ LA RENUNCIA DEL PRESIDENTE HADI, ESTÁ MOTIVADA POR EL ACERCAMIENTO DEL GOBIERNO CON EE UU

La guerra civil de Yemen se globaliza

El conflicto favorece la expansión de Al Qaeda en la Península Arábiga y le permite sumar reclutas de Occidente.

La guerra civil de Yemen se globaliza
Armados - Los rebeldes chiítas de Hutí acusaban a Hadi de querer dividir Yemen en seis regiones y plantearon un acuerdo de cogobierno, que no vio la luz.

La renuncia del presidente de Yemen, Abdo Rabu Mansur Hadi, el jueves y el rechazo del sur del país al compromiso con el movimiento hutí amenazan partir Yemen en Norte y Sur, favoreciendo la expansión y mundialización de Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA).
Hadi renunció para no implementar el acuerdo con los hutíes, después de que estos el sábado 17 secuestraron al jefe de Gabinete y el lunes tomaron la Casa de Gobierno, pusieron al jefe de Estado bajo custodia en su residencia y bloquearon los accesos a la capital. Los rebeldes acusaban al mandatario de querer reformar la Constitución para dividir el país en seis regiones y privarlos del conquistado acceso al mar. El miércoles 21 ambas partes acordaron compartir el gobierno y tener en cuenta los derechos de las minorías, a cambio de que los hutíes liberaran al secuestrado y se retiraran de las posiciones ocupadas. El presidente se negó y renunció.
El alzamiento hutí está motivado por la complicidad de Hadi con Estados Unidos, los jefes de clanes sunítas y AQPA. Hadi llegó al poder en 2012 apoyado por Arabia Saudita, Estados Unidos y de manera indirecta por Al Qaeda, remplazando por un acuerdo al veterano dictador Ali Abdulá Salé (1978-2012). Aunque Salé sigue teniendo una fuerte influencia, ahora aliado con los hutíes, sus enemigos de otrora.
Desde que el Rey Salomón intentó la alianza con la Reina de Saba, en el siglo 10 antes de nuestra era, Yemen ha tenido un gran valor geoestratégico. Frente a sus costas sobre el Océano Índico y el Mar Rojo pasa la mayor parte del comercio entre Asia y Europa. Del otro lado del Mar Rojo se extiende el Cuerno de África, sobre el que los árabes han influido desde la Antigüedad. Mientras que el Norte perteneció al Imperio Otomano hasta 1918 y luego fue una monarquía independiente hasta 1962, el Sur, con el puerto de Adén entre el Índico y el Mar Rojo, fue colonia británica entre 1839 y 1967. Con la independencia en el Sur se estableció una república "democrática popular" aliada a la Unión Soviética que comenzó a utilizar Adén. Noryemen, a su vez, se alió a Washington y hasta el fin de la Guerra Fría en 1990 hubo numerosos choques. Luego surgió la actual República de Yemen unificada, pero los suníes del Sur no aceptan el predominio del rico y poblado Norte.
FRENTES CAMBIANTES. Durante el enfrentamiento con el Sur prosoviético el presidente Salé acudió a los clanes suníes del Sur y se apoyó en los Hermanos Musulmanes. A partir de la unificación el dictador recurrió a los muyaidines llegados de Afganistán, para consolidar su poder en el Sur. La relación del gobierno de Saná con los yihadistas dependió siempre de las coyunturas nacionales e internacionales. Cuando cometían actos que desestabilizaban su poder, Salé los reprimía y encarcelaba, pero cuando los necesitaba para combatir a sus enemigos, los reclutaba. Hasta los atentados contra las Torres Gemelas en 2001 los financió Osama bin Laden, cuya familia es de origen yemení. Los diplomáticos occidentales dejaban hacer al presidente, para mantener el control sobre la ruta del petróleo y el Este de África. Al mismo tiempo que negocian y corrompen a los militantes, los gobiernos yemeníes los torturan y matan y no han tenido nunca problemas en que EE UU utilice sus drones para ejecuciones extrajudiciales.
La crisis del gobierno de Salé por las protestas a partir de 2011 permitió que AQPA tomara la ciudad de Ja’ar, un poblado de 30 mil habitantes en la provincia de Abián, sobre el Índico, donde instaló un gobierno paralelo. Recién después de que Hadi asumiera en febrero de 2012 las fuerzas armadas expulsaron a los yihadistas y los sustituyeron los comités populares que los habían combatido, pero muchos militantes de AQPA se reciclaron en ellos.
AQPA apareció en 2003 como Al Qaeda en Arabia Saudita, pero, después de cometer sangrientos atentados y perseguida por la seguridad saudí, se instaló en Yemen donde estableció una sólida organización. Se hizo sentir por primera vez en el país con el asalto a la embajada norteamericana en Saná en 2008.
Cuatro meses después, se anunció la fusión de las organizaciones y el surgimiento de AQPA, dirigida por Nasir al-Wuhayshi, quien desde 2013 es el número dos de Al Qaeda internacional. Con fuertes bases en el Este y Sur de Yemen, se propone el derrocamiento de los respectivos gobiernos de la península y el establecimiento de un Califato. Con  militantes de todas las nacionalidades, especialmente europeos y estadounidenses, montaron la atractiva revista virtual en inglés Inspire, que difunde lo que alguien denominó, "yihadismo para adolescentes". Sus militantes han llevado a cabo ataques en Houston, Boston y Detroit, pero sus vínculos con la CIA siguen siendo confusos.
Al asentarse en el Sur, empezó a presentarse como Ansar al-Sharia ("Partidarios de la Ley Islámica"), para acentuar su carácter social en áreas abandonadas que gobiernan con su rígida interpretación de la Sharía. Al mismo tiempo AQPA interviene con sangrientos atentados contra la población civil.
El movimiento chiíta Ansar Alá ("los partidarios de Dios"), llamado hutí por su fundador Husein al Hutí (2004), se basa mayoritariamente en la etnia zaidi de la provincial de Sa'dá, en el extremo norte del país que, junto con otros grupos chiítas, compone el 30% de los 26 millones de yemeníes. Sus miembros gobernaron el país durante un milenio hasta la proclamación de la república en 1962. Desde 2010 controla la provincia septentrional de Sa'dá y otras regiones del país y desde septiembre de 2014 también la capital.
A través de su insurrección armada contra la discriminación de que son objeto los hutíes conquistaron progresivamente el Norte y Centro del país así como bases sobre el Mar Rojo. El conflicto se internacionalizó en 2009, cuando la aviación saudita bombardeó Sa'dá y forzó el desplazamiento de cientos de miles de habitantes. En 2011 los hutíes apoyaron la revolución contra Salé y sostuvieron el gobierno de Hadi, pero cuando este se negó a compartir el poder, se alzaron nuevamente y en septiembre pasado conquistaron la capital. Esta semana forzaron la renuncia del presidente.
Bajo la conducción espiritual de Badredin al Hutí (padre del fundador muerto en 2004) y la político-militar de Abdul-Malik al Hutí (su nieto) los chiítas aspiran a instaurar una democracia de base e incluyente, aunque sólo reconocen a su guía espiritual como última autoridad.
En la guerra contra los hutíes, AQPA se apoya en clanes sunítas del Sur y Este. Su relación con el Estado Islámico no son claras, pero puede negociar con él sin perder autonomía.
Los gobernantes yemeníes acusan a Irán de financiar y proveer armas a los hutíes para controlar un puerto sobre el Mar Rojo y el presidente Hadi ha sindicado a Hezbolá como entrenador de la milicia chiíta. Irán niega su intervención, pero seguramente aceptaría tener una base sobre el Mar Rojo. Arabia Saudita, en tanto, interviene para evitarlo.
Los medios norteamericanos quieren ver este enfrentamiento como puramente sectario, pero se trata de un conflicto geopolítico internacionalizado por la acción norteamericana y terrorista. EE  UU interviene masivamente para frenar a Irán, pero al hacerlo fortalece el apoyo yihadista del régimen. Los militantes, a su vez, extienden la guerra a Occidente para ampliar su base interna y su influencia regional, también sobre África.
Al Qaeda en la Península Arábiga es un sello a la vez mediático y territorial que ha crecido durante años gracias al apoyo y/o a la tolerancia de EE UU hacia los regímenes corruptos del Levante. La posible partición de Yemen por la crisis constitucional le permite afianzar su poder territorial, mientras que su habilidosa instalación mediática la convierte en polo de atracción para la militancia occidental adolescente. Golpea en cualquier parte del mundo para provocar al Imperio que lo acepta gustoso porque es funcional a la militarización de las relaciones internacionales. Los ataques terroristas contra Occidente, Irán y sus aliados reales o supuestos sirven a ambos. Una constelación terrorífica para nosotros, argentinos.  «

