Siria sigue siendo el nudo del mundo
El
plan norteamericano para dividir Siria y Oriente Medio, la campaña
anglofrancesa contra Rusia y el conflicto comercial con China se dirigen
a frenar el Camino de la Seda.
por Eduardo J. Vior
Infobaires24
5 de abril de 2018
Infobaires24
5 de abril de 2018
Desde 2016 el nacionalismo trumpista
desafió la hegemonía globalista. El presidente sigue una estrategia de
retirada y consolidación del poder. El establishment, por el contrario,
lo cerca, para retomar la iniciativa mundial. El presidente cedió en
muchos campos, pero sigue buscando acordar con Moscú y Beijing la
delimitación de áreas de influencia. Sus enemigos, en cambio, quieren
dividir Rusia y aislar a China. Ambos bandos coinciden en contener a
Beijing, pero mientras que el presidente quiere llegar a negociaciones,
sus competidores quieren hacer fracasar la Ruta de la Seda. Para ello,
tratan de prolongar y extender la guerra en Oriente Medio, debilitar a
Rusia y dificultar los vínculos entre Alemania y China.
Prolongar y extender la guerra de Siria
Después de una cumbre tripartita en
Ankara el miércoles pasado, los presidentes de Turquía, Rusia e Irán
manifestaron en una declaración conjunta su apoyo a la unidad nacional
de Siria y su oposición al terrorismo. Asimismo se comprometieron a
“apoyar los resultados del Congreso [del pueblo sirio, reunido en la
capital kazaka Astaná], en particular el acuerdo para formar un Comité
Constitucional apoyado por el Secretario General de la ONU y la
comunidad internacional”.
Con la declaración conjunta los tres
jefes de Estado rechazan la formación de un Estado kurdo independiente y
abogan por la retirada de Siria de todas aquellas tropas extranjeras
que no hayan sido convocadas por el gobierno de Bashar al Assad. Erdogan
concede que el presidente sirio siga en el mando, por lo menos hasta
que termine el proceso constitucional, a cambio de que sus
interlocutores le permitan combatir la insurgencia kurda al mismo nivel
que la del Estado Islámico (EI).
Entre tanto, luego de haber manifestado
el fin de semana que pronto retiraría las tropas estadounidenses de
Siria, el martes Donald Trump debió retroceder una vez más ante la
presión del secretario de Defensa James Mattis y aceptar que EE.UU.
mantenga sus 20 bases en el país árabe “por un tiempo más”.
Según la politóloga iraní residente en
Beirut Nazanín Armanian
(http://blogs.publico.es/puntoyseguido/4790/sirialeaks-revela-el-plan-de-6-puntos-de-eeuu-para-romper-siria/),
EE.UU. y sus aliados tienen un plan para dividir Siria y redistribuir
las zonas de influencia en Oriente Medio. La escritora revela este “plan
de seis puntos” basándose en un telegrama diplomático confidencial que
fue filtrado a un diario libanés. De acuerdo a este documento,
Washington y sus aliados (Reino Unido, Francia, Jordania y Arabia
Saudita) quieren “evitar una solución política” para la nación árabe
prolongando la guerra y asegurando su ocupación militar al este del
Éufrates, para así poder “repartir las zonas de influencia en Siria y
todo Oriente Medio”. “Lo que está sucediendo en Siria es una guerra
semimundial para un reparto nuevo de las zonas de influencia”, denuncia
la escritora.
La mentira de Theresa May tiene patas cortas
Mientras las acusaciones
británicas contra Rusia por su supuesta autoría del atentado con un arma
química contra el ex doble agente ruso Serguei Skripal y su hija (el 4
de marzo pasado) se desinflan cada día más y sus aliados buscan salir
del atolladero en que los metió Theresa May, Rusia está llevando el caso
a todas las instancias diplomáticas y exige ser incluida en las investigaciones.
