lunes, 6 de enero de 2020

donald Trump ha traspasado una línea roja sin retorno

Si EE.UU. ataca a Irán, se va a encontrar con Rusia y China


Al ordenar el asesinato de Qassem Soleimaní, Donald Trump ha subido la apuesta desconsiderando la multiplicidad de las respuestas posibles y sin prever cómo zafar del pantano
por Eduardo J. Vior
Infobaires24
6 de enero de 2020
Eduardo J. Vior
Con el asesinato del comandante de la fuerza Quds (Jerusalén) de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), el teniente general Qassem Soleimaní, Estados Unidos provocó a Irán, para arrastrarlo a una guerra en la que espera poder derrotarlo e imponerle condiciones ruinosas. Sin embargo, el alto mando estadounidense parece no haber tenido en cuenta la complejidad de las reacciones que ha despertado, la multiplicidad de alternativas a disposición de Teherán ni el forzoso involucramiento de Rusia y China.
“Que esto sirva como advertencia, hemos puesto en la mira 52 sitios [por los 52 rehenes tomados por la CGRI en 1979)] importantes para Irán y la cultura iraní y esos blancos serán golpeados muy rápido y muy fuertemente. ¡EEUU no quiere más amenazas!”, escribió Donald Trump este domingo en su cuenta de Twitter. Al presidente, obviamente, no le importó que muchos fueran sitios del patrimonio cultural de la Humanidad.
Desde el otro lado le replicó el general Hossein Salamí, jefe de los Guardianes de la Revolución Islámica que “el asesinato del mártir general Qassem Soleimaní será seguido por una venganza estratégica que definitivamente pondrá fin a la presencia de EEUU en la región”. Salamí agregó que la represalia iraní “vendrá en una vasta geografía, a lo largo del tiempo y con impactos determinantes”.
El general Soleimaní, comandante de la Fuerza Quds, a cargo de las operaciones especiales exteriores de la Guardia Revolucionaria, murió en la noche del 2 al 3 de enero, cuando abandonaba el aeropuerto de Bagdad a donde había llegado desde Damasco, alcanzado por dos cohetes Hellfire R9X Ninja disparados desde un dron MQ-9 Reaper que había despegado desde Catar. Junto con él fallecieron Abu Mahdi Al-Muhandis, subjefe de las Unidades de Movilización Popular (Al Hashd al Shaabi), la coalición de 40 milicias iraquíes que derrotó al Estado Islámico (EI), otros cuatro oficiales del CGRI y varios altos mandos iraquíes.
Como protesta ante el atentado, en todo Irán se realizaron masivas procesiones fúnebres. La primera tuvo lugar este domingo en la ciudad de Ahwaz, a donde llegó el cuerpo desde Kerbala (Irak). Posteriormente sus restos se trasladarán al santuario Imam Reza en Mashhad. En un hecho de significación mundial, este domingo la televisión iraní transmitió el izamiento de una bandera roja sobre la cúpula de la mezquita de Jamkaran, en la ciudad santa de Qom, en la que residen las principales autoridades religiosas del país. El estandarte traía la inscripción en farsi Ya la-Thārat al-Husayn (“¡Oh los asesinos de Husáyn!”) con la que se homenajea el sacrificio del Imán Husáyn en la batalla de Kerbala (683 dne) y se apostrofa a sus asesinos. El color rojo representa la sangre de los mártires. El martirio de Husáyn marca el inicio del Islam chiíta. La bandera no se había izado nunca desde que Irán se hizo chiíta en 1501. Cuando se la izó, el imán de la mezquita clamó “¡Oh, Alá! Acelera la reaparición de tu custodio”, pidiendo la venida del Mahdi (el Guiado). El Mahdi es el duodécimo Imán de la tradición chiíta, desaparecido en el siglo IX, que –según la tradición- volverá a la Tierra para dirigirla durante algunos años antes del fin del mundo, librándola del mal y restaurando la verdadera religión.
Este domingo se sucedían agitados intercambios diplomáticos entre representantes iraníes y extranjeros, para hallar una salida a la crisis creada por EE.UU. Teherán pidió una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU para tratar el asesinato de Qassem Soleimaní y la Unión Europea invitó al canciller iraní Mohamad Javad Zarif a Bruselas, mientras que la cancillería iraní advertía al embajador de Suiza (representante de los intereses de EE.UU.) que “un ataque contra sitios históricos o culturales constituye un crimen de guerra“. Entre tanto, fuentes de Teherán informaron que EE.UU. ha pedido insólitamente a Irán, a través del mismo mediador, que no lleve a cabo “una respuesta desproporcionada”. Por su parte, la región mediooriental está conmocionada. Diplomáticos sauditas, cataríes y emiratíes se distanciaron del ataque. En Bagdad, a su vez, el gobierno de transición declaró haber sido informado pocos minutos antes del bombardeo, pero haberse expresado en desacuerdo con el mismo, mientras que el parlamento exigió al gobierno que reclame el retiro de todas las tropas de la OTAN.
