martes, 8 de septiembre de 2015

Merkel y Hollande especulan con los refugiados

LA GESTACIÓN DE UN SEGUNDO
MERCADO LABORAL

Eduardo J. Vior 08 de Septiembre de 2015 | 12:00
En sendas conferencias de prensa matutinas, el presidente francés François Hollande y la canciller alemana Angela Merkel presentaron el pasado lunes 7 ante los medios el acuerdo que alcanzaron para acoger a decenas de miles de refugiados y forzar su distribución en la Unión Europea (UE).
La decisión anunciada originariamente por ambos mandatarios el jueves pasado combina la reacción a la emergencia planteada por las decenas de miles de refugiados que avanzaron por los Balcanes hasta las puertas de Viena con el intento de disciplinar a los países de Europa Central y Oriental, y el sentido práctico de aprovechar a los fugitivos para tapar los agujeros del mercado de trabajo, en un momento en el que el renovado crecimiento de la economía europea pone agudamente de relieve las falencias demográficas de una población que se estanca y envejece.
Con el sentido pragmático que caracteriza la política alemana, sus dirigentes ya comenzaron a echarse las cuentas mutuamente. Mientras que el presidente de la Cámara de Industria y Comercio, Eric Schweitzer, exige que se dé el derecho de permanencia a todos aquellos refugiados que se encuentren en la formación profesional de tres años y a quienes la hayan aprobado, la ministra de Trabajo Andrea Nahles (SPD) ya anunció que reclamará de su colega de Finanzas Wolfgang Schäuble (CDU) hasta 10 mil millones de euros para subsidiar la acogida, el aprendizaje de la lengua y la formación profesional de los refugiados.
Sin embargo, del otro lado del Rhin no se quedan atrás. En un reportaje dado a la TV israelí el domingo pasado, el ministro de Economía francés Emmanuel Macron subrayó que los fugitivos representan una "oportunidad" para Francia, ya que se trata de "hombres y mujeres con destacables capacidades profesionales".
Gracias a la debilidad del euro, al bajo precio de los hidrocarburos y a un sólido consenso político interno, la economía europea ha vuelto a crecer en los últimos 12 meses, aunque apenas supera el 1% en promedio. Los principales líderes empresarios confirman la mejora, aunque la caída de las ventas a China los hace ver el futuro cercano con cierto pesimismo.
El crecimiento de la economía ha reducido el desempleo, al menos en el Centro y Norte del continente, y generado una demanda de mano de obra que los refugiados no pueden cubrir por motivos legales y lingüísticos, pero sí compensar. A muchos fugitivos se les rechazará la solicitud de asilo por falta de motivos políticos y a algunos se los deportará, pero los que se incorporen al mercado de trabajo lo harán en condiciones precarias y con bajísimas remuneraciones. Este segundo mercado de trabajo reducirá los costos laborales y liberará a desempleados europeos para tareas más calificadas, al mismo tiempo que mejorará el perfil demográfico de la población.
Merkel y Hollande aprovechan la crisis europea por los refugiados para consolidar su liderazgo europeo. Si logran imponer en sus respectivos parlamentos las medidas necesarias para la acogida de los recién llegados, tendrán suficiente poder para obligar a sus socios en la Unión Europea a recibir sus cuotas de refugiados. Por esta vía habrán organizado un potente segundo mercado de trabajo continental con millones de personas dispuestas a trabajar precariamente por bajísimos salarios que servirán de soporte productivo y consumidor al relanzamiento de la economía. El gesto de ambos mandatarios no deja de ser humanitario, aunque sobresalga el cálculo económico.

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Eduardo J. Vior