Grandes desafíos en arabia saudita

La muerte del Rey Abdulá bin Abdelazizibn Saud de Arabia Saudita (90 años) y la asunción de su medio hermano Salman bin Abdelaziz (79) introducen intensos reacomodamientos entre los 5000 miembros de la familia real que cuestionan la capacidad de estos para adaptarse al cambiante contexto interno, regional y mundial.
Para garantizar la estabilidad sucesoria, el nuevo rey nombró como primer heredero a su medio hermano, el príncipe Muqrim (69), y como segundo a su sobrino Mohamed bin Nayef (55).
Desde 1945 el reino fundado por Abdelazizibn Saud en 1934 se afirma sobrecuatro patas: la alianza con EE UU, la renta petrolera, el equilibrio dentro de la familia real y el control policial sobre la población. Con Mohamed bin Nayef se encamina el paso del trono de los hijos de Abdelaziz a sus nietos.
Salman bin Abdulaziz era hermano de Fahd, el monarca fallecido en 2005. A la vez que el ministro de Defensa era viceprimer ministro desde junio de 2012. Entre 1963 y 2011 ya había sido gobernador de la región de Riyad.
El nuevo monarca enfrenta grandes desafíos internos y externos. El 64% de los casi 20 millones de saudíes son menores de 30 años y muchos están desempleados. El país ocupa a ocho millones de inmigrantes que hacen los trabajos peor pagos o las tareas técnicas que los mal formados saudíes no pueden hacer, pero todos están completamente excluidos. La demanda de vivienda, sanidad e infraestructuras es enorme y las redes sociales se han convertido en plataforma de una opinión pública pronta a estallar. Para paliar el descontento, el reino está invirtiendo mucho en servicios públicos, mientras intensifica el control policial.
También el frente externo está muy complicado. Las guerras civiles en Irak y Siria, iniciadas por extremistas cobijados por la seguridad saudí, repercuten en el reino y lo han llevado a construir una cerca electrificada en el confín con Irak.

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Eduardo J. Vior