Entre tanto, en un aparente acto fallido, el primer ministro israelí Benyamin Netanyahu confirmó que su país es la única potencia nuclear de Oriente Medio. En una reunión de gabinete en la que se trataban sus negociaciones con Chipre y Grecia para construir un gasoducto, este domingo el procesado jefe de gobierno anunció que “de este modo Israel se convierte en potencia nuclear”, para corregirse inmediatamente y decir “potencia energética”. El acto fallido de “Bibi” debe entenderse como una terrible amenaza contra Irán. Lógicamente, Irán respondió canceló el cumplimiento de las obligaciones que le imponía el Acuerdo Nuclear de 2015.
El gobierno norteamericano habría apostado a que se produzca una respuesta iraní en Irak o en el Golfo Pérsico, pero Teherán tiene muchas opciones disponibles. En Irak, por ejemplo, las FMP pueden paralizar la salida del petróleo controlado por los estadounidenses, en Yemen los hutíes cerrarían el tránsito naviero por el Mar Rojo, mientras que en Afganistán, las milicias chiítas harían la vida imposible a las tropas de EE.UU.
Ante la inminencia de una guerra entre Irán y Estados Unidos China y Rusia ya se alinearon la semana pasada, al realizar maniobras navales junto con la marina iraní en el Golfo de Omán. No obstante, China todavía está pidiendo a ambas partes que mantengan la calma. Beijing no quiere guerras en Asia, porque dañarían su iniciativa del Nuevo Camino de la Seda y la Franja. Además, es la principal compradora de petróleo iraní, su mayor socio comercial en general e Irán es un nodo privilegiado para las comunicaciones hacia Occidente, por lo que China tiene un especial interés en la estabilidad de ese país.
Hasta ahora Beijing intentó equilibrar su apoyo a Teherán con buenas relaciones hacia Saudiarabia, pero esto cambiaría en caso de guerra. Por otra parte, sobre el Golfo de Omán también tiene costa Paquistán, donde la República Popular expandió el puerto de Gwadar como salida del ferrocarril Transhimalaya que le permitiría exportar hacia el Oeste, sin pasar por los mares del Sur de China y el Estrecho de Malaca. Por consiguiente, la gran potencia oriental no soportaría callada un ataque contra Irán. Del mismo modo, Rusia tampoco se mantendría quieta ante una agresión a su vecino que podría dejarla expuesta a ataques desde el sur.
EE.UU. asesinó al de facto segundo líder de la República Islámica, para provocar a Irán a comenzar una guerra frontal, en la que calcula derrotarlo fácilmente e imponerle una negociación desventajosa, para que entregue su arsenal de cohetería, se retire de Siria, Irak, Yemen y Afganistán y clausure definitivamente su programa nuclear. La operación fue ordenada, evidentemente, previendo una confrontación en territorio iraquí o en el Golfo, pero Washington no calculó la posible reacción de las milicias que el general Soleimaní organizó en la región ampliada ni la implicación de Rusia y China.
Donald Trump ordenó el asesinato del líder iraní en una fuga hacia adelante, presionado por la amenaza de juicio político y por las condiciones que la ultraderecha evangélica republicana le impuso para apoyarlo en la venidera elección presidencial de noviembre. En su lógica supone que hay que golpear fuerte al adversario, para imponerle condiciones de negociación ventajosas, pero este pensamiento binario no tiene en cuenta los sentimientos y las emociones de otras culturas y cosmovisiones. A esta altura de los acontecimientos es difícil avizorar quién podría interceder, para evitar una catástrofe de alcance planetario, pero sí se puede determinar que Estados Unidos se ha metido en un pantano sin salida. La pregunta es qué pasará después de su derrota.

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Eduardo J. Vior