jueves, 3 de mayo de 2018

La quiebra del acuerdo nuclear acarrearía la guerra

El presidente norteamericano decide sobre la paz mundial

Si el 12 de abril Trump retira a EE.UU. del acuerdo con Irán, éste retomaría su programa nuclear e Israel iría a la guerra, con graves consecuencias para Argentina
por Eduardo J. Vior
Infobaires24
3 de mayo de 2018
Eduardo J. Vior
A poco más de una semana de la fecha en la que el presidente norteamericano debe decidir, si mantiene a su país dentro del Plan de Acción Conjunto y Completo (JCPOA, por su sigla en inglés) de 2015 que regula la suspensión del programa nuclear iraní, no se sabe qué decidirá el inquilino del Salón Oval. De su resolución depende la paz mundial y, directamente, nuestro futuro como nación, ya que, la alianza del gobierno de Cambiemos con Israel nos ha embretado en un conflicto en el que no tenemos arte ni parte.

La decisión de Trump impacta en tres círculos

El mandatario estadounidense se alzó tempranamente contra las negociaciones de su predecesor, Barack Obama, con la República Islámica y se opuso firmemente, cuando en 2015 se firmó el acuerdo que congelaba el plan nuclear iraní a cambio del levantamiento progresivo de las sanciones económicas, pero más por oportunismo electoral que por principio. Desde hace 16 meses gobierna y hasta ahora pudo zafar de una decisión definitiva, pero, ante las cercanas elecciones legislativas de noviembre próximo, está compelido a cumplir su promesa de campaña.
El presidente sabe que, si retira a su país del acuerdo, puede desatar una guerra regional en Medio Oriente en la que los EE.UU. necesariamente deberán intervenir para apoyar a sus aliados israelíes y sauditas. Este desarrollo, empero, iría en la dirección opuesta a su estrategia de retirar las fuerzas norteamericanas de Levante y delegar en sus aliados la defensa de sus intereses. También es consciente de que la abrogación del tratado dejaría a Irán las manos libres para retomar el enriquecimiento de uranio. No duda tampoco de que el retiro norteamericano abriría una grieta en la alianza atlántica. Especialmente Alemania está interesada en incentivar la cooperación económica con la República Islámica como parte de su creciente vínculo con China cuya Ruta de la Seda debería llegar al Mediterráneo por Irán, Irak y Siria o por Turquía.
Mientras tanto, el jueves 3 Teherán marcó doblemente los límites de la negociación. Por un lado, el ministro de Asuntos Exteriores Mohammad Yavad Zarif advirtió que Irán no aceptará la modificación del acuerdo de 2015 y ha denunciado que Estados Unidos ha violado repetidamente el tratado, al hostigar a otros países para que no mantengan negocios con la nación persa. Por el otro lado, Ali Akbar Velayati, su predecesor entre 1981 y 1997 y actual consejero del Jefe Supremo de la Revolución, el Ayatolá Ali Jamenei, avisó el mismo día que “si los EE.UU. se retiran del acuerdo nuclear, nosotros también nos vamos”.

Bibi impulsa la guerra para salvarse de la cárcel

Con sus declaraciones los funcionarios iraníes respondieron al show montado el lunes por la noche por el primer ministro israelí, Benjamin “Bibi” Netanyahu, quien, hablando aparentemente desde un comando militar, mostró una profusión de documentos y CDs supuestamente robados por la inteligencia israelí en Teherán que demostrarían que el programa atómico de Irán siempre estuvo dirigido a la producción militar. Con un gran telón de fondo en el que se leía “Irán miente”, el jefe de gobierno mostró además imágenes de cohetes iraníes de alcance medio, para ejemplificar cuán amenazante es la República Islámica para sus vecinos en Oriente Medio. Sin embargo, no pudo demostrar que Irán haya seguido enriqueciendo uranio después de la firma del acuerdo y confundió groseramente entre sí los proyectiles presentados.
Por otra parte, Gideon Levy, miembro del comité editorial del diario centroizquierdista israelí Haaretz, desestimó en una columna del jueves 3 las acusaciones del primer ministro recordando que Israel durante décadas ha ocultado al mundo sus armas atómicas, no ha firmado el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares de 1968, no ha permitido nunca que expertos neutrales inspeccionen sus instalaciones nucleares y desde hace 60 años miente sobre el supuesto carácter pacífico de las mismas.
El espectáculo dado por “Bibi” fue una de tres jugadas casi simultáneas con las que busca desatar la guerra frontal con Irán. Un día antes, el domingo, aviones supuestamente israelíes bombardearon depósitos de cohetes en la central provincia siria de Hama y cerca de la norteña Alepo. Habrían destruido 200 proyectiles y matado a 16 personas, 11 de los cuales serían iraníes, al menos según fuentes de Tel Aviv.
Paralelamente, la Kneset (parlamento) aprobó el lunes 30 una ley que traspasa la facultad de ordenar operaciones militares y/o ir a la guerra del gabinete de ministros entero al más reducido gabinete de seguridad e incluso, bajo “circunstancias extremas”, al primer ministro y su ministro de Defensa.
Tradicionalmente, Netanyahu ha sido renuente a meter a Israel en una guerra regional cuya escala es difícil de controlar, pero actualmente está esperando ser acusado en un caso de corrupción, trata de adelantar a este año la elección parlamentaria prevista para el próximo y necesita ratificar su imagen de ser el único líder capaz de proteger a su país.
En los últimos meses Israel ha provocado repetidamente a Siria, Irán y Rusia con sus bombardeos a instalaciones persas en Siria. Ha tenido sí el cuidado de no afectar a las fuerzas rusas en el país árabe, pero el ministro de Defensa Avigdor Lieberman ha amenazado recientemente con bombardearlas, si Rusia entrega a Siria cohetes antiaéreos S-300 y éstos son usados contra la aviación israelí.
Por primera vez en nueve años, los libaneses eligen el próximo domingo 6 nuevo parlamento y es altamente probable que otra vez se forme un gabinete de unidad nacional con miembros de todas las etnias y confesiones, incluidos los chiíes representados por Hizbulá, que ya tiene dos ministros en el gobierno actual. El ruido de sables que llega desde su frontera sur es, entonces, también una advertencia contra la permanencia en el gobierno de coalición de ministros chiíes.
Un choque frontal entre fuerzas israelíes e iraníes en Siria inmediatamente involucrará, por un lado, a Rusia y, por el otro, a Arabia Saudita y sus aliados del Golfo. EE.UU. no tendría forma de quedar afuera. La guerra regional se generalizaría. Por la estrecha alianza entre los gobiernos de Netanyahu y Macri, Argentina quedaría directamente involucrada. Este compromiso nos colocaría en una situación de extremo riesgo, sin ventaja alguna ni estar preparados para tamaño peligro.

Donald Trump es consciente de las consecuencias de la decisión que tome el 12 de mayo. Los demás líderes de las potencias directamente involucradas, también. Macri, no.

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Eduardo J. Vior