Israel perdió la batalla de Gaza
La
astucia iraní, la torpeza de Trump y de Netanyahu y el heroísmo
palestino convirtieron el 70º aniversario de la fundación del Estado
judío en su mayor derrota
por Eduardo J. Vior
Infobaires24
16 de mayo de 2018
Infobaires24
16 de mayo de 2018
El
14 de mayo debía ser un día de gloria para Israel: la inauguración de
la embajada norteamericana en Jerusalén certificaría su capitalidad y
consagraría la incorporación fáctica de Cisjordania al Estado judío,
pero Washington y Tel Aviv hicieron la cuenta sin el heroísmo del pueblo
palestino y la astucia iraní que, juntos, convirtieron la jornada en
una gigantesca denuncia del apartheid israelí.
Cuando
los 59 muertos producidos por las balas de la Fuerza de Defensa de
Israel (FDI) en el límite entre la Franja de Gaza y el Estado judío aún
no habían sido enterrados y muchos de los 2400 heridos de la jornada del
lunes todavía seguían luchando por su vida, nuevos choques ocasionaron
dos muertes y 160 heridos.
Durante
la jornada del martes el conflicto, empero, se trasladó a los pasillos
de la diplomacia. Luego de que el presidente de Turquía, Recep Tayyip
Erdogan, acusara a Israel de aplicar una política de apartheid y
perpetrar crímenes contra los palestinos, Benjamin Netanyahu le negó
autoridad para criticar a Israel. Mientras tanto, Turquía llamó a
consultas a sus embajadores en Washington y Tel Aviv y convocó a reunión
de la Liga Mundial Islámica cuya presidencia pro tempore ejerce
actualmente.
Entre tanto, la reunión
del Consejo de Seguridad de la ONU, convocada de urgencia por pedido de
Kuwait en nombre de la Liga Árabe, fue el ámbito para una batalla
retórica. De un lado, el embajador israelí Danny Danon acusó a Hamas de
ser responsable de las muertes del lunes, al haber empujado a los
manifestantes a traspasar la frontera, rompiendo así el bloqueo impuesto
a la Franja desde hace diez años. Del otro el observador del Estado de
Palestina, Riyad Mansur, acusó a Israel de haber cometido un crimen de
lesa humanidad. La norteamericana Nikki Haley, en tanto, asumió la
defensa de la “moderación” con la que actuó la FDI en la represión y
desligó los hechos de la inauguración de la embajada.
Sin
embargo, llamativamente los representantes de Gran Bretaña y Francia
pusieron reparos ante el exceso de violencia en la represión israelí. Ya
previamente el presidente francés Emmanuel Macron manifestó su protesta
en una conversación telefónica con Netanyahu. Por su parte, en una
conferencia de prensa junto con su huésped Erdogan, la primera ministra
británica Theresa May reclamó una investigación independiente sobre los
choques y las muertes en la frontera. A su vez, el vocero del Ministerio
de Relaciones Exteriores de China, Lu Kang, declaró el martes que su
país apoya al pueblo palestino en su esfuerzo por recuperar sus derechos
nacionales y establecer un Estado independiente en los límites de 1967,
con Jerusalén Oriental como capital.
El
traslado de la embajada estadounidense, hasta ahora situada en la
ciudad de Tel Aviv, se adelantó para hacerlo coincidir con el 70º aniversario de la creación del Estado de Israel. Para
el acto oficial viajaron hasta Jerusalén la hija del presidente
estadounidense, Ivanka Trump, y su esposo, Jared Kushner, ambos asesores
de alto rango de la Casa Blanca. La policía y el ejército israelí
desplegaron un fuerte dispositivo de seguridad ante las
celebraciones previstas, mientras miles de palestinos protestaban desde
hace semanas en la frontera entre la Franja de Gaza e Israel en la
denominada “Marcha del Retorno”, con la que querían forzar el
levantamiento del bloqueo que Israel y Egipto mantienen desde hace diez
años sobre el manchón territorial en el que se hacinan dos millones de
personas.
La mayoría de los países occidentales no participó en los actos organizados para la apertura de la embajada estadounidense en prueba de su desacuerdo.
En la Unión Europea el asunto causó división. Pese a que los Estados
con más peso, como Francia, Alemania o Reino Unido, se mostraron en
contra, diplomáticos de países como Rumanía, Hungría o la República
Checa acudieron a la invitación del gobierno israelí.
La
inauguración tuvo dos objetivos: por un lado, Netanyahu quería mostrar
el apoyo incondicional de Estados Unidos en ocasión del 70º aniversario y
en un momento en que se encuentra acosado por una denuncia de
corrupción; por el otro, Trump deseaba satisfacer una promesa hecha a su
base evangélica durante la campaña electoral de 2016. Varios líderes de
iglesias pentecostales participaron en la ceremonia.
Sin
embargo, ambos gobiernos ignoraron el cercano contexto internacional.
La salida de EE.UU. del acuerdo nuclear con Irán, anunciada por el
presidente la semana pasada, agudizó dentro de la República Islámica la
competencia entre sus facciones por definir el mejor modo, para obligar a
los norteamericanos a volver a la mesa de negociaciones en condiciones
ventajosas para Irán. Una de ellas, la más enérgica, es la que se
expresa en la Guardia Revolucionaria y, particularmente, en la brigada
al Quds, encargada de sus operaciones exteriores. El comandante de la
misma, el general Qassem Suleimani, es un excelente estratega que ha
tenido un gran papel en la derrota del Estado Islámico en Irak y en
Siria y ahora –según fuentes sirias- conduce a la Yihad Islámica y a un
sector de Hamás que impulsan el alzamiento palestino en la Franja de
Gaza. Iraníes y palestinos sabían que, provocando a las fuerzas
israelíes, ocasionarían un baño de sangre que aguaría la fiesta de Trump
y Netanyahu. Pero la FDI cayó en la trampa, reprimiendo a mansalva a
miles de civiles –muchos de ellos mujeres y niños- que heroicamente
ponían el pecho ante las balas.
Sin
dudas, las fuerzas militares israelíes tienen el derecho a proteger la
frontera legal de su país, pero hay muchas formas menos brutales de
controlar manifestaciones civiles. Además, Israel y Egipto están
atentando contra la vida de dos millones de palestinos confinados en lo
que ellos mismos llaman “un campo de concentración a cielo abierto”. Por
otra parte, Hamás ha hecho últimamente serias propuestas de
desescalamiento del conflicto que el gobierno israelí ha ignorado.
Israel
y EE.UU. han perdido la batalla de Gaza y el 70º aniversario de la
fundación del Estado de Israel ha sido opacado por la masacre. El
derecho de los palestinos a circular libremente y a entrar y salir de su
territorio ha pasado al tope de la agenda internacional y no bajará
fácilmente. Por otra parte, Netanyahu ha logrado lo que más temía: que
Irán pueda atacarlo por dos frentes a la vez. Solamente un gran acuerdo
internacional puede poner paños fríos y evitar una catástrofe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Estimad@s lector@s:
Este es un blog moderado. Sus comentarios serán evaluados antes de la publicación, para evitar spam.
Agradezco su atención.
Eduardo J. Vior