Entre tanto, el secretario del Foreign Office, el cómico Boris Johnson,
va a tener que dar explicaciones públicas, tras haber demostrado la
embajada rusa en Londres que el 20 de marzo su ministerio borró un tuit
en el que acusaba la responsabilidad rusa. La revelación del borrón puso
al gobierno británico en nuevos apuros, luego de que el martes pasado
las autoridades del laboratorio real de armas químicas en Porton Down
declararon que ellos habían establecido que el arma utilizada era la
denominada “Novichok” (cosa nueva), pero que no habían detectado el
origen de la misma.
El escándalo por el presunto ataque ruso
se está convirtiendo rápidamente en otro por la evidencia de la
provocación anglofrancesa.
Es que se comprobó que expertos galos se
sumaron a la investigación británica sin notificación a la Oficina
Internacional para la Prohibición de las Armas Químicas (OPCW, por su
sigla en inglés). Sendas listas de preguntas aclaratorias presentadas
por las embajadas rusas en Londres y París siguen todavía sin respuesta.
A esta altura del conflicto los
aliados del Reino Unido no saben cómo librarse de un papelón que ha
costado la peor crisis diplomática internacional desde el fin de la
Guerra Fría. Como señala en un comentario oficioso Karin
Bensch, la enviada de la TV estatal alemana ARD en Bruselas, la primera
ministra británica Theresa May aprovechó el caso Skripal, para mejorar
su imagen, alicaída por el avance del Brexit, mostrar autoridad y
obligar a la UE a apoyarla. La provocación –añade este analista- debía
también servir para justificar la intervención anglofrancesa en Siria y
deslegitimar la participación de Alemania en el Camino de la Seda, pero
está volviendo hacia sus autores como un búmerang.
La guerra comercial EE.UU.-China afecta a Alemania
El jueves pasado volvió una cierta calma
a los mercados y bolsas internacionales, después de que representantes
de Estados Unidos y de China insinuaron la posibilidad de negociar sobre
su intercambio comercial.
Como reacción ante la publicación el
martes pasado de una lista norteamericana con 1300 bienes importados
desde China que en los próximos meses podrían ser castigados con subas
de aranceles, la República Popular amenazó el miércoles con aplicar a
las importaciones de soja, aviones, autos y otros productos tasas del
25%. Se trataría en total de 106 productos por un total de 50 mil
millones de dólares que se sumarían a los 128 productos que ya pagan mayores aranceles desde principios de esta semana.
Con el anuncio chino se agudizó la
tensión comercial entre ambas potencias y los mercados y bolsas del
mundo reaccionaron con fuertes bajas que sólo fueron compensadas el
jueves. Sin embargo, los principales afectados por la guerra comercial
son empresas europeas y, entre ellas, especialmente algunas alemanas.
Sobre todo la amenaza china de aumentar los aranceles de importación
para automóviles afecta a empresas suralemanas, ya que, por ejemplo,
Daimler AG (fabricante del Mercedes Benz) y BMW exportan a China desde
Estados Unidos, mientras que Volkswagen, Ford y General Motors hace ya
tiempo que producen dentro de la misma China. También el fabricante de
autos eléctricos Tesla sería fuertemente golpeado.
Donald Trump sube su apuesta, para obligar a China a renegociar sus
relaciones comerciales y delimitar áreas de influencia, tanto regionales
como por rama económica. El principal perjudicado en este conflicto es
Alemania, que tiene una profunda imbricación con la economía china, pero
también con la estadounidense. Para el mandatario éste es un beneficio
secundario, pero importante, de su ofensiva. En estos puntos el
presidente hasta puede contar con el apoyo de los globalistas, si el
conflicto no se extiende a las finanzas. Pero éstos lo combaten
duramente en su intento de entendimiento político-militar con Rusia,
porque el Pentágono se ha arrogado la conducción de la política exterior
de EE.UU. y quiere evitar la formación de un bloque euroasiático que, a
lo largo de la Ruta de la Seda, vincularía a China con Rusia y
Alemania. Prolongar y extender la guerra en Siria implica evitar que el
Camino llegue al Mediterráneo. Para ello alientan la campaña
anglofrancesa contra Rusia y su intervención militar en Siria. La
sufrida nación árabe sigue siendo el nudo del mundo.
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Eduardo J. Vior