Tras la movida de Trump
cada cual atiende su juego
cada cual atiende su juego
La decisión de EEUU de abandonar el acuerdo nuclear con Irán provocó una serie de reacciones, algunas impensadas, en los países involucrados
por Eduardo J. Vior
Tiempo Argentino
13 de mayo de 2018
Tiempo Argentino
13 de mayo de 2018
“Cuando el gato duerme, los ratones danzan sobre la mesa”, reza
el viejo refrán. Al cumplir el pasado martes su promesa electoral y
retirar a EE UU del acuerdo nuclear con Irán firmado en 2015, el
presidente Donald Trump apostó a que durante el plazo hasta la
concreción de un nuevo pacto, las relaciones de fuerza en el Medio
Oriente se mantendrían equilibradas, pero no calculó que el vacío que
dejó Washington sería inmediatamente llenado por los demás actores del
drama regional.
El jueves Israel lanzó unos 60 cohetes contra
supuestas infraestructuras iraníes en territorio sirio. Su ministro de
Defensa, Avigdor Lieberman, exigió luego al presidente sirio, Bashar al
Assad, que “eche a los iraníes".
Según el Ministerio de Defensa
ruso, en el ataque participaron 28 aviones israelíes F-15 y F-16 que
lanzaron cohetes aire-tierra contra distintas regiones sirias. Además,
Israel también disparó 10 cohetes tierra-tierra desde las alturas del
Golán. Más de la mitad de los proyectiles fueron interceptados por la
defensa antiaérea siria. El ataque se produjo como respuesta al disparo,
el miércoles, de por lo menos 20 cohetes sobre una decena de objetivos
israelíes en el Golán sirio ocupado desde 1967.
Tel Aviv acusó a
Irán de haber realizado este ataque en respuesta al bombardeo israelí
del martes pasado. Apenas Trump hubo anunciado la salida del acuerdo
nuclear, aviones israelíes atacaron al oeste de Damasco lo que
supuestamente era un convoy militar iraní. El jueves Teherán negó toda
responsabilidad en el ataque a posiciones israelíes, una versión
confirmada por distintas fuentes sirias consultadas para esta nota. De
acuerdo a las mismas, el ataque contra las posiciones israelíes en el
Golán fue realizado por el Regimiento 137 de la 7ª división del Ejército
Árabe Sirio (EAS) que disparó 27 proyectiles. Además, Israel no habría
afectado ningún objetivo iraní, sino todos sirios.
El ataque
sirio representa un salto cualitativo, ya que por primera vez desde 1978
Damasco se atreve a atacar a Israel y lo hace exitosamente. El EAS
perforó la defensa antiaérea en el Golán y demostró su porosidad.
Damasco llevó el ataque solo, aunque en consulta con Teherán, pero no
con Moscú. Israel lo sabe, pero insiste en que ha atacado objetivos
iraníes, porque necesita una guerra con Irán que involucre a EE UU y sus
aliados árabes y no quiere reconocer su vulnerabilidad.
El
gobierno de Assad arriesga mucho al atacar el territorio ocupado por
Israel, pero le pareció necesario como prólogo a la recuperación en el
sur y sureste del país de las provincias de Deraa y Kuneitra, todavía en
poder de los terroristas. Cuando sus fuerzas se aproximen al pie del
Golán, pueden darse choques con Israel que los sirios quisieron prevenir
con esta advertencia.
En Damasco nadie se hace ilusiones. Los
sirios saben que Benjamin Netanyahu está a punto de ser inculpado por
corrupción y que está desesperado por provocar una gran guerra con
Irán.
Sin dudas, Siria reconoce la importancia de Rusia en la
derrota de la agresión exterior. Sin embargo, Assad no quiere ser
espectador de los acuerdos que Putin haga y sabe que éste es el mejor
momento para golpear a un enemigo políticamente débil y negociar
después. Por su parte, Washington sabe que Irán cesó en 1988 por razones
religiosas de producir armas atómicas, pero agita el fantasma de las
mismas para negociar sobre los cohetes iraníes de medio alcance y las
intervenciones externas de Teherán.
Con la salida norteamericana
del acuerdo nuclear, Trump quiere imponer a sus interlocutores en la
región un nuevo acuerdo que le permita recuperar el papel arbitral que
EE UU alguna vez tuvo allí, pero superar el choque provocado por su
decisión, hallar una nueva agenda de diálogo y hacerlo culminar
exitosamente demandarán demasiado tiempo, durante el cual el
entrecruzamiento de los intereses de los actores intervinientes puede
provocar un desastre.
Gira la calesita diplomática
El
anuncio de Donald Trump de abandonar el acuerdo nuclear con Irán puso
en marcha un frenético carrusel de llamadas y encuentros entre los
principales líderes de los países firmantes del Acuerdo de 2015 (EE UU,
Gran Bretaña, Francia, China, Rusia y Alemania), con actores
internacionales y regionales. El presidente ruso Vladimir Putin habló
entre miércoles y jueves con su colega francés Emmanuel Macron y con la
canciller alemana Angela Merkel. Por su parte, el gobierno turco de
Recep T. Erdogan manifestó el viernes su interés en incrementar su
comercio con Irán, si el restablecimiento de las sanciones económicas
contra el país persa crea una demanda insatisfecha.
En
tanto, el ministro iraní de Relaciones Exteriores, Mohammad J. Zarif,
se reunirá, primero, el lunes 14 en Moscú con su colega ruso, Serguei
Lavrov, y el martes 15 en Bruselas con miembros de la Comisión Europea.
El mismo lunes en el balneario de Sochi, junto al Mar Negro, Putin
discutirá la cuestión con Yukiya Amano, director general de la Agencia
Internacional de la Energía Atómica (AIEA). «
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Eduardo J. Vior